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SEALED DESTINY por Mahozahamy Arisugawa

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Notas del capitulo:

Hola, un poco retrasada en la actualización prometida. Sin embargo ha sido a propósito. Dado el poco interés mostrado para esta historia, he decidido que sus actualizaciones se reducirán a una por semana. En miercoles. 


 

 


III


OUR DREAMS


DESIRES


 


 


Los suaves acordes iniciales del shamisen inundaban el jardín, con su mágico canto, agradecían a la lluvia por bendecir el lugar. Watanuki ensayaba una nueva tonada. Le parecía cada vez más fácil aprender.


 


---Buenas noches, Watanuki-kun—saludó una voz conocida.


---Konbanwa Haruka-san.


---Hermosa noche—dijo mirando la fina lluvia que aún caía sobre el jardín, consiente de que Watanuki no era realmente afecto a ella--a su manera la lluvia es hermosa ¿No es cierto?


---La niña de la lluvia me dijo en una ocasión que es una bendición, un regalo, sin ella las plantas no pueden crecer. Sin ella la vida se acabaría. Así que supongo que estoy de acuerdo.


--- ¿Pasó algo?--preguntó sentándose a su lado, percibiendo en la tensa respuesta del mago, preocupación.


 


Watanuki detuvo su canción por fin y mirando hacia el cielo encapotado relató al abuelo de Doumeki el incidente con el monstruo vacío. Haruka-san parecía preocupado.


 


--- Fue herido. Lo siento mucho—terminó el amo.


---No fue culpa tuya—le indicó acariciándole la cabeza.


---Él me dijo lo mismo—puntualizó algo irritado.


--- ¿Cómo está ahora Shizuka?


---He hecho lo que he podido, Haruka-san—declaró con modestia—tardará un tiempo en sellarse por completo—se notaba tristeza en su voz—...aunque no creo que esté pasándolo muy mal ¿Sabe? después de todo luego de curarlo incluso quiso seguir bebiendo, y me arrastró a beber más también, además se comió tres mantecadas como si nada, es una sanguijuela y un glotón de primera—si, eso se parecía mucho más a lo que tenía que decir, los sentimentalismos no iban con Doumeki.


---Nunca cambia—dijo el abuelo, sonriendo.


---Argh, en verdad espero que ya se haya dormido—dijo mientras apretaba un puño—Lo golpearé si no lo ha hecho.


—No te preocupes, mi nieto está dormido ya. El te quiere y te respeta mucho más de lo que imaginas ¿Sigues pensando que es muy difícil? ¿Sigue dándote problemas?


---De alguna manera hemos conseguido llevarnos bien. Me alegra ser capaz de cocinar todo lo que pide—dijo con orgullo—Ahora lo conozco más que antes. Siempre me apoya y sé que puedo contar con él.... Pero sigue siendo un desconsiderado—añadió.


---Parece que todo está bien entonces—dijo Haruka-san mesando el pelo del mago a quien consideraba secretamente parte de su familia, a quien consideraba su nieto también—Tranquilo Watanuki-kun, Shizuka estará bien siempre que estés a su lado. Cuídalo, por favor.


---Haruka-san, yo… no quiero que termine siempre herido por mi culpa. No quiero que tenga que seguir haciendo esto, se que lo lastimará.


---Confía en mi nieto, Watanuki-kun, Shizuka es fuerte. Puede resistirlo siempre que sea por ti.


---Si no confiara en él no le dejaría hacer los encargos.


---Confía también un poco más en sus decisiones, eso es lo que él desea.


---Doumeki tiene que tener su propia vida fuera de este lugar—declaró—Esta elección, quizá no es la correcta, pero fue mi elección, no tiene por que salir herido por algo que decidí yo.


---Te equivocas, joven maestro—dijo Haruka mirando a la lejanía—el también ha decidido por sí mismo seguir estando a tu lado. Esa es una elección en sí misma.


---No es bueno para él estar aquí con nosotros,--insistió-- llegará un momento en el que irá a un lugar donde nunca más podremos seguirlo. Tendrá su propia vida lejos de nosotros. Encontrará su propia felicidad. Será doloroso para todos.


---Las despedidas son inevitables—declaró el abuelo.


---Quisiera que no lo fuesen, pero yo mejor que nadie sé bien que no hay nada que pueda remediarlo.


---Encontrarse brinda mucha alegría… --cantó suavemente el abuelo, mirando a la lluvia, Watanuki ensayo los acordes en el shamisen, había mejorado mucho aquella melodía—Y Separarse brinda mucho dolorEl encontrarse y nunca separarse… Cuando hay amor, no hay nada que pueda hacerse—la melancólica música se apagó.


 


---Es parte de la vida, el encuentro y las despedidas nos hacen humanos, nos hacen mágicos, tenemos que aceptarlo—dijo poniéndole una mano en el hombro—Sé que aprecias mucho a mi nieto, Watanuki-kun, muchas gracias por cuidar de ese terco muchacho.


 


***********************


 


 


El exorcista abrió los ojos y notó que se encontraba en un lugar desconocido para él, había oscuridad pero no se sentía incómodo, había silencio pero no sentía vacío, percibió un delicado perfume en el ambiente, una escencia llena de matices.


 


Se dio cuenta entonces que estaba tendido sobre un maravilloso césped de un verdor sobrenatural. Se incorporó un poco y miró en derredor.


 


Parecía ser un hermoso jardín lleno de flores extrañas tan exóticas y maravillosas que parecían joyas. Hacía mucho calor, aún cuando era de noche. La luna llena brillaba esplendorosa. Había una segunda luna, mucho más pequeña pero igualmente hermosa, en cuarto creciente.


 


Podía ser cualquier parte, pero él estaba seguro que no era ningún lugar del mundo, al menos del mundo que conocía.


 


Justo en el centro del jardín se hallaba el más alto y bello árbol, que reconoció al instante, un arbol de cerezo que mostraba ya su lluvia de pétalos, volaban con la brisa dirigiéndose hacia él.


 


Ahí, sobre una de las ramas había una pequeña sombra, alguien estaba de pie, pero el arquero no podía ver quién era. Solo su silueta, recortada contra la luna.


 


---… ¿Podrías decirme dónde estoy?—preguntó a la figura, acercándose al árbol.


 


---Esto… es un sueño—dijo una voz delicada y femenina se giró para mirarlo. Un único rayo de luna la iluminó, Doumeki pudo ver que la figura era una chica.


 


Tan bella y tan poderosa que el arquero exorcista supo que no era una persona común, aquella niña era una reina.


 


Vestía de una manera extraña, pero que sorprendentemente le venía bien, el arquero no había visto nunca aquella clase de ropa. Parecía diseñada para ser llevada por ella.


 


Era un vestido blanco de gasa, adornado con pequeños óvalos metálicos. Dos largas tiras de tela se movían a su espalda como si se tratase de alas.


 


 


La joven saltó de su rama en el árbol, abriendo las manos hacia él, pero en ningún momento tocó el piso. Parecía flotar frente a él, ligera como una brisa. Aquella reina era sin duda un ser mágico. Alguien de luminoso poder lleno de bondad y luz.


 


Por alguna razón aquella niña de cabello corto y ojos verdes le parecía conocida del algún lugar. Tenía un aire familiar. Parecido al que sentía en Kohane-chan cuando era más pequeña. Su aura era mágica y purificadora.


 


--- Mi nombre es Sakura, del País de Clow—dijo la niña, resplandeciente—Perdona por interrumpir tu descanso ¿Tu nombre es Shizuka?


