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Como si fuera fácil por Marieene

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Notas del capitulo:

Haru & Mako = 5

Rin & Mako  = 8

 

Capítulo III


 


Tragó saliva con algo de dificultad y sus labios, que repentinamente se habían secado, se curvaron en una tensa y nerviosa sonrisa. No era para menos después de encontrarse con semejante situación, en ese preciso momento hubiese deseado que la tierra se lo tragara entero, y de esa forma esconderse de aquellas miradas profundas y exigentes. Por vez primera, desde que conociera a sus mejores amigos, se sentía irremediablemente incomodo ante ellos, pues ahí, en el living de su casa se encontraba los dos, Rin y Haruka, que lo escrutaban fijamente. Al final había pasado lo que no quería, que terminaran así, los tres en silencio e intercambiando miradas. Su mejor amigo se notaba impaciente, sentado incómodamente inclinado hacia adelante, mientras que Rin, sentado a una distancia alejada, había comenzado una serie de golpecitos con uno de sus pies y se notaba considerablemente celoso. Ante tanta tención dejó escapar una risilla involuntaria. Ahí parado, frente a ellos, lo hacía sentirse desnudo e indefenso. Respiró y sonriendo comprensivamente se acercó un poco más a ellos para hablarles y cortar el arrollador ambiente que se había formado. Pero no consiguió articular ninguna palabra, porque antes de que pudiera siquiera abrir la boca, Rin dio un salto y en dos largos pasos lo alcanzó y se paró demasiado cerca de su cuerpo, lo suficiente como para sentir su fragancia corporal, una mezcla de aroma a shampoo y un suave perfume frutal. Tal vez estaban demasiado cerca, porque su cuerpo reaccionó acelerando su ritmo cardiaco. Sus ojos se cruzaron con intensidad y pudo notar claramente los celos dentro de ellos. 


—Así que se van al parque, ¿hm? —Soltó venenosamente elevando una de sus finas cejas. Y los labios de Makoto silbaron un sí con tímido nerviosismo. — ¿Yo no estoy invitado? —Preguntó sarcásticamente, inclinando un poco su rostro sobre el del joven de cabellos castaños. —Justamente hoy tengo el día libre.  


—Claro Rin, si quieres puedes ir con nosotros. ¿Verdad Haru? —Sonrió buscando la mirada de su amigo de la infancia, pero no encontró la mirada azul en el sillón, sino que en algún momento, que él no había notado, Haru se paró y se posicionó justo detrás del pelirrojo, expectante. Por un momento se sorprendió, pero luego, aquella acción por parte de su mejor amigo le pareció irreparablemente tierna. Haru no pronunció ninguna palabra, simplemente se mantuvo estrictamente en su lugar…esperando. 


—Bien. —Cortó el silencio Rin. — ¿Qué les parece si vamos saliendo? —Y sin decir más, sonrió triunfal y guiñándole un ojo a Makoto, caminó hacia la salida con las manos en el bolsillo. Mientras, los ojos azules y verdes intercambiaron miradas, el castaño sonrió y Haru no pudo mas que suspirar al ver tal brillante gesto.   


—Iré a buscar lo que falta. —Y rompiendo el contacto visual con su mejor amigo, desapareció tras el umbral de la puerta hacia la cocina donde se permitió relajarse un poco, soltando sus hombros y dejando escapar un largo suspiro contenido. Con rapidez guardó dentro de su mochila un mantel, servilletas, vasos y una botella de gaseosa. Cuando se dio vuelta se topó con los ojos azules y grandes de Haruka. Éste, al ser descubierto, inmediatamente tomó al castaño por las muñecas y lo arrinconó contra la mesada. 


