Capítulo 13
Pronto cayó la tarde, y para ser precisos la hora en que Kagami salía del trabajo; Kuroko se colocó un abrigo negro y un sombrero que le hacía juego al resto de su atuendo, tomó su celular y se puso marcha en dirección al despacho jurídico. Quería comprobar lo que Hyuga le contó el día anterior; y no por nada había sido el mejor espía que trabajó para la familia Akashi.
>>Flashback
Ciertamente su ex – capitán le amargó la noche con ese cuento que por nada del mundo creía, pero por otro lado le dio vueltas a ese asunto a tal grado de no conciliar el sueño y despertar de mal humor.
Lo dicho en el café no fue otra cosa más que la verdad sobre la noche que Kagami no llegó a casa.
Le contó con detalle todo lo que el megane supo por la boca del peli rojo, y puso muy en claro que él y Teppei jamás lo recibieron en su casa, pues ese día visitaron a sus padres para que conocieran a su hermoso hijo.
Kuroko quedó perplejo con esa primera confesión, y se cuestionó miles de cosas que en ese instante cruzaron por su mente, pero Hyuga sin dejarlo articular palabra prosiguió con la historia; le platicó un poco del bar, sus frecuentes salidas con el pediatra y que aquel día Kagami había quedado ebrio en la casa de su amigo.
Desde el momento que el pelinegro menciono a Himuro, el rostro de Kuroko se tornó un tanto rojo, era evidente que estaba muy enojado, y dicho enojo aumentó aun más; pues al final del relato supo que su marido y el pediatra habían tenido contacto sexual aquella noche.
Fin del Flashback <<
Ahora mismo se encuentra persiguiendo a su esposo; hasta ese instante no había nada extraño. Kagami entraba a las tiendas que estaban a su paso, husmeaba un poco y sin comprar nada salía de un establecimiento para entrar a otro.
Poco a poco se alejaron de los sitios concurridos; se hizo un poco más de noche, ahora la negrura invadía las solitarias callejuelas por donde transitaban ambos; sin embargo, al doblar en una esquina Kagami se paró frente a la entrada de un bar, no era como los que el peli celeste solía visitar con sus amigos, pero tenía que entrar si es que quería enterarse de que sucedería en su interior.
Se sentó lo suficientemente lejos para que el de ojos rojos no lo reconociera, pero en un lugar estratégico para notar lo que hiciera Kagami con su amigo si es que el último llegaba. El peli rojo empezó a beber solo y dentro de aproximadamente una hora llegó el azabache. Kuroko contuvo con todas sus fuerzas el irle a gritar y permaneció tranquilo en su mesa como si nada hubiera pasado.
Nada raro sucedió, solo tomaban y platicaban de cosas que Kuroko no alcazaba a escuchar de todo. Llegó la media noche y ambos abandonaron el bar. Himuro salió un poco más ebrio que su acompañante, así que con ese pretexto se colgó del brazo del más alto y emprendieron marchar hacia el coche del peli rojo.
Kuroko sin perderse ningún detalle, considero que la investigación había sido solo una pérdida de tiempo pues a esas alturas no sucedía nada extraño; pero continúo observando con atención el espectáculo, Himuro caminaba zigzagueando por la acera y Kagami lo intentaba ayudar a mantenerse de pie. Pronto llegaron a la puerta del auto, y sin más el esposo de Kuroko besó a su amigo ebrio. Ambos se correspondieron las caricias… Y eso fue todo lo que el oji azul decidió ver.
Ese pequeño detalle le pareció suficiente para creerle a Hyuga y asegurar que no era la primera vez que ocurría algo entre ellos.
Kuroko regresó a casa con un millón de dudas y con cierto coraje y frustración que lo hacía perder el juicio.
-¿Desde cuándo es que me ha engañado?- gritó con furia arrojando su sortija de matrimonio al suelo mientras que rodaban las lágrimas por sus mejillas sonrojadas. […]