--- Shizuka Doumeki—dijo inclinando la cabeza—Mucho gusto.


---Hace tiempo he buscado por ti—dijo con una bella sonrisa realmente sobrenatural—Pero no había podido encontrarte hasta hoy. Parece que mi poder realmente se ha hecho mucho más fuerte.


---Eso es bueno.


---Gracias, eres realmente amable.


---En absoluto.


---Eres realmente la imagen viva de tu abuelo Haruka.


--- ¿Conoces a mi abuelo?


---Solo en sueños, después de que su alma viniera aquí, para unir mi sueño con el de Kimihiro-kun.


--- ¿Watanuki?


--- Si, nos encontramos una vez, también en un sueño.


--- ¿Este es tu sueño?


--- De ambos, tuyo y mío. Los sueños se conectan. He venido para agradecerte.


--- ¿Por qué?


---Shaoran-kun, Kimihiro-kun y yo, cumplimos años el mismo día—dijo la niña uniendo sus manos y sonriendo dulcemente—Hace mucho tiempo todos nosotros, junto con dos personas de otros mundos Fye-san un mago y Kurogane-san un duro samurái tuvimos que pasar por un largo y difícil problema.


 


Viajamos por todos los mundos y al final gracias a Yuuko-san pudimos elegir un mundo en el que todos podamos vivir.


 


Nosotros cumplimos años el mismo día, y eso era realmente importante, ¿Sabes? Si Kimihiro-kun desapareciera en este mundo, la existencia de Shaoran-kun sería destruida. Por que ambas existencias son lo mismo. Se necesitan mutuamente. Yo realmente no podría soportarlo, por que Shaoran-kun es la persona que más quiero en el mundo—dijo—Pero sería aún más doloroso para Shaoran y para mi perder a Kimihiro o saber que está herido, él es realmente alguien muy preciado e importante para nosotros.


 


Además de nuestras propias existencias, dentro de nosotros viven las almas de otras personas iguales a nosotros, de otro tiempo y circunstancias.


 


Personas muy valiosas que aman a Kimihiro-kun y que darían cualquier cosa para protegerlo incluyendo dar la propia vida. Por una razón muy especial. Si el desapareciera o estuviera en peligro nos lastimaría mucho. A nosotros también y a ellos ya que somos lo mismo, dolería mucho, en el corazón, sería un dolor tan grande que no podríamos continuar.


 


Es por ello que elegimos vivir en mi caso, seguir viajando para siempre en el caso de Shaoran, y detener su propio tiempo en el caso de Kimihiro-kun, lo hicimos para seguir con vida, por las personas que amamos por las personas que nos necesitan.


Para ti es lo mismo también ¿verdad? Si Kimihiro-kun desapareciera o estuviera en peligro estarías triste. Porque Kimihiro-kun es la persona que más quieres.


 


---Si--dijo con el rostro serio.


---En ese caso muchas gracias—dijo la chica haciendo una reverencia pronunciada ante el exorcista y sonriendo bellamente.


--- ¿Por qué?--se extrañó el exorcista.


—Por cuidar de él.


---Tengo mis propias razones para hacerlo.


---Aún así, gracias. Te busqué durante un largo tiempo para agradecerte por ello, por que Kimihiro-kun es una persona muy especial para mi y para la persona que vive en mi. Pero vine también porque quería conocer a la persona que es igual a mí.


--- ¿Igual a ti?--preguntó desconcertado.


---Somos parecidos… en el corazón.


 


La niña reina extendió la palma de su mano en la que brillaba alguna clase de poder y fue acercándola hasta su pecho, el no sentía miedo, ni aprehensión, ahí donde la ligera mano de la chica se posó, una luz brilló intensamente.


 


Doumeki sintió una calidez realmente hermosa. Una suerte de consuelo muy profundo. Como un abrazo de luz.


 


Por un segundo, el arquero tuvo la impresión de que unas gigantescas alas de luz surgían desde la niña, envolviéndolo tambien a él.


 


Por solo un segundo, un latido, pudo notar también la conexión que había entre ellos, la niña reina había hablado con la verdad, su aura se sentía realmente familiar, y le mostró los poderes que había dentro de él aún latentes.


 


---Voy a contarte algo que escuché de tu abuelo hace algún tiempo. Haruka-san me dijo una vez y a Kimihiro-kun también que la única transacción que no tiene precio es la de los sentimientos… Protege y recuerda siempre estas palabras, Shizuka-kun. Te serán útiles alguna vez.


 


Pudo sentir que la conexión era más y más débil. El jardín nocturno empezaba a desdibujarse.


 


Ha llegado el momento de separarnos, pero antes de irme quiero que tengas esto—dijo poniendo en sus manos una enorme pluma blanca con un diseño rosa, parecido a un corazón, que ante sus ojos se transformó en una flor de durazno—No temas… Porque tengo la certeza de que todo estará bien también para ustedes. Díselo… a Kimihiro-kun.


 


 


*********************


 


 


Maiko despertó con una resaca monumental. Le dolía la cabeza y estaba mareada.


 


Hacía un calor sofocante por la horrenda lluvia y fuera un maldito sol inclemente se había levantado mucho antes que ella.


 


Se fue tambaleante a la ducha, abrió el grifo de agua fría y metió la cabeza bajo la regadera. Aún era temprano pero el brillo del sol era demasiado para ella.


 


Luego de bañarse con una ducha helada se sintió mejor pero no estaba del todo recuperada. Había bebido muchísimo.


 


Había pensado hacer un obento casero para llevarle a su amado profesor. Seguro que con sus habilidades culinarias no se resistiría.


 


Pero estaba demasiado enferma y se hacía tarde. No sabía lo que su amado Doumeki planeaba hacer este fin de semana, no seguramente no tendría planes ¿No? No tendría planes si no era con ella ¿Verdad? Era el destino ¿Cierto? debía encontrarlo en su templo.


 


Revolvió una eternidad entre sus cuadernos y encontró el que buscaba.


 


No, todo en orden, recordó su plan Doumeki no tenía ninguna clase programada para sábado, así que ella había resuelto saltarse también las clases, solo tenía un ensayo en el club y dos horas de historia de la filosofía, nada grave, se fingiría enferma.


 


Por otra parte ahora que revisaba, había algo extraño aquí, estaban cerca los exámenes de inicio de trimestre, así que a petición del grupo que asesoraba personalmente, el profesor había cancelado la práctica en su templo que sería hoy por la tarde. Y no la había reprogramado… Si el profesor pensaba continuar con su trabajo de investigación tal vez ya se hubiera ido… no iba a encontrarlo…


 


Enojada consigo misma por haberse levantado tan tarde corrió a la farmacia por una medicina para la resaca. Era la primera vez que tomaba esta nueva tipo S. Por el camino compró el bento en una tienda. Se bebió de un trago la horrorosa medicina y se dirigió corriendo también hacia el templo de su querido profesor.


 


Pero una vez entró fue recibida por los sirvientes quienes le informaron que Doumeki-sensei no se encontraba presente.


 


El sacerdote encargado recibió el obento que llevaba como ofrenda, y mientras tomaban el té le informó que el heredero del templo pasaría fuera todo el fin de semana, que se había ido desde el día de ayer.


 


Pero que estaría disponible en el celular si era un asunto muy urgente relacionado con la escuela o algun problema de asesoría. Le informó que volvería a tiempo para la clase del lunes.