Una vez que lo tuvo acorralado, soltó una de sus muñecas y elevó su mano para depositarla con firmeza en la nuca del castaño y de esta forma plantarle un fogoso beso en los labios, que muy pronto fue profundizado intensamente. Al separarse un poco Makoto abrió los ojos que inconscientemente había cerrado y una ola de culpa lo golpeó con fuerza al saber perfectamente que ha un par de metros se encontraba Rin. No se había negado al beso y eso lo confundía terriblemente, después de todo, sus sentimientos no eran claros. Pronto dejó de pensar en cualquier cosa y solo pudo sentir los húmedos labios de su mejor amigo sobre su cuello. Algo sobresaltado, lo separó con la mayor suavidad posible al sentir un pequeño dolor allí donde lo estaba besando. Cuando se miraron a los ojos, una sonrisa de satisfacción floreció en el rostro de Haruka, quien luego de susurrar unas palabras, le dio la espalda al castaño y salió de la cocina dejando solo al más alto.


“—Eres mío, no de Rin—” Repitió Makoto una vez que su amigo se hubiese ido. Pestaño varias veces y pronto se dio cuenta de que estaba sonriendo tontamente. ¿Cómo continuarían las cosas? Estaba perdido, su confusión lo tenía perdido. Pero no estaba seguro de querer saber la respuesta. Agarró sus cosas y se topó con el living vacio. A paso lento se acercó a la puerta de entrada y desde su posición pudo ver la silueta de sus dos amigos de la infancia afuera, ambos parados rectamente esperándolo.


—Haru…—Al escuchar la voz de Rin, instintivamente se escondió tras la puerta pensando en si lo correcto era mantenerse oculto y esperar o salir e interrumpir lo que fuera que Rin estuviera por decir. —Lamento haber interrumpido tu oportunidad, no sabia que hoy saldrían juntos. —En aquellas palabras había verdad y ningún rastro de sarcasmo o burla. Con interés desvió su mirada hacia Haru, y éste se notaba desinteresado en responder, solo sonreía con delicadeza, de una forma extraña, desconcertando al pelirrojo. Suspiró y armándose de valor salió al encuentro de sus dos amigos.  


—Listo, ¿nos vamos? —Preguntó sonriente mientras caminaba hacia ellos. Amos jóvenes lo miraron y sin más, los tres salieron caminando tranquilamente bajo los rayos de sol hacia el parque. Al divisar los primero arboles, Makoto respiró con templanza. ­— ¿Recuerdan cuando solíamos venir seguido? Los tres juntos. —Nadie respondió, pero supo de inmediato que aquella pregunta había provocado en los otros dos un movimiento de recuerdos. Estaba más que seguro que ambos estaban reviviendo los incontables momentos que pasaron juntos en ese lugar. Sonrió y buscó el árbol al que solían ir de pequeños, encontrándolo aun más grande, tupido y frondoso. Imponente. 


Extendió el mantel y se sentaron, quedando el castaño de por medio. En un momento, cuando los segundos pasaban con rapidez, comenzó a ponerse nervioso y para calmar su ansiedad se puso a preparar y a repartir los sándwiches mientras hablaba de los lindos recuerdos que tenia y de las incontables travesuras que ellos le hacían hacer. Aun así, sus dos amigos no largaban mas de un par de palabras y solo podía insistir y sonreír con nerviosismo. Al terminar la comida, se apoyó sobre el rugoso tronco del gran árbol, cerró los ojos y disfrutó la suave caricia que el viento le daba. Era una sensación más que agradable. De pronto sintió algo sobre su regazo y abrió rápidamente sus verdes ojos sorprendidos para fijarse que era, y se encontró con la cabellera rojiza desparramándose sobre sus piernas extendidas. Observó el rostro completamente relajado de Rin, y no pudo evitar sonreír y volver a cerrar los ojos. Estaba en problemas ¿Y ahora que haría? No quería ni pensar en como lo estaría mirando Haru, pero aun así podía sentir la intensidad de su mirada. Pronto, y luego de escuchar un susurro inentendible y un chasquido de lengua, notó el cuerpo de su mejor amigo apoyándose contra el suyo y su cabeza sobre su hombro derecho. ¡Oh Dios!... No tenía salida. Al paso de los minutos su tención comenzó a disminuir al punto de relajar cada musculo de su cuerpo. Miró a sus amigos y comprobó que se habían quedado ambos dormidos. Involuntariamente, y al ver el rostro apacible de Rin, su mano derecha se posó sobre los lacios y rojos cabellos, sintiendo la increíble suavidad de éstos. Pero tan pronto hizo eso, la mano de Haru se entrelazó con la suya, apartándolo de la caricia que estaba por dar. Con cuidado se giró para mirarlo, pero se encontró con el neutral rostro de su amigo, sus ojos cerrados y su respiración regular. Sonrió con ternura. ¿Acaso lo había hecho a propósito, o había sido casualidad? Que más daba. Cerró los ojos y volvió a disfrutar de la tranquilidad del viento y el ruido de las ramas. 


