Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

¿Quién eres realmente? por SunaLove51

[Reviews - 163]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Los personajes de Naruto no me pertenecen, sino a Masashi Kishimoto.

 —Es hora —dijo Itachi entrando en la suite donde la banda, a excepción de Naruto, se encontraba reunida.

 —Hasta que llegas —Pain lo miró con aburrimiento.

 —Tu nueva conquista puede esperar, ¿No crees? —le regaño amistosamente.

 —Si fuera eso me daría igual... —su rostro se veía decaído e Itachi adivinó que quizá su actitud tenía que ver con lo que le había dicho Kisame acerca del viaje de Konan y Nagato.

 Tal vez el moreno parecía distante y desapegado la mayoría del tiempo, pero eso no quería decir que no se interesara por sus amigos.

 Estaba sopesando seriamente interferir, aunque no le agradara, en la relación de esos dos.

 — "Aunque debería preocuparme por mis propios problemas, que ya son bastantes" —suspiró pensando en su familia y Deidara.

 — ¿Alguien va a decir para que nos reunimos?

 —Perdón, Sai. Me perdí en mis pensamientos —se aclaró la voz—. Quiero aprovechar el máximo tiempo posible para poder sacar el cd debut a la venta cuanto antes y arrancar con la gira. Para eso necesitamos hacer más promoción del material.

 Kiba habló esta vez:

 —Pero creí que el grupo tenía suficiente propaganda.

 —Nunca está de más seguir promocionando, el éxito en este mundo es muy volátil y cuando la emoción de la novedad pase deberán demostrar lo que valen realmente —Itachi tomó uno de los mandos de la tv y la encendió cambiando a un canal en específico—. Este será su primer desafío.

 En la pantalla se podía ver una especie de conferencia de prensa en la que estaba Obito junto a Zetsu y en el centro de las sillas estaba una rubia conocida para la mayoría.

 

 

 —Señor, muchos hablan del enfrentamiento de larga data con el presidente de Mangekyô ¿El lanzamiento de esta nueva artista es en respuesta al lanzamiento de la nueva revelación Rinnegan? —Obito miró atentamente al periodista para luego sonreír a la cámara.

 —Por supuesto que no. Para competir con alguien uno debe de considerarlo un digno rival y no es el caso —Itachi bufó con ironía—. Además Shion es una artista de calidad, no necesita estar en una banda mediocre para triunfar.

 —Señorita Shion, ¿Qué piensa de la banda Rasengan?

 Shion se mordió la lengua para no contestar de mala manera. Se suponía que la conferencia era acerca de su persona y esos imbéciles no se cansaban de compararla con esa banducha de tercera. Se tranquilizó y fingió como solo ella sabía hacerlo.

 —No tenga una opinión muy formada de esa banda, pero lo poco que he escuchado de ella no llegó a causarme el impacto necesario para tenerla en cuenta —su semblante tranquilo y dulce transmitía una tranquilidad ficticia—. Supongo que como toda moda pasajera, pronto serán un recuerdo —la inflexión de su voz sonó a amenaza más que a afirmación y Obito a su lado sonrió satisfecho.

 

 Itachi apagó el aparato.

—  ¿Ahora lo entienden?

 — ¡¡Esa maldita perra!! —el peli naranja saltó del sillón y se encaminó a la salida— Me maldigo por meterme antes de que mataras a esa escoria de Obito, pero nunca es tarde para rectificar los errores —a punto de seguir avanzando Itachi cruzó su camino y meneó la cabeza.

 —No, te agradezco a ti y a los demás por no dejar que manchara mis manos y mi conciencia con esa basura —el pelinegro lo miró con seriedad.

 — ¡¡No entiendes!! Ese tipo junto a esa mujerzuela nos harán la vida imposible. Además... —Pain se mordió el labio con rabia— Ella me robó, también a Nagato y Konan.

 —Por eso ellos se van... —supuso el Uchiha.

 —Entre otras cosas.

 —Al acabar con lo que tengo previsto para hoy, te espero en mi oficina. Vamos por unos tragos y hablamos.

 —Pero...

 —Tú necesitas hablar y yo también —miró hacia abajo y Yahiko supo que no mentía por lo que aceptó.

 Ambos se giraron e Itachi continuó:

 —En conclusión, vamos a ir al estudio a cargo de los hermanos Sabaku No, a hacer las fotografías para los afiches y el arte de tapa del cd.

 — ¿Es necesario hacerlo hoy? No me siento muy bien.

 Los demás miraron extrañados a Sai que jamás se oponía a una orden y que extrañamente no tenía su típica sonrisa artificial.

 —Sí, es necesario.

 —Pero Naruto no irá.

 —Sai, si tienes algo que decir dilo sin vueltas —Kiba le increpó.

 —No quiero cruzarme con Sabaku no Gaara.

 —Si ese es el problema, no temas. El departamento de fotografía es dirigido por su hermana Temari, dudo que veamos a Gaara.

 — Gaara es amigo de Naruto así que quizá se dé una vuelta —comentó Pain.

 —Yo diría que es más tu "amiguito" que el del rubio —la manera de hablar del moreno más pálido fue venenosa.

 — ¿Acaso eso te molesta? —el de pircings contestó de modo retador.

 —No, pero luego no te quejes de lo que pasa si te gusta relacionarte con gente "ligera".

 —Basta —advirtió Itachi—. Quiero terminar con esto hoy, no estoy para aguantar su pelea de gallitos. Naruto hará sus fotos en unos días y cuando él esté aquí también haremos las grupales.

 Sai apartó su vista del peli naranja y siguió al Uchiha.

 — ¿Qué le pasa a Sai? —preguntó Kiba al más alto que se quedó relegado junto a él.

 —No lo sé con certeza, pero me estoy haciendo una idea.

 

 

 Llegaron al estudio fotográfico en media hora y los recibieron de buena manera.

