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Superficially famous por parku

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Notas del capitulo:

Lamento la tardanza /(°^°)/

Como siempre gracias a JHS_LCFR y Panda n-n

Espero que les guste :)

Superficially famous
Capítulo 3

 

- ¿Kris?- susurré, acercándome a él. Me devolvió la mirada, imperturbable -Kris… No es lo que…- no me dejó terminar de hablar y empezó a caminar, alejándose de mí lentamente.
- Vamos a mi auto. Hablamos ahí- dijo en un tono muy calmado. Tanta era su serenidad ante lo que había pasado, que me asustaba. Conociéndolo me era extraño que todavía no hubiera estallado en gritos y reclamos. Parecía como si fuera la calma previa a la tormenta.
- Sí…- respondí desagradablemente sumiso y, con la cabeza gacha, lo seguí sin pronunciar otra palabra.

 

***

 

- Kris…- intenté volver a comunicarme con él una vez entramos al auto.
- LuHan, ¿Qué hacías besándote con ese Sai?- pronunció sus palabras con asco y odio. Tuve una sensación de déjà vu. Mi primer novio había usado el mismo nombre para llamar a Kai.
- Se llama…
- Ya sé cómo se llama- me interrumpió cortantemente -Lo conozco, LuHan. Sabés perfectamente eso- asentí mirando al frente. A pesar de que le había pedido millones de veces, siempre se había negado a ayudarme a conocerlo -Respondeme- exigió.
- Él… salió de la nada. No me di cuenta de que era Kai hasta que se separó de mí. Te lo juro, Kris- giré mi cabeza para verlo con ojos suplicantes. Nunca lo había visto tan molesto, y debía aceptar que me daba algo de miedo. Tenía un aura oscura alrededor que me hacía estar en constante alerta.
- No sé si puedo creerte, LuHan. Estuviste… Perdón, estás muy obsesionado con él. Y él se veía realmente borracho. ¿Por qué no creer que te aprovechaste de su estado para besarlo?- fruncí el ceño. Por mucho que me gustara Kai, y a pesar de que cada vez me gustaba menos WuFan, jamás lo engañaría y mucho menos me aprovecharía de una persona en ese estado. Simplemente yo no era así. Yo no hacía esas cosas.
- ¿El hecho de que sea tu novio no te da ninguna confianza?- pregunté molesto -Que sea fanático de él no significa que quiera tener algo con él- mentira. Susurró una voz en mi mente. Sin aflojar el ceño, sacudí la cabeza para despejarme.
- Vamos, LuHan… No soy tonto. No me trates como tal, ¿Sí?- nos miramos unos segundos sin hablar .
- Pero…
- Si somos novios, ¿Por qué no querés acostarte conmigo? Eso es algo que los novios hacen- apreté los dientes un instante con molestia: me estaba exasperando que me interrumpiera todo el tiempo -¿Es que no querés?
- No es eso…- formé puños con mis manos, clavándome las uñas en las palmas. Estaba desviándose a un tema del que estaba seguro que no iba a poder salvarme estando en esta situación.
- Entonces hagámoslo- tragué saliva y lo miré.
- ¿Qué?
- Hagámoslo. Ahora- señaló la parte trasera del auto y un nudo de resignación se formó en mi pecho. Maldito manipulador.

 

***

 

- WuFan, tranquilo. Por favor- pedí estando con la respiración acelerada. Y no por excitación ni nada parecido. Estaba incómodo y levemente asustado. Sus manos no se quedaban quietas mientras me tocaban por todos lados de manera brusca. Estaban algo ásperas para lo que hubiera esperado de un modelo. Se despojó de mi ropa con rapidez, ignorando mis intentos porque no lo hiciera de esa manera tan… desinteresada. Como si estuviera sacando un pollo de la bolsa en la que viene para cocinarlo. Se inclinó para succionar mi labio inferior una sola vez y después manejó la posición de mi cuerpo fácilmente para que quedara sobre mis manos y rodillas -Kris… despacio. Acordate que hace como cuatro años que no tengo sexo- su respuesta fue una fuerte nalgada que me hizo jadear de dolor.
- Silencio- ordenó con voz ronca. Un escalofrío me recorrió. Por cómo venía la cosa hasta el momento, que por suerte habían sido pocos minutos, este encuentro iba a ser muy diferente del que tuve con mi dulce primer novio.