Cuando su cabeza se inclinó hacia adelante y dio un involuntario cabezazo, comprendió que se había dormido. Tal vez unos diez minutos, no más. El viento refrescó su adormilado rostro…era tan agradable. En un momento quiso acomodar su incomodo cuerpo, y fue entonces que sintió que su mano izquierda había sido firmemente agarrada por la de un celoso Rin.  Tanto éste, como Haruka, seguían cómodamente dormidos, y lo podía asegurar por la respiración de ambos. Su espalda comenzaba a dolerle, pero no podía moverse, sin contar con que sus dos manos estaban siendo aferradas con fuerza. Aun así sonrió con tierno placer. Y de forma delicada se acomodó de la mejor forma posible sin despertar a sus amigos. 


Cuando sus ojos volvieron a abrirse, se incomodó al sentir la fija mirada de Rin sobre él. Su amigo tenía el ceño fruncido y lo miraba con los labios apretados. No estaba mirándolo precisamente a él, sino más abajo, en su cuello. Cuando sus miradas se unieron, supo lo que el pelirrojo miraba y porqué tenía el ceño tan fruncido. Aun así, no tenia palabras para hablar y explicar, estaba demasiado nervioso y temía que su risa escapara y empeorara las cosas. Desvió su mirada y se sobresaltó cuando una de las manos de Rin acarició su largo cuello, allí donde había una pequeña pero rojiza marca. Marca que anteriormente en la cocina de su casa le había hecho Haru. Los dedos de su amigo recorrieron su piel y presionaron con poco cuidado la marca sacándole un quejido. 


— ¿Haru te la hizo?... —Preguntó con los dientes un tanto apretados sin dejar de presionar con su dedo índice. Su cuerpo se tensó y su boca se secó. 


—Si. —Respondió un adormilado Haru sin miramientos ni dubitación mientras se incorporaba un poco, para luego volver a apoyar su cabeza en el hombro de Makoto sin darle demasiada importancia al asunto, pero sonriendo internamente con malicia. Rin se sentó de golpe, dejando las piernas ya dormidas del castaño libres y se quedó viendo fijamente al de ojos azules con irremediables celos a punto de estallar. ¿Y como no sentirse ahí? ¡Haru había marcado el hermoso cuerpo de la persona a la que amaba, había dejado la marca de un beso en el bello cuello de SU Makoto! Frunció su labio y elevó una ceja no pudiendo creerlo. ¡Insolencia total! Entre el furioso intercambio de miradas, Makoto se mantenía de hielo, sin poder hacer nada al respecto, ni el mismo se había dado cuenta de que Haru le había dejado adrede esa marca. Pero de alguna forma debía relajar el ambiente que se había formado. 


— ¿Qué les parece si vamos a caminar a la playa? —Preguntó sonriendo de la mejor manera posible. El silencio persistió así que volvió a insistir. —Está decidido, levántense que nos vamos. —Con cuidado le indicó a Haru que se iba a levantar y una vez de pie, miró a sus amigos desde arriba y les hizo señas para que lo imitaran. Con pesar, ambos lo copiaron y juntaron las cosas de mala gana. Mientras caminaban hacia su nuevo destino, Makoto iba tan pensativo que no se percató de que había avanzado con más prisa que los otros dos, y solo se giró y notó la distancia que había cuando escuchó la voz profunda de Rin. 