 —Bienvenido Itachi, te ves muy bien —saludó Temari con una sonrisa.

 —Y tú no te quedas atrás —él la abrazó y los demás se sorprendieron por la cercanía.

 —Ja, no necesitas adularme. No soy una de tus conquistas.

 —Hablas como si tuviera tantas.

 —Es cierto, en cualquier momento te convertirás en cura de tanta abstinencia —la chica rio y el resto trató de no hacerlo—. Aunque supongo que aun sigues guardando fidelidad.

 —Temari... —La advertencia era clara.

 —Lo sé, lo sé. No seguiré con eso. Pero deberías jugarte por fin o te lo robaran y será solo tu culpa —habló muy cerca de su oído—. Hace unos días lo vi en un bar con Obito que no perdía oportunidad para tocarlo. Él sí que no pierde el tiempo como otros...

—Temari, sabes que Deidara es un tanto ingenuo y lo trata como amigo.

—Si tú lo dices... Yo cumplí con advertirte como tu amiga que soy. Espero que no te estés equivocando —la rubia miró a un lado comprobando que nadie hubiera escuchado su conversación mientras Itachi trataba de mantener la calma y no sucumbir ante las dudas que lo atacaban.

 

 A su vez los demás fueron guiados frente a una locación con un telón de fondo y Temari les explicó los pasos a seguir.

 —Como Itachi me advirtió de la ausencia de la vocalista, las fotos serán tomadas individualmente o en pareja —Varios suspiraron con alivio creyendo que la sesión no sería tan larga y agotadora, pero la expresión severa en el rostro de la mujer los tensó nuevamente—. Ni crean que se irán en poco tiempo. Soy de gustar tener una amplia gama de opciones que ofrecer a mis clientes.

 

 Y no mentía al decirlo porque luego de tres horas de comenzar y varios cambios de vestuario los chicos de la banda suplicaban por un descanso.

 —Vamos, demuestren esa vitalidad que se suponen deberían tener a su edad —dijo la blonda con burla.

 —Habla como si fuera una anciana... —comentó Kiba a un muy agotado Pain.

 —Que no te escuche o te arrepentirás —les advirtió Itachi con una sonrisa—. Pero si es tan exigente es porque es perfeccionista y sobre todo porque desde muy joven aprendió a hacerse cargo del negocio y de sus hermanos menores —los demás asintieron y Sai prestó más atención aun sin quererlo.

 Como si lo hubieran invocado, Gaara ingresó a la locación.

 —Temari...

 — ¿Hermanito? —la chica sí que estaba sorprendida.

 Pocas veces su hermano menor había venido a una sesión fotográfica. Ni siquiera lo hacía cuando alguno de los modelos eran sus amantes. Él solo se encargaba de negociar los contratos.

 —Temari, ya te dije que no me llames así. No soy un niño —su hermana ignorando su petición se acercó y acarició su cabello.

 —Para mí siempre lo serás —él solo gruñó.

 El pelirrojo se apartó y saludó con un gesto de la cabeza a Itachi que a distancia le correspondió con uno igual. No pensaba acercarse luego de la discusión por causa de los estúpidos celos del pelinegro del grupo Rinnegan. Ese tipo lo ponía nervioso y eso le molestaba. Sobre todo porque no eran nada para que le hiciera esa clase de escenas y le viniera con planteos estúpidos sobre con quien dormía o dejaba de hacerlo.

 — ¿Paso algo entre tú y Sai? —la cercanía de esa voz juguetona lo sobresaltó.

 Miró atrás y se encontró con el pali naranja de piercings.

 — ¿Tú también me reclamarás? —su irritación se notó y el peli naranja alzó sus manos como si pidiera tregua.

 — ¡Oye! No pregunté con mala intención.

 —Ok... Supongo que estoy un poco susceptible.

 —Supongo que mi compañero tiene que ver —Pain miró a un lado al sentir una mirada fija en él y se dio cuenta que Sai estaba posando para unas nuevas imágenes y lo fulminaba con los ojos—. Y creo que también yo.

 —Nos escuchó hablar el otro día.

 — ¿Y? Eso es pasado.

 —Es solo que escuchó la parte en que admití que nos acostamos, no en que estabas arrepentido por todas tus aventuras y yo estaba aburrido de lo mismo.

 — ¿Pero es algo tuyo para molestarse con ambos?

 —No, solo se encaprichó. Pero quizá se le pase con esto.

 — ¿Estás seguro que quieres que se le pase? —Pain miró hacia su compañero otra vez y vio como una de las asistentes de vestuario lo arreglaba con más esmero que al resto y este le sonreía por algo que la muchacha decía—. Sabes que luego de la gira que haremos por los medios nuestra popularidad aumentara así como los fans.

 —Como si me importara —Gaara decía eso pero la forma de fulminar a la asistente y lo que hizo a continuación no decía lo mismo.

 Se alejó del peli naranja que asombrado vio como el pelirrojo se contradecía con acciones.

 — ¡Oye! —la rubia fue ignorada por su hermano que se detuvo a un lado de Sai y la chica que estaba ayudándolo a ponerse una chaqueta de cuero para posar otra vez.

 — Me parece que tardas demasiado en "ayudar" y haces que todo se retrase. El tiempo es oro, niña.

 —Gaara, me parece que te estas excediendo por una tontería. Vamos bien de tiempo —Temari salió de su estupefacción para comenzar a enojarse por las acusaciones hacía una de sus asistentes.

 —Lo que pasa es que eres muy suave con tus empleados y se aprovechan de eso —el de ojos aguamarina los posó en la delgada chica que tembló por la penetrante mirada—. Aquí se viene a trabajar. Si quieres seducir descaradamente a alguien hazlo fuera del horario de trabajo y de este lugar.

