Superficially famous
Capítulo 10
Una placentera cosquilla se extendía por un costado de mi cabeza, despeinando mi pelo. Abrí mis ojos y me removí, respirando profundamente por la nariz una vez. Levanté la cabeza levemente y la caricia cesó. Noté que había dormido sobre el pecho de Kai toda la noche, y él hasta hacía prácticamente un segundo había estado acariciando mi pelo.
- Buenos días- dijo con voz ronca. Me salí de su pecho a regañadientes y me senté, para después mirarlo.
- Buenos días… ¿Te… acordás de algo?- asintió.
- Gracias por todo- desvió la mirada -Lamento que hayas tenido que bañarme y… obligarme a vomitar- negué con la cabeza.
- Lo importante es que estás bien. Fue una suerte que mi tío me mandara, porque llegué justo a tiempo para frenarte- asintió, su mirada clavándose en la mesita de noche de mi lado, donde estaba la botella con agua. Se la alcancé y agradeció con la cabeza, tomándola toda en pocos segundos.
- ¿Siempre que te quedes acá alguno se va a despertar semi desnudo?- preguntó bromeando.
- Espero que no- respondí con una sonrisa divertida. Aunque en realidad no me importaría, siempre y cuando no sea yo el desnudo.
- Me es raro despertarme desnudo con alguien en mi cama abrazado a mí y no haber tenido sexo con esa persona- soltó una amarga risa sarcástica -En realidad me es raro despertarme con alguien más en mi cama- alcé las cejas, sin responder -No me gusta que se queden a dormir- explicó -Ya sabés… No se acuestan conmigo porque quieran algo más que una noche, entonces no me siento mal en pedirles que se vayan- cerré mis labios formando una línea, al ver que hablaba en plural. Tan en general que parecía que hablaba de un grupo demasiado grande de personas. De repente pude sentir un ambiente algo… tristón, vacío -Sos la primer persona que se queda a cuidarme, o a simplemente hacerme compañía- comentó sonriendo levemente. Le devolví la sonrisa, sintiéndome repentinamente tímido. Y mil veces mejor que segundos antes. Al sentirme y saberme especial a su mirada.
***
Al entrar en la cocina, la mirada de Jongin se clavó en las numerosas botellas de Whisky vacías que había desechado la noche anterior. Suspiró y se acercó, buscando algo en un cajón. Sacó una bolsa y comenzó a meterlas adentro. Estaba estático, esperando el torrente de insultos y que tal vez me echara de su casa.
-Relajate- dijo sin mirarme -No estoy enojado… Supongo que es hora de que deje aunque sea este vicio- una inevitable sonrisa se expandió por mi rostro -Antes de que sea demasiado tarde.
- Eso es muy maduro de tu parte, me alegra saber que estás pensando en dejarlo- me miró unos segundos, sonriendo, para después girarse y seguir tirando las botellas. Me concentré en su desnuda espalda, en cómo sus músculos se tensaban y destensaban dependiendo el movimiento que hiciera, y la luz del sol que entraba por la ventana haciendo a su morena piel brillar. Mi mirada bajó de su espalda a su trasero atrapado en un pantalón que, a pesar de que le quedaba suelto, le marcaba lo justo como para que pudiera deleitarme.
Después de mi inspección, me quedé observando el suelo con vergüenza.
- ¡Comida!- exclamó sorprendido -No hay comida de verdad en esta heladera desde que la compré- me contó, mirándome feliz -¿Cuánto gastaste?- levanté ambas manos, sonriendo con los labios juntos.
- No te voy a decir. Consideralo un regalo por tu cumpleaños- soltó una carcajada.
- Te aseguro que es lo mejor que recibí este año- hundió medio cuerpo en la heladera, eligiendo algo para comer.
- Lo dudo…- murmuré.