— Te mentí…—Le dijo el pelirrojo a Haru mirándolo estrechamente y con una sonrisa burlona en su rostro. —Sabia perfectamente que hoy irías al parque con Makoto, por eso fui a su casa, para interrumpir la gran oportunidad que tenias de estar a solas con él. Y para que sepas…—Se cruzó de brazos mientras apartaba su mirada y se enfocaba en el frente. —No lo lamente para nada. Al contrario. —Y luego de reír para sí, con un poco de celos evacuados al decir aquellas palabras y sintiéndose un poco ganador en esa situación, corrió los pocos metros que hacían falta para alcanzar al castaño, quien lo miró extrañado. Lo que había dicho había sido una completa bobada pero para él fue un gran punto a su favor, después de todo Haru parecía estar ganando. ¡Pero ya no más! No permitiría que se acercara más a Makoto. 


El de ojos verdes solo suspiró negando con la cabeza pero pronto su corazón dio un tumbo cuando la cálida mano de Rin se aferraba con fuerza a la suya. Entrelazó los dedos y luego de mirarlo con intensidad, se giró para reír al ver la cara de malos amigos de Haru. Rin le guiñó un ojo y siguió caminando como si nada, sin pensar siquiera en soltarle la mano. Incomodo, miró hacia atrás y su mejor amigo ya no estaba, algo asustado por el pensamiento de que tal vez él otro se había ofendido e ido, miró hacia su costado izquierdo y ahí estaba, tuvo que mirar hacia abajo para cerciorarse de que lo que pasaba era real, pues de un manotazo, Haru lo agarró de la mano libre y lo aferró con tantas fuerzas que le dolía. Sus ojos grandes como platos miraron hacia el horizonte donde ya podía ver el mar. Pestañó varias veces y rió involuntariamente. ¡Esto era ridículo! Se sentía tan avergonzado y…patético. Estaba siendo agarrado como un niño por sus padres, ambos de cada lado.                                                                                                                      


—Veamos quien es más rápido. —Dijo ocurriéndosele una idea para zafarse de esa tención. Últimamente estaba pensado demasiadas cosas, y la mayoría era para poder soltar los nervios que ambos chicos le producían. Se soltó, no sin esfuerzo, y mirando a sus amigos rió con autenticidad y salió corriendo hacia la costa, dejando atrás a unos pasmados Rin y Haruka. Éstos últimos tardaron varios segundos en reaccionar e imitándolo, salieron corriendo tras el castaño, que ya les llevaba una buena distancia. Riendo con algo de agitación, Makoto los esperó con los pies descalzos y en el agua fría. —Son muy lentos. —Dijo sonrientemente, consiguiendo por parte de los dos jóvenes una sonrisa. ¡Al fin sonreían! Le había costado bastante, pero lo había conseguido. No le agradaba para nada la idea de que estuvieran callados y con cara de disgusto…él solo quería que se divirtieran, que hablaran y rieran. Todo el tema de la nota y de las confesiones de ambos había provocado una grieta que no seria fácil de enmendar. Su corazón era un remolino de emociones, y su cabeza una tormenta de pensamientos. Rin y Haru estaban enamorados de él… ¿pero y él? ¿Estaba enamorado de uno de ellos? ¿Había comenzado a sentir algo nuevo dentro de él por alguno de sus mejores amigos? La confusión era algo que tenia clarísimo, pero debía resolver lo demás, no podía seguir pretendiendo que no pasaba nada y estaba más que seguro que pronto, ellos comenzarían a presionarlo. Y para cuando ese día llegara, debía tener una respuesta clara. Debía tomar una decisión. Ya no había vuelta atrás y si bien para el castaño lo más importante era la amistad, sabia que tal vez ya no volvería a ser como antes. Ya no. 


 


    

Notas finales:

Agradecimiento Especial:


Monica


Annie


Sofia Takafumi


Sunako


KarazuNishii


Luchyy Chan


Takeru Alexander 


Ana Luz


 


Gracias por seguir leyendo ^^ 


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