“Recuerdo viejas historias de mi madre, hablándome de mi padre, muerto en la guerra; nunca lo conocí, pero mi madre llena sus ojos de lágrimas cada vez que habla de él.
Mi padre no es el único que ha dejado su familia a causa de esta guerra que aún perdura hasta nuestros días, el conflicto ha acabado con tantas vidas por todo el mundo que solo nos ha dejado con cerca de un 63% de la población, según me han dicho.
Yo nací en medio de esta guerra, es todo lo que he conocido. Me han hablado de la paz, pero nunca la he podido presenciar. Me han hablado de la confianza, pero nadie aquí parece tenerla. Me han hablado del amor, pero parece que se extinguió por completo.
Mi madre desapareció hace mucho tiempo, y ellos me dijeron que fue secuestrada por el bando enemigo. Ese día fui reclutado por el gobierno, quería que esta guerra acabara por fin, así que acepte, pero no estaba seguro de que hacia lo correcto. Con el paso del tiempo me convertí en su agente especial, pero a pesar de todos estos años de fidelidad, ellos nunca me han dicho la verdadera razón de porque inicio esta guerra, simplemente que ellos eran justicieros y los anarquistas solo delincuentes.”
-Agente Kaito Shion, venga con nosotros, el general tiene una nueva misión para ti – unos hombres de negro entraron a la habitación del chico, era un joven alto con facciones bastante finas y definidas, de tez blanca y brillantes ojos.
- Comprendo –Kaito estaba recostado en uno de los sillones, si no estaba cumpliendo encargos podía permanecer horas viendo un viejo collar de su madre, que ésta le había dejado hacía ya mucho tiempo. Él lo guardo en uno de sus bolsillos y camino en dirección a la puerta hacia un gran pasillo - ¿Qué clase de misión es esta vez? –pregunto sin muchos ánimos.
-Es una misión especial, no conocemos los detalles.
Kaito junto con los otros hombres llegaron a una gran oficina, bastante lujosa,en donde los esperaba el oficial al mando.
-Buenos días Agente – saludo con voz autoritaria – pueden salir por favor, esta es información clasificada – volvió a decir refiriéndose a los hombres que acompañaron a Kaito. Una vez salieron el oficial fue detrás de su escritorio y de uno de los cajones saco unos cuantos papeles.
- Para que me necesita señor - dijo Kaito.
- Te llame aquí porque, en vista de que eres una de mis unidades más efectivas y leales, he decidido que puedo asignarte una misión realmente importante y a la vez muy difícil, puesto que en todos estos años no hemos podido conseguirlo.
- ¿Y porque piensa que yo puedo hacerlo señor?
- Te he estado observando, tienes una manera muy sigilosa de trabajar, además de ese enorme ingenio que posees para arreglártelas – dijo con orgullo – pero lo más importante es que tienes unas cualidades específicas con las que podrás escabullirte exitosamente.
-¿Cualidades?
-Exacto. La primera es que nadie te conoce, eres como un misterio, nuestro secreto. Y la segunda es tu apariencia, la mayoría de esos vándalos tienen su cabello lleno de colores extravagantes, así que tendremos que hacer que te parezcas a ellos para no levantar sospechas.
- ¿Y sobre que será mi tarea señor? – pregunto bastante inquietado.
- Necesitamos que encuentres al líder que dirige todas las tropas anarquistas de Japón, si lo tenemos, todos los rebeldes del sector caerán junto con él.
- ¿Esta vez no quiere que lo elimine?
- No, puesto que eso levantaría muchas sospechas, el lugar está repleto. Además si lo traes aquí podremos interrogarlo y saber en dónde están localizados todos sus escondites.
- Entendido. ¿Alguna estrategia que quiera que siga?
- Puedes intentar ganarte su confianza, si los conoces bien, conocerás a su general. Solo te advierto, esos animales no confían en nadie y atacan al primer movimiento sospechoso. Sé que solo tú podrás lograrlo.
- Cuente conmigo general.
- ¡No se diga más! Comencemos con tu transformación, iniciaras mañana, hoy te daremos tu equipo y todo lo que haga falta.
-Entendido – Kaito en cierto modo estaba aliviado por no tener la necesidad de matar a nadie esta vez.
- Dirígete a la sala 87, nuestros científicos se encargaran de tu apariencia – dicho esto el peli azul se despidió y salió de la oficina. El general solo permaneció detrás de su escritorio observando el terreno a través de la ventana. Aun después de lo que había dicho, tenía cierta desconfianza en el chico, pero siempre existía el plan B.
Kaito caminaba tranquilo y con las manos en sus bolsillos, aunque no podía evitar preguntarse qué clase de persona seria ese tal comandante. Pero veía las cosas por el lado positivo, tal vez en esta misión podría al fin saber cuáles eran las razones por las que pelean los anarquistas.