 

***

 

Mis manos se aferraban al asiento con fuerza con cada dolorosa penetración. No me extrañaba que doliera tanto después de la breve y pobre preparación que me había hecho Kris. Mis ojos levemente húmedos debido al intenso dolor. Unos patéticos quejidos salían de mi garganta, mientras que los sonidos que emitía Kris eran de gozo.
Sólo deseaba que acabara pronto. Era doloroso y para nada placentero. Cada embestida dolía, quemaba, y la sensación de que yo en realidad no le importaba era cada vez más fuerte. Al igual que sus arremetidas.
- Tocate- susurró mientras acariciaba mi espalda baja con rudeza e introducía uno de sus dedos entre los pliegues de mis nalgas. Obedecí enseguida, queriendo complacerlo. Noté que haciendo eso se mezclaba con el dolor pequeñas oleadas de placer que hacían más tolerable todo. Aumentó la velocidad, clavando sus dedos y uñas con fuerza en mi cintura y sus suspiros y gruñidos ahora eran más frecuentes. Me di cuenta de que me había pedido que me tocara para su gusto. No para el mío. Estaba seguro de que al otro día me iba a doler mucho todo el cuerpo.

Intentado evitar que mi cabeza chocase contra la puerta del auto en el reducido espacio, la giré, mirando el respaldo de los asientos de adelante. Noté, justo debajo de uno, una tela rosada. Con la tenue luz de los faroles de la calle que entraban por los vidrios polarizados, logré identificar qué era. Un corpiño. Seguramente WuFan le había prestado el auto a alguno de sus amigos modelos, y lo había usado para lo mismo que estábamos haciendo nosotros. Porque él no me iba a engañar... Porque él me quería... ¿O no?
Curvé mi espalda levemente cuando por fin sentí algo un poquito placentero, y justo después de dar dos veces con mi próstata, eyaculó adentro mío. Sin preguntarme si aceptaba eso o prefería que lo hiciera fuera. Al menos estaba seguro de que tenía puesto un preservativo, ya que yo mismo le había exigido que se lo pusiera. Sólo en eso decidió complacerme.
Rápidamente se deslizó fuera, y me giré levemente sin cambiar de posición para ver lo que hacía. Se quitó la protección, tirándola por la ventana y se subió el bóxer y los pantalones que tenía por los muslos. Sin importarle que yo seguía con una erección, se pasó al asiento de adelante.

Levemente confundido y sin ganas de que me viera o escuchara tocándome, empecé a vestirme lentamente, ignorando el punzante dolor. Kris miraba al frente, sin moverse. Cuando estaba poniéndome los pantalones, sentí el ruido de un encendedor y lo vi bajar la ventanilla del auto mientras fumaba un cigarrillo.
- Incluso llegué a tenerte real aprecio- murmuró.
- ¿Qué?
- Perdón- dijo en voz alta y nítida. Agarró su celular y movió su dedo pulgar por la pantalla táctil, para después llevárselo a la oreja. Yo ya estaba completamente vestido de nuevo -Soy yo- dijo a la persona al otro lado de la línea, dándole una calada al cigarrillo -Acabo de hacerlo. Te mando por mensaje de texto mi número de cuenta para que me deposites la plata.

Porque él no me iba a engañar... Porque él me quería...

Era peor que eso. Una apuesta. Sin escuchar más, abrí la puerta e, ignorando el dolor en mi trasero y la casi inexistente erección en mis pantalones, corrí con todas mis fuerzas sin rumbo.

O tal vez no me quería.

Lo cual incluso era bueno, ya que yo tampoco lo quería, y nunca lo quise. Simplemente había aceptado salir con él por su insistencia y tal vez por las ganas de sentirme un poquito menos solo y un poquito más querido sentimentalmente hablando. Pero ahora me daba cuenta de mi error. Sin hacerle caso a Lay, ni a mí mismo cuando Kris pasó de ser un chico bueno, amoroso y simpático, a uno bastante desagradable y hasta desubicado.

