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Placeres del Melocotón Mordido... por Doki Amare Peccavi

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Cap. 10: Sólo otra oportunidad

 

Soy quien te dio la mano, no me olvides aunque los días mejoren

Soy quien sacrifica inmortalidad por ti, no me alejes de tu lado

Soy quien quiso ser tu amante, no me diga que no me amas,

Que la luz del sol comienza a cegarme, solo no puedo

Que la luz de la luna me odia, sin ti me muero….

 

.*.

 

Desquicio en su mirada

 

— Wei — El emperador intentó acercarse, pero el verdadero Wei estaba exaltado, retiró su mano cuando el emperador quiso tomarla entre las suyas para Ling aquel rechazó fue horroroso, algo dentro suyo notó una diferencia de terciopelo.

 

— No te atrevas… no me toques. — Ling frunció el ceño.

 

— ¿Qué te ocurre Wei?

 

.*.

 

— Claro que puedo sentirlo, yo sí puedo.

 

— No, no puedes, sentiste la calidez de sus labios pero aunque digas amarle, no sentiste aquella emoción que se derrama por sus venas en el primer beso que se han otorgado.

 

— Yo sí lo sentí…— Sus facciones comenzaron a endurecerse, esos ojos tan iguales a nada desprendían odio y rencor.

 

— Claro… lo sentiste…— Una sonrisa burlesca en sus labios…— miéntete a ti mismo Yi

 

— Por favor— Dijo de pronto Yi — Regrésame a mi cuerpo, no quiero que Wei arruine lo que hasta ahora he logrado, lo echara todo a perder, mis esfuerzos se convertirán en nada… por favor… Qin~he

 

— ¿Le amas tanto que en verdad quieres que te deje ir?

 

— Sí, lo amo.

 

— Entonces demuéstramelo.

 

— Si te lo demuestro...— Una mirada de miedo en el rostro de Yi— ¿No volverás a hacerlo?

 

— ¿De qué hablas?

 

— De encerrarme en este lugar.

 

— Sí, lo prometo por mi honor. — Una petición no era echa a base de justicia, sino de deseo. — Sólo que será a igualdad de sacrificios, Yi a cambio de tu poder, puedo prometer cualquier cosa.

 

— Te lo daré todo pero regrésame, ese idiota lo va a echar todo a perder, en tres días, cuando la luna muera, lo juro… junto al espejo te daré todo lo que me queda de eternidad, pero déjame ir hoy… tengo que ir con mi emperador al palacio… tienes que encerrar a Wei de nuevo.

 

— Esta bien Yi — Hubo algo de Qin~eh, su nuevo poder, uno que la maldición no conocía y que le hizo detener el paso. — Trae un fruto de afuera, de esos que degustas con el emperador.

 

— ¿Qué?

 

—Jai~jien Yi…

 

De nuevo el mareo, luces vistas simulando el final de un túnel… de nuevo una esencia cálida, de regreso al cuerpo…

 

.*.

 

— Estabas furioso porque arruine tus sabanas, y llore, y te llame, nunca llegaste, te burlaste mí con él, no me enseñaste cómo y te enojaste porque no lo hice bien; todo fue un sueño y yo ya no soy real así que no te atrevas a tocarme. — Wei empuño sus manos y alejó a Ling con un golpe al pecho. — No te atrevas a tocarme… monstruo. — Porque todos aquellos sentimientos habían quedado suspendidos y esa noche, después de mucho, se desbordaban de su garganta a la lengua, deslizándose por su boca sin remordimiento.

 

— ¿Qué no te enseñé? — Ling conoció a alguien con aquella similar forma de desbordar sus pesares; su padre que tanto remordimiento le despertaba.

 

— Basta Wei.

 

— Yi es el culpable de todo… dijo que se quedaría por siempre contigo, quiero telas y soledad, porque estando a tu lado, todo lastima demasiado… Ling… ¿Estás bien?

