Capitulo 4
Ambos se encontraban en la mesa, con un par de copas servidas con el más fino vino que tenían y el platillo preparado por Kuroko; carecía de apariencia apetitosa pero el aroma era delicioso.
-¿Qué se supone que es esto?- preguntó Kagami señalando el plato.
-Intenté hacer pescado al ajillo con un suflé de papas, pero…- miró el plato decepcionado -…todo terminó así-
-Uhmm~ ¡¡No importa!! De todas formas gracias por el esfuerzo- sonrió inocente el de ojos rojos.
-¡Salud!- brindaron contentos mostrando su amor que crecía cada que sus miradas se encontraban. Sin embargo, ninguno de los dos se atrevió a decir una palabra afectiva; y solo se dedicaron a hablar de trabajo.
A Kagami parecía irle bien, hasta la fecha tenía un impecable de historial de casos ganados y clientes felices, y aunque el actual lucía difícil de ganar, él estaba seguro de que cumpliría su objetivo con satisfacción.
Kuroko sonreía, pues le complacía que su esposo fuera eficiente, pero le preocupaba que él formara para del gran número de desempleados.
>>Flashback
Antes de la ocurrida tragedia, Kuroko trabajaba como espía de la mafia, era la mano derecha de Akashi y a menudo salía de viaje para investigar sobre los asuntos externos que pudieran afectar las finanzas de la familia del pelirojo. Cuando Kuroko cayó en depresión Akashi le prometió que lo esperaría el tiempo que él necesitara para recuperarse… Pero Kuroko estaba casi seguro de que alguien mejor que él ya lo había sustituido.
Fin del flashback <<
Siguieron tonteando con asuntos similares, pero Kuroko interrumpió la conversación de su esposo.
-Kagami-kun, buscaré un nuevo empleo- dijo dejando los cubiertos al lado del plato.
-¿Eh?- lo miró sorprendido el otro mientras pasaba el bocado que tenía –Pero Akashi…-
-Creo que ese trabajo es peligroso, además…- se quedó pensativo buscando las palabras adecuadas.
-¿Además?- el pelirojo arqueó una ceja y dejo de comer.
-No quiero separarme de ti- bajo la mirada con cierto rubor en el rostro.
-Pero es por trabajo, antes no te importaba demasiado ese asunto- dijo como intento para animarlo. Kuroko se levantó de golpe y colocó sus manos sobre la mesa haciendo tintinear la vajilla.
-Quiero que crezca la familia- por su cara lo decía en serio. Kagami trago en seco y abrió grandes los ojos.
-Hoy estas muy extraño. ¿Le pusiste algo al suflé?- dijo entre risas.
-Hablo en serio, Kagami-kun- el menor recuperó su anterior posición y se relajó un poco en el asiento.
-Hmmm… el de rojos cabellos se quedó pensando. –No deberíamos, eres demasiado débil y las cosas se pueden complicar- alegó.
-Nunca consideraste esa opción conmigo. ¿Cierto?- aseguró Kuroko con cara triste.
-No es exactamente eso, pero…- Kagami suspiró rascándose la nuca.
-Pero yo quiero tener hijos contigo- dijo desafiante el otro.
-Hai~ Hai~- asintió en tono cantado. -Pero primero necesitas hacerte una revisión general y creo que sería bueno que asistieras con un psicólogo- el rostro de Kagami se tornó de color cereza al aceptar tener hijos con Kuroko, así que bebió un poco de agua y miró en dirección al mar para evitar la profunda mirada de su marido.
-¡No quiero!- replicó Kuroko al instante.
-Entonces no hay hijos- dijo muy serio su pareja.
-Es injusto- le buscó la mirada para convencerlo.
-Ni creas que te dejaré hacer un esfuerzo que tu cuerpo no puede soportar- ambos estaban muy decididos a los que decían y tal parecía que Kagami no iba a ceder a los caprichos de Kuroko. –Y no quiero escuchar más peros ni quejas; si no acudes al médico no hay hijos y se acabó.- Kagami se levantó de la mesa para terminar esa charla, y trajo consigo el pequeño obsequio de Hyuga.
-En la tarjeta dice el nombre- lo colocó frente a su esposo y se volvió a sentar más cómodo que antes.
-Se lo agradeces de mi parte- dijo al instante que leyó el remitente de la tarjeta y luego prosiguió a desenvolver el presente.
Al abrir la pequeña caja de piel, ambos quedaron sorprendidos.
-No sé qué pretende al mandar esos regalos- dijo Kagami llevando una mano al rostro para disimular su molestia.
-¿Desde cuándo le alcanza para ese tipo de cosas?- preguntó el peli celeste en todo incrédulo; pues al igual que él; su marido y Hyuga trabajaban en uno de las tantas compañías de Akashi, y su sueldo era lo suficientemente elevado como para regalarle un reloj de oro. -¿Está bien que lo acepte?- murmuró mirando el regalo con atención.
-Estoy seguro que sí- sonrío Kagami, pues el ojiazul no había cambiado ni un poco.
El resto de la tarde siguieron discutiendo el asunto del médico. Kuroko se negaba rotundamente pero Kagami no cambió su postura y su marido termino accediendo con la condición de ir con el médico y psicólogo que él quisiera y no con los que Kagami sugería.
Cerraron el trato y brindaron por última vez en esa noche. Al poco rato, ambos subieron a su habitación y durmieron con la pareja que antes fueron. […]