Capítulo Décimo Primero
Justo como había dicho, el menor se encontraba en la casa de los Midorima esperando al primogénito en una carreta nada lujosa.
-Hasta que se digna en salir su majestad.
La actitud del menor había regresado a la normalidad, cosa que alegró a Midorima. Se sintió fatal la noche anterior pensando en que había pensado acerca de él, o de su intento patético de besarlo, sobretodo porque ya tiene novia. El mayor regresando a su casa intentó calmarse y no llorar, pero la sensación de dolor fue diferente de cuando fue rechazado por Akashi. Esta vez aunque se sentía dolido y celoso por aquellas marcas, parte de si estaba contento porque Takao había encontrado a alguien. Era dolorosamente confuso, pero solo le sirvió para entender que a Akashi lo quiso como quiere un mocoso, pero esta vez estaba realmente enamorado de Takao y su felicidad era por sobretodo prioridad.
-Esta vez no gritaste.
-Naa, es porque vi a tu señor padre ingresar hace un momento, pensé que andaba de viaje.
-Él regresó por asuntos de negocio, supongo que hoy en la noche vuelve a salir de nuevo.
-Ah ya veo.
Midorima se subió a la carreta y no pronunciaron ninguna palabra durante el trayecto. El silencio nunca había sido incomodo entre ellos pero Midorima sentía que estaba a punto de asfixiarse.
-Nee, Shin-chan gracias por el regalo, pero pensé que si ibas a regalarme algo sería una flor fresca ¿no?
-eh??
Takao detuvo la carreta para poder mirar de frente a Midorima.
-Ayer de casualidad escuché mi horóscopo, no me dio tiempo a agradecerte.
-A-ayer Oha Hasa pronosticó la peor de las suertes para Escorpio, no me dio otra opción que darte tu objeto de la suerte.
-Como dije bien podría haber sido una flor fresca, ¿porque el inconveniente?
-Lo tenía allí, eso es todo.
-Yaaa… – rebusco en el cuello de su camisa, y sacó la cadena mostrándosela al mayor. – en serio me gusta Shin-chan.
Ya con esa última frase se fue a la mierda la discusión anterior y la severidad del caso que Takao tenga chupetones en el cuello. El rostro de Shintarou solo pudo encenderse a más no poder. El menor aun no tenía un plan de cómo explicarle los chupetones a su amigo, pero ya se le ocurriría algo. Ésta era la primera parte de su plan y nada podía fallar o sino todo se vendría abajo.
Siguió pedaleando rumbo a Shuutoku, con el ambiente mucho más relajado y un tsundere en la parte posterior.
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Comenzaron las clases de la primera hora. Takao se sentaba al lado derecho de Midorima. Este último estaba sentado en la parte posterior izquierda del salón, dando junto a la ventana. Takao aprovechaba el ensimismamiento del mayor mirando las clases o mirando a través de la ventana, para observarlo. No sabía cuánto tiempo había sido de esta manera, no estaba seguro de cuando sus ojos no dejaban de seguir al tirador de la generación de los milagros.
Si bien empezó a acercarse más a Midorima, al principio no pensó que este se convertiría en su mejor amigo. Los juegos de básquet eran alucinantes, solo pensaba en cómo alguien como él pudiese existir. La admiración que tenía por el mayor iba creciendo, y Takao lo asumió como tal, sólo admiración. Después de conversar más abiertamente con él, esa admiración se convirtió en empatía y cariño. Pero llegó un momento en donde necesitaba tocarlo, cada vez que lo tenía cerca. Si lo veía parado distraído como solo él podía, se le abalanzaba e intentaba abarcar con sus manos todo lo que podía tocar. Y mientras la confianza creía, más se permitía a si mismo acercarse a Midorima.
¿Cuándo todo eso se convirtió en amor? Tal vez fue desde que lo conoció y nunca se dio cuenta, o tal vez fue después, cuando no pudo dejar de mirar sus tiros perfectos. Una sensación de vacío lo llenaba cuando se separaba de él, los sueños prohibidos que inundaban su mente en las noches, y el sopor que provocaba imaginarse el poder estar junto a él tocando su piel.
Aceptar el hecho de que podría ser gay le chocó de sobremanera a Takao. Lo que te enseña la familia o la escuela es que puedes enamorarte de cualquier persona independientemente de su condición social, económica, independientemente del físico, pero hay un Tabú que siempre queda presente y que nadie quiere mencionar: También independientemente de su sexo.
A diferencia de Midorima que ya había descubierto su homosexualidad gracias a Akashi en la secundaria, (cosa que también fue difícil para él), Takao era diferente. La personalidad parca que mostraba el de lentes le permitían pensar con más detenimiento su entorno, y el hecho que no exteriorice sus sentimientos en su rosto, permitieron que pase desapercibido inclusive para el propio Akashi. Por otra parte el ojo de halcón, exteriorizaba con miradas y gestos hasta el más mínimo cambio, su personalidad tan abierta hicieron que el cambio sea notorio, para todos, inclusive para aquellas personas no deseadas.
