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SEALED DESTINY por Mahozahamy Arisugawa

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Notas del capitulo:

Dedicado a  Anónimo, Dot y WhiteKaat. Muchas gracias por sus comentarios. 

Este es un epílogo muy cortito, hasta ahora no publicado de esta historia. Espero que lo disfruten. 

 
 
Watanuki abrió los ojos encontrándose con la luz del alba que le indicaba que era de mañana.
 
Estaba cómodamente reclinado. No había visto a Haruka-san en sus sueños. Muy extraño. ¿Por qué sería que no se habían encontrado? De hecho no recordaba haberse dormido en absoluto. 
 
Aunque de hecho había dormido maravillosamente, la calidez de las mantas era sencillamente deliciosa. Se sentía muy bien, quería permanecer así un poco más. 
 
Hacía mucho que no dormía de esta manera, por su propio descanso, siempre dormía para trabajar en los deseos de otros. Miró alrededor, aún somnoliento. Estaba en el cuarto de invitados… 
 
Pero no recordaba exactamente qué había pasado ¿Por qué estaba dormido ahí? El amanecer iluminaba levemente la habitación. 
 
La luz clara de un maravilloso día revitalizaba sus sentidos, las mañanas no solían ser su mejor parte del día, pero esta parecía especialmente agradable. 
 
En fin, seguramente había bebido de más en la fiesta y se había dormido aquí, le dolía un poco la cabeza. Intentó ponerse de pie para comenzar con el desayuno… 
 
Pensó en Doumeki vagamente ¿Habría bebido con él? ¿Dónde estaría? ¿Se habría ido ya a la universidad? 
 
 
Doumeki… 
 
 
Su rostro se sonrojó completamente en un instante. No había ninguna manta ni futón. Solo Doumeki... Y su apacible semblante. Tan… 
 
No. Se detuvo. Incluso en su mente aquello sonaba ridículo. Lo recordó todo y no pudo evitar sentirse terrible, avergonzado. Se había quedado dormido sobre el cuerpo de Doumeki y el arquero lo abrazaba. ¿Qué significaba eso? 
 
Escuchó en mente la risa de Mokona como respuesta.
 
Por supuesto que era una pregunta retórica. Sabía la respuesta, significaba que… no, no era necesario que la dijera en voz alta. Para nada. Ni siquiera mentalmente Ja, ja, ja—hasta su parodia de risa mental era ridícula. 
 
Quería golpearse contra algo. Estaba avergonzado y nervioso. Pero todo, absolutamente todo estaba en perfecto orden. Claro. 
 
Se habían quedado dormidos después de...
 
Más probablemente él se había quedado dormido sobre los brazos del otro. Doumeki no lo había despertado para que se fuera a dormir. 
 
Lo había abrazado y se había dormido también.  Ahora era de mañana así que habían dormido así toda la noche. ¿Estaría cansado? Seguro que sí, apostaba que no era para nada cómodo dormir con él encima. 
 
Pero ¿Qué demonios estaba diciendo? Eso aún dicho en su cabeza se escuchaba muy mal no era como si tuvieran una… ¿una qué por el amor de los Dioses? 
 
No podía decir que no había algo. Incluso lo había besado. 
 
¡Pero, que había hecho! Recordó todo, las palabras de él, su mirada, tan transparente, tan auténtica, la suave textura, el tierno contacto de sus labios, su sabor único y delicado, los brazos de Doumeki, rodeándolo protectoramente. 
 
Se sonrojó todavía más. ¿Cómo iba a enfrentarlo? ¿Qué le iba a decir? ¿Qué iba a hacer, por todos los Dioses? ¿De verdad eran… pues algo? 
 
Era una confusión terrible. Tendría que preguntárselo. Pero se sentiría fatal. Aunque siempre podía dejarlo así. 
 
No, eso era absurdo, sería empezar de nuevo y suponía que la rutina aunque era demasiado tentadora no les había traído nada bueno, al final lo suyo acabaría por ser algo que no sabía que era, pero que estaba. Y estaba harto de estar confundido con respecto a lo que había entre él y Doumeki. 
 