 — ¡Suficiente! —la mayor lo tomó de un brazo y lo alejó y su ayudante aprovechó para salir entre lágrimas.

 —Temari-san, disculpe el mal trago. Aquí el problema soy yo, su hermano no me tolera y no sabe separar las cosas —Sai sonrió de forma acartonada.

 —Sai-san...

 —Ni que fueras tan importante para que me afectaras —el pelirrojo no lo miraba.

 —Lo sé, no soy lo suficiente bastardo e imbécil para obtener su atención ni divertirlo, Sabaku no-san —que el moreno lo tratara con tanto respeto, aunque fuera fingido, no le agradó—. Pido permiso para un descanso, Temari-san.

 —Sí, es mejor que todos se tomen un descanso y así calmar un poco los ánimos.

 Todos salieron del lugar y Sai se alejó del grupo siendo seguido, sin saberlo, por Gaara que quería ponerlo en su lugar por lo antes dicho frente a su familiar. Pero todo intento murió cuando vio al pálido chico acercarse a la asistente antes increpada por él.

 —Hola.

 —Ho... Hola...

 — Quería pedirte perdón por lo que pasó —con un cabeceo apuntó hacia el estudio— y para compensarlo, ¿Te gustaría ir a tomar algo cuando acabemos aquí?

—  ¡No es necesario! No tiene la culpa de nada y por qué sentirse responsable —la muchacha agitaba sus manos frente a su cara, mientras se ponía como manzana roja.

 —No lo hago por obligación. Vamos, acepta.

 —Entonces... ¡Sí! Acepto —él asintió y sonrió.

 

 Gaara se dio vuelta totalmente enojado. Ese era el que decía que le gustaba.

 ¡Ja! Sabía que toda esa palabrería era mentira.

 —Gaara —Itachi lo llamó en un cruce de pasillos.

 — ¿Qué?

 — ¿Has visto a Sai?

 — ¿Y por qué tendría que saber de ese tipo? Como si me importara algo —la estrechez de sus ojos y sus dientes apretados confirmaban lo que su amigo peli naranja le había dicho.

 — ¿Estás seguro?

—  ¡Claro! —y con esto dicho dejó al Uchiha solo.

 Itachi era rápido para analizar las cosas y se volvió a repetir una vez más lo muy parecidos que era Gaara y su hermano Sasuke. Quizá en esas coincidencias de carácter residía el motivo por el cual jamás pudieron llegar a ser una pareja a pesar de congeniar.

 El celular que había sacado con la intención de llamar a su madre y preguntar por su estado vibró en su mano y leyó la pantalla con extrañeza para a continuación atender.

 —Hola Sasori, es raro que me llames.

 — ¿Será porque no eres muy bueno para saludar cuando te llaman? —Itachi rio.

 —Admite que no es común que lo hagas

 —Es cierto. Pero tengo motivos fuertes para hacerlo —su voz parecía seria, pero era difícil saberlo cuando sonaba indiferente la mayoría del tiempo—. Te invito unos tragos esta noche, ¿Te parece?

 —Eso es aún más raro. Sin embargo, quedé con Yahiko para salir. Podrías unirte.

 —Está bien. Pero la charla quiero que sea en privado.

 —Estás muy misterioso. Pero está bien, realmente necesito distraerme.

 

 Y él más que nadie lo sabía. Tenía que despejar su mente antes de hacer sus siguientes movimientos. Primero para anular a Obito en sus negocios y poder enfrentar a Deidara. Pero sobre todo, para tomar valor y tener una larga charla con Sasuke sobre el pasado.

 

 

 

 

=*=*=*=*=*=*=*=

 

 

 

 Y pensar que había creído que la cena con sus padres y el teme sería un desastre insoportable cuando, por el contrario, esa noche fue divertida muy a su pesar.

  El pelinegro y él habían llegado juntos esa tarde luego de dejar correr un par de horas en el bosque desahogándose. Impresionantemente Sasuke no había pedido explicaciones y solo le había aclarado que lo escucharía cuando así lo creyera conveniente. Supuso que eso se debía a que él tampoco era de expresar sus pensamientos y problemas a los demás y por lo tanto entendía que el blondo quisiera guardar los suyos con tanto recelo.

 Fue por esa buena acción que al salir del lugar una promesa escapó de sus labios: al día siguiente lo llevaría a su lugar especial para demostrar lo que había dicho hace tiempo (cuando tuvieron otra cena realmente desastrosa): un lugar maravilloso no siempre venia de la mano con el dinero o la ostentación y que incluso un lugar simple podría convertirse en especial gracias a la compañía.

 Quien hubiera dicho que esa compañía sería él, Sasuke seguro que no, su cara descolocada lo demostraba.

 — ¿Estás seguro?

 — ¿Por qué lo preguntas? —se limpió el rastro de lágrimas que aún quedaban en su piel.

 —Quizá mañana, cuando ya estés más calmado, te arrepientas de esto y quieras estrangularme —habló con temor fingido—. Seguro querrás enterrar mi cadáver en un páramo desierto.

 —Eres un tonto —una risita un tanto ahogada, escapó del blondo ante la aparente broma del moreno.

 —Da igual. Mañana veremos si esa cursilería sobre los lugares especiales es cierto —Sasuke esquivó un manotazo del menor—. Y te advierto, si intentas violarme nuevamente, me dejaré.

 — ¡Teme! —Naruto se puso en pie y la dio la espalda con un fuerte sonrojo.

 El Uchiha perdió el hilo de sus pensamientos al ver ese trasero a escasos centímetros ser sacudido de la hierba y ramitas para a continuación ver como Naruto se agachaba para hacer lo propio con sus rodillas y partes del frente de su jean.

 —Dobe, no ayudas a mi autocontrol haciendo eso...

 — ¿Qué? —Miró hacia atrás aún inclinado viendo como el pelinegro observaba fijamente parte de su anatomía que por su inclinación estaba en pompa ofreciéndole un buen espectáculo— ¡Pervertido! —saltó haciendo una pequeña carrera para alejarse del otro.

