Capítulo 9
Ya había pasado un mes desde que Kuroko y el resto estaban de vacaciones. Hoy se encontraban en Paris, a punto de salir del hotel para dar un tour por el sitio. A Takao no le había asentado del todo bien ir a Francia, así que sería el último día ahí y en la noche abordarían el vuelo para ir a E.U.
Kuroko estaba de lo más emocionado y continuamente tomaba fotos para enseñárselas a su esposo cuando estuviera de regreso en casa. Quizá todo estaba bien en Japón, pues aunque en las madrugadas recibían llamadas de sus respectivos maridos, no presentaban ninguna queja de estar solos o de tener que cuidar a los hijos ajenos por sí mismos. El día pasó relativamente rápido, y después de la cena, regresaron a sus habitaciones a empacar todo y partir al aeropuerto.
Al siguiente día ya estaban en un nuevo hotel de Los Ángeles; estando ahí no sabían a donde ir y los lugares turísticos en California era lo que sobraban. Así que discutieron el asunto a la hora del almuerzo para luego ponerse en marcha.
***
Kagami y Teppei se reunían todas las mañanas para ir al kínder y dejar a los niños que tenían bajo su cuidado, y en la tarde estaban a tiempo para llevarlos a sus respectivas casas y hacer los deberes sin preámbulos. Kagami se había hecho cargo de la niña, mientras Teppei cuidaba a su gemelo. El castaño claro era un poco más exigente que su amigo, pero ya había pasado mucho tiempo desde la última vez que habían salido y juntos decidieron llevarlos al centro de diversiones después de las clases.
Llegó la tarde, y efectivamente los dos más altos se reunieron en la puerta del kínder; los niños salieron muy felices de que al fin fueran a ir a algún lugar diferente, se colgaron de los brazos de sus respectivos “tíos”, pues ese parentesco se habían ganado desde que los empezaron a cuidar. Subieron a sus respectivos autos y se dirigieron al lugar prometido.
Pronto estuvieron frente a la noria y rodeados de otros juegos mecánicos. Los niños quedaron fascinados con tantas cosas a su alrededor, pero antes de hacer cualquier otra cosa, fueron a comer hamburguesas en local del parque.
Después de haber comido, los pequeños corrieron a los juegos de destreza. El niño desarrollaba mejor esa habilidad, mientras que la niña prefería subirse a juegos de altura considerable. Teppei y compañía cuidaban a los niños desde lejos y platicaban un poco sobre sus trabajos; pero rápidamente llegó el momento en que a los infantes se les antojó un helado; así que el peli rojo se quedó en un área de descanso y los otros tres se fueron a comprar lo que les apetecía.
Kagami se encontraba sentado esperando el regreso de los demás, cuando se percató de la presencia de uno de sus viejos amigos; dudoso de que fuera él o no, se acercó lentamente y cuando al fin lo reconoció lo saludo.
-¡¡¿¿Tatsuya??!! ¿Qué haces aquí?-
***
Estaban todos en el teatro, querían conocer un poco de la cultura Norteamericana y ese sería un buen evento que valía la pena observar. Se presentaba “La Bella y la Bestia” y aunque a ninguno de ellos les gustaban los cuentos de niños, para los futuros padres podría resultarles algo favorable.
La función tenía tiempo de haber comenzado y toda la audiencia permanecía en silencio asombrada por el espectáculo. Sin embargo, Kuroko tenía rato que no prestaba la mínima atención y por el contrario parecía estar sufriendo; no tardó mucho en levantarse de su asiento y salir del lugar; tras él, salió Takao para averiguar que estaba sucediendo.
Estando en el pasillo, Kuroko se relajó un poco, pero le informó al azabache que no se sentía bien y le dolía mucho el vientre. Takao sacó el celular y llamó al número de urgencias pidiendo una ambulancia; se mantuvo sereno y después le marcó a Akashi para infórmale la situación.
Pronto, el peli celeste estaba afuera con el resto de sus amigos, todos esperando impacientes la llegada de la ambulancia. Hyuga intentaba contactar a Kagami y a su marido, Akashi y Murasakibara llamaron un taxi, el de ojos bicolor para acompañar a Tetsuya y el peli morado para regresar al hotel. El oji azul se había quejado mucho del dolor, así que no duró mucho tiempo consiente y en cuanto llegó la ayuda los paramédicos actuaron de inmediato para ponerlo estable.
Cuando llegaron al hospital, los paramédicos dieron el informe a un médico especializado, Kuroko lucía bien, pero seguía inconsciente y eso era lo preocupante del asunto, pues un desmayo no era normal ni tampoco los dolores que sentía.
Hyuga por su lado, había perdido la calma pues ni su esposo ni Kagami respondían el celular o el teléfono de su casa. Akashi hablaba con la aseguradora para trasladar al enfermo al Japón y Murasakibara estaba de regreso con todo el equipaje de sus acompañantes y partir a su país cuando el médico lo indicara. […]