Superficially famous
Capítulo 17
Fui el primero en despertar y, después de observar el relajado rostro de Jongin al dormir y darle un beso en la frente, tomé mi celular de la mesita de noche para mandarle un mensaje a Yixing.
"Xing, no voy a ir a trabajar hoy, por favor decí que estoy enfermo :D"
"JAJAJAJA Ahora se le dice enfermo… Está bien, yo aviso que tenés un desgarr… Digo que tenés gripe :3"
"Idiota"
"Yo también te quiero, Lu. Por cierto, Sehun te manda saludos"
"Mandale de mi parte… Nos vemos en casa a la noche… O tal vez mañana, no estoy seguro :)"
"Dale, andá a disfrutar de Kai ;D"
"Idiota, le voy a pedir a Sehun que te dé tan fuerte que no puedas ni caminar…" Y enseguida mandé otro mensaje, queriendo dejarle algo muy en claro a Yixing: "Y no es Kai, estoy con Jongin ;P"
La respuesta llegó varios minutos después, cuando ya me había dirigido al baño con cuidado y en silencio para no despertar a Jongin.
"Me encantaría que Sehunnie hiciera eso"
Decidí no responderle y fingir que nunca había leído nada sobre Yixing deseando tener sexo duro con su… lo que sea que Sehun fuera de él.
Me lavé los dientes y me di una relajante ducha, enjabonándome bien y lavando mi cabello con ahínco, sacando todo el sudor de mi cuerpo. Pensando en lo irónico que era que esta fuera la segunda vez que usaba ese mismo baño para sacarme los restos de una noche movidita, pero que en esta ocasión fuera tan diferente. Todo había sido perfecto y cien por ciento consentido de mi parte.
No podía comparar mucho, ya que mi primera vez había estado teñida de inseguridad y miedo al ser ambos vírgenes. La segunda vez no fue muy diferente ya que los dos seguíamos siendo muy inexpertos. Pero eso no quitó que ambas veces hubieran sido tiernas y buenas. La tercera fue con Kris y no quería ni contarla en la lista, pero no había sido agradable.
En cambio, la cuarta, quinta y sexta, con Jongin… No tenía manera de explicarlo, pero jamás me había sentido tan bien, tan querido, tan… caliente.
Salí de la ducha y me sequé bien todo el cuerpo, envolviendo la toalla alrededor de mi cadera y poniéndome la siempre presente muñequera al terminar. Al volver a la habitación, Jongin ya estaba despierto y, teniendo en cuenta el montón de tela negra sobre el suelo y la cama perfectamente hecha, había cambiado la ropa de cama. Me miró y sonrió cuando estuve a su lado.
- Buenos días- dijo antes de darme un suave beso.
- Buenos días- respondí, desviando mi mirada hacia la cama.
- Me gustaba cómo te veías sobre las sábanas negras, hacía un contraste con tu piel tan… apetecible- comentó, abrazándome por la cintura -Pero creo que el blanco también se va a ver bien con vos- y me guiñó un ojo. Solté una pequeña carcajada y le correspondí el abrazo -Voy a bañarme…- se separó delicadamente de mí, agarró una montañita de ropa que ya se había preparado sobre una esquina de la cama y, antes de salir, se giró hacia mí -Ah… Y no me quejaría si cuando vuelvo estás adentro de la cama- sonrió abiertamente -Sería lindo pasar el día en la cama- sonreí, negando levemente con la cabeza. Ese chico no tenía remedio.
- Lo voy a pensar- bromeé.
- Con eso me basta- sonrió una vez más antes de salir por la puerta de la habitación.
Y, obviamente, lo primero que hice al estar solo, fue dejar la toalla sobre una silla que estaba al lado de una mesita contra la ventana, y meterme en la cama en boxers, disfrutando de la suave tela que olía a suavizante de ropa.
Esperé sentado contra el respaldo, usando mi celular, viendo mis redes sociales y con la tele de fondo. En cierto momento, Wendy se había recostado en mis pies, haciéndome una agradable compañía.
***
- Se ven lindos juntos- se escuchó a Jongin hablar. Miré hacia la puerta, donde estaba él, y sonreí. Iba vestido con un pantalón corto y negro, y una remera blanca.
- Es que es precioso este gato…- Wendy, como si supiera que hablábamos de él, estiró sus patitas delanteras, bostezó y se acomodó de nuevo, agarrándose la cabeza con las patas, tapando la luz que le molestaba. Avergonzado, ignoré el "Y vos también", que Jongin había respondido en un suave susurro refiriéndose a que según él, yo también era precioso -¿De dónde lo sacaste?- pregunté sonriendo, fingiendo no haber escuchado nada.
