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Los sentimientos también crecen. por Roronoa_ZXS

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Notas del capitulo:

Holas >w</

¿Cómo han estado? Aquí la conti un poco más rápido que la vez pasada ¿No? xD

Bien, muchas gracias a todos por haber dejado sus review’s con un nombre para el bebé, pero bueno el que más me gustó fue el de LanXs el cual fue Isa:3 se oye de niña, así que me la pasé buscando algún nombre que se pareciera a ese, y ¡BAM! Lo encontré:3

El nombre del pequeño es Isao= mérito( significado literal)= Fuerte y Victorioso(significado abstracto) :3  muchas gracias ,espero que no te moleste que le haya cambiado :B

Sin más, los personajes son del grandioso Eiichiro Oda, disculpen si hay faltas de ortografía n.nU

 

Todos estaban nerviosos pero estaba claro que Zoro sobrepasaba los límites, se movía de un lado a otro mordiéndose los dedos.

Sin embargo paró en seco cuando escuchó el llanto de su bebé.

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Capítulo 17: Pequeño marimo.

La sala de espera en ese momento, estaban en una atmósfera completamente llena de tensión, habían escuchado el llanto del bebé, pero ningún doctor había salido y eso les estaba matando de los nervios por dentro.

Cada cabeza que se encontraba ahí se estaba preguntando una cosa distinta, ¿Todo había salido bien? ¿Estaban bien los dos? ¿El bebé estaba bien? ¿Sanji estaba bien?

- Maldición....... ¿Por qué nadie sale?- dijo el peli verde claramente preocupado.

- Tranquilo Zoro-Kun, te aseguro que están bien.- lo calmó el pelirrojo.

- ¡¿Entonces por qué nadie sale?!- volvió a gritar saliendo de sus casillas.

- Zoro mejor siéntate.- dijo Nami.

- Lo primero es mantener la calma Roronoa-ya.

- ¿A quién estamos esperando?- preguntó Luffy hurgándose la nariz como si fuera lo más normal de todo el mundo.

Todos lo miraron con cara de "¿Es enserio?", mientras se informaban de que era Luffy y no lo podían matar.

Unos pasos se escucharon detrás de las puertas, mientras que se abrían al instante.

- ¿Familia de Kuroashi?-preguntó el doctor mientras miraba que se levantaban todos.- ah, no sólo el padre del bebé.- se sentaron y los únicos que se quedaron parados fueron Zoro y Law.- amm ¿Los dos?

Zoro miró confundido al doctor y volteó su vista hacía Law.

- ¿Qué maldita sea haces tú parado?- preguntó tomando del cuello de la camisa al moreno.

- Eso debería preguntarte yo.

- ¡Maldito bastardo!- iba a golpear a Law, pero Nami lo detuvo.

- Alto ahí.- lo empujó hacía el doctor.- él es el padre.

- B-bien, acompáñeme por aquí.- dijo el doctor nervioso al ver la cara del peli verde echando hasta humo.

Le siguió los pasos, pero ese doctor era muy lento, así que se animó a preguntar.

- Doctor ¿Están bien los dos?- preguntó preocupado.

- Averígüelo usted mismo.- el doctor le sonrió y lo empujó dentro de la habitación.

Y ahí se encontraba el rubio con un bultito entre sus brazos, por un momento su corazón dejó de latir y tragó duro, se le había formado un nudo en la garganta, pero no era de angustia si no de felicidad. Se acercó hasta los dos pedacitos de su vida y acarició el cabello de Sanji, quien levantó la cabeza y al ver a Zoro, le sonrió tiernamente.

- ¿Quieres cargarlo?- preguntó mientras veía la cara de Zoro, la cual aún no podía creer lo que tenía entre sus brazos. El peli verde asintió y con todo el cuidado del mundo, cargó al pequeño entre sus brazos.

El pequeño se removió un poco, Zoro acarició su carita, agarró sus pequeñas manitas y las movía con cuidado, se había dicho que no lloraría porque eso no era típico de él, pero en ese momento le era imposible. Sus ojos se llenaron de lágrimas, mas no soltó ninguna.

- Zoro....-musitó el rubio que también sus ojos se habían llenado de lágrimas.

- Hey, por qué lloras.- preguntó tratando de que las lágrimas no salieran.

- Tú también lo haces.

- Es inevitable.- se acercó hasta el menor y lo besó, moviendo sus labios sutilmente, sin pensar en nadie más, sólo en lo que ahora tenía entre sus brazos y en los labios que ahora estaban posados en los suyos.

Se separaron un poco, sintiendo aún sus respiraciones; el mayor sintió unas manitas en su mentón y fijó su vista en el pequeño, después de que había estado unos minutos en la habitación, apenas se había dado cuenta de que el bebé tenía un gorrito que cubría su cabellera.

- ¿Qué color es su cabello?- le preguntó al rubio.

- No lo sé, va a ser rubio como el mío.- presumió tocando su cabello delicadamente.

- ¡Ja! Ya quisieras.

- Entonces averigüémoslo.- contaron internamente hasta tres, y el rubio le quitó el gorrito con cuidado al bebé.

El mayor sonrió burlonamente mientras veía al menor totalmente derrotado, el bebé era igual a él, tenía el color de su pelo y también el de sus ojos, tenía sus mismas facciones, era un completo Zoro bebé. (No sé describir bien, así que aquí va una imagen :3 http://www.pinterest.com/pin/506092076847739559/)

Lo único que tenía de Sanji era su nariz, la cual era respingada pero pequeña.

