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EL VALOR DE LA VIDA por crystalwall

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Notas del capitulo:

Hola, les traigo el capítulo final del fic, espero que les guste en lo que acaba

Capítulo 41.-  Visiones de cambio

 

El Reino de Gémini era hermoso…

 

Shun montaba su caballo a paso lento y miraba maravillado el paisaje que lo rodeaba, habían salido del Averno hacía mas de dos semanas, el desvío al bosque negro de Ilyria les había demorado en su viaje pero Shun se sentía muy bien ahora, eso en verdad había sido interesante…

 

***

El bosque negro era intimidante en muchos sentidos pero ahora Saga de Gémini viajaba tranquilo porque tenía a Eden de guía, le había ofrecido a su padre devolverlo sano y salvo y gracias a todos los dioses lo había cumplido, los regentes de Gémini viajaban con un pequeño ejército de 1000 caballeros montados, como los mejores hombres los cuidaban podían viajar relativamente rápido, la única consideración en cuestión de rapidez y tiempo la tenían por el embarazo de Shun, el joven peliverde se sentía bien pero por prudencia no podía cabalgar a todo galope

 

- Sabía que volverías con bien… así que este es tu esposo… te vi en el fuego… - el anciano mayor había salido a recibirlos y Shun pudo darse cuenta que cuando Saga lo describió no había exagerado, su presencia inspiraba respeto, era un sentimiento muy especial para Shun porque sentía una paz que se asentaba en el campamento entero, esto nunca le había pasado

- Pensaba que solo la muchacha que vivía en el templo tenía visiones en el fuego – dijo Saga luego de saludar con una venia al anciano

- No es un don exclusivo de ella, yo también lo puedo hacer, mi hijo no heredó mis dotes aunque no me puedo quejar, los dioses nos bendicen de manera diferente – cuando el anciano habló sobre su hijo se refería al Rey Kardia de Ilyria, este dato era poco conocido pero no menos cierto

- Este es mi esposo Shun – Saga tomó la mano del joven que igual inclinó la cabeza como su esposo había hecho y sonrió inocentemente al anciano que le sonrió de vuelta y tomó su  mano

- Una alma pura… solo un alma pura podría haber soportado todo lo que has soportado y aún así sonreír con dulzura a un anciano como yo, los dioses te han maldecido y te han bendecido a la vez, ven hijo… saquemos esa venda de tus ojos – el anciano tomó a Shun de la mano y empezó a caminar por el serpenteante camino de la villa en dirección al templo mayor, Shun se dejó llevar mirando a los niños corriendo por allí descalzos y sonrientes, al verlos llevó la mano a su vientre y suspiró, el anciano al verlo le dijo: - Es un varón, aunque supongo que lo sabes verdad?

- Lo vi en el hielo… era hermoso y gordito, se chupaba un dedo y tenía los cabellos azules como los de mi esposo

- Eso debió haberte traído tranquilidad, siento mucho lo que pasó contigo pero es mejor que lo dejes atrás, ese hombre no volverá a atormentarte nunca mas, aunque… los dioses tienen un sentido del humor algo negro, no puedo verlo completamente pero hay sombras en el futuro, lo has visto también? – preguntó el anciano y por primera vez su tono cambió, ahora sonó preocupado

- Solo he visto sombras desde hace semanas

- Es cierto… bueno, pronto lo podrás ver todo con claridad otra vez – el anciano entró primero al templo que la villa, el templo era una tienda grande que estaba en el centro de todo, era la misma tienda en donde habían hecho el ritual de sanación de Afrodita de Ilyria, y en donde habían atendido a Saga de Gémini que seguía a su esposo y al anciano en silencio y a un espacio prudencial para dejarlos hablar, cuando entró a la tienda, el anciano lo hizo sentar en el suelo junto a Shun que ya se había sentado y tendió la mano a su esposo que hizo lo propio, el anciano trajo una cuenca de lo que parecía ser agua y se lo dio a Shun que lo sostuvo en sus manos sin saber que hacer con él, el anciano se sentó frente a ellos y sin decir nada metió su pulgar en el agua y ungió la frente de Shun, luego le puso las manos en la cabeza y empezó a recitar un cántico en un idioma que no entendieron, Shun no sintió nada al inicio pero luego se sintió mareado, los párpados le pesaban y cerró los ojos, cuando perdió el sentido Saga lo atrapó para que no se caiga y entró en pánico pero el anciano no se detuvo en su cántico, el peliazul acomodó a Shun en el suelo por indicación del anciano que se arrodilló a su lado sin quitar las manos de su cabeza