 —Sí te insinúas de esa manera nadie puede pensar en cosas inocentes —sonrió con su característica superioridad.

 Naruto pensó en que tenía que ser un pecado verse tan bien aun cuando su aspecto, siempre impoluto, se viera desaliñado. El pelinegro seguía sentado sobre la colcha de hojas tirando su peso hacia atrás sobre sus brazos extendidos y con una rodilla flexionada sin que su postura relajada y su cabello un tanto despeinado afectara en nada esa imagen de belleza y perfección que siempre lo acompañada.

 Era tan sexy el muy bastardo...

 Y pensando en que estaba peligrosamente a punto de morder el anzuelo con ese hombre se alejó logrando que el moreno por fin lo siguiera.

 Al subir al auto el silencio se había vuelto a instalar, pero era diferente al anterior. Este era relajante y sin el peso de la aplastante tristeza con la que había cargado uno y el desconcierto que llevaba el otro.

 

 Y por eso cuando llegaron a su hogar habían sabido disimular muy bien lo sucedido horas antes.

 — ¡Ya están aquí! Pensé que vendrían un poco más tarde y todavía no empecé con la preparación de la cena —Kushina se preocupó.

 —No te preocupes Okasan, Sasuke me dijo que quería venir temprano para ayudarte —Naruto sonrió en dirección del Uchiha que lo miró con ojos muy abiertos.

 En su vida había cocinado nada.

 — ¡Oh, no Sasuke-kun! Eres nuestro invitado y no me parece que te molestes.

 —No es molestia, Kushina-san. No soy muy bueno en esto pero prefiero ayudar que estar sin hacer nada. Además estoy seguro que con su guía podremos lograr una delicia —el pelinegro le devolvió al rubio la mirada aceptando el reto.

 —Naru-chan, llama a tu padre que está en nuestro cuarto y ayúdalo a poner la mesa. Nosotros nos encargaremos del resto —la mujer tomó a Sasuke por los hombro y lo guio a la cocina.

 Los minutos pasaron convirtiéndose en más de una hora y fue entonces cuando la pareja que se había encerrado en la cocina salió. Una con un delantal, el otro con un mandil y con la camisa arremangada hasta los codos.

 —Bueno, mis amores —dijo la pelirroja con una sonrisa—. ¿Podrían buscar los demás platillos?

 Los rubios asintieron y llegando cerca de la mesada vieron los platos restantes y los trajeron colocándolos en el centro de la mesa del comedor.

 —Asombroso —Minato apreció—. No solo huelen muy bien...

 —Parecen manjares preparados por un chef profesional —Naruto término la frase con un tic en el ojo.

 — ¡Sasuke no solo es muy apuesto y excelente en los negocios! —el blondo al ver la cara de presunción del teme supo que los halagos de su madre no le hacían ningún bien a su ego por demás inflado— ¡Aprende increíblemente rápido! Incluso la decoración de los platos fue su idea.

 —Quizá sean pura apariencia — su hijo no estaba dispuesto a admitir las bondades de ese tipo tan fácil, por lo que probó un bocado de uno de ellos.

 Por un momento, se quedó duro al sentir como en su paladar los ingredientes combinados a la perfección bailaban creando una fiesta de sabores.

 — ¿Qué te parece? —su madre se inclinó esperando su veredicto.

 —Es… Está delicioso… —Naruto dejó caer su cabeza en señal de derrota mientras Kushina daba saltitos y palmeaba a Sasuke en señal de reconocimiento.

 Luego de ambos lavar sus manos y sentarse a la mesa, agradecieron con un potente ¡Itadakimasu! Y la cena comenzó y transcurrió entre comentarios, pullas entre los más jóvenes e historias vergonzosas de los mayores. Hasta que la reunión termino luego de un delicioso postre que Sasuke apenas probó ya que no era muy amante de lo dulce.

 

 —Gracias por la cena —todos se despedían del moreno en el pequeño jardín.

 —No Sasuke-kun, gracias a ti por todo —Minato atrapó su mano en un cálido apretón.

 —Gracias, y vuelve cuando gustes —Kushina lo envolvió en sus brazos y Sasuke comprendió que, por una vez en la vida, no portaba una máscara con esas personas y que esa simple cercanía lo afectaba demasiado.

 —Tengo… que irme… —se apartó y Naruto notó el cambio en sus actitud.

 —Yo lo acompaño hasta su auto —dijo y sus padres aceptaron con un asentimiento.

 —Adiós —dijeron mientras sonreían y entraban a la casa.

 — ¿Estás bien?

 —Sí —el Uchiha no lo miró y solo comunicó a continuación —. Por cierto, mañana no voy a poder acompañarte a ese lugar. Parto hacia Tokio.

 El Namikaze se congelo, no solo por el rechazo a su invitación sino por el cambio que había operado en el moreno de un minuto a otro.

 — ¿Qué demonios te pasa? —no estaba para soportar sus juegos.

 — No sé de qué hablas.

 —Me da la sensación de que quieres apartarte de mí, cuando hasta hace un momento todo estaba en orden.

 —Estás diciendo estupideces, solo son algunos asuntos de trabajo que surgieron sin aviso.

 —Entonces no te molestará llevarme de vuelta a Tokio contigo, ¿Verdad?

 El Uchiha no sabía qué responder. De pronto había comprendido que si seguía adelante no solo lastimaría a Naruto, también lo haría con su familia y por primera vez su conciencia se lo impedía. Aceptaba que su comportamiento era cobarde, pero no sabía que más hacer y tenerlo cerca no ayudaba.

 —Lo sabía —el rubio miró a un lado.