- Me lo regaló mi mamá… Para que no me sintiera tan solo- explicó sin dejar de mirar el animal en mis pies -De algún modo interpretó que yo sólo tomaba por soledad… Cuando no era así… Al menos no del todo. Simplemente no podía soportar la presión de ser quien era y un día noté que al tomar uno o dos traguitos me relajaba. Pero claramente se me fue la mano. Y todo iba empeorando al ver que las personas que decían interesarse en mí mentían. No se interesaban en mí como persona, sino en mí por la fama o, en algunos casos, por el físico. Terminé confiando solamente en KyungSoo y ChanYeol y creando un escudo de arrogancia y seguridad para el resto del mundo- rió amargamente, y yo mordí mi labio inferior, angustiado al notar en qué momento pasó eso: Cuando Kai y Jongin empezaron a ser personas diferentes. Cuando perdió la sonrisa inocente y llena de alegría, dejando sólo la mueca sensual. Cuando la computadora reemplazó a los instrumentos.
- ¿Pero Wendy ayudó con el tema de la soledad al menos?- pregunté, no queriendo llevarlo por una conversación tan amarga, y terminar ambos deprimidos.
- Claro que sí- y volvió a sonreír brillantemente, caminando hasta la cama y sentándose a mi lado. Acarició a Wendy con cariño y después me dio un tierno beso en la mejilla -Y tus acciones sinceras, las que siempre tuviste desde que nos conocimos, también- nos miramos a los ojos fijamente y nos acercamos a la misma vez, comenzando un beso lento, tierno y profundo. Mis manos en su nuca para que no se separase, y las suyas sobre mis brazos, acariciando con el pulgar mi piel. Un escalofrío interno, fuerte y abrumador, me recorrió el estómago; y supe interpretarlo como una sensación de amor y cariño avasallante, casi asfixiante. El beso perdió fuerza y nos quedamos con las frentes y narices pegadas, respirando el mismo aire con los ojos cerrados unos segundos -Voy a pedir comida, ya es el mediodía- dijo en un susurro. Abrí los ojos, viéndolo sonreír como el Jongin que era cuando apenas había debutado -¿Qué preferís? ¿Comida china o sushi?- esta vez se alejó para darme espacio a pensar. Me incliné levemente hacia atrás, apoyándome en mis codos con la sábana a la altura de la cadera y lo miré considerando mis opciones. No pasé por alto su mirada casi hambrienta cuando, al moverme un poco para acomodarme, la sábana se corrió levemente, mostrando más de los huesos de la cadera. Sin mostrar nada "indecente", pero a la vez mostrando más de lo necesario. Haciendo de cuenta que no había notado su mirada lujuriosa recorrer mi torso, pensé unos segundos: Después de hacer tanto ejercicio la noche anterior, tenía mucha hambre.
- Ambos- Jongin rió, llevando su celular a su oreja. Al parecer tenía los números ya registrados en éste.
***
Armados con cuatro porciones de Chow Mein y al menos sesenta piezas de sushi (al parecer era de buen comer, mucho más de lo que yo creía), una enorme coca-cola y el control remoto de la tele, pasamos al menos una hora comiendo y viendo un poco de "La historia sin fin", otra película que Jongin aseguraba amar.
- Parece que va a llover- comentó antes de meterse una pieza de sushi a la boca, mirando desde su lugar hacia la ventana. Las cortinas estaban abiertas y la vista al cielo era fantástica estando en un piso veinte. Al parecer tenía razón, las nubes negras seguían amontonándose sobre los edificios.
- Tenemos suerte de no tener que salir a la calle- asintió fervientemente antes de dar un trago a su vaso -¿Avisaste que no vas a ir?- asintió.
- Dije que estaba muy mal de la garganta y que tenía fiebre y mucho dolor de cuerpo. Entonces no podría hablar, cantar, bailar o posar- sonrió, orgulloso de su mentira -¿Vos que dijiste?
- Le pedí a Lay que dijera que estoy enfermo, y me dijo que va a decir que tengo gripe- llevó su pulgar a un costado de mis labios, pasándolo por ahí y después lo apoyó justo sobre mi boca. Se sentía un bultito en su dedo, por lo que asumí que había comida, limpiándole con un sutil lengüetazo lo que segundos después supe que era un granito de arroz.
- Somos los mejores mintiendo- dijo en broma, levantando una mano para chocar los cinco conmigo. Reí fuerte y le di el choque que pidió sin palabras. Después de comer dejamos libre la cama, apoyando todo en las mesitas de noche. Ya limpiaríamos más tarde. Nos recostamos en la cama, algo somnolientos por haber comido tanto -Me van a matar en el trabajo… Comí demasiado- comentó, acariciando su abdomen -Voy a engordar y ya no me van a querer más ahí- se quejó medio en broma. Él había comido dos porciones de Chow Mein y al menos veinte piezas de sushi. Solté una carcajada y lo miré sonriendo. La lluvia se empezó a escuchar, volviéndose el sonido gradualmente más fuerte.
- Bueno…- lamí mis labios, sin dejar de mirarlo -Haciendo ejercicio se puede bajar todo lo que acabamos de comer…- comenté como si nada, y solté una carcajada triunfal cuando, después de una brillante y amplia sonrisa, prácticamente se tiró sobre mí. Sus labios insistentes mientras se sacaba la remera, sus manos inquietas deshaciéndose de las sábanas casi con desesperación, cómo modificó la posición de mi cuerpo para que quedara sentado en su regazo y él se enderezaba para nunca separar nuestros labios. Todo eso era la clara anticipación de lo que sería una muy buena nueva ronda.