 

Saga había visto de primera mano los rituales de ese pueblo pero nada le preparó para lo que vio, un humo negro empezó a llenar la estancia y se desprendía de Shun aparentemente, los cánticos fueron subiendo de tono a medida que el humo negro se hacía mas denso, un remolino se formó en la habitación y luego todo se llenó de una luz cegadora blanca que hizo que Saga cerrara los ojos con fuerza, cuando la luz se disipó y el peliazul pudo abrir los ojos nuevamente pudo ver claramente la silueta de Hades en humo negro de pie junto a Shun que aún estaba inconsciente en el suelo, Saga abrió mucho los ojos de la sorpresa pero antes de que pudiera hacer nada la figura de humo se disolvió en el aire como si hubiera explotado

 

El anciano lucía cansado pero sonrió complacido, Saga se puso de pie y caminó por la estancia, lo que había visto fue muy extraño, pero volvió a arrodillarse en el suelo junto a su esposo cuando escuchó que le llamaba, Shun había abierto los ojos y se trató de incorporar pero no pudo

- Qué pasó?, me caí? – preguntó Shun algo confundido y mareado

- Si amor, te caíste… te sientes bien?

- Si… tengo hambre, es eso normal? – Shun acarició su no tan plano vientre y sonrió

- Si es normal, esta noche cenarán en nuestra mesa y mañana podrán continuar su camino, la venda de tus ojos ha sido quitada, tu y tu hijo estarán bien – dijo el anciano tomando a Shun del brazo y conduciéndolo hacia afuera, Saga respiraba tranquilo al ver a Shun bastante normal, esa noche el peliverde comió y por primera vez en algunas semanas no le hizo daño la comida, al día siguiente temprano en la mañana partieron siguiendo su camino hacia su nuevo hogar…

 

***

El viaje resultó mucho mejor desde ese punto, Shun se sentía menos cansado, de mejor humor y podía comer todo de mejor manera, él pensaba que el hecho de que estuviera cegado a sus visiones no le hacía daño ni a él ni a su bebé pero aparentemente había estado equivocado, el anciano le había dicho que toda magia deja consecuencias pero ahora estaba libre de sombras y su bebé crecería fuerte y sano en su interior

 

Shun se sintió abrumado cuando llegaron al Reino de Gémini, era tan hermoso como Saga le había dicho pero lo que mas le abrumó fue la manera como lo recibieron a él, ese día Shun se dio cuenta de una cosa, no era solamente en esposo de Saga, era ahora uno de los regentes de Gémini, eso… lo cambiaba todo…

- Bienvenido a casa… alteza – dijo el peliazul caballero tomando la mano de Shun luego de ayudarlo a bajar del caballo, el peliverde miró a su alrededor y el sentimiento que tuvo no lo pudo explicar, nunca había estado en estas tierras antes pero al sentir la cálida bienvenida no pudo evitar sentirse en casa

 

***

El viento soplaba con fuerza en el balcón del castillo, Shura estaba allí mirando como las olas del mar chocaban contra el risco bajo sus pies, tres meses habían pasado desde el día que partió hacia Virgia por su sobrino, el bebé ya había nacido y Sorrento había sido coronado Rey de la tierra de las cascadas, el viaje de regreso a las islas de la muerte fue libre de acontecimientos y hace mas de tres semanas que la familia real había vuelto a su Reino, Milo de Riverfast había hecho un buen trabajo manteniendo la paz en las calles y en los puertos, y ahora que Sorrento, el legítimo Rey estaba de vuelta, el pueblo estaba complacido, lo habían recibido con palmas a él y al pequeño príncipe, Sorrento llegó con varios barcos de provisiones y mercancías, los tratos comerciales que el joven de cabellos lilas había logrado con Gémini y Virgia traerían prosperidad a su gente, se venían tiempos de paz…

