Capítulo Primero
Le pareció una completa tontería cuando Miyaji lo mencionó, el hecho que Takao se parezca a un ratón. La sola mención del hecho le hicieron imaginar miles de imágenes entre un roedor con los ojos de Takao gritando Shin-chan en vez del chillido que normalmente emiten los ratones. Realmente de donde podía haber sacado una idea tan descabellada Miyaji.
Era una mañana cualquiera, Midorima se había despertado como siempre a la misma hora, como todos los días. Tenía un reloj biológico que no le fallaba en las mañanas. Bajaba por las escaleras de su gran casa cuando su celular sonó, era el horóscopo diario, sonrió de lado al leer su buena fortuna del día, no tenía incompatibilidad con ningún signo y lo mejor de todo es que su objeto de la suerte era un llavero tallado en madera. Inmediatamente volvió a subir las escaleras y fue al gran armario en su cuarto donde ponía todo lo relacionado con el horóscopo. Sapos de monedero, peluches, objetos tallado en madera etc, muchos de los objetos de la suerte se repetían cada cierto periodo de tiempo, así que a Shintarou le fue mucho más sencillo guardarlas todas por un posible caso de emergencia. Su mirada se centró en la gaveta inferior donde estaban guardados los objetos pequeños, y entre ellos encontró un llavero tallado su nombre en madera, lo guardó en el bolsillo y dispuso a cerrar todo para bajar y tomar de una vez su desayuno, si no se apuraba Takao iba a estar infiernizándolo. Dicho y hecho, solo tardó unos minutos y el pelinegro gritaba su nombre a todo pulmón desde la entrada.
-Shin-chan~!!
Apareció un tick en el ojo del peliverde, permitía que el ojiazul lo llamara de esa manera cuando estaban fuera, pero le preocupaba que sus padres lo oyeran, para su suerte no se encontrarían en casa toda la semana. En general creía que Takao lo trataba como un niño para burlarse de él ya que la única persona que alguna vez lo llamó así fue su madre.
-Deja de hacer escándalo en casa ajena Bakao.
-Ara, Shin-chan decidió salir, vámonos o será tarde.
Midorima subió a la parte trasera de la carreta que el ojiazul siempre manejaba. Todo comenzó como un juego, el mayor convenció al más bajo de jugar yanken cada vez para que el perdedor manejara la carreta. El peliverde había ganado tantas veces que ahora ya no hacía falta jugar para saber quién sería el que manejara. La carreta empezó a avanzar, el viento chocaba suavemente la cara del de lentes, este no pudo evitar cerrar los ojos y aspirar profundo el aire puro. La tranquilidad que le daban estos días habían sido casi inverosímiles y sospechaban que eran también a causa de cierto moreno, esta idea asustaba a Midorima mas que lo que cualquiera pudiera imaginar.
Al contrario de cómo se miraba su relación desde afuera, con el mayor encolerizando por cada tontería del otro, se llevaban muy bien. Takao era paciente con el mayor acerca de sus excentricidades y al igual lo era Midorima con las bromas que este le gastaba, aunque su lado tsundere siempre tomaba parte, nunca habían peleado de verdad.
-Shin-chan, ¿tienes tu artículo de la suerte de hoy?
-Por supuesto. – no pudo evitar notar el bufido de su compañero, al parecer estaba decepcionado.
Últimamente, cada vez que el peliverde no tenía un objeto de la suerte, llamaba al ojos de halcón de donde estuviese para que lo acompañase a comprar dicho objeto, el mayor no tenía ninguna necesidad de hacerlo con compañía pero después de comprar dicho objeto se dedicaban a jugar un poco en las canchas públicas de básquet o simplemente a perder el tiempo en alguna cafetería. Midorima ató cabos y estaba dudoso de pronunciar lo que diría a continuación, al único que perjudicarían sería a él mismo.
-Aún así necesito comprar otros objetos por si acaso, para tener de reserva, vas a tener que venir conmigo de todos modos. – trató de acomodar sus lentes ocultando su cara con su mano. Aunque el moreno estaba de espaldas aún sentía que este podía ver a través de su clara mentira.
-¿oh enserio? ¿Qué le falta a tu extraña colección? ¿No me harás corretear por todas las tiendas como la vez anterior?
-Entonces simplemente no vengas.
-Ah… el momento Tsun del día.
-¡Ya cállate!
La voz de Takao se notaba más animada. Esto relajó al de lentes y ni una palabra más se pronunció en el trayecto a la preparatoria.