JongUp
“Cuenta la leyenda que si despiertas a Kim HimChan muy temprano, éste te arranca la cabeza con mucha furia y odio explosivo”
“Muy gracioso, buenos días JongUp”
Capítulo 2
Desastre. Desastre fue mi primer palabra al escuchar la noticia que me daba HimChan ese día. Yo nunca me pude haber imaginado ni si quiera ser arrollado por un auto deportivo como tampoco pude haber imaginado que un día me darían una noticia de ese calibre.
Me sentí mal de inmediato, desde que escuché la seriedad que provenía de mi hyung. No podía asimilarlo, era extraño. Inusual. Puesto que yo siempre he cuidado de mi salud.
Y de esta manera conocí a ese tan llamado ‘destino’ o quizás ‘karma’.
Ese día le pedí a hyung que me dejara solo. Tenía de alguna manera explicarme que desde ahora esa sería mi realidad. Ser un enfermo y escuchar en unos meses la palabra “terminal”. Traté de encontrar algo positivo, pero mis lágrimas comenzaron a salir de inmediato cuando recordé todos aquellos casos que me habían platicado y lo mucho que se sufre durante la lucha contra esta enfermedad. Y realmente yo no tenía ganas de luchar.
Tengo miedo, soy muy joven y estoy solo. Toda mi familia está lejos de mí, pero en especial mis padres son quienes me han dejado más solo, después de todo no conozco a mi madre y mi padre murió hace poco debido a un accidente de trabajo. No tengo a nadie que se preocupe por mí… a excepción de aquel chico con dientes de conejo.
Lloré en silencio algunas horas hasta que volví a quedarme dormido. No puedo recordar mis sueños, pero sé que de todos modos no era algo lindo para recordar. Cuando desperté a la mañana siguiente HimChan me tenía de la mano mientras se encontraba dormido. Ha de estar muerto de cansancio.
Lo observé un buen rato y mis pensamientos se desviaron a muchas posibilidades más. Como el hecho de que el testarudo de mi hyung tiene razón en sus argumentos de nuestra pelea pasada.
Yo no he hecho nada de lo que siempre he querido. Y a este paso nunca lo haré.
Pienso en todas esas cosas que deseo, incluso desde joven, y me doy cuenta que no son tan difíciles de conseguir, pero que realmente nunca me atreví. Desde pequeño desee con todas mis fuerzas ser un bailarín de prestigio y quizás también cantante, pero también recuerdo que la primera vez que lo intenté fue el mismo día en que me llamaron por lo del accidente de mi padre. La segunda vez que quise lograrlo fue hace muy poco, pero de nuevo sentí algo que me amarraba a estar aquí en Busan.
Y ese algo es justamente este conejo. No intento nada porque todo implica alejarme de él y sinceramente no es una opción en mi vida. Por más que me regañe jamás pensé en moverme un solo centímetro si Himchan no lo hacía conmigo.
Desde el momento en que lo conocí comencé a depender un poco de él.
Y al fin después de un tiempo despertó. Cerré mis ojos de inmediato fingiendo estar dormido, pero de la nada quiso irse a no sé dónde. Por su puesto yo lo evité, no quería que se alejara de mí en estos momentos en los que lo necesito tanto.
Me armé de valor y después de una plática pequeña, le admito lo que quiero: “Cuando salga necesito que estés conmigo… -sonreí porque quise evitar llorar- necesito que estés ahí para mí cuando logre mis objetivos. Después de todo, creo que eres el único loco que me aplaudiría por cualquier cosa que haga”
Porque es verdad, sólo él lo haría.
“Sabes que siempre voy a estar ahí molestándote, y claro, aplaudiendo todo lo que tu hagas mientras lo logres como es debido”
Sé que también la está pasando mal, sus ojos se pusieron vidriosos y sentí cómo apretó más mi mano.
El día en el que me dieron el alta, me dio por querer molestarlo. Siempre he sabido que lo que más le cabrea es que lo despierten temprano. Tomé el teléfono de la habitación y marqué su celular. De buenas que me lo sé de memoria.
“Muy gracioso, buenos días JongUp” apenas me dice aquello que me echó a reír. Por lo menos tardará unas dos horas para llegar al hospital, nunca sale sin arreglar toda su imagen de conejo elegante.
Me regresaron mis pertenencias y noté que mi celular estaba totalmente atrofiado. Supongo que en verdad fue un gran accidente. Entonces por mi mente pasa la idea de que la primer cosa que haré será salir y comprar un celular.
Pronto me doy cuenta de que ya empiezo a actuar como la gente que va a morir. Pero me niego de inmediato, no planeo estar deprimido, no sabiendo cómo se pone mi hyung. A veces me protege demasiado, quizás porque es mayor que yo.
Por lo que veo me dejan las vendas aún puestas con indicaciones de que no haga cosas muy riesgosas, que de preferencia no haga nada y me quede como un vago. Me va a ser difícil, ya que siempre me la paso ejercitando o bailando en las noches.