 

- Hace frío tío Shura – el joven Rey había salido al balcón con su bebé en brazos, el pelinegro guerrero lo vio y sonrió, Sorrento había resultado ser digno hijo de su madre, era una persona gentil y compasiva, justa y muy inteligente, se había rodeado de consejeros los cuales Shura había aprobado y el objetivo ahora era la construcción de barcos mercantiles ya no barcos de guerra, la idea de Sorrento era convertir a sus islas en un destino obligado para todo el comercio de los reinos del Este, eso le traería riqueza y paz si podía manejar bien sus cartas y al paso que iba lo conseguiría, Shura se sentía orgulloso

- Lo se… me gusta ver el atardecer desde aquí, tu no deberías estar aquí afuera mucho menos con el bebé, no se vayan a enfermar – dijo el pelinegro guerrero cargando al bebé que estaba muy hermoso, tenía los cabellos y los ojos azules aunque era muy parecido a Sorrento, aún era muy pequeño pero sus facciones ya se estaban definiendo, sería un hombre alto como lo fue su padre, Kanon de Gémini

- No… no nos vamos a enfermar, pero es mejor si entramos, hay un asunto que quiero hablar contigo

- Pasa algo?

- Si… ven por favor… - Sorrento tomó a su bebé en brazos y caminó hacia el interior del castillo y caminó por los iluminados pasillos en dirección a la alcoba real, allí ambos entraron y Shura se quedó de pie mirando algo preocupado a su sobrino que acomodó al bebé en su cuna y se dirigió a su tío para tomar su mano y acercarlo a la ventana para decirle: - Tenemos un problema con Ilyria

- Ilyria?, qué problema tenemos con Ilyria? – Shura palideció al escuchar el nombre del Reino de su amado Dita

- El problema es que no tenemos ningún tipo de tratado ni nada con ellos, yo no he tratado mucho con los reyes Kardia y Alfabica, mucho menos con el príncipe Afrodita pero… me parece que tu si – el tono de Sorrento era algo sugestivo y hasta podría decirse que divertido

- Si… algo así…

- Me llegó una carta ayer de Esmeralda de Virgia informándome que los reyes de Ilyria están planeando la boda de su hijo con uno de los nobles de su reino – Sorrento había hecho una muy buena amistad con la princesa de Virgia y se mantenían en contacto, por ella se había enterado de la relación que mantuvo su tío con el príncipe de Ilyria y de las razones que tuvo para irse de su lado

- Ohhhh – Shura bajó la mirada pero se podía notar el dolor en sus ojos negros

- Pero no te pongas triste tío, ahora es el momento en el que tu puedes y debes volver a Ilyria – Sorrento miró a su tío con una sonrisa y le apretó la mano, su sonrisa era sincera, el joven Rey quería la felicidad de su tío, le agradecía todos los sacrificios que Shura había hecho por ellos y este era el momento de retribuirlo

- No hijo… yo no puedo…

- Por qué no?

