Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Follow the Music por breakingbad

[Reviews - 20]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

creo que no será un three shot XD aun asimas de cinco caitulo no dura :P 

gracias por sus comentarios!!!! 

espero les guste!! >.< 

Kanon escuchaba la música proveniente de aquel chelo, era hipnotizante, tenía que acercarse fuera lo que fuera pero no había manera de salir del orfanato sin permiso. Y por supuesto, no se lo darían sólo para poder escuchar a algún músico, además de que no estaba seguro de poder entrar al edificio de la orquesta así como así. Aún con estos pensamientos decidió intentarlo, su habitación estaba en el segundo piso, abrió la ventana y se asomó. No sería muy difícil bajar, al menos eso esperaba.

Con todo o nada de valor que tenía caminó por la cornisa, estirando el brazo hacia el tubo del desagüe. Tomó mucha fuerza de su parte no caerse en cuanto se subió, se aferró con las piernas a la pared y con los brazos al tubo, al final obtuvo algunos rasguños en la parte interna de sus brazos pero cayó ileso. Aún con las rodillas temblando por el esfuerzo y la adrenalina, atravesó la calle desierta. Hacía frio y no traía abrigo, resistiendo el escalofrío caminó hacia el edificio. Obviamente estaba cerrado, eran mas de las ocho de la noche. Buscó alguna manera de entrar, rodeó el edificio y encontró una puerta de servicio, era su única oportunidad, si estaba cerrada no habría mucho más que hacer.

Para su buena fortuna la encontró abierta y entró sin vergüenza, para su sorpresa no encontró a nadie. Bufó desilusionado, tanto problema para nada. Sin embargo vio el chelo, recargado sobre la silla descuidadamente, un atril frente a este con un libro abierto, seguramente las notas. Notas que no sabía leer, pero que moría por saber. Se acercó sin saber porque, sólo necesitaba tocarlo una vez, no creía que hubiera problema. Era música, y la música era parte de él, tan normal como fuese respirar.

Tomó el chelo, lo encontró más pesado de lo que creía pero pudo moverlo después de poco esfuerzo, tomó el arco y lo repasó sobre las cuerdas pisándolas. Al principio produjo sonidos aleatorios, pero entre más tocaba las notas más parecía comprender el instrumento y el sonido que producía, no le tomó más de cinco minutos comenzar a tocar notas que juntas formaban una melodía, de vez en cuando desafinaba pues no estaba acostumbrado, pero cada vez ocurría menos. Tenía una sonrisa plasmada en su rostro, por fin, por fin estaba creando música, por fin la música que escuchaba todo el tiempo en su cabeza podía salir libremente a través de sus dedos.

No supo cuanto tiempo estuvo tocando hasta que fue interrumpido por un grito de asombro – ¡Hey! – lo llamaron. Se interrumpió con la mirada asustada, un rubio con una extraña tela en la cara que cubría su nariz lo observaba con rostro enojado - ¿Qué no te han dicho que no puedes tocar instrumentos ajenos? – lo regañó con los brazos cruzados.

-yo…-tartamudeó ¿Qué diría? – lo siento….es que…

El rubio alzó la mano en señal de que guardara silencio – por otra parte tocas realmente bien, ¿cuánto hace que tocas? – preguntó acercándose y quitándole el instrumento de las manos.

-este..yo…es la primera vez – se excusó rascándose la nuca y mirando hacia el piso.

-¿¡Qué!? – escuchó un golpe seco y alzó la vista. El rubio casi tiró el chelo de la impresión - ¿esperas que te crea? – pareció recobrar la cordura y prosiguió a guardar su amado chelo en su estuche.

Kanon asintió – lo siento, de verdad quería hacer música y lo escuché tocar y …

El rubio volvió a alzar la mano cuando hubo terminado – ya, ya ¿cómo te llamas? – dejó el estuche en el piso.

-Kanon – respondió con una sonrisa. El rubio alzó la ceja pero no hizo ningún otro comentario – de verdad lo siento, yo sólo quería hacer lo que usted hace. Donde vivo no me dejan tocar y yo…

-te dije que está bien – lo volvió a interrumpir – soy Reita – se presentó sentándose en un pequeño sillón de la sala - ¿cómo es que no te dejan tocar? – sacó una cajetilla de cigarros, sacó uno y lo prendió, alzó la mano para invitar al niño a que se sentara, lo cual hizo incómodamente en la silla donde antes había visto a Reita tocando.

