Superficially famous
Capítulo 5
- Lay, ya llegué- dije mientras me adentraba en mi hogar. Me había ido de lo de Kai un rato después de terminar mi café y que él informara que se iba a dormir un rato ya que era domingo y no pensaba hacer nada que implicase esfuerzo alguno. Y yo, aterrado de seguir desilusionándome, salí prácticamente huyendo de su casa, aprovechando que en ese edificio tenían un portero permanentemente en la entrada. Sin avisarle, sin dejarle mensaje alguno. No podía negar que me arrepentía un poco de mi manera de irme, pero necesitaba despejarme: Volver a mi casa, tomar una ducha, dormir una siesta y comer algo preparado por mi mejor amigo. Porque sí, pensaba obligarlo a cocinar algo rico -¿Lay?- me asomé a la sala, viéndolo sentado en la mesa donde solíamos comer, mirando fijamente un paquete de salchichas situado en el centro de ésta.
- Él dijo salchichas y huevos…- fruncí el ceño, confundido.
- ¿Qué?
- Él, el vecino- me empezó a explicar. Me senté enfrente de él con algo de delicadeza: seguía adolorido por todo lo sucedido.
- ¿El que tenía…"tremenda retaguardia"?- cité sus propias palabras, con una sonrisa burlona.
- Sí, él. Resulta que llegué mucho más tarde de lo que pensé, porque al no encontrarte, volví a bailar y perdí noción del tiempo. Cuando subí hasta nuestro piso, el poco alcohol que había consumido me dio la valentía que necesitaba. Le toqué el timbre- suspiró.
- ¿Qué? ¿A qué hora? ¡Estás loco!- exclamé alterado. No quería tener problemas con el vecino porque mi amigo era un desubicado.
- A las… siete de la mañana, más o menos- me pasé la mano por el cuello, intentando aliviar algo la molestia -El tema es que él estaba despierto. Me atendió embadurnado de… algo- incliné mi cabeza a un costado y me quejé por el dolor que me provocó hacer eso.
- ¿Algo?
- Sí. Era… como una pasta marrón… ¿o gris? Tal vez blanco, no recuerdo bien- solté una risita y él me miró -Se limpiaba las manos en un trapo cuando me preguntó qué pasaba, si me podía ayudar en algo. Le dije que era el vecino del departamento de enfrente. Y que si no tenía algo para comer. Que estaba muerto de hambre, mi heladera estaba vacía y a esa hora no había nada abierto para comprar algo.
- Pero Yixing, tenemos un montón de comida en la heladera- le informé.
- Lo sé. Fue mi mentirita piadosa para hablarle… Te juro que de cerca es aún mejor… con esa musculosa blanca y enorme que dejaba ver sus clavículas y brazos embadurnados con eso que no sé qué era pero que igual lo hubiera lamid…
- ¡Yixing!- exclamé, no queriendo saber qué más le gustaría hacerle -Concentrate en contarme lo que pasó, por favor- salió de su ensueño y me miró parpadeando repetidas veces.
- Sí. Entonces me dijo "Tengo salchichas y huevos, si querés"- dejé de masajear mi cuello, que no había parado de hacerlo en todo ese rato, para mirarlo interrogante -Sí, yo pensé lo mismo. Fue como "¡Yay! Fue más fácil de lo que pensé. Es más rápido que flash el chico este, eso es bueno" Incluso me sonó sugerente su tono de voz. Victoria segura, pensé- acercó su mano al paquete de salchichas y lo tomó, para arrojármelo con suavidad. Lo agarré y lo miré -Hablaba enserio. Ningún doble sentido, ninguna insinuación. Me dio eso…- señaló lo que tenía en mis manos -dos huevos y me despidió con una sonrisa- sin poder evitarlo, dejé salir la carcajada que me estaba empezando a costar retener.
- Al menos tenemos el almuerzo- bromeé, viendo su ceño fruncido.
- No te burles. Fue el intento de conquista más patético que tuve- declaró con frustración.
- No te enojes, Xing. Supongo que al menos averiguaste su nombre, eso ya es un avance- le sonreí alentadoramente. Su expresión de molestia cambió a una de pánico.
- No. ¿Cómo pude olvidarme de preguntarle el nombre? ¡Ni siquiera me presenté! ¡Soy un idiota!- se tiró de los pelos con frustración.
- Tranquilo, ya vas a tener otra oportunidad. Y si se llega a presentar, y vuelve a estar embadurnado de una pasta misteriosa, por favor evitá comerla aunque esté sobre su piel.
