Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Como si fuera fácil por Marieene

[Reviews - 54]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Haru & Mako   = 3

Rin & Mako      = 5

 

 

 

Capítulo II 

 

La noche fue extremadamente larga, pero al final pudo dormir aunque sea un par de horas antes de que su despertador sonara.No deseaba levantarse, estaba agotado y quería permanecer toda su vida allí, cómodamente acostado en su cama, cosa atípica en él. El día anterior había sido una bomba de emociones que no había podido controlar. Primero una misteriosa nota con las palabras mágicas. Era halagador, pero nunca pensó que fuera tan complicado y confuso, después de todo y mas allá del pequeño pedazo de papel, había una segunda persona que opinaba lo mismo. Había cometido un error estúpido y que temía, le complicaría la vida; había pensado que aquella susodicha nota había sido escrita por Haru, su mejor amigo, cuando en verdad resultaba ser de Rin, su otro amigo de la infancia. Haruka Nanase no tuvo escrúpulos en aceptar abiertamente que gustaba de Makoto, y Rin no pudo contener lo que sentía y atropelladamente se declaró. 

 

Y no podía dejar de pensar en la cálida sensación que le provocaron los labios de Rin al hacer contacto con los suyos. El cosquilleo inaceptable que había nacido con el contacto de la insolente pierna del de cabellos rojos… En ese momento su mente había quedado en blanco por completo. Lo único que seguía funcionando era su corazón que golpeaba con velocidad y fuerza en su pecho. Y mientras se vestía con unos jeans y una remera, sus manos subieron hasta sus rosados labios, acariciando éstos con lenta delicadeza. Haru lo había mirado directamente a los ojos y le había respondido que sí gustaba de él, y Rin, el supuesto dueño de la nota, lo había besado como si de novios se tratara. Se sentía raro, confusa y exquisitamente extraño, después de todo dos de sus amigos se sentían atraídos por él. Se sonrió tontamente y bajó a desayunar. Tal vez no era para tanto. No debía pensar demasiado, solo dejar que las situaciones fluyeran. ¿Pero que debía hacer? Ahora iría a lo de su mejor amigo… ¿Debería hablar con él o ignorar lo que había pasado entre ellos? Rin no le preocupaba, pues no pensaba verlo hoy. 

 

Cuando salió de su casa, sus pies andaban con demasiada lentitud. Demoró más de lo habitual para llegar a la casa Nanase y una vez frente a la puerta, no entró como acostumbraba, sino que golpeó como cualquier persona haría. A los pocos segundos apareció abriendo la puerta el de ojos azules ocultando muy bien su sorpresa al ver a su mejor amigo tan quieto y tan inusualmente parado en la entrada. Lo miró directo a los ojos y el castaño sonrió con siempre lo hacia. Y sin decir nada ingresó a su casa, dejando la puerta abierta para que el más alto entrara solo. Después de todo ¿Desde cuando golpeaba a la puerta? No iba a decirle que entrara, su casa era la de Makoto también, o eso siempre había pensado, y nunca se hubiese esperado tanta formalidad por parte del otro. Si quería entrar, que entrara, él no le diría nada. Aunque debía aceptar que estaba feliz de ver los ojos verdes de su mejor amigo. Esa mañana, cuando se levanto tuvo una sensación de perdida que le quitaba la respiración y por un momento había creído que Makoto no iría a buscarlo para ir al parque como habían planeado. Ahora estaba aliviado y alegre…pero ya era imposible ocultar lo que sentía, no después de haberle confesado tan abiertamente que le gustaba. ¿Había sido un error? Pero era lo que sentía, y mentirle al castaño nunca había sido su especialidad. A él jamás le mintió ni jamás le mentiría. 