-dicen que estoy loco – explico aún mirando al piso – porque escuchó música en la cabeza y que si toco tal vez me ponga peor – se alzó de hombros.

Reita suspiró – eso es triste, no podría imaginar no poder tocar. Tus padres son los locos si no te dejan hacerlo

Kanon se mordió el labio inferior – yo no tengo padres señor…

-¿qué? No me digas que eres del orfanato ese – señaló el edifico del frente, el niño asintió. Volvió a suspirar – mira, no estaré aquí mucho tiempo, tengo un concierto ¿sabes? Pero supongo que no estaría mal que vinieras y tocaras un poco aquí – Kanon lo vio sin poder creer lo que acababa de escuchar, una hermosa sonrisa alumbró su rostro.

-¿en serio? ¿me dejará tocar su chelo? – casi se levantaba de la emoción.

-pero por supuesto que no, ya tuviste mucho tus manos pegajosas sobre mi bebé. Pero te enseñaré algunas notas, tal vez puedas tocar ahí – señaló el piano que había al fondo.

-gracias, de verdad gracias – el chico casi tenía lagrimas en los ojos, se levantó casi a punto de abrazarlo.

Reita le dedicó una mirada para que ni lo intentara – si, si, no exageres. Estaré ensayando a estas horas supongo que puedo llegar una hora antes, nos vemos mañana a las cinco – hizo señas para que se fuera.

El chico le agradeció quince veces más y salió de ahí, dejando al rubio pensativo ¿de cuando acá hacía favores? Sin embargo algo le había llamado la atención de ese niño, no nada más su forma tan extraordinaria de tocar, aún si decía que era la primera vez que lo hacía, le era imposible de creer. Había algo en ese chico que le recordaba a alguien pero no podía ubicar a quien exactamente.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por el sonido de su celular, lo contestó de inmediato al ver que Uruha quien lo llamaba, contestó con desgana.

-¡¡está vivo!! – estaba llorando y casi no se entendía lo que decía. Había habido pocas ocasiones en las que su mejor amigo había llorado de esa forma – no puedo creerlo, me engañó, once años y está vivo y yo….

-Uru, cálmate no te entiendo nada – y de verdad no entendía, su amigo seguía balbuceando.

Lo escuchó respirar varias veces consiguiendo calmarse un poco – mi hijo, Reita, mi hijo sigue vivo – aquello le cayó como una cubeta de agua fría. Aquello que había hecho tan infeliz a su casi hermano durante once años volvía a relucir, jamás se hubiera imaginado algo así. Dejó que el castaño chocolate le explicara lo que había pasado, asombrándose cada vez más de la historia que escuchaba – tengo que encontrarlo – dijo cuando finalizó.

-¿Dónde lo vas a buscar? Es una aguja en un pajar Uru, puede ser imposi….

-no lo digas, lo voy a encontrar

-sólo no te precipites…

-me voy a quedar aquí hasta que lo encuentre…

-y ¿has pensado en Aoi?

-x-

Uruha entró a la oficina de servicios sociales ni bien abrieron la puerta, ¿Aoi? La verdad había pensado en él, quería buscarlo a él también decirle la verdad, lo que había ocurrido. Pero ahorita sólo tenía un pensamiento en su mente: Encontrar a su hijo. Después lidiaría con Aoi, cuando tuviera en sus brazos a su hermoso hijo, lo demás estaría bien.

Siempre se lo había imaginado, tenía sueños despiertos en los que su hijo estaba junto a él. Lo imaginaba con el mismo cabello negro que Aoi y la forma tan particular de sus propios labios, seguro tendría una mirada soñadora como la que su padre y él tuvieron cuando eran jóvenes. La música, ¿su hijo conocería la música?

-buenos días ¿Qué se le ofrece? – la señorita del recibidor ni siquiera lo volteó a ver.

El castaño frunció el ceño – busco a mi hijo – sonaría completamente idiotico pero no había más que decir, esa era la verdad. Era la primera vez que usaba el japonés en once años y esa era su primera frase.