Las lágrimas comenzaron a caer, en parte por el dolor físico pero principalmente por la humillación. Me había dejado hacer sólo por él. Porque yo no tenía ganas y dudaba que alguna vez las fuera a tener con él. Para no lastimarlo. Y me sentía realmente idiota al saber que nada había sido real. Que yo sólo significaba un buen número extra en su cuenta bancaria.

Dejé de correr al llegar a un parque con muchos bancos para sentarse. Me senté con mucha delicadeza en uno que estaba bastante expuesto a la calle y seguí sollozando de bronca, impotencia y sobre todo humillación. Porque todos se iban a enterar de que me acosté con él, que todo fue por una apuesta y, encima, todos creían que yo lo amaba. Y eso me hacía ver más ingenuo y tonto.

Se escucharon unos pasos y me tapé la cara con las manos, maldiciendo internamente el dolor en mi retaguardia ya que no podía levantar las rodillas para hundir mi rostro entre ellas. El sonido de pasos se detuvo y una voz se escuchó muy cerca de mi oído.
- Me recuerdas al bebé- levanté mi rostro, sorprendido, y miré a los ojos de la persona que me había hablado. Kai, quien estaba parado al lado del banco y me miraba fijamente esperando mi respuesta. Por su postura y dificultad en estar firme, noté que seguía borracho. Al parecer había estado vagando por las calles desde que lo vi alejarse.
- ¿Qué? ¿Qué bebé?- fruncí el ceño.
- El bebé con el poder- agregó, sentándose torpemente a mi lado.
- ¿Qué poder?- ¿De qué mierda hablaba? No estaba de humor ni para tener la primera conversación con el hombre que hacía años idolatraba.
- El poder del vudú- sonrió bobamente.
- ¿Qué?- repetí. -¿De qué hablás?
- ¿Qué? Me recuerdas al bebé- aseguró. Bufé molesto. Nada peor que intentar hablar con un borracho.
- ¿Puedo saber de qué hablás? Si es que estás lo suficientemente consciente como para responderme.
- ¿La canción de "Laberinto"?- preguntó arrastrando las palabras, con una expresión feliz en el rostro. Lo miré con una clara interrogativa. Ya no lloraba, al menos podía concederle eso -¿La mejor película de todos los siglos?
- No sé cuál es- respondí, mirando al frente.
- Deberías verla. Es fantástica. Hay duendes, un laberinto y un gusano- movió la cabeza al ritmo de algo que sólo escuchaba él. Solté una breve risa al volver a ver, después de tantos años, un gesto algo tierno en él. Estaba sorprendido de estar tan tranquilo en su presencia. Siempre había creído que iba a gritar, tartamudear y apenas poder hablar cuando lo conociera. Y ahí estaba, manteniendo una tonta y sin sentido conversación con Kim Jongin.
- Lo voy a tener en cuenta.
- No sé quién sos, ni quien soy, ni dónde estoy, pero al menos logré lo que quería…- comentó, tocándose repetidamente la punta de la nariz con el dedo índice mientras la miraba fijo.
- ¿Qué querías?- quise saber. Ahora que estaba más calmado, empezaba a sentirme algo tímido.
- Hacer que dejaras de llorar- me miró con los ojos muy abiertos, intentando enfocar la mirada -Es un secreto, pero no me gusta ver a la gente llorar- y ahí sí tuve que reprimir un chillido de emoción. Kai, el inconsciente (debido al alcohol) Kai, me había consolado conscientemente. Aunque no sabía quién era yo, me había visto llorar y había intentado hacerme sentir bien con algo que a él le hacía sentir bien. Esa película que ya había decidido mirar apenas tuviera tiempo libre.
Volví a mirarlo, viendo que estaba quedándose dormido en una posición muy erguida.
- Kai…- se removió levemente en su lugar.
- ¿Qué?- abrió los ojos, mirándome al rostro, y después su mirada bajó por mi cuerpo, deteniéndose abajo. Una sonrisa iluminó su rostro, y de golpe volvía a ser el Kai de ahora -¿Te ayudo?- preguntó, levantando la vista para mirarme con una ceja levantada.
- ¿Si me ayudás con qué?- pregunté confundido. Apoyó su mano en mi rodilla y me tensé. El dolor en mi cuerpo volvió al recordar, con su simple pero sugerente acción, lo que había pasado un rato atrás.
- Con eso- respondió, señalando con la mirada mi entrepierna. Su expresión de borracho e inestabilidad seguían bien presentes. Nervioso, y entendiendo de qué hablaba, le saqué la mano de donde la tenía.
- No- hablé cortantemente. No importaba que fuera él el que me estaba ofreciendo sexo. No quería que nadie me tocara de esa manera. Al menos por el momento. Sentí una presión en mi hombro y giré la cabeza para mirarlo. Lograba ver parte de su rostro y un puchero asomaba en sus labios.
- Pero me siento solo…- una pequeña punzada de dolor cruzó mi pecho y, aunque era muy leve, la sentí más dolorosa de lo que era la quemazón constante en mi trasero. Nunca había pensado la posibilidad de que Kai, el artista que yo tanto quería, no fuera del todo feliz. Era humano después de todo y, ya conociendo el ambiente, no me extrañaba que se sintiera algo solitario entre tanta falsedad.
- ¿Querés que te lleve a tu casa? No te ves en condiciones de ir solo… hasta donde sea que vivís- y no podía dejarlo solo y medio inconsciente. Lo sentí asentir contra mi hombro.

