- Lo siento, aunque seas mi dama, no será así.- prendió un cigarrillo viéndola directamente a los ojos.
- Shishishishi, ¡He llegado!- gritó un animado monito, pero cuando vio a todos tan serios, volteó su cabeza de lado y se puso de forma pensativa.- ¿Qué sucede?
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Capítulo 13: Confesiones.
Aun con esa tensión que se sentía en la mesa, se pusieron a beber como si nada hubiera pasado. Luffy tomó asiento al lado de Law y lo comenzó a molestar con preguntas sin sentido y también le preguntaba qué había pasado, pero en ninguna le contestó.
Cayendo la noche decidieron irse por diferentes caminos, el hermano de Luffy fue por él, Law se fue sólo al igual que Nami, y Zoro y Sanji también se fueron. Sanji no tenía tanta resistencia al alcohol así que cayó profundamente dormido, y Zoro se sintió obligado a cargarlo.
Caminó el largo tramo que dura en llegar a casa, pero Sanji se había despertado a la mitad del camino.
- Ñeee, ¿Dónde estamos?- preguntó aun adormilado.
- Ya casi llegamos a casa, duérmete otra vez.
- No, si me duermo Nami-San vendrá por ti.- el peli verde reprimio una carcajada, estaba más que claro que aun estaba ebrio, aunque así se veía tan adorable y tan indefenso.
- ¿Nami vendrá por mi?- tenía que sacarle provecho a eso ¿No? Simplemente le siguió el juego.
- Si, vendrá por ti y te alejará de mí.
- ¿Por qué lo dices?
- Ñaaaa.- fue lo último que contestó.
Llegaron a la casa y Zoro como pudo abrió la puerta y trató de subir las escaleras con el cuerpo de Sanji sobre él. Llegaron a la habitación de Zoro y literalmente lo tiró a la cama.
- Mmmm.- soltó un quejido.
- Vamos ya despierta.
Sanji comenzó a reírse en tono bajito.
- ¿Qué es tan gracioso?
- Jaja ¿Lo quieres escuchar?
- Si.
- No le digas a Zoro, pero quiero un bebé.- y cayó de nuevo dormido.
Zoro abrió los ojos sorprendido, ¿Que quería qué? Había escuchado bien, ¿No es así? Sanji quería un bebé suyo, no tenía palabras para expresar lo que sentía, estaba entre feliz y preocupado, realmente quería formar una familia con el rubio pero le preocupaba que arruinara todo, no sabía el por qué de ese tan extraño pensamiento, pero temía hablar con Sanji sobre eso.
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Había pasado ya tres meses desde aquella confesión de Sanji, y desde entonces no había dicho ni una sola palabra sobre eso, tal vez fueron errores que se dicen cuando están ebrios, pero al ver esa sonrisa en Sanji, le causaba tanto temor en que algún día desapareciera por no cumplir los deseos del rubio, pero aun con 31 años no se sentía preparado para ser papá.
- Oye Zoro estas tan serio, ¿Qué sucede?- preguntó Sanji sentándose en el regazo de Zoro.
- Nada, ¿Por qué la pregunta?- lo tomó de la cintura y se pegó al pecho del otro.
- Es que, necesito hablar contigo.- pasó sus brazos al rededor de el cuello del peli verde.
Dio un pequeño respingo antelo dicho de Sanji, tenía un presentimiento de que se trataría sobre esa confesión que le carcomía por dentro desde esa vez.
- B-bien.- dijo con algo de dificultad, se sentía tan nervioso por lo que Sanji le diría.
- Bueno, mejor vamos a la habitación.- sugirió el menor. Subieron los dos las escaleras; cuando llegaron a la habitación, Sanji se sentó en la cama y dio unas palmaditas al lado de él para que Zoro se sentara, el peli verde tragó duro y a pasó lento llegó y se sentó a un lado de Sanji.