- Porque… Dita es un príncipe y yo… yo soy un simple soldado, no tengo nada que ofrecerle, no soy nada, agradezco tus buenas intenciones pero mi momento pasó – Shura apretó la mano de su sobrino y se dio la vuelta para salir de la habitación

- No te vayas…

- Esto no tiene caso Sorrento – dijo Shura y sonaba derrotado

- Espera… soy tu Rey y te lo ordeno – dijo el joven al ver que su tío no le iba a hacer el menor caso, Shura se detuvo y se volteó, inclinó la cabeza y se quedó quieto

- Estoy a sus órdenes majestad – dijo el pelinegro sin saber que más podría querer decirle su sobrino

- Muy bien, si estás a mis órdenes harás lo que yo comande así que… quiero que vayas al puerto y hables con el capitán de mi guardia costera, él ya sabe que vas a ir y tiene listo el barco que te llevará a tierra a ti y a una pequeña guardia que también ya está sobre aviso, llevarán los mejores caballos del reino y un cofre que ya está cargado en el barco, es mi regalo de bodas para Dita pero solo se lo darás si tu te casas con él, tío… no es cierto que no eres nadie, tu eres de la familia real del Reino de las cascadas y así te presentarás a pedir su mano, por lo que Esmeralda me dice él te ama y aceptará con gusto

- Sorrento yo… yo no puedo…

- No tío, yo no puedo reunirme con el hombre que amo porque murió, tu tienes la oportunidad de ser feliz, no la dejes pasar por prejuicio, por un muy mal sentido de obligación o por miedo, tu lo amas verdad?

- Mas que a la vida misma – contestó Shura y sus ojos le brillaron

- Entonces ve por él – dijo Sorrento con una sonrisa que intentaba dar ánimos a su tío

- Pero… y tu?

- Yo estoy bien, mi pequeño me hará compañía y si te necesito vendrás verdad?

- Claro que si hijo

- Entonces está decidido, ve con Afrodita de Ilyria, cásate con él, forma una familia, sigue a tu corazón, nosotros estamos bien, mis consejeros velarán por mi y por mi reino, tu vendrás a visitarnos y nosotros iremos a verte, además cuando mi pequeño sea mas grande lo quiero llevar al Reino de Gémini para que visite a su familia, todo estará bien tío, ahora vete que el amor no espera

- Gracias su alteza… gracias…

 

Sorrento vio partir a su tío y suspiró, el joven Rey de las islas de la muerte daría todo lo que tenía para poder ir a buscar a su amor, su hermoso rostro se ensombreció hasta que escuchó el quejido de su bebé, Sorrento fue hasta su cuna y lo tomó en brazos, lo meció y besó su cabecita, por lo menos tenía a su hijito como recuerdo del amor de su vida, todo estará bien pensó el joven Rey… todo estará bien…

 

***

Dita estaba en los jardines de su castillo, la reconstrucción iba muy bien, los dioses los estaban bendiciendo con buen clima por lo que los trabajos avanzaban con rapidez, esa tarde Dita estaba disfrutando de la suave brisa que mecía sus cortos cabellos celestes, tenía los ojos cerrados y el semblante sereno, trataba de no pensar porque si pensaba mucho le dolía la cabeza, su padre Alfabica lo iba a matar uno de estos días, no había poder humano que haga desistir al Rey de Ilyria de la idea de casar a su único hijo, en estos momentos los pretendientes llegaban de todas partes del reino para presentarse ante los reyes con el fin de ser tomados en cuenta para ganar la mano del hermoso príncipe Afrodita

 

Dita lo resentía en el alma…

 

El joven peliceleste se acostó en el césped y cerró los ojos dejando que el sol bañara su piel y allí se quedó por algunos momentos hasta que sintió que alguien le hacía sombra, abrió los ojos y vio a Shura que estaba sentado a su lado mirando el atardecer

- Shura?

- Te dije que volvería – dijo el pelinegro con  una sonrisa pero Dita se levantó y muy molesto empezó a caminar con dirección al castillo, Shura se levantó y lo siguió llamándolo por su nombre: - Espera… Dita espera… - Dita se volteó y lo enfrentó:

- No me dijiste que volverías, solo te fuiste, yo desperté solo esa mañana y tu ya te habías ido, a qué vienes ahora?