Decidido. Se lo preguntaría.
 
Se reclinó un poco más sobre el amplio pecho del arquero que al parecer había sido su almohada y entonces se abofeteó mentalmente. 
 
¿Qué creía que estaba haciendo? Tenía que despertarlo ya, era de día, pronto, Doumeki tenía clases y no sabía qué hora era. 
 
Ni siquiera había preparado el desayuno y no es como si hubiese quedado algo con que preparar el bento o algo para desayunar. Intentó moverlo pero no despertó. 
 
Todo era un desastre, se había despertado donde no debía, estaba divagando, era tarde y para colmo no había desayuno ni bento ¿Qué iba a hacer? 
 
Angustiado comenzó a sacudir a Doumeki fuertemente para que despertara. Parecía funcionar.
 
---Hey—dijo el exorcista despertando y sujetando al otro para impedir que siguiera sacudiéndolo. Watanuki se apartó de él rápidamente arrodillándose sobre los tatamis, a su lado. Con gran seguridad y casi por instinto enrolló las mangas del traje para que no le estorbaran.
---Nada de Hey, es tarde, levántate que tienes clases.
--- ¿Qué hora es?
---No lo sé levántate de una vez. No hay desayuno, lo siento. Prepararé té al menos, date prisa o perderás el tren—Watanuki intentó levantarse para ir a poner la tetera pero Doumeki tiró de la manga y el mago cayó encima del exorcista. 
--- ¿Qué estás haciendo? Entiende que es tarde y tienes clases. Es tu trabajo ¿Es que nunca vas a escuchar lo que digo?
---Buenos días—dijo con una voz profunda, seductora, que heló al mago en su sitio y sin aviso alguno besó al amo de la tienda de los deseos fugazmente en los labios, apenas un roce pero que hizo que el corazón de Watanuki duplicara sus latidos instantáneamente—Kimihiro…
---Si, si, lo que sea—le respondió tratando de actuar como si no pasara nada, haciéndolo fatal pues su rostro estaba rojo brillante—Levántate o te levantaré por la fuerza.
--- ¿Te molesta? Que lo diga, tu nombre.
---Pero de que hablas, ¿debería?… Después de tantos años finalmente has aprendido mi…
 
No pudo decir más por que el profesor había encontrado la manera más efectiva de hacerlo callar. Silenció los labios del otro, cubriéndolos con los suyos. Watanuki intentó resistirse, enfadado de ser besado de esa manera. Pero fue imposible, no podía y no quería resistirse, correspondió, su corazón latía fuertemente y su pulso se aceleraba. Doumeki estaba besándolo, por segunda vez aquella mañana. 
 
Kimihiro…
 
Era la primera vez que lo llamaba por su primer nombre. Y tenía que reconocer que le gustaba. Un poco. Era un poco vergonzosa la situación actual. 
 
No era como si le molestara, después de todo ellos ya no… Mejor olvidar eso. Ja, ja, ja. Incluso ni el mismo entendía a que se refería. Pero no le importó. Siguió besándolo unos segundos más, hasta que hubo de apartarse, para respirar. 
 
---Voy a poner el té. Cámbiate de prisa, y asegúrate de llevar las cosas de la escuela, puedes dejar todo lo demás aquí. Ya recogeré todo cuando tenga tiempo. Va a ser un dia increíblemente pesado, no vayas a llegar muy tarde, y no te olvides...
 
El mago seguí hablando y hablando. Pero a Doumeki no podía importarle menos. Sonrió y empezó a cambiarse.
 
 
 
**************
 
Watanuki salió precipitadamente a la cocina. Eran las siete con diez minutos. Suspiró aliviado, no era tan tarde como había creído. Doumeki tendría su primera clase a las ocho y media. Tendría que salir en veinte minutos para tomar el tren. 
 
Después de poner la tetera fue al cuarto de los tesoros. Se habían quedado únicamente dos barriles de Sake y doce botellas pequeñas. Se dirigió a la alacena si no mal recordaba todavía quedaban algunos bocadillos, encontró una bolsa de frituras que dejó en su lugar. No pensaba que algo así fuese un desayuno. Y dio con lo que buscaba. Un paquete de sándwiches y un tarro pequeño de leche. Los tomó más le valía a Doumeki no quejarse de nada. Peor era no desayunar. 
 