-¿sabe el nombre? – la señorita siguió sin alzar la vista, sólo veía su computadora.

Uruha se mordió el labio, un gesto que tenía desde que era niño – no – dijo con pesar – por eso lo estoy buscando – explicó, esta vez la señorita lo miró – fue dado en adopción y lo estoy buscando…

La muchacha suspiró – si está buscando a un niño en un orfanato, existe un procedimiento que debe seguir – sacó de su cajón un montón de papeles – debe llenar estas formas – las puso sobre el mostrador – el procedimiento puede tomar de seis meses a un año – explicó con voz tranquila.

-¿Qué? – alzó la voz sin querer – ¿seis meses? ¿Mi hijo puede estar en cualquier lado y ustedes me dicen que espere seis meses? Por favor señorita, sólo busque en su registro, al menos su nombre…

-le repito que debe llenar el formulario y seguir el procedimiento…

-NO ME IMPORTA EL MALDITO PROCEDIMIENTO –gritó haciendo que toda la oficina lo mirara mal, sus ojos se volvieron a llenar de lagrimas, esta vez de frustración. No quería esperar seis meses, no ahora que había que descubierto que su hijo estaba vivo. Apenas había podido dormir la noche anterior, si no había ido el mismo día fue porque sabía que la oficina no estaría abierta, pero había llegado aquella mañana aun antes de que abrieran, todo para escuchar que tomaría seis meses.

-Miko ¿todo bien? – un joven tal vez de su misma edad se paró junto a él y le preguntó a la señorita debido al escándalo que estaba armando.

Ella asintió – sí Kai, no te preocupes – le sonrió.

Para Uruha aquello fue el colmo ¿Cómo podía sonreír cuando él estaba desesperado como estaba? Se giró para ver al recién llegado – por supuesto que no está bien – dijo con altanería y a punto de golpear a alguien – quiero encontrar a mi hijo y la señorita dice que se requieren seis meses ¿usted cree que las cosas van bien cuando le dicen que debe esperar seis meses para ver a su hijo? ¡Su propio hijo! – se limpió de inmediato las lagrimas que resbalaron por sus mejillas.

El otro suspiró – lo siento pero ese es el procedimiento, volver a tener un contacto con un hijo que se ha dado en adopción no siempre es fácil. Debió pensarlo desde un principio – su voz no sonó acusadora, sino tranquila.

-yo nunca hubiera dejado a mi hijo – siseó – yo no lo di en adopción – se le cortó la voz – olvídelo, deme las malditas formas – se giró de nuevo a la chica llamada Miko.

-espere – el chico lo tomó del brazo – pase a mi oficina – se dirigió a la secretaria – yo me encargo…

La oficina no era la gran cosa, era modesta con un simple escritorio y varios anaqueles llenos de carpetas y folios, encima una computadora y un pizarrón lleno de fotos de niños extraviados – siéntese por favor señor…

-Takashima – completó nervioso, su cabeza le iba a estallar, pero aquel trabajador lucía amable y comprensivo.

-un gusto, mi nombre es Kai, por favor llámeme así – se sentaron – mire, como Miko le explicaba, existe un procedimiento a llenar para los padres que dieron en adopción a sus hijos y buscan un contacto, pero me llamó la atención lo que dijo, ¿sería tan amable de explicarme? – tenía las manos cruzadas sobre el escritorio.

Uruha le contó a grandes rasgos la historia y un sorprendido Kai buscó entre los papeles hasta que dio con su archivo, le enseñó el formato de adopción donde claramente podía ver su nombre y una firma que no era la suya. Sintió un vacío en el estomago al pensar en su padre y aquello tan horrendo que había hecho. Tapó su boca para evitar que el llanto que regresaba se hiciera sonoro.

-¿Cuándo nació? – prosiguió Kai amablemente.

-5 de julio

Kai tecleó en su computadora y el registro desplegó la información – Kanon – dijo finalmente.

Uruha ahogó un suspiro y asintió - ¿dónde está?