 

***

Ser el sobrino del dueño de la empresa tenía sus privilegios. Usé el internet de mi celular para acceder a una agenda virtual de acceso muy limitado. Era la primera vez que lo hacía, y no fue difícil dar con la dirección de Kai. Por suerte era cerca de donde estábamos. Suponía que por eso lo había encontrado vagando por esa zona.
- Creoo, que vivo para allá- comentó Kai, señalando una pared. Le tomé el brazo, que seguía levantado y apuntando con el dedo, y lo moví hasta que señaló hacia la calle correcta. Dejamos de caminar para esperar a cruzar, y Kai se soltó de mi agarre, que mantenía a medias para poder atraparlo si llegaba a caerse -¿No querés que vayamos a un lugar más privado?- fruncí el ceño.
- ¿Qué?- y giré para mirarlo. Abrí mi boca al ver que estaba "coqueteando" con un poste de luz. Intentando sin éxito no reír, me acerqué a él y lo agarré para hacerlo cruzar ahora que podíamos.
- ¡Hey! ¡Estaba por decirme que sí!- exclamó molesto.
- Lo siento. Era muy grande para vos- le aseguré, siguiéndole el juego.

Llegamos a la dirección que había leído en mi teléfono. Después de pedirle a Kai cuatro veces que sacara las llaves, finalmente me entendió y las sacó de su bolsillo.
Entramos al lujoso y enorme edificio, y él se enderezó para verse más consciente de lo que estaba frente al encargado. Al menos podía fingir a pesar de su estado.
Jongin estudió el tablero del ascensor para finalmente apretar el número veinte.

Su departamento era muy amplio y moderno. Sillones de cuero negros, balcón a lo largo de toda la sala, cocina abierta a ésta, separada con una barra de la cual colgaban copas enganchadas. Un corto pasillo con dos puertas que supuse serían el baño y la habitación.