 —Está bien, te llevaré a Tokio. Pasaré puntual por ti, no me retrases —de este modo subió a su auto y huyó literalmente. ¿Por qué ahora que quería alejarse un poco para pensar Naruto insistía en pegarse a él?

 

 Por otra parte, el blondo aún se recriminaba al haber sacado de la nada que debía volver cuanto antes. ¿No era que quería estar lejos de él? Esta era su oportunidad y la había arruinado, pero al haber descubierto con cuanta soltura Sasuke podía sonreír y conversar con sinceridad cuando se encontraba a gusto con la compañía. O lo maduro, confiable y protector que era cuando la situación lo ameritaba lo hizo, ya tarde en la noche, cuestionarse por primera vez lo que sentía.

Te gusta — había dicho Haku y él lo había negado.

 No podía sentir eso, no otra vez ya que no quería salir lastimado y gustar, o incluso más, de alguien como Sasuke era claro augurio de mucho dolor en su futuro. No obstante, su pecho latía dolorosamente al pensar qué podía ser eso que estaba afectando al moreno. Porque algo le decía que el pelinegro tampoco tendría una noche tranquila.

 

 La mañana siguiente sorprendió a sus padres con la noticia de que tendría que partir por pedido de su jefe. Todo lo hizo de modo apresurado para no tener que lidiar con la culpa de mentirles. Por lo que antes de las nueve de la mañana ya estaba rumbo a la gran ciudad, luego que Sasuke pasara por él y saludara a sus progenitores dejándolos un poco más tranquilos.

 

 El viaje que compartieron a continuación fue al comienzo un tanto engorroso, puesto que el Uchiha no quería abrir la boca para nada. Por lo que comenzó a hacer un recuento de lo que sea que viera hasta que el otro le rogara hablar de otra cosa.

 —Un árbol, tres pájaros, cinco ardillas...

 —Podrías callarte —pidió Sasuke apretando los puños en el volante.

 Ya iban siete veces que el rubio reiniciaba el conteo de las cosas que divisaba en el camino.

 —No. Me aburro y si tú quieres jugar a la estatua viviente yo voy a jugar a hacer un inventario del bosque —sacó un poco la cabeza hacia afuera por la ventanilla abierta logrando que sus dorados cabellos se mecieran pegándole de vez en cuando en la cara— ¡Teme, ya me perdí por tu culpa! Retomemos, una ardilla, dos pinos, tres pinos, cuatro pájaros...

 — ¡Basta! ¡Pregunta lo que sea pero deja de contar!

 El Namikaze detuvo una carcajada que pugnaba por salir e inundar el auto.

 —Ok, pero relájate. Desde aquí veo las venas de tu cuello latir —sonrió de forma deslumbrante y Sasuke tuvo que controlarse para no golpear y luego besar a ese escandaloso chico.

 Así comenzó lo que Sasuke declaró como un interrogatorio al nivel del FBI sobre todo lo que había conocido en sus viajes: las diferentes culturas, los lugares. Y sobre sus estudios llevando a hacer creer a Naruto que era una persona de afortunada al haber podido tener una educación en un colegio normal y no uno como los que describía Sasuke: Una institución pupila lejos del país, que traducido al lenguaje de Naruto no era más que una cárcel elegante a la que enviaban los ricos a sus hijos para sacárselos de encima.

 Ahora entendía un poco mejor al moreno y su carácter tan cerrado, ya que el mismo le confió que solo había conocido a una persona que le había agradado en ese lugar, Gaara.

 Sorprendentemente las horas pasaban y la charla por parte de ambos se había vuelto fluida pasando a temas más mundanos como libros, comidas y otras cosas de su preferencia. Cuando quisieron darse cuenta el tiempo había volado y ya se encontraban a las puertas del hotel donde el blondo se hospedaba.

 —Supongo que la tregua acabó.

—¡No tiene por qué ser así! Podemos ser amigos… —propuso Naruto.

 —Sabes que no es eso lo que quiero —Sasuke se giró de lado para mirarlo y el rubio observó por la ventanilla para que no notara su nerviosismo.

 —Sasuke, esto no es fácil para mí... Yo jamás estuve en una relación con nadie y mucho menos pensé que sería con un hombre.

 — ¿Ese es tu problema? ¿Es tan desagradable pensar en mí de esa manera? —Sasuke temió obtener una rotunda negativa.

 — ¡No! —Naruto no supo por qué respondió con tanta rapidez o mejor dicho aún no estaba preparado para aceptar lo que realmente sentía.

 —Solo piénsalo.

 —Está bien...

 —Entonces te llamaré.

 El rubio abrió la puerta para bajar y se detuvo al recordar algo.

 —Por cierto, ¿Cómo está Mikoto-san?

 Al oír esto, el moreno se envaró y la desconfianza invadió sus pensamientos.

 — ¿Y tú como sabes el nombre de mi madre? —la pregunta salió un tanto agresiva.

 —Hace unos días Itachi y yo estábamos hablando y lo llamaron para darle la noticia de su estado. Lo acompañé y fue ahí que la conocí. Es una dama encantadora.

 —Itachi... Siempre Itachi... —masculló.

 —Sasuke...

 —Mira, no sé lo que le pase pero no es asunto mío. Para eso tiene a su adorado Itachi.

 — ¡Pero qué dices! ¡¿Cómo no puede importarte?! ¡Es tu madre! —Naruto no daba crédito a lo que escuchaba.

 —No todos son como tu familia, la mía no vale la pena y lo que les pase no es asunto mío.

 — ¡Eres un hijo desconsiderado! —el rubio se mostraba realmente ofendido.

 — ¡¡Tú no sabes nada para hablar con esa ligereza sobre asuntos que no te incumben!! —el Uchiha gritó logrando que su acompañante se asustara.

 — ¡Tienes razón! ¡Por mi puedes pudrirte! —el Namikaze bajó dando un portazo y dejando al moreno aferrándose al volante, con sus ojos fijos a través del parabrisas.