 

El súbdito levantó la mirada inseguro, los ojos del emperador reflejaban tanta tristeza; le dolía aquel semblante tan incierto.

 

— Wei…

 

Mi hermoso emperador yo… — El paso que el falso Wei dio para acercarse, fue correspondido por el emperador; fue él quien retrocedió esta vez. —

 

— Será mejor que volvamos al palacio, quiero volver al palacio.

 

Por favor, olvida lo que acaba de ocurrir. — El emperador negó brusco, confundido; viró su cuerpo para ignorar las palabras del Wei. —

 

— Olvídalo tú.

 

 

.*.

 

Que desnudes la suya; era tan blanca su piel. Qin~he lamió sus labios.

 

— ¿Qué ha ocurrido? ¿Has hecho algo al emperador?

 

— No hables de él, no ahora… ni nunca — Suplicó el súbdito hecho un ovillo.

 

— ¿Por qué?

 

— Es tan doloroso…

 

— ¿Porque es complicado para ti, Wei Tzu, permanecer lejos de él?

 

— Porque es tan injusto.

 

— Eres tan celoso ¿Envidias a Yi?

 

— Es tan injusto porque no sabe nada, porque no lo notó… no sabe nada de lo que ha ocurrido. No sabe de mi dolor ni de los sacrificios de Yi, no sabe nada él, a Ling lo único que le… ha importado siempre es no estar solo.

 

— Pero que espíritu tan oscuro el tuyo, que malvado resultaste ser Wei Tzu, ¿Es tu deseo el que Ling Zhou sufra como lo han hecho ustedes?

 

.*.

 

Yi se sentía tan frágil que presentía que las gotas de briza podrían perforar su piel «que no era suya porque pertenecía a Wei Tzu»

 

El recorrido de regreso al palacio fue seco.

 

Ninguno de los dos dijo nada, y al llegar al palacio;

 

Yi ayudó al emperador a llegar a su recamara, después se retiró.

 

En la oscuridad, bajo la luz nocturna, eran grillos quienes les vigilaban.

 

Cada uno terminó, en plena soledad, de retirarse los disfraces y el maquillaje.

 

 

 

.*.

— No es lo que he dicho.

 

— Pero lo deseas, eres más maldito que esa maldición tuya.

 

— Qué sabrás tú de lo que quiero. — Enderezó su cuerpo, las mejillas del súbdito estaban completamente húmedas Qin~he era esplendido en el momento de la tortura.

 

— Yo puedo ser más sincero con tus sentires. Estoy diciendo la verdad. Estás celoso de Yi y deseas ver sufrir al emperador.

 

— No… deseo no mirarles jamás.  

 

— Si fuese tú, ardería en envidia y coraje de venganza. Ellos se han reunido para quitártelo todo… incluso ese cuerpo de barro que tu madre se dedicó esmeradamente en hacer.

 

—… y a ti ¿Qué te han quitado? — Cuestionó sin interés, llevando las manos a su cabeza, intentando apartar el zumbido intenso que aparecía por momentos.

 

— Nadie puede quitarme nada, yo soy quién arrebata los tesoros de manos de otros.- Caminó hasta donde Wei Tzu y puesto en cuclillas recorrió con su dedo índice el contorno de la espalda del súbdito. — Robé la magia «un fantástico mundo», algo que Yi siempre deseo. Así de enorme es mi poder y lo será aún más cuando me sea entregado lo que me corresponde, iré detrás de Yi hasta que me entregue lo que deseo y más… ¿Sabes que tan poderoso soy? Yo tengo el poder para conseguir lo que deseo, desee que Yi regresara a este sitio para torturarlo y en un abrir y cerrar de ojos se encontraba aquí y tú en donde te corresponde.

 

— Fuiste tú…

 

—  Si ¿Pensabas que había sido obra de algún dios? — Sonrió en las sombras — Ningún dios haría algo tan divertido.