 

Agarrando su mochila, guardó una conservadora que contenía sándwiches de miga que había preparado y metió una botella de agua bien fría. Y sin necesitar nada mas, cerró y caminó hacia la sala de estar, donde se chocó literalmente con Makoto, que justo iba a ingresar a la cocina. Por inercia soltó la mochila, y fue el castaño el que la agarró con rapidez antes de que cayera al suelo. Mientras, Haruka se había quedado viendo el rostro de éste con ensimismamiento. Después de todo lo tenia demasiado cerca ¿Por qué tan repentinamente se sentía incapaz de controlar la increíble admiración que sentía por su mejor amigo? ¿Makoto sentiría algo por él? ¿Acaso ayer le había preguntado si le gustaba porque él también se sentía de igual forma? 

 

— ¿Haru? —Preguntó preocupado ante la repentina falta de respuesta y la falta de atención de su amigo. El de cabellos negros se había quedado inmóvil en el lugar. El más alto suspiró y se armó de valor. — ¿Estas preocupado por la nota? Ya no tiene importancia Haru. —Y con su sonrisa mas sincera miró a su desconcertado mejor amigo. Entonces cayó en la cuenta de algo…y se arrepintió por haber dicho eso. 

 

— ¿Qué nota? —Indagó, prestándole toda la atención y mirándolo con ojos grandes y serios. El castaño volvió a sonreír con nerviosismo y dejó que su cuerpo retrocediera un par de pasos, alejándose un poco del cuerpo del más bajo que no dejaba de mirarlo con firmeza. Haru se adelantó y volvieron a tener la misma cercanía de antes.  

 

— ¿Ayer no dejaste una nota entre mis cosas, verdad? —Era tiempo de poner las cosas en claro. No podía estar haciendo suposiciones. En un principio había estado casi seguro de que había sido su mejor amigo el que había dejado el papel, pero luego Rin lo confundió. Y si no preguntaba, nunca lo sabría. Apartando su nerviosismo, miró con igual intensidad a su amigo y éste, luego de analizar la pregunta un segundo, negó con la cabeza. Entonces Haru no había sido…se equivocó al pensar que había sido él y ahora lo tenia enfrente esperando una respuesta a una pregunta que no fue dicha. —No es nada. —Se apresuró a decir riendo con nerviosismo mientras se daba la vuelta para ir a la sala. Se colocó la mochila al hombro y girando solo la cabeza miró al más bajo que aun no se movía del lugar. —Vamos Haru. Aprovechemos este hermoso día. —Y atravesó el umbral de la puerta con una reluciente sonrisa. Con renovados ánimos el de cabellos oscuros lo siguió, permitiéndose sonreír levemente. 

 

En la puerta principal, el cuerpo alto y fuerte de Rin lo tomó por sorpresa. Al salir, se topó con aquellos ojos rojos que lo miraban con intensidad y que muy dentro de ellos había una hoguera de celos, intensos y quemantes. No había tenido tiempo de decir ni una palabra, cuando una de las manos de Rin se aferró a su brazo y lo jaló con fuerza hacia él. Muy pronto se encontraba atrapado entre los brazos de su amigo, sin saber que decir o como reaccionar, pues todo había sido con tanta velocidad, que cuando levantó la vista, Rin sonreía, pero no lo miraba a él, sino que miraba hacia la puerta.    

 

— ¡Hey Haru! —Gritó hacia la puerta abierta, por donde enseguida asomó el cuerpo del nombrado. Éste miraba todo con seriedad pero incredulidad en su interior al notando como las manos del pelirrojo agarraban el cuerpo de su mejor amigo. — ¡Makoto es mío! —Y con una amplia sonrisa triunfal, agarró el mentón del castaño y unió sus labios. Fue un beso corto, lo suficientemente rápido como para que Makoto no pudiera reaccionar. Mostrando sus dientes blancos, volvió a mirar al de cabellos negros y satisfecho por su muestra de propiedad, comenzó a caminar arrastrando al más alto. Lo llevó por la vereda hasta la esquina, lejos de Haru y no pensaba detenerse, pero el castaño comenzó a forcejear. 