 Sasuke maldijo. Naruto era un experto en arruinar los buenos momentos y sorprenderlo de la peor manera.

 El blondo a punto de cruzar la entrada de la recepción oyó como el chirrido de las llantas del lujoso auto le confirmaban que el otro se había marchado muy enojado y solo pudo mirar al suelo abatido.

 ¿Qué era tan grave en su pregunta para que se pusiera como una fiera a la defensiva?

 —Teme idiota...

 Entre quejas consigo mismo y con su compañero de viaje llegó a la suite donde lo recibió Haku que estaba a punto de salir.

 —Oh, pensé que tardarías unos días en volver.

 —Pasaron algunas cosas, pero luego te cuento.

 El castaño supo que era mejor no molestarlo. Conocer a su amigo de largo tiempo lo había hecho comprender sus estados de ánimo. Naruto no se encontraba de buen humor.

 —Bueno, tengo que ir a una sesión de fotos para ayudar a los demás ¿Vendrás o te quedarás a descansar?

 —No, prefiero ir y mantener mi mente ocupada —Haku asintió y espero unos minutos a que el rubio dejara su mochila en su cuarto, para luego ayudarlo con su vestimenta.

 Estos días habían sido una carga de emociones y lo habían dejado muy confuso. Sin embargo, dejaría la solución de sus preguntas para mañana. Esperaba profundamente que el trabajo que lo esperaba lo cansara lo suficiente para poder dormir esa noche sin que nada lo alterara.

 

 

 

 

=*=*=*=*=*=*=*=

 

 

 

 Al llegar al estudio fotográfico todos se alegraron de ver quién acompañaba al castaño.

 — ¡Naruto! —Kiba se arrojó hacia él con lágrimas en los ojos.

 — ¿Y a este que le pasa?

 Haku rio y luego pasó a informarle.

 —Sucede que si te retrasabas a llegar las sesiones se extenderían y le darían una razón a Temari-san para hacer más fotos.

 —Eso no es nada grave.

 — ¡Lo dices porque no estuviste ayer y no sufriste el cansancio y el hambre que esa mujer nos hizo pasar!

 —Deja de ser tan exagerado, tonto —Pain miró a Naruto—. Bienvenido.

 —Gracias —sonrió y agradeció verlos tan activos. Quizá pudieran contagiarle algo de su energía.

 Y fue así que durante el resto del día se dedicaron, luego de presentarlo en su papel de Haru a Temari, a posar en todas las posiciones que se le pasaran por la cabeza a la rubia hasta que al llegar las seis de la tarde todo acabó.

 —Buen trabajo —La chica alabó—. Es una suerte que hayas llegado así las imágenes grupales no se retrasaban. Sino tendría que haberte ido a buscar y traerte a la fuerza de donde sea que estuvieras —trató de bromear.

 Los integrantes de la banda se miraron entre sí, creyendo muy posible que esa mujer fuera capaz de tal acto.

 —Sí, que suerte... —Naruto tembló un poco ante esa visión.

 ¿Acaso todos los integrantes de la familia de Gaara daban miedo cuando se proponían algo? Y no es que la atractiva rubia frente a él lo hubiera maltratado, pero infundía el respeto y tenía la voz de mando suficiente para tener a todo el set (ellos incluidos), corriendo de un lado a otro.

 Suerte que eso había terminado. Ahora entendía a Kiba.

 —Bueno, por el momento mi trabajo aquí está hecho. Cuando tenga todo listo te contactaré —Temari se dirigió a Itachi que luego de haber desaparecido unas horas había vuelto para ver como marchaba todo.

 —Esperaré tu llamada.

 La chica se despidió con una sonrisa orgullosa y se fue.

 

Iban saliendo del edificio y el rubio se acercó al mayor.

 —Itachi, espero no te moleste pero quería saber cómo está Mikoto-san.

 El moreno dejó de revisar su celular y lo miró.

 —Justo estaba por ir a verla. Estoy pasando unos días en la mansión para poder tenerla cerca.

 —Emmm —Naruto se veía inquieto— ¿Podría acompañarte?

 Itachi sonrió de lado. Ese chico sí que era especial.

 —Por supuesto. Pero supongo que no iras así, salvo que quieras darle una extensa explicación a mi madre.

 Fue ahí que el Namikaze cayó en cuanta de lo que llevaba puesto.

 — ¡Claro que no, qué vergüenza!

 —Lo imaginaba. Entonces vamos al hotel para que te cambies.

 —Sí, pero antes —miró al rededor buscando a Haku ya que el resto había subido a la furgoneta que los había traído— ¿Dónde está?

 — ¿Buscas a Haku? —Naruto asintió— Salió hace media hora. Dijo que debía encontrarse con alguien.

 —Qué raro... —Sin embargo, se encogió de hombros— Bueno, entonces vamos.

 

 

 Al llegar al hotel el rubio tomó una ducha y se cambió en tiempo record, puesto que no quería hacer esperar al mayor.

 Cuando por fin partieron rumbo a la mansión Uchiha conversaron un poco sobre una presentación que tendrían en unos días en uno de los programas más importantes del país. Naruto se mostró entusiasta y le informó de un tema que había compuesto durante su viaje y que luego le mostraría para saber su opinión.

 Antes de llegar solo hicieron una parada en una dulcería.

 

 —Bueno llegamos —informo el moreno.

 — ¿Crees que le gusten? —le enseñó una caja de chocolates que había comprado.

 —Le encantarán —el mayor desparramó un poco su cabello de modo divertido y bajaron.

  ¿Cuál era la razón que lo impulsaba a ir hasta allí? Podría haber preguntado a Itachi por la salud de su madre y quizá, si no se cohibía, pedir visitarla cuando tuviera un tiempo libre. No obstante, luego de saber que él se dirigía hacia su casa la cual compartía en ese momento con la mujer no le dejó lugar para resistirse.