 

-x-

Kanon se llevó un tremendo castigo por haber escapado la noche anterior, nunca le habían gritado de aquella forma y la reprimenda fue irse a la cama sin cenar  quedarse encerrado todo el día en su habitación. No era la primera vez que algo así ocurría pero no pudo evitar pensar que lo haría de nuevo, una y mil veces con tal de aprender música. La música era todo lo que ocupaba su mente, sabía que si aprendía a tocarla podría encontrar a sus padres y eso era precisamente lo que iba a hacer. Encontrar a sus padres.

Cuando dieron las cinco, volvió a hacer lo mismo que la noche anterior, bajó por el tubo del desagüe y se aventuró al edificio de la orquesta. Encontró a Reita escuchando música clásica, seguramente la que tocaría en el concierto dentro de una semana. Se hizo notar casi de inmediato y el rubio lo miró con el ceño fruncido pero lo hizo sentarse frente al piano, le mostró el nombre de las notas, como se leían en una partitura, aunque dudaba que el chico lo entendiera de inmediato; se sorprendió al darse cuenta que estaba equivocado y en menos de media hora Kanon ya estaba tocando melodías de nivel intermedio.

-debes ser un maldito genio – dijo al finalizar la hora – hagas lo que hagas mañana no faltes ¿me entendiste? Tengo algunos contactos, tal vez deberías aprender música mas allá de esto – dijo el rubio con absoluta sinceridad.

Kanon asintió feliz y salió del edificio con energía renovada, a este paso pronto encontraría a sus padres. Entró al orfanato con mucho cuidado, pero no llevaba mas de tres pasos cuando la directora lo atrapo por la capucha de la sudadera que traía puesta. Lo llevó a su oficina en silencio y Kanon pensó en tres mil castigo de los que podría ser objeto, aún así no se arrepentía.

-ya estás grande – le dijo con voz seria – más grande que la mayoría de los chicos de aquí, deberías actuar como tal – el chico sólo atinó a revolverse en su asiento – debí de haber hecho esto desde hace mucho tiempo, pero tu cara de inocencia y tu belleza me decían que esperara. No me equivoqué, ahora vales mucho más que si aun fueras un niño pequeño – su cara ensombreció con la sonrisa que mostró – Kanon te presentó a Gackt – de pronto el chico notó que había alguien más en la oficina. Un hombre bastante atractivo vestido de traje que le causaba al menor miedo por sobretodas las cosas – a partir de ahora vivirás con él, tendrás que obedecerlo en todo – explicó de lo más normal.

Kanon se levantó bruscamente – pero yo no me quiero ir de aquí, mis padres me tienen que encontrar – dijo con desesperación – la música, estaba aprendiendo música. Por favor… – hablaba muy rápido, se detuvo al sentir la mano de Gackt sobre su hombro.

-no te preocupes pequeño, si quieres aprender música yo te enseñaré, yo mismo soy músico – le dedicó una sonrisa.

-pero, mis padres…

-Kanon, tus padres te abandonaron tienes que aprender a lidiar con eso y comenzar a ver mas allá, te aseguro que con Gackt tendrás el mejor futuro…

-yo no quiero, por favor, no me obligue – en ese momento estaba llorando, pero supo que no serviría de nada.

-x-

-no quiero ir, me rehúso – Aoi estaba tirado en el sillón de su oficina, había terminado el juicio y había ganado, a duras penas, pero lo había logrado. Ahora debía asistir a una fiesta que ni siquiera era en su honor.

Tora lo miraba con los brazos cruzados y una ceja alzada – tienes que ir, es el cumpleaños del juez, tu jefe, el más importante integrante del sistema judicial japonés – recitó con burla, él tampoco quería ir pero se había mentalizado mucho más que Aoi – además ya sabes que Gackt da las mejores fiestas – trató de animarlo.

-odio a ese imbécil – lo dijo con verdadero odio – es un prepotente malnacido, te aseguro que es más corrupto que…

-shhh, te recuerdo que aún estás en la oficina y aquí sigue siendo tu jefe – le advirtió.

El pelinegro giró los ojos – está bien, vamos a la maldita fiesta pero estaré no más de dos horas – dijo también alzando los dedos – dos horas – advirtió levantándose y saliendo de la oficina seguido de Tora.

-x-

-lo siento, pero el chico huyó – volvió a decir la directora – acabo de mandar el reporte – le enseñó una copia de la hoja.