 


Maiko deprimida y a punto de llorar abandonó corriendo el templo de Doumeki, no sin antes dar las gracias pero pronto su tristeza dio paso a la ira. Todo empezó a cuadrar. La extraña conversación que había tenido con Tsuyuri acerca de asistir o no asistir, de la tal Kunogi... Las bolsas...


 


“Está con ella”—pensó la chica—“Está con la mujer de la tienda” había ido a pasar con ella el fin de semana, sin duda alguna, la famosa fiesta se llevaría a cabo entonces este fin de semana, e incluso aquel regalo, tenía que ser para esa misteriosa mujer.


 


¡Estaba traicionándola! ¡A Maiko Shinohara! ¡Como se atrevía! ¡Ella le era fiel! Esto tenía que ser obra de las malas artes de aquella bruja insípida.


 


Tenía que ser una bruja si vivía en un lugar que no podía verse. Tenían que ser la obra de seducción de una mujer. El sensei no tenía nada que ver. Tenía que salvarlo de las garras de aquella tipa ¡Le prohibiría volver a verla! Todo era culpa de esa… ¡Bruja!


 


Corrió hacia la zona de rascacielos, con la rabia a flor de piel deseando con todas sus fuerzas ver a su profesor. Ser capaz de ver el misterioso lugar donde se encontraba. No había lugar a dudas, la misteriosa tienda tenía que ser la mansión de antes. ¡Tenía que serlo!


 


 


********************


 


Desde que abrió los ojos, Doumeki se había sentido mucho más fuerte. El haber descansado restableció su salud tal como Watanuki le dijera la noche anterior, el sol brillaba radiante en el cielo.


 


La tierra olía a lluvia, los hermosos arbustos y plantas del mago agradecían por ello, una atmósfera armónica inundaba la casa tras el desastre de la noche anterior. Aquel extraño sueño seguía en su mente, sobre la niña reina llamada Sakura.


 


Al despertar la pequeña flor de durazno aún estaba en su mano, pero al parecer se había convertido en una especie de cristal tallado que brillaba en diversos colores. Podía sentir el inmenso poder que había en ella.


 


Se levantó y enrrolló el futón con maestría, guardandolo rápidamente en el armario junto a la manta. La almohada fue a parar al estante destinado a ello. Se cambió la ropa de dormir por una yukata de estar por casa. Abrió la puerta corrediza y miró por un segundo el jardín.


 


La sensación opresiva estaba asentándose en el cuarto de los tesoros aunque parecía mucho menos agresiva que la noche anterior. Pronto dejaría de sentir su presencia. Si Watanuki no la bloqueaba antes con su inmenso poder.


 


--- ¡Waaay! ¡Ohayo, Doumeki!—saludó Mokona, saltando a un lado y a otro.


---Hey, ¿Ya está despierto?


---Watanuki sigue durmiendo en su habitación. Sus manos parecen haber mejorado mucho desde ayer.


---Ya veo ¿Puedes llamar a las niñas?


--- ¡Claro, enseguida! Dejaselo a Mokona.


 


Se fue saltando alegremente. Doumeki comenzó a sacar las cosas necesarias para preparar croquetas con salsa de queso, ensalada, arroz con pollo y algunas golosinas. El té estaba listo, apagó la tetera y reservó. Recordaba haber traído un poco de costilla de cerdo, sería perfecta frita con un poco de col.


 


Cuando estaba terminando de picar la col, aparecieron las gemelas con un montón de ropa cada una. Habían terminado de recoger.


 


--- ¿Podrían esperar un poco más para despertarlo?


--- ¡Claro!


---Watanuki necesita descansar.


--- ¡El amo necesita descansar! ¡Necesita descansar!


--- ¿Puedes encargarte de preparar la lavadora?—preguntó al manjuu negro.


--- ¡Déjaselo a Mokona!


 


Con la ayuda de las gemelas más que de Mokona muy pronto todo estuvo listo para desayunar. Doumeki estaba tendiendo la ropa cuando Watanuki apareció en la terraza, vestido completamente con un hermoso kimono propiedad de Yuuko, pronto sería la hora en que el cliente aparecería.


 


Sería un cliente muy difícil, por razones incontables. Había mentido un poco a todos, pero era necesario. No quería hacer las cosas más difíciles para nadie. Sabía tanto de esta clienta que era doloroso pensar en las implicaciones de su visita.


 


Era dificil sobre todo para sí mismo. No quería percibir la preocupación de las niñas ni las burlas de Mokona, no estaba para eso. Y sobre todo no quería saber lo que Doumeki pensaba de todo esto. Este deseo sería el más sencillo y el más terrible que concediera hasta ahora.


 


Insistía en que era lo mejor para todos, pero sin duda no era lo mejor para él. Pero no pretendía intervenir.


 


Se quedó mirándolos, las niñas, vestidas con sus ropas usuales cargaban la cesta de la ropa. Mokona llevaba las pinzas y Doumeki tendía las prendas. Sin saber por qué le pareció la imagen de una familia ideal.


 


Aquel pensamiento le causo tristeza, recordándole la conversación que había tenido con Haruka-san. El arquero no era parte de aquel lugar. De ese mundo recluido.


 


Había sido su propia decisión permanecer aquí para esperar a Yuuko-san y agradecerle, cumpliría su deseo y viviría para concedérselo, había sido su elección, no la de él.


 


No debía permitir que siguiera pasando tanto tiempo en la tienda. Por su propio bien, Doumeki necesitaba su propia vida, sus propios amigos, gente que fuera como él.


 


Pero lo cierto era que se había vuelto demasiado importante para todos. Las niñas lo apreciaban mucho igual que Mokona, se preocupaban por él y no sería justo impedirles que estuvieran a su lado. Todo era tan complicado.


 


Doumeki se había convertido en una parte muy importante también para Watanuki mismo. Era uno de los pequeños vínculos que conservaba con el exterior.


 


Así como Kohane-chan y su abuela. Su inestable existencia afectaba a aquellos humanos quienes le habían conocido. Sobre todo a aquellos con quienes más tenía contacto. Y de todos ellos Doumeki era el más persistente.


 


Había dicho a Haruka-san todo ello muchas veces, que Doumeki era demasiado terco que continuaba viniendo a pesar de que sabía que no debía hacerlo, que con cada día que pasaba se involucraba más y más con la tienda, con él y con todos.


 


Shizuka es fuerte”


 


Le alegraba mucho haberlo conocido. A pesar de todo lo que había ocurrido entre ambos seguían estando juntos, y su vínculo era más profundo que nunca. Pero quizá hoy sería el último día. Y eso le dolía más que nada.


 


El mago se sentía incapaz de permanecer en su presencia. Pero el cliente estaba a punto de llegar y quería estar junto a él hasta el último de sus momentos juntos. Haruka-san lo había enviado de regreso por aquel motivo.


 


Cuando hay amor no hay nada que pueda hacerse”


 


Como deseaba que aquellas palabras dejaran de resonar en su mente y en su corazón.


 


--- ¡El amo despertó!--dijo Maru.


--- ¡Despertó!--coreó Moro y corrieron a abrazar a su amo.


--- Hey—saludó Doumeki.


--- ¡Hola! ¡Bienvenido al mundo Watanuki que se escribe como tonto de abril! --exclamó Mokona.


---Buenos días a todos. Estoy mejor, gracias a la ayuda de todos, ¿ya está el desayuno listo?—preguntó a Doumeki.


---Si, pues vamos, a comer—dijo tendiendo la última prenda.


 


Las gemelas y Mokona entraron en tropel llevando la cesta vacía y el resto de las pinzas no ocupadas al cuarto de lavado. Doumeki se descalzó también.