- Hablo en serio- dijo con voz ahogada, dándose vuelta y entendí que su voz había salido así por una feta de jamón que colgaba de su boca. Se veía tan tierno como un cachorrito con su hueso. Me reí entre dientes, y me acerqué para robarle con la mano un pedacito del jamón que comía e introducirlo en mi boca. Lo vi levantar ambas cejas sugestivamente y fingí no notarlo, preparándome para cocinar.
***
- LuHan…- dijo llevando comida a su boca -Mmm, qué rico está esto- le sonreí en agradecimiento -Yo sé que sabés el motivo por el que… dejé de ir al trabajo.
- Yo… sí. No quise ser entrometido, pero la puerta estaba abierta y…- apoyó su mano sobre la mía que estaba sobre la mesa.
- No te preocupes por eso, no me molesta que vos lo sepas. Pero quiero pedirte que por favor no le digas a nadie sobre eso- asentí con fuerza, sintiendo mi mano arder bajo su tacto. Había ciertos gestos de Kai, ciertas actitudes e incluso ciertas cosas que decía, que me resultaban demasiado suaves o dulces para lo que esperaba de él. Como si me estuviera acariciando, tratando o hablando Jongin y no el ídolo al que admiraba. Retiró su mano y siguió comiendo como si no lo hubiera hecho en años, haciéndome sonreír al sentir que era un pequeño niño hambriento.
- No le voy a decir a nadie, lo prometo- aseguré, recibiendo una sutil y preciosa sonrisa de su parte -Aunque pienso que deberías volver al trabajo y demostrar que no necesitás que le paguen a nadie, que vos solo sos lo suficientemente bueno- hizo un sonido de haberme escuchado, pero no comentó nada al respecto -Estaba pensando en teñirme de rubio- comenté, queriendo alivianar el ambiente con un tema más trivial.
- ¿Estás pidiendo mi opinión?- cuestionó alzando una ceja, con las comisuras de sus labios manchadas de comida. Lo miré fijo unos segundos antes de responder, señalándole con gestos que se limpiara.
- No… Bueno, sólo si querés- desvié la mirada viendo con la vista periférica que se limpiaba al tiempo que soltaba una sonora carcajada.
- Si me preguntás a mí, en lo personal, pienso que te quedaría mejor el castaño... un tono chocolate. Incluso resaltaría más el color de tu piel- finalizó y se llevó el vaso a los labios para bajarse el líquido en dos grandes tragos.
- Gracias- respondí moviendo mi comida de un lado a otro en el plato -Lo voy a tener en cuenta- se estiró para despeinarme y nunca me importó menos que me tocaran el pelo con restos de comida en la mano.
- Espero que lo hagas- sonrió. Un nudo se instaló en mi estómago al ver de golpe la sonrisa del viejo Kai. Del Kai que era apenas empezó su carrera. Le devolví la sonrisa con nostalgia.
***
Decidí quedarme un rato más para ayudarlo a mantener un poco el orden. Mientras lavaba los platos, Kai limpiaba la mesa y el resto de la cocina. Metí la mano con la enjabonada esponja en un vaso, refregando para dejarlo reluciente; logrando que sin querer la muñequera que llevaba en mi muñeca derecha se levantara un poco, revelando la mitad de mi tatuaje. Una presencia a mi izquierda me alertó, y dejé el vaso de lado para tapar bien el tatuaje. Kai dejó un tenedor que había olvidado recoger a un costado del lavaplatos, para después mirarme intensamente. No lo estaba mirando, pero sentía su penetrante mirada mientras seguía limpiando, con mi muñequera ahora totalmente mojada. Cosa que no me importaba, prefería eso a que Kai viera mi tatuaje que lo representaba.
- Esa ropa te queda bien- susurró lo suficientemente fuerte para que lo escuchara. Miré cómo estaba vestido, sin entender por qué su ropa deportiva me quedaría bien.
- Es ropa deportiva y tuya, me queda un poco suelta…- opiné, con una ceja alzada. Kai (Kai, no Jongin) sonrió de costado.