- A recuperarte, tu me dijiste que volviera a ti y eso he hecho, he vuelto a ti – dijo Shura tratando de abrazar a Dita que se hizo el quite y no se dejó

- Yo estoy comprometido en matrimonio por si no lo sabías, me casaré en menos de un mes

- Lo se… pero también sé que me amas

- Yo no te amo – dijo el príncipe de Ilyria con todo el convencimiento del que fue capaz

- Si no me amaras no estarías tan molesto, he venido a pedir tu mano, he vuelto por ti y para ti, yo te amo y se que me amas, no me importa el hecho de que estés comprometido, si tengo que iniciar otra guerra por ti lo haré pero tu no te puedes casar con nadie mas que conmigo

- Quién te crees que eres? – reclamó Dita molesto soltándose una vez mas del agarre del guerrero de las islas de la muerte

- Soy el hombre que amas, al que te entregaste en cuerpo y alma, al que diste tu corazón y ahora he venido a sellar el pacto que hicimos hace tiempo, rompe el compromiso que te une con ese extraño y cásate conmigo Afrodita de Ilyria

- Tu dijiste que no podías, qué ha cambiado ahora?

- Nada ha cambiado, te sigo amando con toda el alma pero ahora soy rico y puedo ofrecerte todo lo que tengo

- Eso nunca me interesó

- Lo se… pero a mi si, no quería que pensaras que yo solo te quería por tu corona o tus riquezas, yo te quiero por ti y por el hijo que esperas que tu sabes es mío

- Cómo… cómo lo sabes? – Dita abrió mucho los ojos cuando Shura lo dijo y se llevó una mano a su vientre

- Era lógico, no podía haber otra razón por la que tus padres quisieran casarte con tal urgencia, pero este bebé es mío, tu eres mío así como yo soy tuyo, no pelees con el destino Dita, los dioses no se equivocan, tu lo viste en esa visión en los bosques de tu Reino, tu sabes que yo soy el hombre para ti como tu lo eres para mi – Shura tomó las manos de Dita que esta vez no se hizo el quite y levantó la mirada, sus ojos brillaron porque se humedecieron, el joven de cabellos celestes se volteó porque no quería que el pelinegro lo viera llorar

- Vete Shura…

- No me voy a ir, vine por ti y no me iré sin ti, si tengo que robarte lo haré – Shura rodeó a Dita para verlo a los ojos mientras hablaba

- Me vas a robar? – Dita se limpió una lágrima y sonrió ante la tan absurda idea del caballero de negros cabellos

- Si… si no te casas conmigo por las buenas lo harás por las malas, podré pasarme la vida pidiéndote perdón pero seré tu esposo te guste o no – el tono de Shura era calmado y en este punto Dita permitió que el mayor lo abrace, la batalla estaba casi ganada pensaba Shura cuando pudo estrechar al hombre que amaba entre sus brazos y sentir su calor

- Estás loco?

- No… solo estoy enamorado…

 

Shura levantó el mentón de Dita con un dedo y lo besó suavemente, el príncipe de Ilyria lo abrazó y correspondió a su beso con una mezcla de sentimientos, y así se quedaron en el patio del castillo besándose suavemente bajo los rayos del sol, desde una de las ventanas del castillo el Rey Alfabica miraba la escena con una sonrisa en los labios, su esposo llegó y lo abrazó por la espalda besando su cuello

- A mi nunca se me hubiera ocurrido – dijo Kardia mirando a su hijo que tomaba la mano de Shura y caminaron juntos por el jardín

- Lo que me dijiste alguna vez es cierto, Shura es similar a ti en varias cosas así que… él necesitaba un empujón para decidirse en venir a buscar a Dita – dijo Alfabica volteándose y abrazando a su esposo apropiadamente

- Si… pero mandar la carta al Rey Sorrento… eso fue muy osado no te parece? – preguntó Kardia acariciando la mejilla de su esposo que sonrió con picardía

- A veces hay que hacer que las cosas pasen, yo quiero la felicidad de mi hijo y tu tenías razón, ese muchacho es la felicidad de Dita, no debemos pelear con el destino, hay que rendirnos a sus deseos, yo me rendí ante ti y no me ha ido mal en la vida – Alfabica besó en los labios suavemente a Kardia que sonrió y tomó su mano para caminar por los pasillos del castillo