 


--- ¿Te duelen las manos?—Preguntó a Watanuki.


---Lo peor pasó. ¿Y tú? ¿Estás mejor?


---Eso parece.


---Llevará unos días que te restablezcas. No hagas tonterías ni te esfuerces demasiado mientras tanto.


---Eso dependerá de ti—declaró.


 


Si Watanuki estaba en peligro o tenía que hacer algo para la tienda no iba a poder evitar moverse ni esforzarse. Obviamente.


 


--- ¿Qué insinúas con eso?


---...Anoche tuve un sueño—dijo ignorándolo completamente.


---Muy raro, viniendo de ti.


---Había un lugar lejano, y una niña muy poderosa me dijo que te conocía, su nombre era Sakura. Tenía los ojos verdes y el cabello claro, corto. Se refería a ti como Kimihiro-kun. Igual que Tsuyuri.


--- ¿Viste a Sakura-chan en un sueño?


--- ¿La conoces?


---Te contaré toda la historia—comenzó el mago mientras caminaban juntos hacia la cocina—Ella es la princesa del país de Clow, que está en otro mundo diferente, Shaoran, de esta dimensión pero quien venía del mismo mundo, Fye-san del país de Celes y Kurogane-san del Japón en una dimensión diferente, fueron clientes de Yuuko-san.


 


Junto a ellos viaja la Mokona blanca, que tiene el poder de cruzar las dimensiones. Ahora que recuerdo los viste hace mucho tiempo en el parque comunicándose a través de Mokona para pedirle un deseo a Yuuko-san.


 


Fueron los que se llevaron la cosa que capturaste en las cien historias de terror. El báculo mágico que fue el pago de aquella ocasión todavía está en el cuarto de los tesoros y era del mago Fye-san.


 


Durante años ellos viajaron para encontrar los recuerdos de Sakura-chan que se habían esparcido por todos los mundos.


 


Ahora ella ya no viaja con ellos, pero Shaoran debe continuar su viaje. Ese fue el precio.


 


Se trata de algo muy complicado, pero simplificando él y yo somos la misma persona, además como provenimos de la misma dimensión y tiempo, aunque no estemos en el mismo mundo, junto con nuestras propias existencias, así como algunas otras circunstancias crearon una paradoja terrible y para poder continuar existiendo tuvimos que hacer una elección.


 


---Ella me dio esto en el sueño—dijo Watanuki mostrándole el cristal.


---Tiene la forma de una flor de durazno.


---Antes era una pluma blanca.


--- ¿Con un dibujo rosa?


--- ¿Sabes lo que es?


---Una pluma de Sakura-chan. Es un fragmento de su memoria. Mokona me dijo que el poder de estas plumas es el de proteger lo que es importante. Lo cual me preocupa ¿Te advirtió algo? ¿Te dijo que estabas en peligro? ¿Por qué Sakura-chan cree que deberías tenerla?


--- Me dio un mensaje para ti.


--- ¿Cuál era?


---Ella dijo: “No temas… porque tengo la certeza de que todo estará bien, también para ustedes”


 


Watanuki miró el cristal y sus ojos se empañaron tras las gafas. Sakura-chan, tan buena, tan amable, “Quisiera que eso fuera verdad, Sakura-chan, quiero confiar en tus palabras, pero esta elección no es solo mía”—pensó el mago.


 


--- ¿Te sientes cansado?


---No, estoy bien, vamos tenemos que comer.


 


********************


 


---Mmmm, ¡Esta salsa de queso es deliciosa! Las croquetas también son deliciosas, están doradas a la perfección ¡Doumeki sabe como cocinar!—dijo Mokona alabando las virtudes culinarias del arquero.


---Gracias.


 


Doumeki no pudo dejar de notar que Watanuki estaba muy callado durante la comida. Esperaba que no estuviera ocultándole cosas, odiaba que le hiciera eso. No decirle cuando se encontraba mal. Aún así notó que el amo de la tienda comió todo lo que le sirvió, sin quejarse ni protestar.


 


Por su parte Watanuki se hallaba inmerso en sus pensamientos. Doumeki había preparado un excelente desayuno. Jamás sería mejor que la comida que preparaba para él, claro, o bueno, nunca mejor que las comidas que hacían juntos, así fueran simples bolas de arroz, pero estaba pasable. En realidad, aquello estaba delicioso, no era la primera vez que probaba la comida del arquero, y su sazón era tan bueno como el suyo, pero para él significaba mucho más que un desayuno, era un ritual de despedida.


 


---Lamento arruinar la diversión pero ha llegado la hora. ¡Maru, Moro!


--- ¡Sí!


 


En ese mismo momento sonaron unos frenéticos golpeteos en la puerta del frente. Maru y Moro llegaron hasta el recibidor.


 


*********************


 


Maiko sorprendida miró la puerta abrirse sola. Lo había conseguido, estaba en la tienda. Aunque no recordaba cómo es que había entrado o para qué.


 


Su propósito era observar a la tipa en primer lugar, no podía estar en desventaja, de pronto sus pies la llevaron dentro y sin saber por qué empezó a tocar la puerta con fuerza. Sin dejarse impresionar atravesó la misma y encontró a dos extrañas niñas. Parecían llevar cosplay de algo.


 


--- ¡Bienvenida!—dijeron a coro las gemelas cuando la puerta se abrió.


---Disculpen… yo…


---Eres una invitada, del amo—dijeron las niñas.


---Perdón pero yo…--Maiko se descalzó, antes de que las niñas tiraran de ella por el corredor. ¿Invitada? ¿Amo? La llevaron arrastrando hasta unas puertas corredizas.


 


Cuando las niñas abrieron la puerta Maiko abrió mucho los ojos, olvidándose por completo de todo al menos por un instante mirando sorprendida, en el sofá, reclinado sobre unos cojines de color rojo y vistiendo un kimono estampado con rosas negras estaba la persona más impresionante que hubiese visto nunca en su vida.


 


Era un joven bastante apuesto, usaba gafas y fumaba una pipa antigua. Normalmente el olor a tabaco le hacía toser, pero aquella fragancia era delicada y aromática. Flotaba en el ambiente como si formara parte de él.


 


---Disculpen la confusión, pero yo no…


---Estabas destinada a venir—dijo el “amo” incorporándose. Aquella persona tenía que ser “el amo” de aquel lugar.


--- ¿Perdón?


---Esta es una tienda que concede deseos. Soy el dueño de este lugar. Si has logrado entrar significa que tienes un deseo. ¡Maru, Moro! Traigan algo de té por favor. Acompáñame.


 


Aquel impresionante joven amo la precedió hasta una habitación contigua. En la que había una gran ventana y un candelabro sobre una mesa redonda de madera. Dos sillas constituían todo el mobiliario. Ahí le indicó que se sentara sobre una de las sillas. Salió dejándola sola. Las niñas entraron con una bandeja de té. Dejaron una taza de té frente a cada sitio y se retiraron, riéndose bajito. Hicieron guardia frente a la puerta.


 


********* ********


 


Doumeki se había sentado en la sala a ver la televisión, ignorando el programa por completo se preguntaba cual sería su misión esta vez.


Al tiempo que cavilaba cosas más profundas… como la decisión final que le atormentaba desde hacía diez años… Si debía o no hacer lo que tenía planeado. Si debía cumplir con la voluntad de Yuuko-san o aún esperar. Si debía entregar al mago lo que estaba en su saco. Cuando entró Watanuki. Sorprendiéndolo, aunque su cuerpo no dio muestra alguna de ello.