 

— Ninguno. — Entrecerró los ojos, empezaban a pesarle los parpados con sus enormes pestañas. — Ninguno… — Wei comenzaba a sentirse cansado, esas emociones desaparecían poco a poco, dejó de tener interés en las palabras de Qin~he — me siento bien, casi no hay dolor…

 

— Disfruta esa sensación, puede ser efímera…

 

— No lo será…

 

.*.

 

 

Algún súbdito se encargaba de entrar sigilosamente a la habitación, dejaba su desayuno en el mueble más cercano y se marchaba antes de que el emperador despertara. Ling lo sabía, pero esos tratos ya no le importaban; en cuanto notó que aquella mujer joven salía de su habitación, dejó de fingir que dormía y se sentó sobre la cama, apenas su paladar degustaba de un buen desayuno cuando notó que algo se movía en la entrada de su habitación, una ser con cabellos castaño apenas si se atrevía a asomarse por el marco de la entrada.

 

— Wei, entra. — «Fue descubierto»

 

Lo siento, no pretendía interrumpir…

 

— No, no, Wei, no interrumpiste nada sólo estaba desayunado ¿Tú ya lo has hecho?— El castaño afirmó con la cabeza—

 

Emperador,  yo, quisiera hablar contigo  sobre lo de anoche— Entonces Ling dejó de hacer lo que hacía y le miró fijamentesi me he comporte extraño no lo recuerdo… pero quiero disculparme si dije algo indebido, la verdad no sé qué me ocurrió.

 

— No te preocupes Wei, nada ocurrió sólo…

 

— Por favor… sólo olvida lo que ocurrió ¿Sí…?

 

«Maldición; que petición más extraña,

Tanto que has añorado este momento

Tanto que planeaste aquella escena

¿Qué olvide todo lo que ha ocurrido?

Inclusive el beso.»

 

 

Ling suspiró con pesadez, si eso era lo que el castaño quería él olvidaría…

 

— «No dijo más»  — sólo una apócrifa sonrisa sin maldad reflejada en su rostro labrado a dedicación — Bien, que así sea.

 

Yi exageró sus cuidados el resto de la tarde, intentó persuadir al emperador de sus sentimientos, intentó en todo momento revivir la escena mágica del beso que tal vez nunca tendría otra vez. ¿Cómo era capaz de sonreír en esos momentos? Ling era tan frío en ocasiones, tan antipático para corresponder a sus gestos.

 

 

.*.

 

Deliró como cuando niño, como cuando sus prendas se mojaban con la lluvia y los sirvientes velaban sus sueños y delirios hasta que su cuerpo liberase a los malos espíritus. Qin~he le miró atentamente y pellizcó las mejillas del súbdito cada que su rostro se apaciguaba; cinco sombras rodeaban a ambos perfiles oscurecidos por el momento.

 

— El remplazo de mi maldición es bastante peculiar; deberían planear algo para que esa diferencia se extinga. ¿Será verdad que entiende lo que dictan sus labios?

 

Yo sí que siento envidia…

Yo sí que no soy como tú

 

Qin~he se recostó al lado del súbdito, su mirada quedó fija en la nada.

El turbio reflejo de ambos cuerpos y las sombras relucían en aguas turbias sobre ellos.

Ahí un espejo que lo definía todo, sus manos movían las hondas liquidas y un resplandor creció.

Las figuras del otro lado empezaban a formarse.

 

Yo tenía que estar a su lado

Maldito el ser despreciable

Maldito el que le aleja de mí

 

Poco a poco, la imagen se fue aclarando, del otro lado; Yi y Ling, sentados a la orilla del estanque, recargado uno con la espalda del otro mirando al cielo. Respirando a la par.

 

— No lo será… Lo juro por la eternidad que me rodea que no lo será…

 

.*.

 

Tenemos una meta en común. ¿Sabes? Ambos deseamos ser felices… es por eso que al pasar de los días es más difícil ponerme de pie.