Pasó una hora y mi hyung ya estaba de pie junto a la puerta de mi habitación mientras yo comía una de las gelatinas que una enfermera me había regalado. Me sorprende que no se tardara tanto como esperé.
“¡Al fin saliste!” me sonrió feliz, luego me ayudó a caminar poniendo su mano por mi cintura.
“¿H-hyung?” me sorprendí, no me esperaba ese repentino contacto. Me sentí un poco tímido.
“Te vas a caer si no te sostengo” fue su única respuesta.
Seguido de ahí nos fuimos en su auto a mi casa. Platicamos como siempre, la verdad ni yo me sentía con ganas de hablar cosas tristes. Una vez aquí le invité a quedarse un momento, pero me dijo que tenía cosas que hacer pero que de todas maneras regresaría para comer conmigo.
Me supongo que aún sigue triste.
Estaba en la sala de mi hogar con las luces apagadas. Comencé a analizarlo todo como si no hubiese estado ahí en décadas. Los muebles estaban en su mismo lugar, la cocina también está ordenada y mi habitación no es la excepción. Todo estaba justo como lo había dejado. Como casi dejo para siempre.
Estoy muy, muy desubicado. Es todo tan irreal pero aun así trato de estar como si nada. Es difícil y eso que las cosas aún no empeoran. Descolgué mi teléfono y llamé a mi lugar de trabajo. Desde que entré a la universidad me había visto en la necesidad de trabajar al mismo tiempo, a pesar de que tengo una buena beca para mis estudios. Enseñaba defensa personal a personas de diferentes edades pero ahora no tengo ni la más mínima idea de que pasó con todo eso, aunque me alegra no ser el único ‘maestro’ del lugar.
Mi jefe no me dijo nada malo, de hecho estaba enterado de mi situación debido a que Himchan habló con él apenas pasó todo esto. No puedo creer que mi hyung hasta se haya hecho cargo de esto también. Al final concordamos que en cuanto me sintiera mejor podría volver a dar lecciones como siempre. Obviamente no estaba enterado de mi otra situación, y no, no pienso decirle, por lo menos no tan pronto.
Como no tenía nada que hacer me puse a ordenar mis cosas. Así fue como se me pasó el tiempo volando. Siendo las 5pm HimChan volvió cargado con un montón de cosas, se puso a llenar creo toda mi cocina. Me dijo que me quedara quieto y que no moviera ni un solo dedo, pues él me haría algo saludable para comer.
“Hyung, ¿Es porque voy a morir?” me digné a preguntarle como si se tratara de un tema de lo más normal. De hecho ya estoy pensando en acostumbrarme a ello.
“Uppie –volteé a verlo y me dio un leve golpe en mi cabeza- no digas tonterías. Recuerda mis palabras: no.vas.a.morir, te lo juro”
“Suenas tan seguro”
“Es porque lo estoy, primero me muero yo antes que tú”
Le sonreí de nuevo. Me gustaba escuchar eso. Y durante la comida no le volví a comentar nada al respecto.
La situación fue la misma durante los siguientes 4 días. HimChan llegaba en las mañanas y hacía no sé qué tantas cosas en mi casa, luego se iba y regresaba en las tardes para comer conmigo y asegurarse de que estoy bien, de hecho solo le faltaba dormir conmigo… ok, esa idea me confunde...
Pues bien, con su presencia casi nunca me encontraba solo, siempre estaba ese chico rubio haciendo cosas absurdas como si yo fuera un niño y necesitara de todas esas cosas.
Pero cuando solo estaba yo en casa siempre podía pensar en el futuro y en todas las cosas que ya me decidí hacer. Creo que ver dramas me afectó demás, pues hasta ahora tengo una lista de las cosas que quiero hacer antes de morir.
Y durante la comida se lo he hecho saber a HimChan
“¡¿A dónde!? ¡¿Con quién?! -se atragantaba con algunos pedazos de carne- ¡¿Por qué ir a estados unidos!? ¡Puedo comprarte un disco del Chris Brown aquí! ¡La colección completa si así quieres!”
“Hyung… No sólo es por eso”
“¡Es que! ¡Te vas a perder igual que aquella vez!”
“Puede ser… pero no iré solo”
“¡¿Qué!?” seguido comenzó a balbucear no sé qué cosas
“Hyung… ¿vas conmigo?” dije por lo bajo, con una sonrisa tímida en mi rostro… no sabía cómo decirle y no sabía qué pensaría al respecto.
Calló por un buen tiempo como analizando lo que le acababa de decir, eso me hizo querer retirar mis palabras pero cuando iba a hacerlo por fin dijo algo: “No lo sé, no soy bueno con el inglés”
“¡Hyung!... –también me quedé estático unos segundos, ¿eso era un sí o un no?- me perderé si no vas hyung” traté una vez más, pero algo en mi me decía que sería un no…
“No necesitas irte, Uppie” concluyó desviando la mirada. Bien, es un no.
Un no que no acepté con los días.
Porque en estos momentos están voceando mi vuelo a estados unidos, precisamente a las 8:15am