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AMORIS CAUSA por Whisperyuki

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Notas del capitulo:

Perdón por el retraso del regalo.
ADVERTENCIA:
Este capítulo está ambientado en el día de descanso de Ron. Contiene escenas explicitas de sexo entre hombres. Si eres menor de edad o no te gusta leer este tipo de escenas NO LO LEAS.

Dada la advertencia (me sentí importante XD) los dejo con el capítulo.

Toc, toc, toc.

-Mmmm.

TOC, TOC, TOC.

Se tapó la cabeza con una de sus  almohadas.

¡TOC, TOC, TOC, TOC, TOC!

Ron gruñó medio dormido. Quien estuviera tocando a su puerta a las…-sacó la mano de debajo de la almohada para revisar el reloj-… ¿una  de la mañana? Debía tener una muy buena excusa para despertarlo, como que por fin se desató el apocalipsis zombie o algo así por el estilo.

De mala gana se levantó de su cama, no quería abrir y mandar a la fregada a quien quiera que fuera, pero de seguro sus vecinos se quejarían por  el asunto. Revisó sus alarmas de tenebrismo, no encontró nada raro, aun así sacó su varita de debajo del colchón. Bostezó en el camino y verificó que la información del caso de Krum estuviera debidamente cubierta. Satisfecho, miró por la mirilla y rodó los ojos ¿Por qué no le extrañaba ver a Elliot parado allí?

-¡Ron abre, sé que estas allí!- gritó éste voz en cuello.

Considero muy seriamente no abrirle e irse a dormir de nuevo.

-¡Bebé, juro por Merlín que solo fue un beso!-silencio- ¡No pasó nada entre él y yo!

Completamente contrariado abrió la puerta y jaló adentro a su (pronto dejar de ser) amigo.

-¡¿Qué diablos estás pensando?!

Elliot se encogió de hombros y chascó la lengua. Un gesto que Ron encontraba de lo más desagradable.-Sirvió ¿no?

Ron palmeó su cara y la refregó. Debía hacer algo o iba a ahorcar al ahora peli teñido en borgoña. Le dio un buen vistazo al chico, que lucía unos pantalones bajos de mezclilla y una camiseta rasgada estratégicamente y una chaqueta. Lucía un poco desenfocado, de seguro traía encima algunos tragos ya que era fin de semana, aunque para ser sincero Elliot no necesitaba excusas para festejar-¿Acaso sabes la hora que es?

-La una de la mañana. Es temprano Ronnie.

 -No lo es.

-Oh vamos ¿Te has oído? Suenas como un abuelo que duerme como las gallinas.

-Trabaje un turno de cuarenta y ocho horas para tu información.

-Y yo sé que has durado hasta cuatro días en vela, gruñón.-Elliot hizo un puchero y revoloteó sus ojos- ¿Acaso no te da gusto verme?

-No. Ahora largo.

-Que genio.- Elliot llegó a la sala, se quitó la chaqueta y los zapatos y se puso cómodo en el sillón- Y yo aquí trayendo pollo tandori y cerveza para que cenaras conmigo.-Levantó las bolsas para que las viera el pelirrojo.

Ron se debatió entre correr a Elliot o comer. Su estómago protestó ante el maravilloso olor que desprendía la comida. Dio la vuelta.

-¿A dónde vas?

-Por los platos. Y a ponerme algo encima.- Ron apenas se dio cuenta que solo llevaba el pantalón del pijama.

-Yo disfruto de la vista.

Ron bufó. Fue a su habitación y se puso una camiseta de manga larga que sentía algo de frío. Cuando paso por la sala vio que Elliot ya había tomado los platos poniéndolos en la mesita de la sala  y dispuesto la comida.-Sírvete.- Le dijo mientras se servía una porción de arroz.

 Ron puso en su plato una gran pieza de pollo y arroz,  mientras que prácticamente devoraba su comida vio a su amigo, que bebía de su cerveza con grandes tragos. -¿Y?-preguntó con la boca llena.

-¿Qué, no puedo visitarte?

El pelirrojo dejo de mascar y le dio una mirada de “no me creo eso” a Elliot.

-Ok, ok.- Cedió, dando un gran suspiro.- Vengo de una despedida de soltero.