 Y ahí estaba, dentro de esa estancia espaciosa y decorada con un estilo victoriano que armonizaba con el neoclásico de los hermosos jardines de rosas que había atravesado para llegar hasta esa mansión. Decir que se había quedado sin aliento al ver la propiedad que parecía el típico escenario hollywoodense se quedaba corto. Luego que un mayordomo enfundado en un elegante chaquet los recibiera y les ofreciera algo de tomar entre tanto avisaba a su señora, se sintió fuera de lugar por un momento. Pero lo dejó pasar y se dedicó a indagar más el panorama que le rodeaba y sin saber de dónde una sonrisa surgió al imaginarse a los Uchiha 100 años atrás como una familia de la aristocracia. Algo que les sentaría como anillo al dedo.

 — ¡Hijo! ¡Naruto! —Mikoto salió de la nada y lo sorprendió con un beso y un abrazo.

 —Se... Señora Uchiha...

 — ¿Eh? ¿Por qué esa timidez?

 —Es que lo intimadas Okasan —Itachi la beso en la frente y sonrió.

 —Yo no hago nada —ella se quejó.

 —Lo sé —Itachi mira a uno y otro para decir—. Si me disculpan, tengo que hacer un par de llamadas y tomar un baño.

 —No hay problema —dice Naruto.

 —Yo me encargo de este adorable muchachito —Mikoto sonrió y el rubio se sonrojó.

 La imagen que el mayor de los Uchihas dejaba atrás mientras subía las escaleras le mantuvo tranquilo. La presencia de ese chico realmente le hace bien a su madre.

 Mikoto miró al menor.

 — ¿Por qué estás nervioso?

 —Perdón, supongo que el ambiente me intimida un poco —Naruto descendió la mirada.

 — ¿Lo dices por la casa?

 Naruto pensó que esa palabra era escasa para definir ese lugar.

 — Es que cuando nos conocimos no tomé conciencia de lo importantes que eran al conocer a Itachi y tratarlo como a uno más.

 —Y eso es lo que quiero que hagas conmigo. Me dolería si no fuera así. Y por favor, dime Mikoto.

 —Está bien —Naruto sonrió a su vez—, Mikoto-san le traje algo. No es mucho pero...

 La mujer observó la pequeña bolsa con letras doraras que evidenciaban su lugar de procedencia y sus ojos brillaron para tomarla a continuación y hurgar dentro de ella.

 — ¡Son mis preferidos! ¡Gracias Naruto-kun! —un sonoro beso en su frente lo tomó por sorpresa— Cuando era más joven no me cansaba de comer estos chocolates belgas. Hace tiempo que no los probaba, ¿Quieres? —Le ofreció.

 —No, así estoy bien. Me alegro que le gusten.

 —Pero no nos quedemos aquí. Vamos al jardín a caminar un rato y luego tomaremos algo, ¿Te parece?

 —Con el paseo estaré bien. No tengo mucho tiempo y solo quería saber cómo estaba su salud —a la vez que decía esto el blondo fue guiado hacia el exterior.

 —Itachi me tiene en una estricta dieta —parecía una niña pequeña enfurruñada—. Esto me dará un descanso de esa comida desabrida.

 Naruto rio y ella lo acompañó.

 Comenzaron a caminar envueltos en el aroma de las flores cuando aún su duda no había sido resuelta por la mujer.

 —Estoy bien Naruto-kun. Bueno… casi —la sonrisa que le enseñó al menor esta vez no fue muy convincente.

 — ¿Casi?

 —Supongo que a veces me siento un poco sola —atrapó uno de los brazos del Uzumaki encadenándolo al suyo propio y continuó—. Pasear entre estos rosales me relaja.

 Naruto no sabía que preguntar a ciencia cierta sin ofender a la bella mujer o quedar como un entrometido, así que optó por comentar acerca del entorno.

 —Es un lugar muy bonito.

 —Es verdad, pero lo que más me gustan son los recuerdos que lo recorren... —el otro no la interrumpió y ella procedió— Cuando Itachi y Sasuke eran niños les gustaba jugar a las escondidas entre estos árboles y plantas. Recuerdo como Sasuke hacía un berrinche cada vez que alguno de nosotros dos lo encontraba —una suave risa se escapó de sus labios y empujó a Naruto a confesar.

 —Estuve con Sasuke en Konoha.

El andar de Mikoto se detuvo abruptamente y frenó el del rubio, segundos después. La mirada que le dio luego de girar la cabeza en su dirección le hizo saber de su duda.

 —No sabía que fueran tan cercanos...

 — ¡No! —la morena abrió los ojos por la exaltación del menor— El teme y yo solo nos encontramos de casualidad —no era del todo cierto, pero no creía prudente quejarse de Sasuke frente a su madre.

 — ¿El teme? —Naruto creyó que ella se ofendería por el mote, pero al contrario lo tomó desprevenido una nueva risa de la mujer— Me encantaría ver la cara de mi hijo cuando le dices así.

 —Itachi y Ud. se parecen en eso.

 —Supongo —sonrió y retomaron la marcha.

 Le contó de la cena que habían tenido con sus padres y de la sociedad de Uchiha.Corp con la empresa para la que trabajaba Minato.

 — Él... ¿Ha venido a verla? —la morena sonrió con melancolía.

 —No, pero Sasuke no sabe lo que ocurrió y creo que es mejor así.

 —Pero como...

 —Te lo pido, no se lo digas. Quiero que él venga porque lo quiere de verdad y no por sentirse obligado.

 —Eso no me parece justo para Ud. —el ver a Naruto fruncir el ceño le avisó a Mikoto que estaba juzgando a su hijo con dureza en su mente y esto le obligó a aclarar.