 


---Creía que el cliente que esperabas había llegado.


---Está esperando—dijo el mago.


--- ¿Qué haces aquí entonces?


---Voy al cuarto de los tesoros pero tengo que decirte algo, primero, que confío en lo que dijo Sakura-chan y también en ti. Por ello voy a pedirte un par de cosas, primero que no salgas hasta que te lo indique. Cuando regrese aquí voy a pedirte que tomes una decisión. No importa lo que elijas, lo harás bien. Lo sé. Porque Sakura-chan lo cree también.


--- ¿Qué quieres decir?


---Confío en ti—dijo el mago poniéndole una mano en el hombro. Sus labios formaron dos palabras sin emitir ningún sonido, no sabía si Doumeki lo habría captado pero estaba dicho, sería lo único que haría— Recuerda, no salgas.


 


******* ********


 


---Perdón por la espera, Shinohara Maiko-san.


--- ¿Qué? ¿Cómo supiste mi nombre? ¡Nunca te dije nada!


---Soy el dueño de este lugar.


--- ¿Eres alguna clase de vidente?


---Puede ser. ¿Cuál es tu deseo?


--- ¿Esta tienda concede cualquier tipo de deseo?


---Siempre que pagues el precio.


--- ¿Qué clase de precio?


--- Dependerá del deseo.


---Pagaré. Sin importar cual sea el precio, pagaré. Yo… hay alguien a quien amo, más que a nadie en el mundo. Quiero declararme a esa persona, por lo que quisiera estar un tiempo a solas con él—estaba segura que Doumeki-sensei estaba prisionero en aquel lugar, de esta manera el mago que se creía muy listo con eso de los deseos quedaba fuera de la jugada, y ella podía contárselo todo a Doumeki cuando estuvieran solos. Su plan para liberarlo.


--- Es un deseo que puedo conceder.


---Hágalo entonces por favor. Pagaré cualquier precio.


---Puede ser un mal resultado aún así ¿Deseas intentarlo?


---Yo en verdad lo amo—dijo Maiko, atacándolo con sus palabras, ¿Qué se creía el tipejo este? Era poco más que un niño. Tendría dieciséis años dieciocho cuando mucho. Su belleza no podía competir con el encanto de una mujer madura de veinte años. Se creía que Doumeki-sensei podía ser robado de su vida así como así, le demostraría de lo que era capaz—creo que soy la persona que más lo ama. Cuidaré de él el resto de mi vida, sin importar lo que tenga que sacrificar—declaró resuelta— sin importar lo que deba hacer lo protegeré siempre, lo quiero más que a nada, siempre he soñando con ser parte de su vida, mi amor es sincero. Soy sincera, el me gusta mucho, creo que me corresponde pero no lo sé con certeza ¿Podrías ver si esa persona me corresponde?


--- ¿Has escuchado hablar de los hilos rojos del destino?


--- Puedes verlos.


---Puedo decirte si hay un vínculo entre esa persona y tú. El nombre de esa persona que amas es Shizuka ¿Cierto? Doumeki Shizuka.


---Es increíble, de verdad eres capaz de adivinar.


--- ¿Podrías prestarme la pulsera que llevas en la mano izquierda?


--- ¿Esta? Claro.


---Tu abuela la hizo con gran cariño para ti cuando eras pequeña, para protegerte. Ella fue la Miko-san del templo de tus ancestros. Es suficiente como precio de la adivinación. ¡Maru, Moro!—Las niñas de antes entraron con un pequeño dije y lo que parecía ser el marco de un espejo de mano.


 


---Guarden esto por mi—dijo entregándoles la pulsera. Volvieron a irse. El adivino se acercó a ella y le entregó el dije— Enreda la cadena en tu dedo meñique izquierdo, por favor. Que la luz se refleje, en el cristal de esta manera—indicó.


 


Se retiró y la enfocó con el espejo. Un viento venido de ninguna parte agitó el cabello de negro de Maiko y las ropas del extraño hechicero. Murmuró unas cuantas palabras incomprensibles y se detuvo. La mueca de su rostro era indescifrable.


 


---Los hilos rojos del destino existen para todos, pero no nos atan nunca a una sola persona, somos nosotros quienes elegimos a la persona más importante de nuestras vidas y eso te incluye a ti—dijo sentándose—existen tres vínculos especialmente fuertes en tu camino, uno de ellos el más débil ya ha sido roto, por ti. El vínculo que posees con Shizuka Doumeki existe y es uno de ellos pero no es el único, ni el más fuerte. Aún así es posible para ti convertirte en su esposa.


--- ¿Puedes cumplir ese deseo?


---El amor no puede ser forzado por ninguna magia, no importa lo fuerte que sea el encantamiento.


---Entonces ¿Qué debería hacer?


---Declara tus sentimientos. Otra clase de acción cambiaría tu destino, si lo intentaras manipularías tu destino y entonces sería posible conceder tu deseo de forzar su amor en ti, pero si lo recibieras te transformarías en alguien incapaz de pagar el precio. Tu alma se corrompería. Tu amor te destruiría.


--- ¿Cómo debo hacerlo? ¿En la escuela?


---Vuelve aquí dentro de una hora. Trae contigo el rollo de pergamino que te regaló tu abuela. Ése será el precio que pagarás por encontrarte con Doumeki y declarar tus sentimientos, no puedo hacer nada más.


---Nunca lo he abierto.


---No lo necesitas.


 


****************


 


Maiko volvió a casa. Se había encontrado sin saber como fuera de la tienda, en los postes y cuando se giró ahí a su espalda no había nada. Enojada como nunca, lloraba. ¡Aquel hombre falso! ¿Cómo podría creerle? Le había pedido la pulsera, que se la quedara, no le importaba aquel horrible adorno, le diría a sus padres que la había perdido, que se había roto o algo.


 


En la mochila que había preparado, metió la caja grande de madera que contenía un estúpido pergamino antiguo que le había regalado hacía mucho tiempo la vieja de la familia de su madre, a quien odiaba con todas sus fuerzas.


 


No lo quería, y ahora se lo daría al falso vidente para seguir su juego. Luego aquel tipo recibiría su merecido. Guardó también el cuchillo más largo que había en la cocina. Y una discreta navaja en su bolsillo. El cuchillo era una distracción que usaría para dejar indefensa a la víctima...


 


La navaja… era especial para gente como él, era una navaja que definitivamente acabaría con su vida. Mancharía con la sangre de aquel hechicero imbécil el pergamino, quizá así fuera más interesante.


 


Sería el símbolo de su triunfo sobre aquellos que pretendían tener a Doumeki. Cuando por fin fueran esposos su amado recordaría como ella lo había salvado y juraría protegerla para siempre. Un final adecuado, feliz.


 


Estaba segura que aquel despreciable y anormal ser era en realidad la misteriosa persona de la tienda. ¡Y ella que había creído que se trataba de una bruja! Nunca se lo hubiera imaginado. El mismo había tenido el descaro de decírselo.


 


Aquel niñito era el amo de la tienda. Una tienda que concedía deseos. Tenía que tener por fuerza cierta clase de poder, pues podía hacer invisible su casa, además había atrapado con sus malas artes a Doumeki-sensei.


 


A aquel hombre horrible le gustaba Doumeki-sensei y lo quería para él, ¡su Shizuka! ¡Era sencillamente asqueroso! ¿Cómo podía ser ese tipo su rival? Era obvio que usaba sus poderes para seducirlo. Alguien como Shizuka jamás se fijaría en ningún hombre. Jamás.