Kai miró la hoja y leyó su contenido, era completamente legitimo - ¿tiene alguna idea de a donde pudo haber ido? – preguntó dejando la hoja sobre el escritorio.

-no, Kanon es un chico bastante fuera de lo común. Casi no se relacionaba con sus compañeros y siempre hablaba de música…

-¿música? – Uruha habló por primera vez desde que habían llegado al orfanato y había escuchado la noticia de que su hijo había huido

La directora asintió – decía que podía escuchar la música, que era lo único que lo relacionaba con sus padres. Tal vez por eso huyó, para encontrarlo – lo señaló con la mano – decía que los encontraría con la música – sonrió ligeramente ante la ocurrencia.

Uruha abrió los ojos desmesuradamente – dígame que le enseñó a tocar algún instrumento – se esperanzó

-lo siento pero nuestras actividades no incluyen algo como eso

El castaño se mordió el labio, gesto que reconoció de inmediato porque el mismo Kanon lo hacía cuando estaba nervioso o ansioso – deberían – dijo más brusco de lo hubiera querido.

La mujer mostró un rostro ofendido, a lo que Kai intervino de inmediato – Uruha es músico y el padre de Kanon también – explicó para evitar cualquier tipo de comentario.

-ya veo, lamento no poder ayudarlos

Uruha y Kai salieron del orfanato, el castaño chocolate tenía unas inmensas ganas de llorar ¿qué iba a hacer ahora? Se despidieron con la promesa de Kai – no voy a descansar hasta que lo encontremos – le aseguró con fiel convicción.

No iba a perder la esperanza, no ahora. Caminó solo por la ciudad hasta dar con una pequeña cafetería. Entró y pidió un café, se sentó prendiendo un cigarro. Debía encontrar un modo, debía haber un modo. Escuchó la música de fondo y se dio cuenta que sus dedos habían estado tamborileando al compás de la melodía, era una melodía sin chiste pero hacía mucho que su cuerpo no reaccionaba ante la música.

“tengo esta sensación de que si toco de nuevo, tal vez me llegue a escuchar”

-x-

De verdad las fiestas de Gackt eran extravagantes, la enorme mansión que poseía se llenaba de luces y espectáculos extraños. Aquel año la temática era del circo, por lo que había gente vestida con atuendos de mil colores ofreciendo pequeñas demostraciones, tragafuegos, caminantes de la cuerda floja, malabaristas y payasos por doquier. La gente lucía entretenida desde el momento en el que llegabas donde varias personas estaban en el jardín bebiendo y platicando cerca de las enormes fuentes.

Aoi no quiso permanecer en el jardín, entró a la mansión en busca de alguna distracción que pudiera acabar con su fastidio. Odiaba esa clase de ambiente, todos sus compañeros del trabajo, gente importante del gobierno y demás, utilizaban ese tipo de fiestas para beber hasta hartarse y hacer desfiguros de los cuales nadie hablaba el día siguiente. Había mujeres desnudas bailando con serpientes alrededor de su cuello, otras nada mas desnudas bailando sobre algún mandatario, hombres en ropa interior alimentando a los asistentes con bocadillos tan caros que uno solo podría alimentar a una familia entera durante una semana.

El abogado pelinegro perdió de vista a Tora, pero no le importó mucho, no le iba a negar a su asistente si quería formar parte de aquello. Se dirigió por mero instinto hacia donde tocaba una banda, por alguna razón le llamó la atención aún si ya no escuchaba música como lo había hecho antes. La canción le era extrañamente familiar.  Cayó en una increíble sorpresa al llegar y ver a la banda, SU banda tocando, Ruki cantaba. Lucía igual que siempre, sólo el color de su cabello era diferente, de color castaño en la raíz y rubio en las puntas, tampoco estaba tan regordete como antes, se veía bastante estilizado, pero era lo único seguía siendo el mismo Ruki de siempre. Bastó que sus miradas se cruzaran durante un segundo para que el vocal detuviera la presentación argumentando un descanso para la banda.

-mira a quien tenemos aquí – dijo en tono burlón – el señor abogado ¿Cómo te trata la vida de los doblecara? – quiso retarlo.

Aoi torció la boca – ¿hace once años que no nos vemos y es todo lo que dices? – contestó un poco molesto.