-Y…

-¿No lo vas a dejar?

-No, así que dime. 

-¡Todo mundo ligo menos yo!-Elliot lanzó los brazos al cielo, frustrado.- Eso era inaguantable. Tanto arrumaco y besuqueo me pusieron caliente, así que tuve que salir de allí. Total, nadie notó que faltaban cosas.

-Y decidiste venir con tu amigo gruñón para bajarte la calentura.

-Tus palabras, no las mías.                                                                                        

Ron gruñó.

-Oh vamos. Quiero divertirme contigo un rato. Necesitas desestresarte un poco. Ya sabes, sacudirte la polilla.

-No pienso salir.- Ron solo bromeaba. Realmente una salida no le caería mal.

-Aburrido.-Elliot se cruzó de brazos.  –Ya que no quieres salir  abuelito podemos jugar.- El chico revolvió en una de las bolsas que traía. ¡Tarán!- Sacó una caja cuadrada y casi plana. Apartó las cosas de la mesa y vació el contenido.

-Muuuy bien ¿y eso que es?

 Elliot rápidamente acomodó las cosas, dejando un tablero con unas fichas, un grupo de tarjetas de diferentes colores y un par de dados.- Esto mi amigo es un Fairchu!*. Tiras los dados, avanzas en las casillas y sacas la tarjeta según las indicaciones, el ganador se lleva el premio.  Bueno, eso me dijeron.- En la  palma de la mano alzó una caja cuadrada en rojo.

El pelirrojo se encogió de hombros. Realmente no tenía nada que perder, más que un estúpido juego. Con un piedra, papel o tijera eligieron los turnos, siendo Elliot el primero en tirar los dados.

El tiempo avanzó, al igual que los jugadores a través del tablero. Ron se preguntó varias veces que diablos de juego era, ya que había tenido que hacer varias cosas por demás bochornosas, como un streeptese u otras cosas que eran mejor no mencionar, nada extremo, pero si vergonzoso.

  Elliot se iba poniendo cada vez más ebrio y no estaba en sus cabales en el juego, ya hacía o decía puras payasadas. Ron por el contrario, estaba  decidido a ganar a pesar de ser un juego al azar. Elliot se quedó atascado en la cárcel, dándole la victoria al pelirrojo, que saltó y se mofó de Elliot solo para molestarlo, aunque este ni contestó pues se quedó completamente privado de sueño. Ron río, se encogió de hombros, acomodó a su amigo en el sillón que había agrandado con su magia  y lo tapó con una manta.  

Iba a su cama cuando recordó la cajita del premio. De seguro era una niñería, la tomó y la llevó con él. En la cama, Ron la examinó. Era una caja común y corriente y por lo visto inocua, ya que sus alarmas no sonaron cuando pasó a través de ellas. Curioso, quitó la tapa, saliendo de la caja disparado un polvo azul rey brillante y que le dio de lleno en la cara. Sintió sus ojos pesados y su cuerpo sin fuerza, resbaló por el colchón y ya no supo más.

********************************        

Estaba en la casa de Bill y Fleur. La noche ya había caído y de fondo se escuchaba la música, las pláticas triviales y las olas chocando. Estaba aburrido del ajetreo de la fiesta, así que había entrado a descansar un poco en la sala, lejos de la muchedumbre.

Cerró los ojos mientras descansaba  un rato. Sintió  una mirada sobre él, la sentía tan intensamente que quemaba. Abrió los ojos  y un par de ojos negros cual carbón lo miraban. Conocía esa mirada cual azor, era Viktor. Retuvo su respiración, no entendía porque lo miraba así. Con paso depredador el búlgaro se acercó, sentándose a un lado del pelirrojo. Extraño, ya que los demás asientos estaban solos y se veían más cómodos que el sofá de dos plazas donde Ron se había sentado.

Silencio.

Un silencio tenso, frágil, a la expectativa de ser roto por cualquiera de los dos, pero que ninguno rompía, sobre todo Ron que no sabía de qué iba el asunto.