 


Si pensaba que el amor no podía ser forzado es que el tipo era un imbécil. Un brujo muy estúpido. Todos lo hacían. El amor podía ser pedido a los Dioses. El amor podía forzarse con hechizos.


 


Ella misma había comprado más de doscientos amuletos y mil quinientos candados de amor en diferentes templos de todo el país durante las vacaciones, había rezado a todos los Dioses para que bendijeran el amor de Shizuka y ella.


 


Había pagado a una misteriosa y verdadera hechicera una fuerte cantidad de dinero para hechizarlo y tenerlo a sus pies. Para protegerlo de cualquier lagartija que se atreviera a cruzarse en su camino.


 


Nunca imaginó que la respuesta a sus desvelos, a las continuas preguntas irresolubles fuese un asqueroso brujo. Un hombre con poderes sobrenaturales se interponía en su camino. Sucio brujo. Ni aún en sus más descabelladas fantasías hubiera imaginado que un hombre pudiera llegar tan lejos e interponerse entre Doumeki y ella. Y más aún alguna clase de vidente. Aquel tipo retorcido y anormal… no había nada que les protegiese a ellos de aquel descarado. ¡Por eso Doumeki-sensei había caído en su trampa!


 


Doumeki, su amado, su amadísimo Shizuka estaba en peligro, a merced de aquel brujo sin escrúpulos.


 


Lo rescataría, aunque tuviera que hacerlo por sí misma. No necesitaba de ningún poder, lo mataría con sus propias manos. Tenía los instrumentos necesarios, para hacerlo. Así tuviera convertirse en asesina no permitiría que lastimaran al amor de su vida.


 


Él lo entendería. Doumeki la apoyaría. Sería un secreto. Además ¿Quién extrañaría a una sabandija como esa? Por lo que parecía, vivía en un lugar embrujado que no era visible y tal vez no tenía familia, a no ser por aquellas niñas raras, sus hijas quizá. Una vez que lo salvara podrían casarse. Y huir lejos por un tiempo. Cualquier lugar era válido. Escaparían. Seguro.


 


---Shizuka… Te amo—dijo a la nada. Tomó el más poderoso de sus amuletos de amor y partió al encuentro de su destino. Sacrificaría cualquier cosa por él—Seremos una pareja para toda la eternidad—dijo.


 


***********


 


Doumeki caminaba de un lado a otro dentro de la sala de estar. La televisión era ignorada. No había nadie ahí. Ni las gemelas ni Mokona habían entrado. Apretaba los puños. Y fruncía el entrecejo.


---Te quedarás calvo si sigues preocupándote así.


--- Watanuki–estaba sorprendido ya que no había notado en absoluto la presencia del mago. Llevaba una bandeja de té.


---Así es, soy yo… lo dijiste antes.


--- ¿Qué quieres decir?


---Nada en particular—sirvió el té.


---Antes dijiste algo…sin hablar, ¿Qué...?


---No lo repetiré más—dijo con firmeza, así que no lo había entendido, no importaba, su corazón estaba sereno, por que lo había dicho. Aún si el otro no había podido escucharlo. El cliente se ha ido, pero volverá en unos momentos. Y aquí es donde comienza tu parte…


 


 


*****************


 


--- ¡Maru y Moro quieren ayudar! ¡Maru y Moro ayudarán!—insistían tercamente las gemelas. Sacudiendo con todas sus fuerzas la alfombra que estaban limpiando.


---No podemos—dijo Mokona alicaído, no saltaba ni interrumpía el trabajo de las niñas sus pequeñas orejas estaban bajas—Esto depende de ellos.


 


Ya ha traspasado la barrera del tiempo—dijo—Esto debe ocurrir. Si interferimos en su elección podríamos cambiar el destino de ambos. Podrían morir.


 


Si interferimos les causaremos sufrimiento. Yuuko guardó esta información para nosotros un sueño. No es nuestro turno. Ha llegado la hora de que Doumeki elija su destino. Tal como Watanuki hizo antes. Si decide marcharse será difícil para nuestro amo y no sería justo que nosotros estemos ahí para verlo.


 


--- ¡Maru y Moro no quieren decir adiós! ¡No quieren!—amargas lágrimas escurrían por las mejillas.


 


Mokona intentó abrazarlas. Pero ningún consuelo era suficiente. Esperar sin poder hacer algo era confiar en la persona. Y ellas confiaban, confiaban con el corazón en su amo al que adoraban, quien las había cuidado y protegido desde hacia tanto tiempo y en Doumeki a quien querían muchísimo. Pero también esperar era un sufrimiento desconocido para ellas, demasiado cruel.


 


 


******************


 


 


--- ¿Shinohara…?--empezó preguntando sin poderselo creer.


---…Maiko. Alumna tuya de la universidad, imagino que la recuerdas—comentó el mago, irritado.


--- ¿El deseo?


--- Serás tú quien lo conceda. Por supuesto el pago también lo recibirás tú.


--- ¿Cuál es el deseo?


---Le gustas. Quiere encontrarse contigo y declarar sus sentimientos por ti. Aunque creo que es más que eso


---Mmm...


---Quiero que me escuches por esta vez, Doumeki porque es importante, Ella de verdad te ama—dijo volviendo sus ojos hacia él.


 


Un doloroso latido en el pecho del arquero. Aquellos ojos habían sido como dagas. La mirada de Watanuki era la más triste que hubiera tenido nunca.


 


--- ¿Puedo negarme a recibir su confesión?--preguntó.


---Esta vez voy a ser un inconsciente y te voy a dar más información de la que se supone que debes tener—dijo Watanuki tratando de que su voz sonase desinteresada o irritada—Maiko Shinohara-san es tu amor predestinado. Lo he visto en mis sueños. Ella es la mujer de tu vida. Nació para convertirse en tu esposa. Y tu mejor que nadie sabe que no se puede cambiar el destino.


 


Un opresivo silencio reinó en la habitación. Con torpeza Doumeki colocó su taza de té sobre el platillo. Watanuki dejó caer la suya. La delicada porcelana se hizo añicos en el piso.


 


---… las manos…--dijo apresuradamente con voz temblorosa el joven amo de la tienda agachándose para recoger los pedazos, tenía que hacer algo o...


---Watanuki…--interrumpió Doumeki agachándose junto a él y tomándolo de la mano.


---Ocurriría eventualmente, era inevitable, es el destino—dijo el amo mirando a la nada, su voz sonaba forzada, trataba de no dejar pasar ni aún el más leve indicio de emoción alguna, tratando de convencerse a sí mismo—Ha ocurrido ahora.


--- ¿Qué estás diciendo?--odiaba cuando Watanuki hacía esto, encerrarse en si mismo, sin darle la menor oportunidad para entenderlo, para ayudarlo, para protegerlo.


---Confío en ti Doumeki—dijo el mago de pronto poniendo su mano sobre el brazo del arquero—Y por ello esta vez quiero que elijas lo que es mejor para ti. No para las personas que vivimos en este lugar. Especialmente no para mí. Debes elegir lo que te haga feliz.


--- ¿Qué quieres decir?--estaba empezando a molestarse de verdad.


---Quizá ahora es complicado o sorpresivo para ti pensar en casarte y tener una vida con una estudiante a la que tratas muy poco, no tiene que ser ahora pero el natural vínculo entre ustedes los unirá como esposos tarde o temprano. Creo que ella no ha querido esperar más. No... puedo culparla.


 


Doumeki estaba callado. Su semblante era pétro. No movió un solo músculo. Temblaba de ira.