-¿qué mas quieres que te diga? ¿Aoi mira como desperdiciaste tu vida convirtiéndote en todo aquello que siempre odiaste, nos abandonaste por nada y ahora eres un maldito hipócrita que se aprovecha de los impuestos para hacer fiestas como esta? – aplaudió – felicidades, al menos no te mueres de hambre…

El pelinegro no se contuvo más y tomó al mas bajo por la camisa - ¿de verdad quieres esto? Aquí estoy, pégame de una maldita vez, dame el golpe que no me diste cuando los dejé – siseó enfurecido y causando que más de uno los volteara a ver.

Ruki sonrió deshaciéndose del agarre y sin más le soltó el puñetazo a Aoi, varias mujeres presentes gritaron y hubo varios murmullos – ¿sabes que canción tocábamos ahorita? – el otro se limpió la sangre mientras asentía – ¿ya se te olvidó a quien se la escribiste? – volvió a sonreír

-jodete – le dijo y salió disparado de ahí sin mirar atrás.

-x-

Kanon estaba aterrado, se encontraba en una enorme habitación, debía admitir que era hermosa, tenía una cama matrimonial y los muebles de estilo colonial lucían por demás costosos. Gackt lo había dejado ahí desde que había llegado, le había dicho que permaneciera en silencio que después de la fiesta se ocuparía de él y era eso precisamente lo que le aterraba.

Trató de concentrarse en la música que escuchaba desde abajo, al parecer una banda estaba tocando, aunque en ese momento se había detenido. Lo cual era una lástima, las canciones le producían una sensación extraña, no a la que estaba acostumbrado cuando escuchaba música, esta vez era aún más especial, como si tuviera una conexión aún más especial con aquellas canciones. Pero ahora ya no se escuchaba y el miedo había regresado.

Estaba sentado debajo de la enorme y única ventana de la habitación, tenía las luces apagadas y abrazaba sus rodillas. Ya se había cansado de llorar y ahora optaba por ver através de la ventana, la luz de la luna.

-maldito Ruki – alcanzó a escuchar cuando la puerta se abrió de golpe. Kanon comenzó a temblar sin querer.

Sólo alcanzaba a distinguir una figura puesto que la luz del pasillo no era suficiente para iluminarlo por completo – no me haga daño – escondió la cara entre las rodillas.

-¿qué? – la voz de un hombre le contestó, cerró la puerta tras él y prendió la luz. El chico no pudo evitar asustarse aún más, se abrazó aun mas a sus piernas – hijo de….dime que eres hijo de Gackt – sonaba bastante sorprendido – o hijo de alguien de aquí – se acercó lentamente para no asustar mas al chico.

Kanon alzó la cara y chocó con la mirada de un hombre bastante atractivo, tenía los ojos oscuros y el cabello tan negro como el suyo. Vestía un traje costoso, pero lucía joven, había algo en él que le transmitió confianza y entonces negó en respuesta – llegué aquí hoy, yo…yo no tengo padres – y sin quererlo volvió a llorar.

-a ver, calmate – el otro se notaba sumamente incomodo, era claro que no tenía ni la más mínima idea de cómo consolar a alguien - ¿Qué haces aquí? – preguntó temiendo la respuesta.

-Gackt me trajo – hipó mientras trataba de contener las lagrimas.

Chasqueó la lengua y se sentó a su lado – soy Aoi – se presentó con voz calmada - ¿tu cómo te llamas?

-Kanon

-muy bien, ¿Cuántos años tienes?

-doce – se limpió las lagrimas que aun salían de sus ojos.

Aoi sintió una punzada en el estomago, doce años. Su hijo debería tener la misma edad para ese momento - ¿o sea que Gackt te adoptó? – preguntó, aunque no estaba seguro de querer saber la respuesta. Si su jefe estuviera planeando algo como aquello lo hubiera publicado en todos lados para demostrar lo buen ciudadano que era, eso mismo lo hacía preocuparse de que el niño estuviera ahí, también sabía la clase de depravado que podía llegar a ser el juez.

-yo, yo sólo quería aprender música y la directora se enojó y me entregó con él – se hizo más pequeño abrazándose a un más.