Mi cuerpo «que no es mío» me atormenta en ocasiones, me traiciona el movimiento y caigo rendido entre las sabanas de seda.

La fuerza en este cuerpo de barro es mucho más cuando me sonríes, me miras y finges un gesto amable por obligación.

Tal vez los gestos genuinos me darían una fuerza impresionante, por ahora me conformo la calidez en mi pecho.

 

 

Así pude pasar muchos días más.

 

 

— Mi hermoso emperador, este día la luna morirá.

 

—Yo lo sé Wei…

 

Será una muerte como ninguna otra. Muy especial.

 

— ¿Especia?— Ling separó su mirada de la ventana, la dirigió hacia Wei, algo no estaba bien, lo notaba en el tono de su voz — ¿De qué estás hablando?

 

— Emperador, hoy no puedo decírtelo, pero me atrevo a pedirte un favor.

 

— ¿Cuál?

 

Esta noche, no salgas de tu habitación.

 

— Pero…

 

— Escuches lo que escuches,  no importa si te llamo, no importa si la curiosidad es grande; pase lo que pase y escuches lo que escuches no salgas de tu habitación, al amanecer juro que te lo explico todo y juro que también te hablare de la verdad, de mis sentimientos, pero será hasta mañana al amanecer.

 

 

— ¿Tus sentimientos?— Genuina emoción al escuchar esas palabras le hacían sentir cierta emoción.

 

— ¿Lo prometes emperador?

 

— Lo prometo — Sólo un «sí» y todo arreglado…— Lo prometo, no saldré.

 

— Gracias…— Los brazos de Yi rodeando el cuello de Ling, Ling cerró sus ojos, sintió cierto sentimiento ante el contacto pero… jamás fue felicidad o locura. El emperador tenía un extraño presentimiento, una particular suposición de que nada saldría como esperaba.

 

 

 

.*.

 

— Despierta… hablemos de favores y tratos — Qin~he enterró sus uñas en la piel del hombro de Wei, fue brusco porque desgarró la piel ante el contacto severo, Wei Tzu entre abrió sus ojos, la posición incómoda a penas le ocasionaba un adormecimiento en el cuerpo. — Escúchame. — Rasgó la piel del súbdito de una vez por todos, amaba ser escuchado y en consecuencia, odiaba ser ignorado. Fue hasta entonces que Wei abrió los ojos, y sin decir nada, con débiles movimientos se puso de pie su mirada flemática gusto a Qin~he por eso le sonrió — Necesito que me hagas un favor…

 

— Necesito que me dejes en paz— dijo el castaño con el mismo tono de voz que Qin~he había utilizado.

 

— Eso no es posible, fui creado para tortura a la maldición o en su defecto para torturarte a ti…

 

— ¿Ese es tu único fin? Eres un desperdicio de creación — Murmuró sin emoción... — Podemos torturarnos nosotros mismo ¿Por qué crear a alguien para eso, entonces?

 

— No me gustan tus palabras, pero sólo por hoy las pasare por alto, joven Tzu — Falso respeto el de Qin~he — Yi y yo hicimos un trato para que existas por siempre aquí, en completa tranquilidad…siempre en ese sueño que tanto te agrada.

 

— ¿Y qué tengo que hacer yo? — Porque era obvio todo aquello.

 

— Eres inteligente…— El halago no fue bien recibido.

 

— ¿Sólo di que tengo que hacer?

 

— Eso lo sabrás en unos momentos… sólo necesito saber si nos ayudaras…

 

— Si lo que dices es cierto lo haré…

 

.*.

 

Esta era una noche oscura… porque hoy la luna moría, como cada cierto tiempo.

 

Lo que quiero, esto es lo que quiero, esto es lo que…— Sus palabras felices, estaba a punto de ser mortal, a punto de ser el ser más feliz sobre la faz de la tierraYo más quiero…

 

El dolor en sus ojos valía la pena, toda la habitación se iluminaba después de aquellas palabras.

