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Placeres del Melocotón Mordido... por Doki Amare Peccavi

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Cap. 17: Nunca solos

Sólo en esta noche sin luna

Pretendo mantenerme más alejado del reflejo solar

Y si despierto, y si nos encontramos, lo sabremos enseguida.

 

.*.

 

Simulando que pienso

Mientras más energía sea dedicada,

Más rápido será el escape.

 

Ling comió ligeramente del fruto, demasiado suculento, Yi le miraba desde el marco de la habitación... tres muertes lunares, el castaño seguía pidiendo disculpas al emperador, al emperador que después de recuperarse, no sonreía, Yi intentó acercarse un poco más, dio ligeros pasos, y cuando la distancia estaba acortándose demasiado, Ling se viró para hacerle notar su falta.

 

— Indeseable, no te acerques a mí ni un paso más ¿Entendido? — Yi asintió.

 

— Emperador... yo...

 

— No me hables— Yi se mordió su labio inferior... el hermoso emperador había cambiado, ni una pizca de ternura, los espejos habían sido cubiertos, todos, porque las marcas en el rostro del emperador aterraban, ahora Yi, mensajero, ni las sirvientas, ni los consejeros se acercaban siquiera a la planta de las recamaras, Ling aislado, solito, evitando mirarse a sí mismo, la prueba de que... alguien sufría, era reflejado en su cuerpo.

 

Ya el dolor era suficiente.

 

Simulando que estoy en este mundo

Que la conciencia me rige

Y que dolió mucho

 

.*.

 

Era su castigo, el pago por sus malos actos, siglos de vanagloria y decadencia sentimental, mientras Wei jadeaba por el llanto contenido Qin~he se torturaba con esos pensamientos superiores, la sangre entre las telas negras amenazaba por correr por el suelo, costras en ese cuerpo, ya no más bello, ya no más inmutable.

 

Un manojito de sándalos rotos, tan húmedo por el llanto, como por la sangre, un tanto casi esquelético, su cabello largo y húmedo, Qin~he pensaba, muy constantemente: Que la espalda amoratada de Wei era mucho más entretenido que mirar a Yi desangrarse, y que los ojitos negros expresaban demasiadas cosas imperceptibles en sus orbes sin tono.

Qin~he se dio cuenta, de que Wei gritaba más a menudo.

Qin~he no tenía ni una pizca de remordimiento por sus actos.

Qin~he pensaba, que Wei Tzu era un trofeo por sus actos pasado.

Entonces pensó: "Qin~he debe de seguir actuando igual" Porque el pago es bueno.

 

Con gritos y lamentos, retribuidos.

La energía del momento es mejor.

 

Wei despegó de forma inocente el rostro de sus almohadones azabache, brillosos y húmedos, buscó con temor la presencia del quien le atormentaba, no estaba, sonrió de forma infantil, Wei comenzaba parecía nadar en locura, entre el llanto y la felicidad, se sentó con calma, sus piernas largas se encogieron por el frío. Separó, Wei, sus cabellos castaños de su rostro, con dedicación y miedo, temía causarse dolor innecesario, cualquier movimiento hecho, antes tenía que ser meditado.

 

No respiro, porque el aire me corta como navajas salvajes...

... y no reclamo, porque esto es lo que merezco.

Nada es tan malo, un truquito rescate.

 

— No pienses nunca que me voy a alejar de ti— La respiración de Qin~he en su nuca, Wei tembló, pero no dijo nada. Quien le torturaba estrujó con violencia su mano, sus dedos entre los deditos lastimados de Wei, no le importo que varias de las uñas estuviesen en crecimiento, después del mal trato, ni que el huesito del dedo meñique se mirase con tanta insistencia, entre carne gastada y sangre ya seca.

 

La verdad no le importaba nada.

Y a Wei tampoco...

 

Mordió con saña el dedo índice de Wei jadeante. Y el castaño gritó aún más duro que otras veces, sintió como si su uña se rompiese en dos, cerró su boca para evitar más torturas. Llorando, gritando y sufriendo, pero los intensos para evitar el dolor nunca fueron vistos, Qin~he pensó, que era porque todo se había vuelto costumbre.

 

.*.

 

El mirarle a escondidas, ahí, tan lleno de dolor era la una forma de enterarse siquiera de lo ocurrido, Yi a través de las cortinas puestas protectora mente, alrededor de la cama del emperador, podía notar la silueta de su emperador retorciéndose de dolor.

 

Se mantuvo neutral, por una simple razón.

No podía ni reír al saber la mala suerte que Wei tenía, porque Ling también sufría.

Y sin embargo, no se atrevía a llorar por ese tipo de desdichas dadas a Ling, por que Wei estaba recibiendo su merecido.

Por esa situación, prefería no mostrar nada, su mente divagaba, muy de vez en cuando: Creía en sus muy lejanos sueños, que Ling se cansaría uno de estos días, olvidaría lo ocurrido y se decidiría a amarle, dejar que le cubriese con su manto de protección y por supuesto, dejar hacerle sentir feliz.

 

Todo era una verdadera tortura.

Ya nadie estaba demasiado cuerdo.

 

Cuando dejó de escuchar el murmullo entre las mantas, Yi se dispuso a retirarlas, su emperador estaría demasiado agotado como para retenerle, dedicación y cariño, toda la noche, la maldición se dedicó a limpiar las heridas recientes, en el cuerpo lastimado del emperador.