- Bien, lo que quería era decirte si ¿Nosotros somos pareja?- preguntó juntando las puntas de sus delicadas manos, signo de que estaba totalmente nervioso.
- Esta claro que si, ¿Por qué la pregunta?
- Entonces si lo somos, ¿Verdad?
- Ya te he dicho que si, ve al grano quieres.- contestó ya comenzando a desesperarse por tanto misterio.
- Impaciente.- susurró con un mohín.- está bien, y ¿Q-qué es lo que tienen las parejas cuando están juntas?
El peli verde suspiró.- pues casa.
- Mmmm, ¿Qué más?
- Trabajo.
- Aparte.
- Auto.
- No.
- Se..... - No lo digas.-lo miró amenazadoramente, porque la frase ya la sabía completa.
- Pues ya no sé qué más, dímelo tú.
- Pues Zoro, tiene bebés.- lo dijo, casi con un hilo de voz, pero Zoro si alcanzó a oírlo.
- ¿B-bebés?- preguntó temeroso.
-Si, bebés, y pues lo he estado pensando un poco, y como yo puedo tener.- vio que movía los labios pero la frase última no la pudo entender.
- S-Sanji, no te escuché, repítelo.
- Etto.... Que, qui-quiero un bebé Zoro.- cerró sus ojos asustado, pero al poco rato al no oír respuesta de Zoro los abrió lentamente.- ¿Zoro?
- Mm, ¿Eh? ¿Qué? ¿Qué?
- ¿Me has escuchado?
"Improvisa”. Pensó.- claro que te escuché.
- Y ¿Qué piensas sobre eso?- dijo el rubio animado.
- ¿Por qué no salimos a algún lado?- camino de reversa para poder salir rápidamente, pero Sanji no se lo tenía tan fácil.
- Zoro espera.- antes de que el peli verde saliera, el rubio le cerró la puerta y se puso enfrente de él.
- ¿Qué?
- Primero, ¿Por qué estas tan nervioso?
- Amm yo, no nada, vamos a salir ya.
- Segundo.- bajó la cara y susurró.- ¿Tú quieres un bebé? Se quedó pensándolo un poco.
Si decía que no quería destrozaría por completo a Sanji, y si decía que sí sería mentira. Estaba contra la espada y la pared, ¿Qué debería hacer? ¿Improvisar? Lo había hecho y no le había funcionado, sólo tenía que afrontar la situación.
- Zoro, quiero la verdad.
- Sanji, perdón pero yo no quiero un bebé.- bajó la cabeza, realmente no quería ver su reacción.
Oyó un suspiro por parte del rubio, subió su vista para ver su expresión. Su cara estaba un poco roja, y claramente se veían sus ojos cristalizados, pero sabía que no lloraría enfrente de él, ni mucho menos por algo así.
- Sanji....
- No digas nada marimo, está bien.- volteó a verlo y le dedicó una sonrisa.- no te preocupes.- abrió la puerta de la habitación con la intencion de salir pero Zoro lo detuvo.
- Espera, tan siquiera escúchame.
- ¿Para qué? Si no quieres un bebé está bien, ¡No importa ya!- comenzó a gritar el rubio.
- Sanji, no subas la voz que yo también lo haré, sólo quiero que me escuches.- lo tomó del brazo y lo tiro a la cama.
- Bastardo, ¿Por qué no quieres un bebé?
- Aun no.
- ¿Por qué?- insistió el rubio, soltando pequeñas lágrimas por el coraje.
- ¡Aun no estoy listo para eso! ¿Está bien?, no estoy seguro si me querrá, o si seré un buen padre, aparte eres muy pequeño para tener un bebé.
El rubio lo miró un instante, hasta que soltó una pequeña risa.- primero estoy más que seguro que te va a querer como yo lo hago ahora, segundo; no lo sabrás hasta que lo intentes, y tercero; ya no soy un niño Zoro.- se acercó a él con la intención de abrazarlo, pero Zoro lo detuvo.
- Ya te dije que no.- y simplemente salió por la puerta.