Al llegar a la sala había un grupo de científicos ya esperándolo. Habían desarrollado un tinte que permanecía intacto durante varios meses para esta misión, de un color azul rey brillante. Cubrieron su cabello y usaron un par de lentes de contacto del mismo color.
Le habían preparado un traje bastante peculiar, una especie de chaqueta de cuero negro con detalles en azul y un pantalón del mismo tipo, también le dieron una larga bufanda azul y unos guantes con algunas placas de metal en la parte de arriba, además, integraron un pequeño arete negro.
Luego se dirigió al cuarto de equipo, en donde recibió un comunicador, unos radares, cámaras, micrófonos, detectores de movimiento y una alarma que al activarla llamaría a las tropas del gobierno sin hacer ningún tipo de escándalo.
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Kaito preparaba las últimas cosas que necesitaba antes de partir. El general y el resto de los agentes lo esperaban en la puerta de aquel edificio color gris.
-Muy bien agente, hoy comienzas esta importante misión, ¿tienes todo lo que necesitas?
-Estoy más que listo señor – respondió el peli azul.
- No nos falles, recuerda quienes son la verdadera justicia – Luego de eso el chico camino hacia el vasto campo de guerra que se encontraba frente a ellos. Ya tenía cierta experiencia evadiendo y redirigiendo ataques así que eso no era algo que le preocupara demasiado.
El terreno se había deteriorado más de como estaba la última vez que salió, y había muchos más tanques de guerra y soldados. Como habían dicho, su tarea no sería nada fácil, la ciudad de Tokio no era precisamente pequeña para buscar a una persona que encima de todo tenía muy buena habilidad para esconderse. Tenía suerte de que le hubieran asignado solo esa ciudad, pues se había previsto asignar a un agente por ciudad. Debían recorrer todo el país puesto que no tenían ni la mas mínima idea de en que parte del país se ocultaba su líder.
-¿En donde se supone que empiece a buscar? – Kaito había comenzado a caminar sin un rumbo fijo, teniendo cuidado de las balas perdidas que podían llegar a atravesársele.
Lo primero que pensó hacer fue recorrer cerca de los lugares a los que ya había acudido con anterioridad, ver los alrededores y usar detectores en caso de alguna puerta subterránea. Eran muchos sitios pero en ninguno encontró señal de algo sospechoso.
Al no obtener resultados investigo entre los miliares que nuevos avistamientos habían tenido del enemigo y en qué lugares, si sabia en que nuevos sitios se les ha visto podría tener una pista de en donde se esconden o seguirlos para averiguarlo directamente.
Al parecer habían visto a unos chicos de entre 17 y 19 años corriendo hacia una pequeña costa escondida al sureste de la ciudad, pero como los habían visto saltar al mar supusieron que habían cometido suicidio, y por lo tanto no se molestaron en seguirlos.
Esto le pareció sospechoso al peli azul, quien sugirió ir a inspeccionar el lugar para sacarse de dudas.
El fue solo a investigar y avisaría de inmediato si veía algo o a alguien, pero parecía que era tal y como habían dicho los soldados y estaba completamente vacío. El chico no parecía querer darse por vencido y comenzó a buscar entre las rocas altas y las cuevas pequeñas que según sus mapas se encontraban no muy lejos de ahí. Camino por unos minutos hasta que logro avistar a una persona, posiblemente un hombre adulto, cubierto con una capucha caminando cerca de la orilla del mar. El extraño no parecía haber sentido su presencia por lo que decidió seguirlo por un momento.
-Aquí Kaito, encontré a alguien por aquí – dijo entre susurros a través de su comunicador.
-¿Desea que lancemos un ataque?
-Aun no, esperen mi señal.
- ¡Espere! ¿Qué no podría tratarse de un enemigo? ¡¿Por qué no atacar ahora que no se ha dado cuenta?! – un militar novato que recién había entrado en el escuadrón que le había arrebatado el aparato se notaba demasiado impaciente, realmente quería probar el poder que un tanque de guerra tendría sobre una persona.
-¡Espera! ¡Dije que aun no! – Pero era tarde, habían cortado la señal y comenzado a prepararse para disparar, Kaito no podía creer en la incompetencia de esos soldados. Aquel sujeto se había dado cuenta ya de que preparaban un ataque e intento escapar de ahí, Kaito corrió lo más deprisa que pudo para intentar alcanzarlo, pero lograron disparar a tiempo como para causar una gran explosión cerca de unas rocas, que por la fuerza del impacto salieron disparadas hacia todas direcciones. Desgraciadamente una de ellas logro alcanzar al chico extraño en la pierna, haciendo que cayera al suelo incapaz de correr.