***
- Lu, ¿Qué pasó ayer?- preguntó mi mejor amigo mientras almorzábamos, a las cinco de la tarde, la comida que nuestro amable vecino nos había obsequiado junto con algunos vegetales.
- Nada muy… interesante. Conocí a Kai, corté con Kris- hablé rápido -Todo normal. Qué rico está esto. ¿Querés más?- Lay me observaba con la boca abierta, incrédulo.
- Pará, pará. ¿Conociste a Kai? ¿Y estás como si nada?- preguntó. Me encogí de hombros y me llevé un buen bocado de comida a la boca, masticando lentamente.
- No es… lo que yo esperaba- me miró con una expresión de "Eso era obvio" en el rostro que decidí ignorar. Él, que había terminado de comer, se levantó de su asiento y caminó hasta quedar detrás de mí. Con dos manotazos sacó mis manos que habían vuelto a masajear mi cuello y las reemplazó por las suyas. Enseguida me relajé con sus masajes.
- Vos hablá, yo me encargo de tu cuello y espalda… ya me estás poniendo nervioso con tu pobre intento de auto masajearte- le saqué la lengua infantilmente y me acomodé mejor para que también llegara a la espalda.
Le conté todo lo que había pasado desde que salí del boliche, omitiendo la parte de la apuesta de Kris y el hecho de que me había acostado con él. No me sentía listo para decírselo, y tenía miedo de qué tan mal podría llegar a reaccionar.
Simplemente le conté que Kai me besó, que Kris lo vio y se enojó. Que terminamos discutiendo, y finalmente cortamos la relación. Una versión más suave para mi mejor amigo.
Después le conté cómo me volví a encontrar con Kai, su borrachera, sus comentarios incoherentes, sus insinuaciones, que fumaba y tomaba. Le expliqué todo sin omitir detalles de esa parte. Hasta del gato le conté. Yixing se mantuvo callado, masajeando mi espalda y escuchando.
- Lamento que después de todo lo que pasaste, él sea una decepción- dijo bajito, pasando sus manos a mi cabeza, frotando la sien y la coronilla a la misma vez. Suspiré de gusto, inclinando mi cabeza hacia atrás para que tuviera un mejor alcance.
- No fue tu culpa. De todos modos me gusta mucho el trabajo… ¿A vos no?- cuestioné curioso.
- Sí, claro que sí. Sabés que amo bailar, y ser coreógrafo es lo mejor que me puede pasar- dejó de hacerme masajes para volver a su silla, frotándose las muñecas y manos -Después sigo, ya me estaba empezando a doler- comentó.
- Está bien, gracias- bostecé larga y sonoramente.
- ¿Estás así de contracturado por dormir sentado?- preguntó en voz bastante baja.
- Sí… ¿Por?
- Por nada…- me levanté, apoyándome lo más que pude en la mesa, ignorando la molestia en mi parte trasera y las ganas de quejarme.
- Voy a dormir un rato- dije, caminando para salir de la sala.
- Bueno…- cuando estaba por entrar al pasillo que daba a las habitaciones, volvió a hablar -¿Por qué caminás raro?- me giré para mirarlo con una sonrisa de disculpa por no contarle la verdad.
- Es por la contractura- mentí.
- Ah… Bueno- sonrió -Que descanses, Lu.
- Gracias, Xing- le devolví la sonrisa.
***
- ¿Notaste que ya van dos relaciones que terminan por culpa de Kai?- preguntó Lay esa misma noche, mientras yo cocinaba algo para cenar.
- No lo había pensado así, pero es verdad…- respondí vagamente, mirándolo cuando se quedó en silencio unos largos segundos. Se veía apenado.
- Perdón, no quise sonar tan insensible, pensé en voz alta…- me reí y estiré la mano para darle un golpe algo fuerte en el brazo con la mano cerrada. Se quejó y frotó el lugar que le dolía.
- Tonto. No te disculpes, de todos modos tenés razón- iba a responder, pero el sonido del timbre lo interrumpió. Suspiró.
- Yo voy- y salió de la cocina. Se escuchó la puerta abrirse y un silencio bastante largo. Me asomé, sin llegar a hacerme notar. Un chico alto, delgado, con el pelo rubio muy claro, casi gris y piel pálida estaba parado en la puerta mirando a Yixing. Vestía un pantalón de jean suelto y una remera sin mangas negra. Era muy atractivo, y su ropa superior revelaba unos marcados bíceps y clavículas llenos de manchas de colores.
- Hola, soy el chico que vive enfrente… ¿Te acordás de mí?- preguntó con una expresión neutra.