Encontró otro paquete de galletas de arroz. Estaban un poco estropeadas, pero de todos modos las llevó a la cocina y las puso junto con lo demás en la bandeja. No había tiempo alguno de desayunar en la cocina. Puso la taza y la tetera llena de agua hirviendo en la bandeja, rápidamente los llevó al cuarto de invitados. Entró sin llamar a la puerta. No hacía falta ya, creía. Entró, y encontró a Doumeki poniéndose la corbata. 
 
--- ¿Ya estás listo?
---Casi—dijo arrastrando un poco las palabras— ¿Almuerzo?
---Galletas, tendrás que conformarte—le dijo torciendo el gesto un poco—Encontré sándwiches, son empaquetados lo siento y también leche para que comas en el descanso. Te llamaré para decirte la lista, cuando evalúe los daños aquí. 
---Seguro—dijo, se sentía un poco cansado. Seguramente tendría jaqueca pronto.  
--- ¿No puedes ser más lento, verdad?—se irritó Watanuki el impaciente.
 
Enfadado, Watanuki dejó la bandeja sobre la mesa y fue hacia el profesor. Tomó la corbata con la que batallaba y en segundos ya la tenía puesta correctamente. 
 
---Sabes hacer estas cosas.
---Por supuesto. 
Doumeki fue hacia la mesa. 
---Itadakimasu—dijo tomando su escaso desayuno. 
---Solo es té. 
---Aún así, es bueno—le sonrió. 
---Pues gracias, supongo. ¿Llevarás este?—señaló el maletín, Doumeki asintió sin hablar porque estaba terminando el paquete de galletas—Bien—dijo Watanuki abriéndolo y metiendo dentro la leche y el paquete de sándwiches, tratando de que no abultase mucho— ¿Estarás hasta muy tarde?
---Saldré al medio día.
---Eso es temprano para tus estándares últimamente.
---Ya estará de vuelta el titular. 
---Te enviaré pronto la lista entonces. ¿Llevas tu material de apoyo?
---Si
---Parece que es todo. 
 
Doumeki y Watanuki salieron juntos al jardín. El mago ayudaba al profesor con su la voluminosa carpeta de material que llevaría. El profesor se ponía los zapatos, listo para empezar una larga jornada. Que más que nunca le parecía demasiado larga. Todavía no se iba y ya quería volver.
 
---Ittekimasu--dijo sin expresión alguna como siempre. 
---Se te está olvidando algo--le dijo el mago. 
--- ¿Qué?
---Esto—dijo tirándolo de la corbata, poniéndose de puntillas para besarlo. Fue un beso travieso, entonces un casi imperceptible rubor apareció en las mejillas del arquero. El mago acomodó la corbata que había desarreglado y sonrió astutamente al arquero, era una manera muy diferente infinitamente más satisfactoria de molestarlo—Itterashai~
---Kawaii—dijo Doumeki. Revolviéndole el pelo. Su voz era tan apática como siempre. 
--- ¿Queee? ¿A qué te refieres con eso? ¡Doumeki!
---Volveré pronto—dijo dándole un beso en la frente. Que lo hizo enrojecer. Empezó a correr, por su vida.
--- ¡¡….!! Watanuki levantó el puño pero fue incapaz de pronunciar una sola palabra.
 
Pero luego de un rato de mirar como tonto el lugar por el que Doumeki había salido al mundo real, Watanuki volvió a la tienda. 
 
Que había dejado de ser una prisión para convertirse en un refugio. Doumeki ahora estaba a su lado. Y se veía capaz de afrontar cualquier cosa, junto a él.  Esta sería su nueva vida. Para siempre. 
 
 
Notas finales:

Espero lo hayan disfrutado. Como nadie quiso la publicación de la segunda parte he condensado parte del primer capítulo en este epílogo. Gracias a todos por leer y nos leemos en otro proyecto. 


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