- Cuando tienes razón… tienes razón…

 

***

Los preparativos estaban listos, el día de la boda había llegado y el Reino entero de Virgia estaba de fiesta, su princesa contraería matrimonio con el General de los ejércitos del Reino, todos los nobles de Virgia estaban invitados y a este acontecimiento habían llegado los Reyes de Gémini también, el Rey Shun tenía casi seis meses de embarazo pero no podía faltar al matrimonio de su hermano

 

La ceremonia fue muy hermosa, el Rey Shaka llevó a su hermana al altar en donde el poderoso Fénix tomó delicadamente su mano y juró ante los dioses, los antiguos y los nuevos, amarla, protegerla y cuidarla por lo que les reste de vida, fue una ceremonia muy emotiva, la Reina Hilda lloró de emoción y felicidad al ver el semblante radiante de su única hija cuando hizo las promesas a su ahora esposo

 

Las festividades estaban planeadas para una semana entera en honor a los visitantes reales que disfrutaron mucho de la reunión, Ikky estaba muy feliz bailando suavemente con su esposa la que no podía creer que al fin había llegado el día en el que unió su vida con el hombre que amaba, hubo música, comida, bebida y cuando cayó la noche el cielo entero se iluminó con los fuegos artificiales que fueron lanzados en honor de la feliz pareja

 

Al día siguiente estaban organizadas varias actividades al aire libre pero Shun estaba algo cansado por lo que en compañía de su esposo caminó lentamente por los verdes jardines hasta que encontró un lugar con sombra bajo un frondoso árbol, allí con la ayuda de Saga se acostó en el pasto apoyando su cabeza en las piernas de su esposo, allí rodeados de los regalos de la naturaleza charlaron de todo un poco, hicieron planes para su futuro, Saga entrelazaba sus dedos con los de Shun mientras hablaban hasta que el joven peliverde sintió una patadita en su vientre, emocionado llevó la mano de Saga que lo tocó suavemente y sonrió

 

Shun recordó la visión que tuvo hace mucho tiempo, parecía que fue hace una vida entera en la que él estaba en la misma posición junto con su esposo pero ya esperaba su tercer hijo, el peliverde sonrió al pensar en el futuro y correspondió el beso que su esposo depositó en sus labios, sus visiones no eran una maldición como por muchos años pensó, sus visiones lo llevaron hacia el hombre que amaba y hacia la vida que disfrutaba ahora, es cierto que había tenido que pasar por muchas penurias para llegar a este punto pero al pensar en lo que le destino le deparaba, Shun no pudo evitar pensar que todo había valido la pena

- En que piensas mi príncipe? – preguntó Saga acariciando el rostro de Shun que se había quedado pensativo y callado

- En nuestros hijos, tendremos tres – contestó el joven con una sonrisa

- Magnífico – dijo Saga agachándose nuevamente para besar a Shun en los labios, el peliazul cerró los ojos al sentir la brisa de la mañana, su mano descansaba en el vientre de su esposo y podía sentir a su hijo moverse, todo estaba bien ahora aunque el vacío que habían dejado su padre y su hermano no lo llenaría con nada, de cualquier manera la ilusión que le traía su nueva familia no la cambiaría por nada…

 

***

El sonido de los metales que chocaban uno contra otro era el pan de todos los días, picos, palas, mazos… esa era su vida ahora y lo peor de todo es que ni siquiera podía hacerlo bien, la falta de su mano derecha le dificultaba todo aunque estaba aprendiendo a valerse por si mismo con su mano izquierda

 

La oscuridad era su vida, sus negros ojos nunca mas verían el azul del cielo y su piel no sentiría nunca mas el calor de los rayos del sol, no era un año aún que estaba preso en este infierno pero sentía como si hubiera estado allí varias vidas enteras, su cabello había sido cortado, su piel estaba llena de hollín, el muñón que solía ser su mano derecha estaba envuelto en harapos, lo único bueno era que la herida ya había sanado al igual que su entrepierna, cada vez que Hades pensaba en ello maldecía nuevamente a ese demonio de ojos verdes, Shun… Shun…

