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La nueva familia de papá por lizergchan

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Disclaimer: Los personajes de Sherlock Holmes no me pertenecen, sino a su autor Sir Arthur Conan Doyle, la serie “Sherlock” pertenece a la BBC. Este fic lo hice sólo y únicamente como diversión.

Personajes: Sherlock, John Watson y otros.

Aclaraciones y Advertencia: Este fic contiene Slash, lemon,  y lo que se me vaya ocurriendo, kesesesese.

Resumen:¿Sherlock Holmes tiene una hija?, ¿Cómo es eso posible? La vida del detective consultor dará un giro de 180°

 

 

OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO

 

 

La familia de papá

 

 

 

Capítulo 02.- Dos Holmes para un Watson

 

 

Al llegar al 211B de Baker Street, la señora Hudson lo abordó, la mujer estaba alarmada pues unos hombres habían entrado al departamento de Sherlock y John para dejar una gran cantidad de cajas y seis maletas de color negro.

 

—¡Dios santo, Sherlock!, ¿es otro de tus raros caso? —exclamó la casera antes de reparar en la presencia de la niña. —Buenas tardes querida.

—Buenas tardes, señora Hudson —la anciana se sorprendido, pues no recordaba haberla visto antes y dudaba que Sherlock o John le hubiesen hablado de ella a un posible cliente.

—Sera mejor que se siente, señora Hudson —comentó el ex militar, seguro que al conocer la identidad de la niña sufriría un desmayo o algo parecido. Padre e hija pusieron los ojos en blanco.

—Su nombre es Sherly, vivirá con nosotros a partir de ahora, es mi hija, biológica, no adoptiva, su madre falleció hace poco.

 

John se acercó a la señora Hudson, preocupado de que ésta pudiera desmayarse por la impresión, pero la anciana sólo le sonrió a la niña.

 

—¿Hija? —Sherly asintió con la cabeza —Oh, vaya, Sherlock, ¿tuviste que esperar un momento así para traerla? —dijo la mujer en tono de regaño. —Querida, si necesitas algo, puedes avisarme.

—Gracias, señora Hudson —la aludida se acercó a Sherly y la abrazó, haciendo que la joven se tensara pues no era de su agrado el contacto físico.

—Deben tener hambre, iré a prepararles algo de comer —dijo la anciana y se fue a su departamento.

 

John suspiró aliviado, la casera se había tomado la noticia mejor de lo que él lo había hecho. Miró el desorden que hacían las cajas de Sherly, unido al caos de las cosas de Sherlock; ahora que lo pensaba, ¿en dónde dormiría la niña? El departamento contaba únicamente con dos habitaciones, la pequeña no podía dormir con ellos y de ninguna manera él y Sherlock podían hacerlo, ya de por sí las personas creían que eran pareja y el compartir la misma alcoba sólo haría que hablaran más.

 

—¿Dormiremos juntos, padre? —dijo Sherly, sacando a John de sus pensamientos. El detective asintió con la cabeza y le señaló donde se encontraba su habitación.

—Esperen, esperen —padre e hija miraron al doctor —. Sherlock, ella no puede dormir en la misma cama que tú.

—¿Por qué no? Tampoco es como si yo la usara mucho —dijo el detective encogiéndose de hombros.

—Sherlock, ella es una niña, necesita… tú sabes… intimidad… —John no sabía cómo explicarle a su amigo que las mujeres necesitaban su espacio y no era correcto que durmiera en la misma habitación que un hombre mayor (aunque éste fuese su padre), aquello podría dar pie a que las personas pensaran lo qué no es.

—No entiendo, ¿Por qué no podemos? —preguntó Sherly poniendo una expresión parecida a la del detective consultor. —Cuando padre vivía con madre y conmigo, siempre dormíamos juntos.

 

Sherly estaba en pleno desarrollo, pronto entraría en la adolescencia y muchos cambios surgirían en ella, dormir con un hombre no era lo mejor para su crecimiento.

 

—Creo que no hay otra solución —dijo John dando un respiro resignado. Iba a extrañar vivir con Sherlock, pero ahora él tenía un deber con su hija y no podía descuidarla, no más, no se lo permitiría. —Sherly se queda con mi habitación y yo buscaré un apartamen…

—No —dijeron ambos Holmes a la vez.

 

Sherlock no estaba dispuesto a dejar ir a John, esos tres años en los que habían estado separados fueron un infierno para el detective y únicamente la presencia de su amigo podía salvarlo.

 

—No seas dramático John, Sherly se queda en mi habitación. Nada va a cambiar —el ex militar cerró los ojos y dio un pesado suspiro. Por supuesto que las cosas cambiaban con la presencia de la niña era todo distinto.

 

Watson se sentía engañado. Todo lo que creía saber de su amigo sobre relaciones, era mentira, Sherlock estaba casado… ahora viudo, tenía una hija que debía ser el centro de su mundo, que necesitaba de él  más que nunca y que era obvio que el detective estaba dispuesto a hacer lo que fuera por su niña, ¿pero y él?, ¿Dónde quedaba John?