Kai se sacó la campera y la dejó caer al suelo mientras se adentraba en su hogar. Llegó a la mesa que estaba a un lado de la barra y se sentó, apoyando sus codos en la madera. Levanté su campera del suelo y lo seguí, quedando parado a su lado.
- Garfio… haceme un café- pidió.
- ¿Garfio?- le pregunté. Asintió mientras yo colocaba la prenda sobre el respaldo de una silla.
- ¡Garfio! ¿Dónde est…? ¡Ahí estás!- exclamó sonriendo contento. Seguí su mirada, hasta que observé en el suelo, sentado y mirándonos un hermoso gato gris claro con una mancha negra en el ojo derecho -Haceme un café, por favor- suspiré. Era el borracho más impredecible y difícil de tratar que me había cruzado.
- Te llevo a que duermas- le dije.
- La habitación es ahí- informó, señalando la puerta, y me miró -¿Te quedás a dormir conmigo?- alzó una ceja sugestivamente.
- No…- lo ayudé a pararse y lo guié a la puerta que me había dicho.
- Quedate- exigió, ya empezaba a caminar más recto.
- Supongo que puedo usar el sillón- opiné, de todos modos estaba muy cansado. Aunque no entendía su insistencia. Ni siquiera sabía mi nombre y me pedía que me quedara a dormir. ¿Habría hecho eso muchas veces con desconocidos?
Entramos a una amplia habitación donde predominaba el blanco, una enorme cama cubierta con una mullida frazada negra estaba contra la pared, enfrentando a la televisión de plasma más grande que había visto.
Estando distraído en el estudio de la hermosa y simple habitación, no noté hasta que era muy tarde que Kai me había abrazado y nos había tirado a la cama a los dos. Cayendo yo sobre él. Me sonrojé furiosamente cuando me tomó de los codos para acomodarme y acercar mi rostro al suyo. Sus ojos entrecerrados fijos en los míos. Abrió la boca y, antes de poder decir algo, sus ojos se cerraron y se durmió. Esa noche había sido tan impropia de mí. Acostarme con alguien para complacerlo y terminar con el orgullo herido, hablar con un conocido desconocido, llevarlo a su casa y terminar quedándome a dormir. Suspiré pesadamente y me levanté de la cama.
- Jongin… ¿Puedo usar tu ducha?- al recordar cómo había resultado todo al salir del boliche, una inmensas ganas de bañarme y sacar todo rastro de Kris de mi cuerpo me embargaron.
- Sí, fumá tranquilo- murmuró adormecido. Sonreí ante su incoherencia.

 

***

 

Entré al baño, que era grande, al igual que todo en ese gigante departamento, y revisé un armario que había ahí en busca de toallas. Encontré una felpuda y blanca, con olor a suavizante de ropa.

Sin esperar más, me bañé con mucho gusto, frotando mi cuerpo con el jabón con mucha fuerza, lavando mi pelo casi arañando mi cuero cabelludo y, para mi desgracia, tuve que limpiar con ahínco cierta parte "privada" con mucha dedicación y delicadamente. Ya que a cada segundo me molestaba más la zona que Kris había tratado de manera tan brusca.
Volviendo a sentirme sucio, volviendo a sentirme un número al recordar todo.

Terminé de limpiarme, salí y me sequé con la toalla para después envolver mi cadera con ésta. Agarré la pasta de dientes y con un dedo intenté lavarme lo mejor que pude.

Salí y volví a la habitación para ver si podía tomar prestada algo de ropa. Pero antes de que pudiera abrir el armario, un sollozo proveniente de la cama me hizo girarme y mirar a un entre dormido Kai, que puchereaba y lloraba como si fuera un nene chiquito. Me acerqué preocupado.
- ¿Jongin? ¿Qué te pasa?- pregunté, angustiado por la vista. Algo que nunca creí ver.
- Necesito un abrazo- pidió sin dejar el puchero y estirando sus brazos hacia mí con sus ojos levemente abiertos y llenos de lágrimas. -Mamá… -Genial. Borracho alegre, seductor, incoherente y ahora depresivo. Suspiré y me senté a su lado, sosteniendo la toalla por las dudas mientras apoyaba mi espalda en el respaldo de la cama. Kai se acercó y se aferró a mi desnuda cintura sin dudarlo. Recordé que había dejado toda mi ropa en el baño e intenté salirme del abrazo para ir a buscarla y sacarla de ahí. Pero Kai no pensaba hacérmela fácil, como ya sabía a esa altura. No cedió al abrazo y tuve que rendirme. Quedando sentado con Kai aferrado a mi cuerpo que sólo lo cubría una toalla.

Siempre pensé que la primera vez que vería a Kai iba a ser el mejor día de mi vida… Pero creo que me equivoqué.

 

 

Notas finales:

La película de la que habla Kai borracho es "Laberinto": http://es.wikipedia.org/wiki/Labyrinth_(pel%C3%ADcula)

Y lo que dice es de una canción de esa peli: http://www.dailymotion.com/video/xnmaa3_david-bowie-dance-magic-subtitulos-en-espanol-1986_music (Está con subtítulos en español)

 

Subí un especial de You seem to need hope :D

Y subí un XiuHan, por si alguien quiere leerlo: Something more ^^

 

Gracias por leer (:

Todas/os ustedes son lo más y me hacen re filiz. -Henryteamo-

¡Las/os adoro!

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Parku~


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