 


---Hace tiempo que te he pedido que dejaras de venir por una razón. Las cosas que hay aquí no siempre son buenas. Tú no perteneces a este lugar. Recibes influencia que modifica tu propio destino. Mi destino fue alterado en el momento por el precio que elegí pagar para salir de aquel lugar. Decidí continuar existiendo de esta manera para conceder el deseo de Yuuko-san. Para volver a verla. Pero ahora mismo tengo un deseo. Mi deseo es que seas libre, que elijas lo que te haga feliz. Vive la felicidad verdadera, como un ser humano.


--- ¿Estás diciendo que quieres que me vaya?—preguntó Doumeki terriblemente enfadado con el mago ¿a que venían todas aquellas estupideces de pronto? A que venía esa mirada de dolor ¿Por qué estaba pensando por él?-- ¿Estás diciendo que debo tomarla por esposa ahora mismo vivir mi vida y punto?—quería gritarle lo egoístas que eran sus palabras.


 


---Yuuko-san—continuó el mago ignorando a su compañero perdido en el dolor del momento—me dijo una vez que los hilos del destino no nos unen a una sola persona.


 


Esto es verdadero—puntualizó.


 


Ciertamente el vinculo entre ustedes no es el único vínculo, existen otras personas para ti y para ella—declaró—tampoco el vínculo que existe entre ustedes es el más fuerte.


 


Estás unido a ella desde luego, sin embargo lo que sabes, lo que Yuuko-san me dijo de nosotros también es verdadero, existe un vínculo entre nosotros también, el conocernos, el estar juntos era inevitable.


 


Incluso obaa-chan me lo dijo cuando la conocí. Pero mi destino fue modificado de un modo radical en el momento en que fui encerrado en aquella realidad alterna con los otros Shaoran. Mi existencia misma debió haber sido anulada entonces.


 


Detuve mi tiempo para continuar con vida, y para evitar los efectos que causa mi existencia en el universo. A partir de ese momento nuestros destinos han comenzado a alejarse cada vez más. Habrán de separarse en algún punto.


 


Sé que eres honesto contigo mismo y conmigo también por ello quiero pedirte este favor, ésta petición, quizá este será el último deseo que concedas, quizá sea la última vez que nos veamos, y quiero que sepas que eres importante para mí y para todos nosotros. Porque creo en la palabras que te dije antes. Y por que se que Sakura-chan tiene razón.


 


--- ¿No cambiará?--espetó Doumeki más que preguntó.


--- ¿Qué?


---Lo que dijiste antes, en silencio, pase lo que pase ¿No cambiará?


 


Watanuki meditó unos momentos ¿A que venía esto? Doumeki no le había entendido ¿No es verdad? Quizá se refería a otra cosa. Quizá se refería a las palabras de Sakura-chan.


 


---No, no cambiará mientras yo viva—dijo, de verdad confiaba en el, y bueno, las palabras que había vocacalizado, también eran ciertas, así que no mentía—Ahora debes hacerlo Una elección final.


---El futuro… no es lo que ocurrirá, si no lo que no ha ocurrido aún—dijo Doumeki—El destino…


---No lo digas… por favor—dijo el mago colocando su mano sobre la de Doumeki.


 


El resto de la hora Watanuki ensayó sus notas en el shamisen. Caprichosa la linda gatita había venido desde el cuarto de invitados por cuenta propia. El poderoso mago tocó su escaso repertorio sin mirar a su compañero ni aún una vez. Eran tal vez los últimos momentos que pasaría a su lado.


 


---Aún estás invitado a la fiesta de mañana. Pero después de eso no te invitaré de nuevo. Ella es buena cocinando—dijo Watanuki y finalizó el ensayo de su más reciente melodía.


 


Ella, la pequeña gata shamisen emitía sonidos suaves, melancólicos, también estaba triste, podía sentir el dolor en el corazón del mago


 


—No morirás de hambre desde luego, es muy graciosa así que no extrañarás ninguna diversión, será bien aceptada en el templo…


---.....--Doumeki permaneció en frío silencio.


---En cuanto a tus colegas... lo aceptarán con el tiempo... creo que Kohane-chan no estará muy feliz, pero ella es joven lo entenderá no te preocupes. ¿Recuerdas el heigushi? Te dije que haría uno para ti llegado el momento… Me pondré a ello esta noche.


---Es lo apropiado—dijo Doumeki, pero en realidad no estaba oyendo lo que Watanuki decía. Estaba pensando lo que debía hacer.


 


Watanuki daba la espalda a Doumeki. Una nota triste y dolorosa surgió del instrumento sin que el amo la tocase.


 


---¿Sabes? Siempre creí que sería Kohane-chan quien se casara contigo—hubiera sido menos difícil de este modo, pensó el mago.


---Te equivocaste.


---Eso parece—dijo triste.


 


Doumeki estaba furioso con el mago. Quería gritarle. Pero dos podían jugar el mismo juego. Siguió en su obstinado silencio, hasta que Maru y Moro entraron en la sala tomadas de la mano, sin su acostumbrada sonrisa.


 


---El cliente ha llegado—dijeron simplemente y se marcharon.


 


Watanuki se puso de pie y dejó el Shamisen sobre el sofá. Respiró profundamente.


 


---Ha llegado la hora.


 


 


******************


 


Maiko estaba nerviosa. Las niñas raras de los trajes de cosplay habían venido de nuevo a escoltarla a la habitación de antes, pero esta vez había algo en sus rostros que le hizo estremecer.


 


Estaban silenciosas y tomadas de la mano, no sonreían. De hecho sus rostros no expresaban emoción alguna. Pusieron una nueva taza de té frente a ella.


 


************


 


---Bienvenida de nuevo, Shinohara-san—saludó el mago, no pasó por alto la mirada asesina que le dedicaba la chica, ella lo odiaba, aquella persona lo odiaba desde lo más profundo de su alma, sabía que no le permitiría a Doumeki volver aquí jamás, aquel odio estaba por todas partes, le hacía marearse—Perdón por la espera—sonrió a pesar del espeso humo negro de su odio que llenaba la habitación.


---He traído lo que me has pedido—dijo secamente—Quiero ver a Doumeki-sensei ¿Lo has prometido, verdad? Que podría confesarme. Toma acepta el pago por favor—dijo tendiéndole la caja de madera, pero el amo la rechazó con un gesto.


---Esto pertenece a la persona a quien te confesarás.


 


En ese momento Doumeki entró en la sala, había ido a cambiarse, ahora llevaba puesta ropa más casual. En su pétreo rostro no se apreciaba la ira que dominaba su interior.


 


---Aquí estoy—dijo a los presentes.


---Bien, les dejo a solas—dijo el amo por su parte.


 


Lo último que quería era escuchar la confesión de la chica… y menos aún la respuesta que daría Doumeki. No podría soportarlo.


 


Maiko miró a Doumeki-sensei como si se tratase de un sueño, tan perfecto... tan...


 


---Esto… --empezó antes de que el maldito brujo atravesara la puerta—yo… profesor… hola, perdone la molestia…quería… que…


---Tú te quedas—dijo Doumeki deteniendo al mago que pasaba junto a él, ignorando a Maiko. La joven alumna se quedó callada.


--- Suéltame, Doumeki—pidió. ¿De verdad pretendía que se quedara? ¿Que demonios le pasaba por la cabeza?--Este momento es personal, no podría interferir no sería lo adecuado. ¿Comprendes?


---Es una petición, no puedes negarte es tu trabajo.