- ¿Por qué a mí?- se lamentaba el rubio, aunque realmente no, porque siendo sincero estaba realmente feliz.

- Calla, cejas de sushi, al menos tiene tu nariz.- se burló el peli verde.

Sanji iba a replicar, pero unos golpes en la puerta lo interrumpieron.

- ¿Podemos pasar?- se escuchó la voz de Nami.

- ¡Por supuesto Nami-San!

Entraron los cuatro y rápidamente abrazaron al rubio.

- Bien hecho Sanji-Kun.- le dijo Shanks abrazándolo al instante y el rubio correspondiendo al abrazo.

- ¡Sanji-Kun!- gritó la peli naranja abrazando al rubio.

- ¡Nami-Swan!- le correspondió el abrazo enseguida.

- Silencio, despertarán al bebé.- los calló Shanks, el cual tenía al bebé entre sus brazos.

- Moo, Shanks déjame cargarlo.- dijo haciendo un puchero el pequeño peli negro.

- ¡A mí también!- se unió la peli naranja junto con Luffy.

El rubio los miró con una sonrisa, mientras Zoro se sentaba en el sofá de la habitación y Law sólo se quedaba observando la escena.

- Felicidades Sanji-ya.- dijo Law regalándole una sonrisa la cual le regresó Sanji.

- Gracias Law.

El moreno se acercó hasta el rubio y le besó la frente -cosa que no pasó desapercibida para Zoro- y lo abrazó de la cintura dedicándole una sonrisa de lado al peli verde al notar que el rubio aceptaba. Zoro, literalmente, se prendió de los celos, pero se mantuvo firme en su lugar. "Sanji está cerca, no puedo hacerle daño, Sanji está cerca....". Se repetía a sí mismo, conteniéndose de no saltarle a Law para matarlo.

- Torao, ¿Lo quieres cargar?- preguntó Luffy que tenía al pequeño bebé en sus brazos.

A todos los presentes en la habitación les entró el pánico y el miedo al ver al bebé en brazos de Luffy y con éste regalándoles una sonrisa de oreja a oreja.

- Vamos no seas tímido.- le dijo empezando a caminar hacía el moreno.

– ¡Quédate ahí!- gritaron todos al ver las intenciones, excepto Shanks que reía con la escena frente a él.

- Vamos, confíen en Luffy.- les guiñó un ojo Shanks.

"Imposible, es Luffy". Pensaron todos, sin darse cuenta de que Luffy ya estaba frente al moreno.

- Ten.- dijo completamente feliz, y como si no hubiera ocurrido nada.

El moreno lo cargó al pequeño viéndolo fijamente.

- Pobre bebé.- susurró.

- ¿Eh? ¿Qué estás diciendo Law?- dijo confundido el rubio, y un poco molesto por el comentario del ojeroso.

- Es igual a Roronoa-ya.- contestó fingiendo tristeza.

Una venita resaltó en la frente del peli verde, mas al sentir una mano tocando la suya se detuvo.

- Déjalo después lo golpeas.- le sonrió con burla.

Se acercó hasta el rubio y lo tomó de la nuca para besarlo, no sin antes regalarle una sonrisa victoriosa a Law. Éste sólo pudo rodar los ojos, realmente estaba feliz por ese par y a decir verdad el bebé; aunque se pareciera a Zoro, era tan pequeño y tierno, aunque estaba claro que no lo diría, simplemente sonrió disimuladamente.

En una, ocasión el doctor había entrado a la habitación sólo para informar que Sanji sería dado de alta esa misma tarde, ya que al bebé se le ocurrió nacer muy temprano. Aún Sanji estaba un poco débil por la cesárea que había tenido, pero como era un gran "hombre" sin quejarse se levantó de la cama para poder guardar sus cosas para regresar a casa.

Salieron del hospital todo listo para ya ir a casa, y con un nuevo integrante de la familia.

Sólo tardaron unos cuantos minutos en llegar a su ansiado destino. Abrieron la puerta y los dos suspiraron audiblemente.

- Bienvenido a casa cariño.- susurró el rubio abrazando al pequeño con cariño, pero sin apretar tan fuerte.

"¿Tendré competencia? Maldición....". Pensó derrotado, pero feliz al ver a esas dos personitas, ahora importantes para él.

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Pequeñas pisaditas se oían en toda la casa y también unos gritos los cuales se oían cansados pero furiosos.

- ¡Isao, última vez que te habló! ¡Ven acá!- gritó el rubio correteando a un pequeño peli verde.

- Jaja alcánzame Oto-Chan.- reía el pequeño observando a su madre, que estaba cansado de correr por toda la casa sólo para ponerle la playerita.

- Con sólo 4 años ya corres bastante rápido, mocoso.- le susurró jadeante, nunca pensó que poner una simple playera fuera tan difícil.

- Tienes que alcanzarme.- y de nuevo corrió.

- ¡Isao! ¡Zoro haz algo!.- le replicó al peli verde que sólo miraba la escena con burla.

- Corre renacuajo.

- ¡Zoro!

- Oto-San, me apoya.

- Cállate.- gritó cabreado el rubio, sentándose en el suelo rendido. Mientras los dos peli verdes reían a carcajadas.

Maldecía haber tenido un marimo pequeño, aunque en el fondo estaba realmente agradecido.

~Continuará~.

Notas finales:

¿Les gustó? Espero y si, dejen sus review’s recuerden que se aceptan todo tipo de review’s xD

 Bueno ya no tengo nada más que decirles, creo xD amm, no sólo eso xD

Muy bien, nos vemos a la próxima, cuídense y besos .3. ♥

Bye~Bye~♥


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