 

Qin~he Te doy mi grandeza, mi inmortalidad y mi poder a cambio de que para siempre cierres esta maldito portal…

 

— Yi vas muy aprisa, aún no he puesto las reglas del trato — Del otro lado del espejo todo estaba en inmensa oscuridad. En aquel cuarto que perteneció a la madre de Ling, Yi intentó entre cerrar los ojos para vislumbrar a su castigo; quería mirarle directo para conocer lo que había detrás de toda aquella palabrería.

 

— ¿Cuáles reglas?

 

— ¿Traes lo que te pedí…?

 

— ¿Qué?

 

— El fruto…

 

— ¿Para qué lo quieres? —

 

— Sólo tráelo— Yi corrió y tomó el primer fruto que encontró en el recipiente al lado de su cama.

 

Aquí esta— Dijo al mismo tiempo que mostraba aquel fruto de exterior aterciopelado…— ahora dime las reglas.

 

— Tendrás que entra para que te las diga.

 

¿Entrar? No puedo hacerlo no podemos estar los dos juntos en el mismo lugar.

 

— No hay problema por eso… él puede salir un momento ¿No?

 

— «No hay nada que temer»— pensó Yi…— «sólo será un momento y mi emperador no vendrá a esta habitación…» — Qin~he hizo aparecer a su lado a Wei, le hizo ponerse frente al espejo, y como hacía mucho tiempo Yi y Wei se miraron fijamente… una mirada más gastada que otra, Yi sintió algo al ver a Wei en esa actitud tan invariable, Yi sintió seguridad, Wei tan sereno que no causaría problemas. — «Maldito ingenuo»

 

 

— El emperador no vendrá— Dijo firme Yi a Wei— Pero por si alguna razón llegara a entra— Fue interrumpido por el amo de las cinco sombras del mal.

 

— No hagas dramas, compórtate de forma gazmoña y tranquila, no hagas que note que no eres Yi, ese era el favor que quería que me hicieras— Wei sólo asintió ante las palabras de Qin~he, suspiró fuerte y cerró los ojos, no recordaba que fuera una sensación agradable atravesar en espejo— Listo aquí Yi… ya puedes pasar.

 

Mientras Yi comenzaba con su ritual Qin~he colocó una extraña semilla en las manos frías de Wei y antes de que se encontrara en la habitación del palacio logro escuchar «En cuanto cruces cómela… o no duraras mucho tiempo afuera».

 

Su cuerpo más pesado; lo notó enseguida, ya estaba del lado maldito del espejo.

 

— Explica rápido las reglas…

 

— Primero dámelo — Extendió su mano para que Yi colocara aquel fruto sobres su mano, la maldición lo hizo, Qin~he se sentó con tranquilidad en la cama con sabanas negras. Contempló por segundos aquel albérchigo de terciopelo… y de pronto desapareció. — Se fue — Una falsa tristeza, una mirada de felicidad y Yi creyó arrepentirse de lo que estaba haciendo

 

.*.

 

Su cuerpo ovillo, un dolor en su pecho, un dolor fuerte, sus ojos se abrieron de sobremanera, con gran esfuerzo una mano en la parte adolorida, y lo sintió, el dolor más fuerte que en la vida había sentido, su mirada fija en su mano derecha ¡Sangre…!

"En cuanto cruces cómela… o no duraras mucho tiempo afuera"

 

Miró para ambos lados, encontró lo que buscaba la semilla que Qin~he le había dado; no importaron tanto los dolores, se arrastró hasta donde la semilla estaba, la tomó entre sus manos y cambió completamente, ahora ya una fresquilla; con terciopelo, rojo-amarillo.

 

Una mordida… un fruto amargo… dulce y al final un poco de ambos… no hubo tiempo de una segunda mordida, Wei con su dolor cayó inconsciente aun con su mano en el estómago…

 

.*.