¿Esto era alguna clase de castigo? ¿Quería obligarlo a presenciar su compromiso? ¿Por qué? Acaso pretendía verlo llorar.


---Paga el precio.


--- ¿Qué debería darte?


---El pergamino que recibirás como pago debería ser suficiente.


---De acuerdo. Es tuyo.


---Shinohara-san lamento mucho tener que estar presente, pero mi trabajo es aceptar y conceder deseos de las personas a cambio de un precio, aún cuando no lo quiera debo aceptar cualquier deseo válido. Ambos deseos lo son. Paga el precio.


---E-entiendo—dijo abatida. ¿Qué significaba aquello? Eso modificaba todo el plan que había elaborado ¿Por qué quería que estuviera él? ¿Estaba bajo su control? Entregó la caja. El profesor la recibió con un gesto.


---Tu turno—dijo al arquero—Paga el precio—Doumeki tomó la caja y la entregó al mago.


--- Maru, Moro


--- Aquí estamos, amo—dijeron las pequeñas, trayendo con ellas una silla extra.


---Guarden esto por mí.


---De acuerdo—dijeron ellas, los presentes se sentaron.


 


Las puertas corredizas se cerraron. Y la atmósfera que atormentaba los sentidos del mago se transformó en un espeso humo de tonalidades pastel, brillando cada vez más intensamente el rosa, el perfume que emanaba era tan extraño, que le mareó igualmente. Sin duda Shinohara-san era totalmente incompatible con el. Quizá por eso lo odiaba tanto.


 


---Pro… Profe… Profesor… Yo… quiero decirle… Que hace mucho tiempo lo admiro, que es la persona más importante para mí, que… ¡Que lo amo! Quiero estar a su lado por el resto de mi vida ¡Por favor acepte mis sentimientos!


---Muchas gracias pero lo siento—dijo el arquero haciendo una reverencia—no puedo aceptar.


--- Pero ¿Por qué?—preguntó la joven.


---Hay alguien.


 


Un espeso silencio se extendió por la sala, los segundos marcados por el reloj de péndulo continuaban indiferentes. La atmósfera que rodeaba a Shinohara-san se tornaba cada vez más y más roja.


 


--- A ja, ja, ja, ja, ja, ja—la risa histérica de la joven llamó la atención de los dos hombres.


 


Su rostro antes calmado y tierno se deformó en una mueca demente, sus manos crispadas hurgaban en su mochila.


 


--- ¿Así que se trata de eso? ¡Qué estúpido! ¿Creíste que me lo tragaría? ¿Que sería tan fácil? Farsante de pacotilla, No me rendiré—dijo— No puedes engañarme con esta puesta en escena ¡Termina la farsa, mago ridículo! ¡¡EL ES MÍO!!


 


Antes de que ninguno pudiera entender lo que decía o a quien se refería, la joven haciendo gala de una extraordinaria agilidad, saltó por encima de la mesa haciendo añicos la taza que le habían servido y enarbolando en alto un cuchillo de carnicero. Ninguno de los dos se percató de la navaja tipo mariposa que había en su otra mano.


 


Todo ocurrió rápidamente.


 


Watanuki, concentrado y desconcertado por la cambiante aura de la chica, fue atacado con la guardia baja.


 


No había podido predecir aquel ataque. Y le resultó imposible defenderse sin matar a su atacante. No acostumbraba utilizar su poder para defenderse a sí mismo. Hizo lo único que podía haber hecho. Empujó a Doumeki.


 


El ataque iba dirigido a su persona y el instinto de Doumeki le había hecho como siempre, intentar salvarlo. Pero el mago no pensaba permitir que Doumeki fuera herido nuevamente.


 


Empujó al exorcista con toda su fuerza, enviándolo al otro lado de la habitación. Recibió quince centímetros de acero inoxidable en el pecho.


 


...Y una profunda herida en el cuello, ocasionada por la navaja.


 


Cuando atravesó su piel, el mago supo que aquella navaja no era normal. La hoja había sido impregnada en un potentísimo veneno.


 


Aún tuvo tiempo y fuerza para sonreír. Aquel era un crimen amoroso en toda regla. Una venganza clásica de amor. Había leído algo así en alguna parte…


 


Pero, si recordaba bien, en aquella historia el herido había sido el objeto del amor del atacante... quien quería matarlo para que no fuera de nadie.


 


Esta persona quería matarlo para que no interfiriera en su camino. Realmente, no pensaba interferir...


 


Ni siquiera sabía si sus poderes serían capaces de resistir la cantidad de veneno que había entrado en su cuerpo a través de la vena en su cuello. Era poderoso, pero seguía siendo un ser humano vivo. Y ninguna clase de poder podía recuperar lo que no existía o lo que había muerto. Si no había con qué levantarse no hay quien se levantase.


 


 


*********************


 


Un segundo ataque con la navaja envenenada en cualquier arteria inutilizaría para siempre aquel repugnante cuerpo que robaba el amor del hombre que ella quería. Levantó la hoja y estuvo a punto de clavarla cuando una mano la detuvo. Era Doumeki.


 


---Te he liberado de este cerdo asqueroso, al fin, mi amado amor mío—dijo con la voz temblorosa sus puños apretaban la navaja—Acabaré con él. No nos volverá a molestar jamás.


 


Pero el puño de Doumeki, cerrado sobre su muñeca no cejó. Apretó con más fuerza, la mano empezaba sentir dolor.


 


---Basta—dijo ella.


 


Pero los ojos de Doumeki eran despiadados, fríos. Maiko empezó a temblar incontrolablemente.


 


La puerta corrediza se abrió con un golpe y entraron las dos gemelas. Seguidas de lo que parecía ser un conejo negro.


 


Sus rostros vacíos la hicieron sentirse de pronto muy inferior, temerosa. Incapaz de encontrar un punto donde apoyarse.


 


******************


 


Sin esfuerzo las niñas quitaron la mano de Doumeki que ya había dejado marca de la muñeca de Shinohara-san.


 


Ella sonrió pensando que había encontrado aliados, pero ellas con su impasible rostro y ojos llenos de crueldad que la miraban como si fuera demasiado insignificante, la tomaron por el pelo y tiraron de ella arrastrándola por todo el pasillo intentó gritar y zafarse, pero fue imposible, algo la estaba reteniendo.


 


No le salía la voz.


 


---Lastimaste a nuestro amo—dijeron las niñas enfadadas. La sincronización de sus voces aterrorizó a Maiko.


 


Aquellas niñas no eran normales tampoco, eran monstruos, las miró pero ellas no le devolvieron la mirada, sus ojos parecían pasar a través de ella.


 


—Lastimaste a nuestro amo y a nuestro Doumeki, Maru y Moro no te lo perdonarán. Maru y Moro definitivamente no te perdonarán. Maru y Moro no tienen alma… Porque Maru y Moro, no son humanas… Maru y Moro… Están hambrientas… Desde hace mucho, mucho tiempo… Por eso Maru y Moro ahora mismo…


 


Un grito desgarrador hizo eco en la mansión. Luego todo quedó en silencio, por un largo, largo rato.

Notas finales:

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Es un capitulo realmente largo, lo se, espero no haya sido demasiado aburrido. Es uno de mis capítulos favoritos. 

Muchas gracias por leer. 

 

**********PREVIEW*********

Las elecciones desencadenan consecuencias, las elecciones abren caminos, y una sola decisión puede ser la diferencia entre vivir o morir, desear es humano, los deseos pueden ser concedidos... 

¿Estás dispuesto a pagar el precio?

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Próxima actualizacion: 19/02/14


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