-me lleva…mi propio jefe…- se revolvió el cabello. Maldita la hora que había abierto la puerta, por supuesto que no podía dejar al niño así. Pensó en su propio hijo y como lo protegería con su vida aún si ni siquiera lo conocía. Sin embargo no podía sacar al niño de ahí como si nada, si Gackt lo encontraba sería su perdición.

La banda comenzó a tocar nuevamente y una sonrisa se dibujó en el rostro del chico, parecía estar bien con sólo escuchar la música.

-¿te gusta? – le preguntó Aoi aún pensando que hacer

-más que comer – fue la respuesta que obtuvo, se sorprendió bastante – a veces, cuando escucho la música cierro los ojos y creo que puedo ver a mis padres, si tan solo pudiera tocarla podría encontrarlos – dijo con absoluta seguridad.

Pensó en su hijo, en Uruha, si el castaño le enseñaría música a su hijo y le diría que su padre fue guitarrista ¿le gustaría? De pronto se sintió avergonzado de no haber tocado una guitarra en once años ¿qué podría decirle a su hijo si se había alejado de la música? ¿si él era producto del amor entre la música y sus propios padres? Y ahí estaba ese chico, en medio de todo un caos y sonriendo con una canción que conocía muy bien.

-esa canción la compuse yo – dijo en un susurro.

Kanon abrió mucho los ojos -¿en serio? ¿cómo no la estás tocando? – parecía un poco escéptico.

Aoi sonrió – hace mucho que no toco, pero esa banda, solía pertenecer a ella, aún tocan mis canciones al parecer – explicó notando lo feliz que lo hacía que su banda aun lo tomara en cuenta.

-¿por qué no tocar? – el niño hizo una expresión que Aoi encontró por demás tierna.

-ahora tengo otras responsabilidades, soy un importante abogado. El tocar en una banda, bueno creo que ya no estoy en edad

-no creo que exista algo como eso, yo estoy desesperadamente tratando de buscar la música y tu, tu quieres huir de ella – Kanon de verdad lucía triste – tu tienes la opción de volver a tocar ¿sabes? Yo…-se estremeció.

“tal vez si tocara Uruha me escucharía”

Aoi se levantó de golpe sacudiéndose – de acuerdo, tienes un punto. No será fácil y me debo estar volviendo loco pero bueno…

-¿ya te vas? – la expresión del chico cambió por una de pánico

-te equivocas, nos vamos. Es obvio que no te voy a dejar aquí – le tendió la mano.

-pero Gackt, te despedirá o peor – tragó saliva.

El mayor se soltó la corbata – acabo de decidir que renunciaré de todas formas. Sigamos la música – suspiró y lo tomó de la mano – a ver como le hacemos para salir sin que nos vean…me estoy volviendo loco…

-¿Por qué me ayudas? – preguntó Kanon antes de que abriera la puerta.

Aoi lo miró profundamente – creo que si fuera mi hijo el que estuviera en tu situación quisiera que alguien lo ayudara y no lo dejara solo – explicó.

-¿tienes un hijo?

-es una larga historia – abrió la puerta y se asomó al pasillo. Como lo imagino estaba desierto. Había subido a despejarse después de la pelea contra Ruki, no estaba prohibido entrar en las habitaciones y sólo había planeado calmarse cinco minutos y regresar. Ahora esto se había vuelto una misión que mas de rescate sus conocimientos legales eran los suficientes para saber que era poco menos que secuestro, pero él conocía los rumores que habían alrededor de Gackt, aunque jamás los creyó ciertos. Esa noche al encontrar a Kanon supo que todo era verdad, su jefe era poco menos que un pervertido y aún así no tenía el valor para acusarlo.

Se limitó a sacar a Kanon de la casa, lo cual no fue difícil considerando la cantidad de gente que había. Lo subió a su auto y se pusieron en marcha.

-¿Por qué confiaste en mi? Podría ser igual o peor que Gackt – preguntó Aoi cuando se acercaban a un restaurante para cenar.

-no lo sé, pero tu compusiste esas canciones. Nadie capaz de componer así sería malo. 

Aoi sólo pudo asentir. Y una necesidad de tocar la guitarra se instaló en su cabeza. 

Notas finales:

que les parecio???

merezco un review?


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).