El búlgaro pasó uno de sus brazos distraídamente atrás del sofá, en el camino, la mano rozó el cabello de Ron al descuido, provocándole calosfríos. Ron espero que la caricia terminara, pero continuo  con los dedos pasaban distraídamente por las rojas hebras  con pereza. Se sentía bien, tan bien que soltó un suspirito satisfecho, provocando una risita en el búlgaro, que al parecer esperaba esta señal para reducir la distancia, estando tan cerca de Ron que solo al ladear su rostro tuvo al alcance su oreja, le dio un ligero beso justo detrás de ella antes de susurrar-Me gustas.- con aguardentosa y ronca voz.

La reacción de Ron fue la de alejarse incrédulo, solo un poco ya que el reposabrazos se interponía en su camino. Sacudió la cabeza, tratando de detener el fuerte zumbido que desgarraba su mente por la comprensión de esas dos simples palabras.

Me gustas.

La mano tras su cabeza, que no se había retirado en su exabrupto, se cerró, halándolo al fuerte pecho de Viktor, tan cerca que pudo ver en los ojos color negro humo pequeños destellos de gris que hipnotizaban sus sentidos, al igual que la acompasada respiración. Ron lamió sus labios, muda invitación que Viktor aceptó, acortando la distancia. Empezó como un beso tímido, en prueba de ser aceptado, al no haber rechazo tornó en un beso ávido, jalando a Ron más cerca. La lengua del búlgaro salió, rozando   la del pelirrojo, danzando dentro de la boca a la par de su contraparte, saboreando el vino que hace nada habían consumido. Cuando Viktor se apartó a jalar el tan necesario aire Ron sostuvo como ancla la camisa del búlgaro, deseando, anhelando algo más que un simple beso. Una necesidad que quemaba en sus entrañas, expandiéndose por su cuerpo y sintiéndola sobre todo en su ingle, cíclica y sin misericordia.

Discreto, pero seguro, Viktor desabrochó su camisa. Ron quería hacer lo mismo, deseaba pasar sus manos por los bordes marcados del pecho de Viktor, pero le faltaban los arrestos para hacerlo. Se sentía virginal, era virginal. Su primera vez con un hombre y era el hombre el cual amaba.

Iba a ser su primera vez.

 

La mano de Viktor lo sacó de sus cavilaciones. Fuerte y callosa acarició la piel de su pecho, mimando sus pezones que se levantaron erectos por la atención dada. Su pene tembló, expectante, queriendo recibir la misma atención del búlgaro.

Ron por fin encontró su valor, tembloroso, abrió de par en par la camisa del búlgaro, se abrazó de su  cuerpo y  ya no lo soltó. Se sentía tan perdido, sin saber qué hacer, pero sentir el fuerte cuerpo contra el suyo, piel contra piel fue delicioso y reconfortante. Aspiró profundo, llevando el aroma de Viktor a sus pulmones, eso olor a maderas y fresco, mezclado con un aroma que solo podía ser catalogado como puro Viktor le sobrecargó, llevándolo a la locura. Lento, muy lento, tanto que se podría jurar que no pasaba, Ron empezó a rozarse  en Viktor, como queriendo que aquel aroma embriagador se impregnara en su cuerpo, que lo marcara como propiedad del búlgaro, causándole exquisitos escalofríos.

Sin medir palabras, Viktor le dio la vuelta con su poderoso brazo, quedando Ron con la cara en el sofá y su trasero al aire. Sus pantalones fueron bajados, sintiendo la tela se aglomeraba en sus rodillas y la suave brisa rozar su miembro enhiesto y caliente. Tembló, no de frío, sino de necesidad, pura y cruda. Nada le importaba más que Viktor lo poseyera.

Las manos de Viktor se apoderaron de sus nalgas, separando los montículos dejando ver la estrellada entrada, la que acarició para luego presionar hasta que uno de sus dedos se dio cabida en ella. Ron sintió la quemadura del intruso y gimió al sentir aquel extraño, pero era soportable. Sintió algo frío resbalar dentro (no quiso voltear a ver que era) facilitando la entrada de aquel intruso.