 

Yi se fue sintiendo pesado, su cuerpo pesado; Qin~he seguía hablando sin llegar a ninguna conclusión y el cansancio comenzó a vencer a la maldición, sus ojos se cerraron y entonces Qin~he soltó una carcajada estrepitosa, había ganado una batalla.

 

Se puso de pie, como siempre las cinco sombras a su lado.

 

— Yo lo sabía… Yi jamás podrás alejarte de aquí. Este es tu lugar, este es tu castigo eterno, tú eres la maldición de los Tzu yo soy tu tormento.

 

.*.

 

El desayuno en su habitación, como todos los días, algo cambio, esta vez desayunar no era su prioridad… sin arreglarse si quiera salió de un sólo movimiento de su cama, de la habitación su pies descalzos en el suelo frío, corrió hasta la habitación de Wei, se adentró a prisa… lo que vio lo paralizo…

 

El suelo blanco con coloraciones rosas…, las paredes extrema y cuidadosamente teñidas, Wei sobre ellas al emperador lo apresó un sentimiento extraño. [D é j à  v u] .Con miedo se acercó y al hacerlo observo ¡Sangre! en las prendas del súbdito, en su mano en el suelo…por todos lados…

 

— Wei, Wei…— Un súbdito despertado por su asustado emperador. Logró escuchar que alguien le hablaba aterrado y comenzó a abrir los ojos con lentitud, la luz de repente le lastimó.

 

— Ling— fue un susurro…

 

— No te levantes, ahora mando llamar a alguien que te cure, sólo no te muevas y espera.

 

— Yo no entiendo — Ling se mostraba tan asustado que poco faltó para que él reaccionara de la misma manera — ¿Qué te ocurre? ¿Por qué me dices eso?

 

El sueño se había ido, los brazos le dolían por la mala posición y por el lugar en donde durmió;  primero se arrodilló, recargando su peso en la cama logró ponerse de pie.

 

— No te muevas. — Exigió el emperador, mostró un gesto de asombro al ver como Wei Tzu se ponía de pie a pesar de aquella enorme mancha de sangre en las prendas de seda.

 

— ¡AH PERO QUÉ ME PASÓ— Asombrado por aquella gran mancha de sangre en su ropa, levantó las telas para verificar que estaba bien, la piel tersa de su pecho al aire; no tenía ninguna herida, revisó cada parte de su cuerpo, nada… estaba intacto.

 

— ¿De dónde? Entonces…

 

— No lo sé…

 

Los dos se miraron por segundos.

Una calidez en las mejillas enrojeció a ambos jóvenes.

 

— Wei Tzu.

 

— Ling — Llamó de aquella forma tan prosaica, el súbdito a su emperador.

 

 

♥ ¤°.¸¸. ·´¯`» Doki Amare Peccavi «´¯`·.¸¸. °¤ ♥

 

 

(º·.¸(¨*·.¸      ¸.·*¨)¸.·º)
«.·°·.*.' De regreso‘.*.·°·. »
(¸.·º(¸.·¨*       *¨·.¸)º·.¸)

 

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Mil disculpas Por el retraso~ Pagina 

Agradezco y dedico este capitulo a A-chanmaffy &  CairalisseAyase. Gracias por sus comentarios y prometo actualizar pronto el próximo Cap.

 

Cap. 11: El emperador y el súbdito

El cielo azul tomó un color oscuro, el tiempo se le había ido recordando, un pequeño rayo que alumbraba algunos lugares a la lejanía, y después un trueno que retumbó en todo el lugar, bienvenida la lluvia que mojaba sus cabellos negros, para empezar se levantó de la fuente pero no caminó, ya comenzaban a hacerse charcos en las calles, las gotas de lluvia le atravesaban la piel, hasta llegar a su alma, y agua salada de sus ojos azules, las lluvia que se mezclaban con las lágrimas del emperador hacían que descendieran más rápido del rostro pálido, Ling sonrió de nueva cuenta, mientras sus lágrimas salían de nuevo. Todo había sido tan igual a la primera vez que conoció a Wei…

 

 


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