Superficially famous
Capítulo 12
Y mis sospechas no eran tan erróneas.
Estaba en el baño de la empresa, lavándome la cara con ahínco luego de un duro día de trabajo. Mi ánimo estaba decaído: Ese día me habían hecho rehacer una sesión de fotos entera porque el actor, un chico bastante joven con complejo de diva, no se había quedado contento con el resultado. Y no podía decirle que el problema no era yo o mi cámara, sino sus posiciones casi ridículas en un bruto intento por ser sensual. Algo que no era.
El día no parece querer mejorar, decidí cuando vi a Kris entrar al baño y mirarme fijamente. Le devolví la mirada e intenté pasar por su lado para irme, cuando me sujetó con fuerza de la muñeca, apretando la tela de mi muñequera como si la odiara. Y probablemente así era, ya que sabía de la existencia de mi tatuaje y su significado.
- LuHan, quiero hablar- declaró con voz firme.
- Pero yo no, así que por favor soltame- le pedí, intentando ser amable. No me sentía con las ganas ni el ánimo para discutir.
- Quiero explicarte, yo necesitaba el dinero, por eso…- me removí casi con violencia y me solté de su agarre, dedicándole la mirada más inexpresiva que pude hacer.
- Te dije que no- lo miré duramente antes de salir del baño.
***
Caminé con la angustia del recuerdo. ¿Por qué venía a remover esas heridas cuando ya estaban comenzando a sanar? Busqué en mi mochila desesperadamente un paquete de cigarrillos que solía tener para esos casos, pero no lo encontré. Mierda. Tampoco podía ir al puente a mirar el río, y necesitaba algo que me relajara. Entonces se me ocurrió una idea: Bailar solía sacarme el estrés, relajarme e incluso lograba que me olvidara de todo. Corrí a la sala de ensayo más cercana, aprovechando que no había mucha gente a esa hora y, después de dejar mis pertenencias en un rincón y poner una pista de música bastante lenta pero con un toque movido, me situé en el centro y comencé a improvisar.
Aunque la música aturdía mis oídos, seguía escuchando a mi corazón golpear fuerte contra mi pecho. La humillación vivida a causa de Kris seguía doliéndome. Sobre todo porque yo, a pesar de no haber estado enamorado de él, le apreciaba y había confiado en él. Y lo que me había hecho dolía mucho.
Unos minutos pasaron y cuando ya estaba comenzando a entrar en mi mundo donde nadie me molestaba, el sonido de la puerta al cerrarse me interrumpió y devolvió a la realidad. Dejé de bailar y me volteé a ver quién había entrado, congelándome casi al instante al ver a Kris caminando con seriedad hacia mí. Alertado, caminé sin mirar hacia atrás hasta dar con la pared y él, llegando rápidamente a mi lado, aprovechó para acorralarme colocando sus manos sobre las mías a los costados de mi cuerpo y que no pudiera moverme.
- Me vas a escuchar- exigió.
- No, no quiero saber nada- lo miré con odio -No me importa que quieras limpiar tu sucia consciencia, yo no tengo más ganas de ser un experimento tuyo. Nno quiero ser más la diversión de nadie- declaré, casi escupiendo en su cara. Me observaba con los ojos entrecerrados.
- ¿Qué? ¿Sólo porque ahora andás babeando detrás de otro te pensás que nadie la pasa bien a costa tuya?- fruncí el ceño, indignado -¿Ya te lo cogiste?- preguntó bajito, como si fuera un secreto - Seguro que a él sí le fuiste rápido, ¿no?- intentaba soltarme de su agarre para poder pegarle. Estaba enojado como nunca lo había estado, y seguramente lo hubiera golpeado si estuviera libre -Probablemente con él no te hiciste rogar, te entregaste enseguida…- me estaba tratando de fácil, como si fuera un cualquiera, quería golpearlo, hacerlo sufrir. Después de tratarme como me había tratado, venía a hablarme de esa manera -Vos te quejas de que yo te usé pero, ¿Vos no estarás usando a Kai para que te den beneficios, no? ¿Fingís cuidarlo para, no sé, tener un estudio propio?- mientras seguía intentado bajar mi imagen y autoestima, había comenzado a pasar su nariz por mi cuello, y yo sólo intentaba alejar mi cara de él. Lo último que quería en ese momento era que me besara -¿O para terminar en su cama, tal vez?- intenté, por muy poco hombre que fuera, darle un rodillazo en sus partes íntimas, pero fallé cuando atrapó mi pierna entre las suyas y levantó su rostro para sonreírme. Tragué saliva pesadamente al verme tan sometido contra mi voluntad, con alguien que sabía cómo podía llegar a ser. Arrastró una mano desde donde la tenía (sujetando la mía contra mi cuerpo) y, aprovechando para acariciar mi torso sobre la ropa a su paso, llegó al mentón y lo sujetó con fuerza para hacerme mirarlo de frente -Y como vos también usas a las personas, no te podés quejar de esto- siseó -De todos modos te encantó cuando yo te lo hice- rojo de la furia, y sin poder mover mi rostro, lo vi acercándose lentamente para besarme. Planeando morderle los labios hasta arrancárselos de una manera bastante sangrienta, no vi cuando una tercera persona ingresó en la sala, cerrando la puerta detrás de él.