 

- Oye tu… tu el manco… ven acá – uno de los guardias llamó en ese oscuro dialecto de la ciudad de Raegal, Hades que había estado sentado en uno de los bancos de piedra los pocos momentos que les daban para descansar pero se puso de pie inmediatamente, cuando no lo hacía lo azotaban y esa noche no estaba de humor para que lo azoten, una figura encapuchada estaba de pie junto al guardia que tenía un látigo en las manos, cuando Hades llegó hasta allá lo agarró del brazo y lo jaló para llevarlo escaleras arriba, esto nunca pasaba, a los reos nunca los llevaban escaleras arriba, una vez que entraban a la mina no salían nunca mas

 

Hades subió las escaleras una a una porque se le dificultaba caminar debido a los grilletes que tenía en los tobillos, de cualquier manera el Rey caído subió poco a poco hasta que la luz del sol lo iluminó todo, el reo tuvo que pestañear varias veces hasta que sus ojos se acostumbraran a la luz, ya arriba le quitaron los grilletes, le pusieron una túnica con capucha sobre sus andrajos y lo condujeron por un polvoriento pasillo hasta un coche que estaba cargado por esclavos, el pelinegro tenía un mal presentimiento sobre esto, cuando entró al coche había un encapuchado sentado dentro que dio la orden y los esclavos levantaron el coche llevándolo por las calurosas calles de la ciudad de Raegal

- Qué… - Hades empezó a  preguntar pero el encapuchado le urgió silencio diciendo:

- Por favor su alteza guarde silencio – el encapuchado se bajó la capucha descubriendo su rostro dejándose ver, Hades pestañeó sin poder creerlo, frente a él estaba Lord Ares de la casa Inferno, este caballero había sido uno de los mas acaudalados del Averno pero había sido desterrado por el Rey Cronos hacía muchos años, Hades lo reconoció inmediatamente aunque la última vez que lo había visto él aún era un niño

- Lord Ares…

- Fue muy difícil conseguir su liberación pero lo conseguimos – dijo el caballero en un susurro

- Conseguimos? – preguntó Hades igualando su susurro

- Su alteza… usted tiene amigos en las ciudades libres, nos ha indignado que nuestro amado Reino haya caído en manos indignas, nos estamos reuniendo todos los aliados y fieles al Averno de este lado del mundo para contrarrestar a los infieles que están sentados en el trono de las tierras heladas, pero ahora con usted como comandante todos nos uniremos bajo su mando

- Podré regresar?

- Mas poderoso y fuerte que nunca – dijo el caballero poniendo una sortija de oro en la sucia mano de Hades que no podía creerlo, el hombre continuó hablando y dijo: - En nuestro reino los hombres y mujeres fieles a nuestra causa rezan por su regreso, en la oscuridad bordan estandartes con el emblema antiguo del Averno y claman su nombre, su alteza… volveremos y usted recuperará lo que le fue robado – Hades miró algo incrédulo al hombre pero al ver la convicción con la que hablaba se permitió creer y sonrió al ver su mano y analizar la sortija, si… volvería, los dioses bendecirían su objetivo, recuperaría  el Reino que había perdido y ahora que estaba libre se vengaría de todos aquellos que le habían hecho daño y empezaría por ese demonio de ojos verdes, empezaría por ese muchachito que osó rechazarlo y había sido la causa de todos su males, iría por él, claro que lo haría… Shun…

 

Fin???

 

 

Notas finales:

Chan chan chan... será que Hades vuelve???, eso no se sabe

Muchas gracias por leer este fic, les quiero agradecer en el alma porque esta historia pasó de los 300 reviews, entonces en verdad muchas gracias a todos ustedes que la siguieron hasta el final

Les mando un abrazo a la distancia y espero verlos en nuevos fics, saludos, bye 


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