Ron necesitaba hacer algo, algo que provocara la descarga de su miembro extrañamente excitado, así que llevó su mano a su pene y empezó a acariciarlo, gimiendo de gusto.  Una palmada en su trasero lo desconcertó. Extrañado, volteó y miró a Viktor, quien le reprendió.- Sin manos, Ginger.- Ron gimió, no era justo, pero obedeció. Lo que hizo fue mecerse en sus manos y rodillas, lentamente, empalándose en aquellos dedos, que ahora eran  tres. Después de un largo rato, los dedos fueron retirados, Ron estaba expectante, sabía lo que pasaría, pero aun así temía. No queriendo que Viktor se alejara, guardo sus inseguridades para sí Ron. Vio a Viktor sobre su hombro, pidiéndole mudamente cuidado.

Y luego lo sintió.

Sintió como la punta del pene de Viktor entró. A pesar de la previa preparación de Viktor Ron sintió dolor, como si lo partieran por la mitad. Lloriqueó un poco, se movió buscando un punto en donde el dolor bajara, pero nada funcionaba. Sintió un beso en su espalda y Luego a Viktor susurrándole en su lengua natal, acariciando su espalda, reconfortándolo. Ron se relajó, permitiéndole a Viktor entrar. Poco a poco, si pausas, el miembro del búlgaro se adentró en él.  

Las manos de Viktor vagaron por su cuerpo, mientras movía sus caderas, entrando y saliendo de él. Era inexplicable lo que sentía, aun había incomodidad, pero cedía a aquel cosquilleo que Ron reconoció como placer- Por favor.- rogó.  Un profundo gemido salía de su pecho cuando Viktor tomó su miembro en su mano, acariciándolo, maximizando su placer.-Más.

El requerimiento fue atendido, una mano empujando su espalda haciendo que su pecho cayera contra el cojín completamente, levantando más su culo dándole mejor accesibilidad a Viktor. Las caderas del búlgaro aumentaron en velocidad, golpeando dentro de Ron más duro y rápido, haciendo que Ron se sintiera en el cielo.

Ron estaba tan cerca, gimiendo y revolviéndose con desespero ante la dual sensación. Inclinó su cuerpo a las sensaciones. Los hilos de placer se tensaron, todo su cuerpo se arqueó, sostuvo la respiración para luego largar un gemido agónico mientras su cuerpo se vaciaba en el orgasmo.

Cayó satisfecho de lleno en el sofá. Aun podía sentir a Viktor tras suyo, trabajando en su placer. Lo oyó rugir y sintió su semilla llenándole para luego caer encima de él, besando su hombro y entrelazando sus manos.

La dulce inconciencia lo llevó.

***************************************

Ron despertó desorientado ¿Qué diablos había pasado? Se sintió dolorido de la cabeza, donde había golpeado el polvo y recordó. Levantó el edredón y vio con vergüenza y pesar el lío que había hecho. Corriendo, no sin antes lanzarse un hechizo de limpieza, fue a la sala y tomó la caja del bendito juego, leyendo:

“Este juego es recomendado para mayores de 17 años. Uso recomendado para fiestas especiales, despedidas de soltera/o. No se deje al alcance de los niños. El premio produce fantasías realistas de los más profundos deseos. Para más información y/o repuestos del premio contactar vía lechuza a Sortilegios Weasley”.

-….

-Ron ¿tienes poción para la resaca?- preguntó Elliot desde el sillón, viéndose completamente miserable.

-Elliot ¿tu compraste esto?

 

- Uh, no. Lo compró Luke. Me dijo que era una sorpresa para el amigo de la despedida. Pero nadie le prestó atención así que me lo traje, lo iba a regresar cuando termináramos. A todo esto ¿Qué es el premio?

-Se me tiró.

-Uh, que lástima.- Elliot se paró -¿La poción?

-En la alacena.- Ron señaló.

Elliot caminó a la cocina.

-Elliot.

-¿Sí?

-Podrías pedir dos repuestos. Quiero reponer el que usamos.

-Claro.- le dio un trago al frasco, sintiéndose mejor.- ¿Y el segundo?

- Quiero disfrutar el premio.

-Ok.- Elliot se desperezó- Bueno ¿al menos te divertiste?.

-No tienes idea.

 

Notas finales:

Gracias por leer.Como es el ultimo cap del año les deseo un feliz Año Nuevo.


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