Los soldados se preparaban nuevamente para un segundo ataque, y Kaito intento detenerlo a toda costa. Corrió lo mas que pudo hasta donde se encontraba el desconocido, y usando toda la fuerza de sus brazos logro tomarlo y esconderse con el de la explosión dentro de una cueva subterránea no muy grande que estaba a unos metros de ahí.
El grupo de militares hecho un vistazo a la costa para ver si habían dado con su objetivo.
-Oh no, ¿¿en dónde está el agente Kaito?? – pregunto uno de ellos muy asustado.
-¡Lo vez idiota! ¡Te dije claramente que no fueras tan impaciente! ¡¿Ahora como vamos a explicarle esto al general?!
-Vamos..n-no tenemos que decírselo o si?
-¡Claro que debemos hacerlo! ¡Por tu culpa matamos al agente favorito del jefe!
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Kaito y el otro sujeto habían sobrevivido a los ataques, pero ambos se encontraban algo lastimados por la caída, uno más que el otro.
-Ay..Eso, dolió un poco – había recibido un golpe en el pecho y hablaba un poco bajo por la falta de aire – Oye, ¿estás bien? – pregunto.
-S-sí, creo que no sufrí heridas muy graves – a pesar del estado de su pierna por el golpe de las rocas no parecía haber sufrido ninguna fractura, pero si un gran golpe y algunas heridas con sangre – ¿quién eres y porque me salvaste? – pregunto tratando de alejarse un poco.
-Yo...mi nombre es Kaito y..No soy de por aquí – respondió lo más calmado que pudo.
-Eso lo puedo ver, nadie de por aquí arriesgaría su vida así para salvar a alguien más, y muchísimo menos si se trata de esos matones abusivos. ¿Pero al parecer eres de nuestro bando, o no?
-Eh, si... creo que lo soy – el recordó el cambio de apariencia que le habían hecho, y al parecer si surtía efecto – a propósito aun no me has dicho tu nombre.
- Cierto, disculpa, mi nombre es Gakupo Kamui – el chico se quito la capucha, revelando a un joven apuesto con una larga cabellera de tonos purpura, tez blanca y ojos azules. Tenía una mirada apacible y por su rostro simulaba una edad cercana de entre los 19 y los 20 años, no muy diferente al peli azul, que tenia 18. Gakupo intento pararse, pero cayó al instante por el dolor, al parecer el golpe si había sido bastante intenso.
-Espera, no quieres que te ayude a pararte? – pregunto Kaito.
-No necesito ayuda, si espero un poco estaré bien – respondió mientras intentaba ponerse de pie, de nuevo sin éxito.
-No seas ridiculo si te quedas aqui no tardarán en encontrarte, ahora ven, te ayudaré a llegar a donde querias – antes de que pudiera replicar nada Kaito lo ayudo a levantarse y puso su brazo alrededor de su cuello para ir a la salida de la cueva.
-¿¿Q-que estás haciendo?? ¡Te dije que no necesitaba ayuda!
-Digas lo que digas no podrías ni haberte movido un metro de ese lugar sin mi ayuda.
-Si claro…
-Ahora bien, dime a donde te llevo.
-Que te hace creer que te lo diré - decía aun con arrogancia.
-Tal vez prefieras que te deje aqui con esos soldados. Se escuchan cada vez más cerca, asi que tu decides - respondió casi amenazante, ante lo cual su acompañante solo respondió con silencio.
-...Está cerca de esas rocas en donde chocan las olas..
-Bien, no parece estar muy lejos – el lugar donde había dicho Gakupo estaba a unos diez metros de la cueva, pero seguía preguntándose cómo podía ser ahí, no parecía haber nada interesante. Cuando llegaron, Gakupo movió una pequeña piedra de la pared, y detrás de ella apareció una especie de escaner, en donde puso su mano para abrir una compuerta con unas escaleras descendientes.
-Aquí es, espero que nunca reveles a nadie lo que acabas de ver, o seria nuestro fin – Kaito quedo perplejo y nervioso a la vez, estaría entrando a territorio enemigo.
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Los militares que habían disparado en la costa habían regresado de inmediato con el general.
-¡Señor! ¡Tenemos malas noticias!
-¡Fue una bomba perdida!!llego de la nada y cayó sobre nosotros, desgraciadamente, creo que también dio con el agente Shion - Obviamente no dirían que ellos fueron los causantes.
-Y piensan que murió, ¿Cierto?
-¿Qué?.. ¿No es así señor? – preguntaron muy confundidos.
-Si hubiera estado muerto yo lo habría sabido de inmediato, es más, sería el primero en enterarse.
-¿¿P-pero como general??
-Ah..siempre hay que tener previsto hasta el mas minimo detalle camarada, aunque nunca lleguen a ocurrir.