De reojo, porque Kris seguía sujetando mi rostro, vi a Jongin caminando pisando fuerte hasta donde estábamos y, con un empujón de su mano, separó a Kris de mi cuerpo. El alto lo miró estupefacto mientras sentí una mano rodear mi muñeca.
- Dejá de molestar a LuHan- exigió, tirando de mi brazo para dejarme a su lado -Sos… tóxico. Alejate de él- ordenó. Kris alzó una ceja, y yo los observaba alternadamente incapaz de interrumpir -Hablo en serio. Ahora está conmigo, así que te recomiendo que te hagas a un lado, o no voy a ser tan amable la próxima vez, YiFan- fruncí el ceño y, antes de que pudiera replicar algo, Kris soltó un resoplido de furia y se retiró del lugar murmurando un “Esto no se termina acá”. Suspiré de alivio y miré a Jongin, que seguía mirando la puerta con la mandíbula tensa y su mano aferrada a mi muñeca.
- ¿Por qué le dijiste eso?- susurré, él clavó sus ojos en los míos.
- ¿Qué cosa?- me miró, suavizando la expresión.
- Que estamos juntos- me mordí el labio inferior con impaciencia.
- Quería provocarlo- respondió con simpleza, encogiéndose de hombros. Bajé la mirada, no pudiendo evitar sentir algo de decepción.
- Claro… Sólo era eso- una sonrisita, irritablemente arrogante se instaló en sus labios.
- ¿Qué? ¿Pensaste que lo decía en serio?- preguntó, apretando el agarre en mi muñeca unos segundos.
-Yo...- un sonrojo se extendió por mi rostro al tiempo que Kai soltaba una carcajada.
- ¡Pensaste que lo había dicho de verdad!- exclamó, casi divertido.
- ¡N-no, nada que ver! ¡Sólo... me asustaste! Creí que estabas confundiendo nuestra amistad con algo más…- mentí. Sí, me lo había creído por unos segundos y mi día seguía convirtiéndose en el peor a cada segundo. ¿Tenía que comportarse como Kai justo en ese momento?
- ¿Asustarte...? Si te morís porque sea cierto- guiñó un ojo y enseguida tiró de mi muñeca, abrazándome con su brazo libre por la cintura, pegando nuestros cuerpos.
- Jongin, no- su rostro se acercó al mío, y al sentir su cálida respiración, me vi en un aprieto: Quería que me soltara y salir corriendo, pero a la vez quería quedarme y ver qué planeaba hacer Kai.
- ¿Te estás resistiendo?- sonrió con arrogancia. Pude verlo porque mis ojos no se despegaban de sus labios -¿Para qué? Si sabés que te morís de ganas de besarme, fanático, no te mientas.
Estaba por ceder, lo iba a hacer. Pero de pronto esa palabra pronunciada por él me devolvió la lucidez que había perdido repentinamente por su cercanía. Abrí mis ojos bien, que tenía entrecerrados unos segundos antes, y lo miré molesto y dolido. Me alejé de su abrazo: al menos él tenía la delicadeza de soltarme si veía que era lo que yo quería. En nuestra silenciosa pelea de miradas, que sólo duró unos segundos pero se sintieron horas, su expresión se suavizó.
- ¿Acabo de decir…?- suspiró y cerró los ojos con fuerza -Lo siento…- dio un paso hacia mí, y yo di uno para alejarme.
- Claro- lo interrumpí. Mi corazón comprimiéndose ante la realidad: Al final sólo era eso, un fanático, el sobrino del dueño -Eso soy nada más- mi respiración se aceleró al no poder dejar de hablar de golpe lo que siempre había pensado pero nunca había pronunciado en voz alta -Soy el sobrino del dueño, no sirvo para mi trabajo, para mi tío soy un número o un ayudante, para Kris un muñeco con el que hizo lo que quería- él seguía dando cortos pasos hacia mí con el ceño fruncido, y yo seguía caminando hacia atrás -Y para vos soy eso, un fanático. Otro más de miles, que te paga parte de los cigarrillos que fumás cada día con los álbumes tuyos que compré, alguien más para levantarte el ego y encima, por contactos, te puedo ayudar con muchas cosas- di un último paso, quedando de nuevo contra la pared.
Ninguno hablaba, sólo se oía la música y mis ojos estaban levemente húmedos por lágrimas que no llegaron a caer y que no quería dejar caer. Su expresión era dura cuando finalmente me alcanzó y colocó con brusquedad sus brazos a los costados de mi cabeza sobre la pared, sus ojos a la altura de los míos -Creo que hasta mi mejor amigo me está cambiando por otra persona…- susurré sin despegar mis ojos de los suyos -No sirvo para nada- golpeó con su puño a un lado de mi cabeza, con bronca.
- No sabés lo que estás diciendo- murmuró con los dientes apretados, claramente molesto.