 —Las cosas a veces no son como uno quisiera que fueran, pero alguien —lo observó para que se sintiera aludido—, me dijo que no debería bajar los brazos.

 Naruto se ruborizó nuevamente.

 —Solo dije lo que sentía.

 —Y te agradezco por tu sinceridad, eso me ayudó aunque no lo creas.

 La conversación ahora se desvió hacia la historia de la mansión y el menor dejó que la mujer se perdiera en sus recuerdos y los rememorara con la excusa de contarle anécdotas junto a sus niños, como ella los llamaba. Eso logró que Naruto llegara a una conclusión: si lo que Mikoto decía era cierto, algo realmente grave debía haber hecho que la unidad y armonía familiar de esos días se rompiera. Lo había visto en la mirada, por momentos, distante de Itachi. Lo veía en esa melancolía de la mujer a su lado y lo había visto también en el semblante de Sasuke, que aunque parecía frio e inexpresivo la gran mayoría del tiempo, lo había sabido percibir al estar cerca y sobre todo en los momentos que habían pasado junto a sus progenitores. A ver cómo miraba a su madre Kushina cuando esta le ofrecía un gesto cariñoso, o como desviaba la mirada con un leve arrebol de vergüenza cuando Minato le decía lo buen muchacho que era.

 Recorrieron gran parte del jardín mientras él le comentaba sobre su vida en Konoha y el cómo había conocido a Itachi (dejando a un lado el detalle de vestir ropas femeninas para estar en la banda).

 —Me gustaría ir a verlos alguna vez.

 —Claro... —no agregó más. No podía negarle eso sin sonar grosero.

  El paseo terminó y se adentraron a la mansión, cuando se estaba despidiendo de Mikoto Itachi hizo su aparición y le pidió que hablaran en el despacho del lugar.

 

 —Bueno los dejo. Fue un gusto verte Naruto-kun. Espero verte de nuevo.

 —Volveré. Lo prometo —el blondo recibió un fuerte abrazo y siguió a Itachi.

 

 La puerta se cerró y sin cruzar palabra con el otro el Uchiha le dijo que escuchara el programa que estaba siendo transmitido en televisión.

 — ¿Qué es esto? —En la pantalla se veía a Shion presentándose en el programa al cual asistirían en unos días— Es una casualidad muy grande.

 —Yo no creo en las casualidades —el pelinegro entre cerró los ojos.

 

 El toda la pantalla podía verse una nota en donde mostraban parte de una presentación colorida y en el centro de ella a Shion cantando enfundada en un vestido en tonos pasteles y con un look Loli. El tema que interpreta era bueno, Naruto lo admitía, pero lo que siguió lo molestó.

 Al terminar el presentador aplaudió junto a un público eufórico.

 —Ha sido excelente, ya nadie puede dudar que ha nacido una estrella y que no vale la pena las comparaciones —decía refiriéndose a las constantes alusiones de la prensa al enfrentamiento por el puesto de la revelación del año entre ella y Rinnegan.

 —Obviamente, no soy una improvisada y cuido hasta el mínimo detalle —contestó la rubia con muy poca modestia, haciendo su largo cabello hacia atrás—. Y con respecto a las comparaciones debo decir que estuve pensando en una manera de zanjar el tema.

 —Oh, se oye interesante ¿Cuál es su idea Shion-san?

 —Sencillo, hacer un enfrentamiento en vivo para comparar calidad vocal y musical. Aunque claro, dudo que Rinnegan —dijo claro para que no haya duda— se anime a enfrentarme.

 

 

 

 Naruto mordió su labio para no dejar salir una blasfemia.

 —Esto es el colmo —Itachi se tomó la frente y suspiró.

 — ¡No podemos dejar que nos desafíe frente a todo el mundo y no responder!

 —Naruto, si hacemos eso puede traer consecuencias. Aun no son un grupo afianzado.

 — ¡Pero si sale bien le cerraríamos la boca y a todos aquellos que nos comparan con esa!

 —Antes de decidir nada lo hablaremos con los demás y votaremos.

 El rubio no contestó. Sabía que el resto tenía derecho a dar su opinión sobre esto tanto como él. Pero ya estaba cansado de tantos problemas.

 Por su parte Itachi compartía su sentir en silencio, pero debía ser justo con los otros. Aunque no por eso dejaba de lado el pensamiento que lo carcomía por dentro:

 Obito quería guerra y se la iba a dar en todos los aspectos.

 

 

 

 Continuará...

 

Notas finales:

Bueno, gracias por leer un cap. más de esta historia. Por suerte esta vez no tarde taaanto XD

Creo que lo único que voy a aclarar porque sé que algunos lo piensan son dos puntos:

El primero: Sé que a algunas/nos les gustaría que hubiera más SasuNaru e incluso que solo fuera esa pareja la que interactuara y tuviera sus momentos, pero como este era mi primer fanfic cuando comencé en la página, era como una prueba y al plantear varias ahora sería incoherente que las dejara de lado. Sin embargo, voy a ir cerrando varias. Algunas no tenía planeado ahondar mucho en su relación como el KakaSaku o el SaiGaa, pero este último quizá dure un poco más. Aun así, las únicas que tengo planeados que lleguen hasta el final sacando a los protagonistas es el ItaDei (porque su separación se enlazan con los problemas de la familia Uchiha) y el ZabuHaku, que por el momento dejé de lado para cerrar las demás.

Segundo: sé que algunos esperan el lemon, pero si por ej. se diera en el próximo cap. no sería muy realista, ya que Naruto recién está descubriendo que siente algo por Sasuke y a este aun le cuesta aceptar que lo que siente es algo más que calentura. Espero sepan comprender.

 

Ahora sí, paso a agradecer por sus comentarios a:

tabata midory,  jazmin-56, herace, radamanthys_ren, Dulce, Sukisasunaru05, MaruUchiha y alis

 

Eso es todo, un besote enorme! :D

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).