 

— ¡Es suficiente Rin! —Se quejaba el castaño, soltándose y apartándose de su amigo. Había sentido demasiada vergüenza cuando lo beso frente al otro, tanta que su corazón no había dejado de latirle fuertemente y había sentido un calor inusual en su rostro. — ¿Por qué hiciste eso? —Cuestionó alterado. Rin suspiró comprendiendo que nuevamente había sido demasiado impulsivo y chasqueó la lengua sintiendo la intensa mirada verde sobre él. No sabia como explicarlo, simplemente había tenido la necesidad de mostrarle a Haru que amaba a Makoto y que no se daría por vencido. Aun no estaba seguro si el de cabellos negros se sentía atraído o no por el castaño, peor los celos lo cegaron y ante la duda solo actuó. 

 

Desde la puerta de su casa, Haruka miraba hacia la esquina, donde las siluetas de sus amigos aun permanecían de pie y las voces de ambos llegaban hasta sus oídos. Claramente podía notar como Makoto regañaba al otro, aunque no entendía exactamente lo que se decían. Con fuerza apretó los puños y se dispuso a entrar, pero antes tuvo que juntar la mochila que se encontraba en el suelo. Era muy probable que Makoto la hubiese soltado cuando Rin lo agarró de sorpresa. Aferrándose a la mochila, ingresa a su casa dando un portazo.  

 

—Déjame volver. Tengo que aclararle las cosas a Haru, no quiero que tenga una idea equivocada de nosotros. —Dijo con suavidad, mirando directamente a los rojos ojos de su amigo. Este soltó una exhalación contenida y agarró ambos brazos del castaño con poco cuidado, para luego, acercarse y relamiéndose los labios, besó los del opuesto, con pación y deseo. Con insistencia, evitando que Makoto se apartara, consiguió introducir su lengua en la boca del castaño y se sintió en la gloria al recorrer la cálida cavidad de su amigo. Sus ojos se habían cerrado por completo, solo quería besar para toda la vida a la persona que amaba desde siempre. Pero cuando pensó que Makoto se había quedado quieto, aceptando su beso, se removió y lo alejó de un empujón. — ¡Rin! —No podía aclarar su mente ni sus emociones. No podía entender lo que pasaba en su interior, y su confusión le impedía ver con claridad. Sonrió, mirando con ternura a su amigo, como siempre lo hacia. —Lo siento Rin. Yo no soy de nadie. —Y caminando con calma, se alejó en dirección a su casa. El sol de medio día golpeaba los cuerpos de ambos, y eso a Rin no le importo, el calor que sentía en todo su cuerpo no era producto de los rayos solares, sino de lo bien que se había sentido teniendo nuevamente a Makoto entre sus brazos, tocando sus labios y saboreando cada gota de él. Miró la lejana espalda del castaño y sonrió de costado estrechando la mirada. 

 

—Aun no lo entiendes Makoto. Tú ERES mío. —Y peinando sus cabellos lacios con una mano, comenzó a caminar sin un rumbo definido. Con ambas manos en los bolsillos de su pantalón gris, caminó y lo haría hasta cansarse. Su mente solo podía pensar en su amigo de la infancia y lo mucho que lo quería y lo deseaba. Sin detenerse, comenzó a divagar en las muchas cosas que podía hacer para que Makoto se interesara en él. Quería llamar su atención, quería demostrarle que lo quería, pero ese no era su estilo. No obstante, sin importar lo que pasara, Makoto seria suyo. 