 

— Así, quieto es como deberías estar... — Con sus manos lindas y blancas, Yi se dedicó, mucho que lo hizo, heridas y cariño brindado al emperador. Quitó todo, menos el trozo de tela que el emperador le había prohibido tocar. Ceda negra atada a su muñeca izquierda. El color y la textura le traían muy malos recuerdos, y fue voluntad propia, la que evitaba, todas las noches, pensar siquiera en desatarla.

 

.*.

 

Cuando la dosis de insultos y torturas estuvo más que dada, la ahora tortura, del maldito, desapareció contrariado, un mal presentimiento respecto a Wei, hubiese temido cualquier cosa, incluso el perderlo, pero recordó... que la regla era fácil "Juntos un millón de eternidades"

 

El castaño le sintió marcharse, respiró profundamente y retiró la falsa herida de su piel. Una montaña de sangre acumulada en un trozo de tela. Una herida falsa. Inmensas y finas rasguños uniformes que conformaban la historia. Un lienzo escondido en su muñeca izquierda.

Ling

Feliz

Yo

Días

Contados

Pronto

 

Bien, no había tiempo, podía no existir, sin la necesidad del descanso, débil y lejano. Cerró sus parpados y viajo a los recuerdos. Porque todo tiene un final.

Y un principio.

.*.

 

Estoy existiendo, y el recuerdo me hace crear,

Un momento, de soledad, vanidad nada existe

Logros insólitos, nada fue tan fácil ese día

Ganaron, se han enamorado, no lejos

Saliendo un poco de control.

Necedad y persistencia

 

El sentirse marcado. No ese sentimiento hace mal, entonces, recostado en su cama de almohadones preciosos, presionó sobre su brazo la daga plateada de quien estaba sin estar. Si, las marcas no existían, el olvido tampoco, él no era fuerte, ni tan valiente todo lo que él había dicho no era verdad, no quería ser feliz tan solo. No otra vez solo.

 

Wei.

Abertura en la palma de su mano, el escozor y la simple acción fueron un acto de locura. Ling parecía un poco aturdido, Yi había sido mandado a hablar con sus sirvientas, no quería ver a nadie más. Y de pronto una respuesta para el mensaje indirecto.

 

Ling

Una respuesta fina y ligera... sublime que era, tan delicada y sincera. Y entonces lo supo, no había estado solo en la primera y muerte lunar.

 

.*.

 

Wei evitaba a las cinco sombras, decían cosas crueles que le obligaba a tener visiones desesperadas.

Recordó: Que había renunciado aquel mismo día que les separaron, para no atormentar más a nadie.

Imposible, el sol no salía en aquel lugar, y aun lado el resplandor de su imposible tacto, dolía.

Tan vació. Qin~he obsesionado en observarle, dijo: Primero desesperación, golpes después.

Todos decían cosas tan crueles, y la polar actitud adquirida en ese lugar, comenzaba a esfumarse, y en cierto tiempo, sin fecha ni hora, lloró, por primera vez, deseando no haber desperdiciado tanto tiempo. Y sintió, que Yi merecía un poco de su mortal vida. Yi había sufrido tanto ahí. Y que Ling tal vez, después del olvido y la nueva situación, merecía alguien que le comprendiera, hacerle feliz.... amarle y no olvidarle.

 

Y sitió que caía en olvido. Y temió tanto, tanto que lo hizo, porque su corazón sin felicidad parecía secarse poco a poco. Las lágrimas ya no llegaban hasta el.

Situación incómoda, solo. Un escozor en su mano, cuando aún eran blancas y limpias. Cuando sus dedos eran largos y bonitos. Cuando su cuerpo no era un costal de llagas, moretones y raspones. Ahí, en ese entonces, sintió tan ajeno ese tipo de dolores. Miró su palma. su nombre escrito. Tembló te pronto y el llanto fue aún más crudo.

 

— "Mira que yo sufriendo, pero que bueno eres tú, yo sólo pensando en mi..." — Quiso hacerle saber, que entonces la lejanía no era mucha. Y temió un segundo... ¿Y si la respuesta era una forma de atarle a la soledad?

 

Basta de temores, niño de oportunidades.

Basta de llorar por nada. aquí todo para ti.

Algo preciso, intención en igual cantidades.

La palabra misma, pero diferente.

El nombre del amor.

Ling...

 

.*.

 

Y sus ojitos azules se abrieron tan animada mente... eso era lo único que necesitaba para ser feliz. Sólo eso y nada más.

 

— "Cuanta felicidad, ahora lloro..." He dejado de estar solo...

 

Y los días pasaron, y las marcas se fueron extendiendo hacia un lugar más sincero. Las muñecas marcadas, en el lugar del tiempo y donde las horas no corrían. Una propuesta Wei llegó. Había que volver a estar juntos. Desviar situaciones y planificar los momentos precisos. Fingir la gloriosa resignación.

 

.*.

Estamos juntos y el sacrificio existe.

Esto es tan raro, pero... aunque el tiempo pase... yo...

 

— Te extraño Ling...

♥ ¤°.¸¸. ·´¯`» Doki Amare Peccavi «´¯`·.¸¸. °¤ ♥

 

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«.·°·.*.En el tiempo raro..*.·°·. »
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