El rubio se quedó parado viendo en dirección a la puerta y reprimió un sollozo, no lloraría costará lo que costará.
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Entrada la noche, los dos no se habían dirigido la palabra por nada. Sanji se quedó en la habitación y sólo había bajado para hacer la cena y Zoro se había quedado en la sala sin hacer absolutamente nada.
El rubio en cuanto terminó de hacer la cena, sólo se sirvió para él, quería terminar lo más rápido que pudiera para darse una ducha e irse a dormir no quería ver a Zoro. Mientras tanto el peli verde en cuanto olfateó la comida se puso de pie y fue hasta la cocina a servirse su comida. Encontró al rubio leyendo una revista de recetas al mismo tiempo que comía.
Zoro suspiró y se sentó a comer con su Sanji. No le gustaba estar enojado con él y tampoco la atmósfera que se sentía en la mesa, odiaba que el rubio lo ignorara. Comió en silencio como lo estaba haciendo el rubio, dedicándole a veces miradas de corto rato.
Observó al rubio que se había puesto de pie y había comenzado a lavar su propio plato, al terminar de lavarlo simplemente le dijo:
- Lava tu plato cuando termines.
Zoro iba a rechistar, pero Sanji se marchó de inmediato. Él no lavaba, no sabía hacer eso, Sanji era el que lo hacía.
Rendido comenzó a lavar su plato, le hecho jabón y agua a la esponja y lo lavó como si nada, aun le faltaba restos de comida, así que lo limpio un poco más fuerte haciendo que soltara espuma por todos lados, ni siquiera un plato podía lavar.
Debía aceptar que sin Sanji no era nadie. Escuchó que la puerta del baño se había cerrado se asomó desde el piso de abajo y miró al rubio salir de este, se apresuró a poner el plato en su lugar y se olvidó de limpiar el agua que había tirado al lavar el plato.
Subió las escaleras y se quedó parado enfrente de la puerta, ¿Qué le iba a decir a Sanji? Suspiró un poco relajó sus hombros y tocó la perilla de la puerta, la giró y al fin pudo abrir la puerta; asomó sólo su cabeza y encontró a Sanji ya acostado.
A paso sigiloso se dirigió hacía el otro extremo de la cama, ahí mismo se quitó el pantalón y se puso una playera nueva. Alzó las cobijas y se metió a la cama. Trataba de cerrar los ojos pero no podía, no podía dejar el asunto así como estaba, y no se diga nada de Sanji, porque desde que se había metido a la cama, no había cerrado sus ojos y sólo se había hecho el dormido cuando había entrado Zoro a la habitación.
- Sanji, ¿Éstas dormido?- el rubio no contestó y sólo se encogió más entre las cobijas.
El peli verde curioso se asomó para ver si de verdad estaba dormido, y así fue como él lo creyó, aunque era sólo una mentira.
Zoro suspiró y se acercó al rubio y le susurró en su oído: - Buenas noches, te amo.- besó su mejilla y se volteó de nuevo.
Obviamente Sanji no pudo evitar sonrojarse y así lo hizo, su cara se había hecho completamente roja.
Su corazón se encogió, y soltó unas cuantas lágrimas, pero una vez que comenzaba a llorar no se podía detener.
Zoro que apenas y trataba de conciliar el sueño escuchó los sollozos "ahogados" del rubio y de ahí comenzó su preocupación.
- Sanji.....- susurró, iba a seguir hablando pero el menor lo detuvo cuando se volteó a verlo. Aun con poca iluminación, el peli verde pudo ver las gruesas lágrimas que caían del oji azul.
- Z-Zoro.- no pudo evitar que su voz se oyera quebrada. Se acercó al mayor y se subió en sima de él.
El peli verde sintió las lágrimas del rubio cayendo en sus mejillas asi que no puedo evitar abrazarlo por la cintura.
- Zo-Zoro.- repitió el menor.- ¡Qui-quiero un bebé!
~Continuará~.