- Por eso…- se mordió el labio de una manera que me resultó extremadamente sensual -Me parece sexy que un chico tan lindo use mi ropa- comentó, guiñando un ojo para después ir hasta la heladera y sacar algo para tomar. Me quedé mirando a la nada por varios segundos, asimilando sus palabras. Sexy. Lindo. Tan. Tan Lindo. Sexy chico tan lindo, y las palabras no dichas, como vos.
***
Repasé la limpieza que había hecho el día anterior, con un curiosamente participativo Jongin detrás de mí. Mirando curioso cómo yo hacía las cosas e intentando algunas por él mismo. Ayudándome a doblar la ropa, sosteniendo la pala para recoger la basura y sacando las bolsas al pasillo. No podía evitar sentirme cómodo y con confianza al moverme por su departamento, ya que él, de manera consciente o no, me daba permiso a tener esa confianza. Por unos segundos me pregunté si era así con toda la gente que invitaba, y después recordé que nadie pasaba mucho tiempo ahí. Sonreí ante un concentrado Jongin que limpiaba el vidrio del ventanal del balcón con poco éxito. Dejando nuevas marcas al intentar sacar las viejas. No hice ningún comentario al respecto, no quería que dejara de lado esa repentina pero tierna conducta.
Antes de irme, me puse mi ropa de nuevo (Me había tomado el atrevimiento de lavarla junto con la ropa de Jongin), y después Kai me acompañó a la puerta.
- Bueno… Supongo que te veo por ahí…- levanté una mano para despedirme, viéndolo asentir. Me giré, para empezar a caminar por el pasillo, pero algo me lo impidió: Jongin me había sujetado con fuerza de la muñeca, frenándome -¿Jongin?- pregunté, observándolo. Él me miró a los ojos unos largos segundos, sin despegar la vista hasta que decidió hablar.
- Gracias- alcé una ceja con curiosidad -Gracias por persistir, por soportarme y por no intentar cambiarme. Lo del alcohol no cuenta, ya que eso lo necesitaba- sonrió -Pero sobre todo gracias por entenderme. Sé que aunque no lo demuestres, muy en el fondo lo hacés- finalizó con una sonrisa más amplia.
- Yo… ¿De nada?- lentamente soltó mi muñeca, casi como si no quisiera hacerlo -Realmente no siento que tengas que agradecerme nada, pero si te hace sentir bien…- ambos nos sonreímos, casi incapaces de romper el contacto visual. Su mirada bajó levemente, y no me sentí con las fuerzas o ganas de aceptar que ahora miraba mis labios. No podía hacerme ilusiones de nada. En cambio yo sí aprecié sus labios unos segundos antes de finalmente despedirme y empezar a irme por el frío pasillo.
- ¡LuHan!- exclamó. Me di vuelta después de apretar el botón que llamaba al ascensor para mirarlo correr hasta estar a mi lado -Yo… voy a volver al trabajo, pero con una condición- me crucé de brazos y alcé una ceja.
- ¿Cuál?- quise saber: era la parte más importante. No sabía qué podía pasar por su mente.
- Quiero que vos me hagas un book. Uno personal, para mí. No para una revista ni para internet ni nada de eso- suspiré aliviado. Eso era algo que podía hacer.
- Está bien. Mañana a partir de las cinco estoy libre, podés buscarme después de esa hora. Pero te quiero a primera hora en la empresa, hablando con mi tío y tu mánager de tus futuras actividades- dije con severidad.
- ¡Sí, señor!- exclamó con alegría. El ascensor nos distrajo al abrirse automáticamente cuando llegó a nuestro piso. Lo miré una última vez antes de entrar y despedirme con una sonrisa, viendo a Jongin hacerlo también. Comenzaba a amar la sonrisa de Jongin, era mucho más natural, sincera y alegre que la de Kai.