 

—Sherlock, entiende; tu hija necesita un espacio privado y…

—¿Dejará a un inocente y pobre niña que ha perdido a su madre con él? —dijo mirando a John con los ojos cristalinos, como si estuviera a punto de llorar. Al ver cómo el militar parecía no ceder, agregó —. Si nos deja solos, le aseguro que volaremos la manzana entera —Sherly sabía lo mucho que ese hombre significaba para su padre y tenía curiosidad de saber que había visto en alguien tan común y mundano como lo era John Watson, si lo dejaba ir, su experimento se vería comprometido.

 

Sherlock sonrió; sabía lo manipuladora que era su hija, pero incluso ella tendría problemas con alguien como John, por eso decidió ayudarla.

 

—Cierto, supongo que podemos realizar algunos experimentos con material explosivo.

—La señora Hudson no los dejará traer nada peligroso —replicó John entrecerrando los ojos, no le gustaba para nada la sonrisa de esos dos, en especial porque sabía lo difícil que le resultaba decirle no a Sherlock a dos le sería prácticamente imposible.

 

Padre e hija miraron al doctor con tanta inocencia que cualquiera (que no conociera a Sherlock), caería rendido ante tanta ternura y belleza.

 

—Se sorprendería, querido señor Watson, de lo fácil que es construir una bomba con cosas tan cotidianas —luego, Sherly movió sus pestañas e hizo un puchero que la hizo ver más adorable.

 

Sherlock se mantuvo serio, había deducido las intenciones de su hija desde el principio y, aunque se le había unido, ahora le desagradaba lo que estaba causando; John le estaba prestando demasiada atención a Sherly e ignorándolo a él.

 

—Le diré a Mycroft que los mantenga vigilados —John no estaba dispuesto a dar su brazo a torcer tan fácilmente, ni tampoco Sherlock y su hija.

—Oh, vamos John, estas siendo demasiado melodramático —el aludido lo miró con tristeza, en verdad, no quería irse, pero estar bajo el mismo techo que Sherlock y su hija, lo lastimaban, pues era el recordatorio de lo lejos que estaba del detective. Un sollozo, hizo que ambos adultos dejaran de discutir para mirar a la niña quien se encontraba de rodillas, cubriéndose el rostro con ambas manos.

—¿Sherly? —la llamó John preocupado; se acercó lentamente a la joven, su cuerpo temblaba a causa de los sollozos reprimidos.

—Por mi culpa… es mi culpa —Watson posó una mano trémula en el hombro de la niña quien le miró con ojos bañados en lágrimas y las mejillas sonrojadas por el llanto. A John se le rompió el corazón.

—¿A qué te refieres? —preguntó John preocupado por la reacción de la niña.

—Por… por mi culpa usted quiere de… ¡a mi papá! —dijo llorando con más ganas y todas las defensas de John desaparecieron. Abrazó a la niña tratando de reconfortarla; Sherly se aferró a él como si su vida dependiera de ello.

—Eso no es verdad, no voy a dejar a tu papá —le aseguró acariciándole la espalda, la pequeña se removió entre los brazos de John, manchando su suéter con mucosidad y lágrimas.

—¿Ni a mí? —preguntó mirándolo con suplica y el corazón de Watson se derritió por completo. Cargó a la niña para ir a sentarse en su sillón con ella en su regazo.

—No Sherly, no dejaré a ninguno.

—¿Lo promete? —dijo levantando su meñique, Jonh sonrió y entrelazo el suyo con la pequeña.

—Lo prometo.

—¿Me leerá cuentos para dormir? —le preguntó limpiándose la lágrimas, John asintió con la cabeza y la niña sonrió. Como si nada hubiese pasado, Sherly se bajó de un salto de las piernas del adulto y se acercó a su padre con una expresión muy parecida a las que Sherlock ponía cuando resolvía un caso.

—Iré a cambiarme de ropa —dijo, tomó una maleta y desapareció dentro de la habitación del detective.

 

Cuando los dos adultos se quedaron solos, Sherlock rompió en risas a causa de la mirada confundida de su amigo. Aunque le desagradaba que Sherly hubiese tocado a John a SU John, estaba orgulloso por  cómo su hija logró  engañar a Watson (y por un momento a él), para lograr su cometido.

 

—Te ha ganado una niña de casi diez años —John, lejos de enojarse, se unió a risa de Sherlock, sí, le había derrotado una pequeña, pero no se sentía humillado, al contrario, estaba orgulloso de ella, quien era sin duda la hija del mejor y único detective consultor del mundo.

 

Sherly salió de la habitación, se acercó a John que aún estaba sentado en su sillón y le dio un beso en la mejilla y luego a Sherlock, quien levantó una ceja, un tanto extrañado por el comportamiento de su hija.

 

John contuvo la risa; todos los miedos que había sentido desde que supo de la niña, habían desaparecido, ahora sabía que ambos Holmes le estaban dando el increíble privilegio de estar con ellos.

 

 

 

Continuará…


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