 

La noche llegó con rapidez para el castaño, que no había podido distraer su mente de todo lo acontecido esa misma mañana. Al final no habían ido al parque, Rin lo había besado por segunda vez frente a su amigo, el cual no sabía si estaba ofendido o enojado. Solo deseaba que la amistad que mantenía con él no se terminara, y que no se armara una disputa entre Haru y Rin. No podría soportar ver a sus mejores amigos peleados. Y menos si la razón de la disputa fuera él. Luego de hacer dormir a sus pequeños hermanos y depositarles un beso a cada uno en la frente, se fue a su cuarto y se tiró sobre la cama con pesadez. Sus ojos le pesaban y con cada segundo que pasaba, mas inconsciente quedaba hasta que pronto cayó completamente dormido. No pudo disfrutar ni un minuto del sueño por que su celular comenzó a vibrar bajo la almohada consiguiendo de esta forma despertarlo de golpe. Enseguida volvió a vibrar. Y cuando lo miró con ojos casi cerrados por el sueño, éstos se abrieron de par en par. Eran dos mensajes de texto, uno de parte de Rin y otro de parte de Haru. Con una sensación de mariposas en el estomago, lo guardó y se durmió. Los leería a la mañana, ahora no tenia ganas de enfrentar lo que aquellos mensajes tuvieran escrito. 

 

Para cuando despertó, se había olvidado del celular. Se cambió, desayunó y estaba ordenando su dormitorio cuando el timbre sonó. Al bajar y abrir la puerta se encontró de cara con Haruka. No hubo tiempo de nada, pues cuando pestaño varias veces comprobando que era real lo que estaba pasando, Haru lo tenia agarrado de la cintura y lo besaba con demasiada pación mientras cerraba los ojos. Cuando se separaron y un fino hilillo de saliva seguía uniendo sus labios, pudo respirar con acelerada repetición, y los ojos azules cargados de un brillo especial no quitaban un segundo la vista de él. 

 

—De verdad me gustas, Makoto. —Dijo y depositó un pequeño beso en el cuello del castaño. Cuando se apartó y Makoto lo miró asombrado a mas no poder, e incapacitado para reaccionar, levantó la mochila que momentos antes de tocar el timbre había dejado apoyada en el suelo y se la tendió al castaño. — ¿Vamos al parque? —Preguntó como si nada hubiese pasado y con la misma seriedad que lo caracterizaba. El castaño asintió con lentitud, pues no esta apto para hablar en ese momento, y le hizo señas a su amigo para que esperara en el living. Al enterar se agarró el pecho con una mano y con la otra se agarró la frente. Sentía que la cara le quemaba y su corazón no volvía a la normalidad. ¿Qué estaba sucediendo? ¿Qué pasaba con él y con el resto del mundo? Turbado, entró a su cuarto y buscó su celular. Fue entonces que se acordó y revisó el mensaje de Haru: Mañana te pasó a buscar para ir al parque. Sonrió tontamente, si hubiese leído antes el mensaje no se hubiese llevado tanta sorpresa. Entonces abrió el de Rin: Mañana paso por tu casa. Tenemos que hablar. Y la sangre se le heló. ¿Ahora que haría? Guardó el celular y bajó con prisa. Lo que menos necesitaba era otro encuentro entre Haru y Rin. Pero lo inevitable es inevitable y Makoto lo entendió a la perfección, puesto que, al bajar las escaleras que daban al living y a al puerta de entrada, se encontró con sus dos amigos de la infancia sentados en el sofá. Por un lado Rin con un brazo apoyado en el respaldo y un pie sobre su rodilla, y por el otro lado Haru, sentado en la otra punta del sofá, inclinado hacia adelante y con ambos codos apoyados sobre sus rodillas. Y el castaño jamás se sintió tan observado como en ese momento, que tanto la mirada rojiza como la azul, lo escrutaban con intensidad. Ese quedaría como el momento más tenso en la vida de Makoto Tachibana.  

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

:3 OMG, segundo capitulo,

¿que opinan? 

Espero que lo hayan disfrutado mucho ^^

Se cuidan pichones

Bye bye!

Agradecimiento especal :3

Monica

momo

keiko

Maca

Annie

Sofia Takafumi

Anakashi

REIKO

sunako

KarazuNishii

Ruki-Ruki

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).