Takao no era inocente en este asunto del amor, inclusive no era virgen. En secundaria se le consideraba una estrella en el básquet (al menos en su secundaria), y como tal tenía un séquito de admiradoras. Ni lento ni perezoso, aprovechó la oportunidad cuando una de las chicas más lindas de la secundaria se le confesó, obviamente él aceptó. Era una de las chicas más lindas, iba a ser un idiota si no aceptara. La relación duró relativamente no mucho, murió casi a los 3 meses, terminaron en buenos términos. La chica al no hablar mal de Takao, dio paso a las que no tuvieron oportunidad contra una de las más lindas, no pasó mucho tiempo para que Takao saliera con otra (tal vez no tan linda) pero si más desinhibida.
Como cualquier chico a esa edad, le gustaba alardear de sus conquistes, pero como caballero nunca reveló más de lo debido. Fue cuando una pregunta de un compañero lo hizo pensar. “¿Qué cosa ha visto esa pobre chica en ti?”, en ese momento respondió en son de broma que era por su innegable atractivo y carisma, pero aún la duda continuaba. Ese mismo día fue a preguntarle a la chica con la que salía, que era lo que había visto en él. La muchacha pareció sonrojarse y por unos segundos enmudeció como quien quiere responder adecuadamente. La respuesta no se la esperó.
-Realmente no lo sé
-¿Eh?!
-No me malentiendas, es que no sé cómo describirlo realmente. –la muchacha pareció dudar y Takao sentía su ego caerse- es como un sentimiento de felicidad.
-???
-Cuando estoy a tu lado me pongo algo nerviosa, y cuando ayer nos fuimos abrazados, mi corazón no dejaba de latir tan fuerte que creí que se me saldría del pecho. Cuando estoy contigo me la paso bien y no me dejo de reír, ese sentimiento es lo que me gusta, tú me gustas. Por eso no puedo…
Takao entendió a medias la explicación de la chica, él no se sentía de esa manera con ella. Cuando salían seguía el protocolo de buen enamorado, que comprendía sabiduría de sus amigos y de su padre, al cual le había contado que tenía novia. Todo era una serie de pasos casi predeterminados.
- Si salías a la calle con ella y su mano esta libre, tómala.
- Si mira mucho una vitrina pregúntale si lo quiere, si se niega a medias, cómpralo de todas maneras.
- Llévala a lugares bonitos y acompáñala aunque tú no quieras ir.
- Ser detallista en todo momento.
Sobre todo con este último detalle era porque las chicas hasta terminaban hablando bien de él y atraía a más. Después de que la chica dijera esto y se quedara con la cara sonrosada por la vergüenza, Takao no sabía que decir, asi que atinó a besarla. La chica pensó que sus sentimientos eran correspondidos en ese momento, pero no pasó ni un mes para que terminaran.
-Lo que pasa es que siento que no me quieres de la misma manera, eres un buen chico, pero nos tenemos que separar.
Exactamente todas le decían lo mismo. Que ellas no estaban seguras de que sintieran lo mismo. Nunca le había tomado tanta relevancia a esas palabras como ahora. Daba igual para él con cuantas chicas había salido, o si se había acostado con alguna de ellas, el hecho de sentir que Midorima se acercaba a él, hacían que sus sentimientos se revolucionaran, su rostro se calentaba y el corazón se desbocaba. Esto era lo que aquellas chicas habían sentido con él hace mucho tiempo, pero no supo apreciar a ninguna. Ahora tenía ese sentimiento por su mejor amigo, por sobretodo un hombre. Takao pensaba seriamente en que sería el karma haciéndolo pagar por aquellas chicas.
Pasó un tiempo para que terminara de darse cuenta, y pueda darle un nombre a sus sentimientos. Cuando descubrió de que se trataba, decidió no decir nada, a menos que Shin-chan también mostrara un poco de interés. Pero era jodidamente complicado saber que diablos pensaba el As de Shuutoku. No solo el hecho de que su cara no mostrara sus reacciones, sino porque aunque le preguntaras no respondería nada concluyente o lo negaría todo.
Ese fue el primer paso para Takao, decidirse por acercársele lo más que pudiera. Tal vez nunca llegasen a ser algo más que amigos, pero el hecho de tenerlo cerca y que confíe plenamente en él era aún alcanzable. El menor empezó a hacer avances, entre los que incluyeron la carreta y recogerlo todos los días (aunque al principio iba a ser intercalado), los abrazos y roces se volvieron más frecuentes siendo antes rechazados por el más alto, pero poco a poco cediendo, atribuyéndolo a la personalidad de Takao. Sin querer Takao había logrado su cometido sin siquiera saberlo.
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-Oi! Takao!!
-Mmm?
-Despierta!!
-Mamá déjame 5 más.
-Despierta bella durmiente ~ - este último comentario fue hecho muy cerca de su oreja y supo reconocer la voz inmediatamente. Saltó de su sitio y se tapó la oreja como si algo fuese a meterse.
-Miyaji- senpai, es extraño verlo por aquí – dijo Midorima. Takao seguía en Shock.
-El entrenador me mandó a buscarlos, necesitamos hablar urgente del partido contra Rakuzan. Y ustedes siempre se demoran mucho. Andando!
Midorima no entendía de qué iba todo esto. Primero el senpai aparecía en su salón, segundo ese susurro fuera de lugar en el oído de Takao, lo peor de todo es que este último no había dicho nada. La mirada que se lanzaban esos dos era de lo más sospechoso, y Midorima lo descubriría.
La noticia por la que el entrenador estaba llamando a todos tan desesperadamente, les cayó como balde de agua fría a todos.
-El partido contra Rakuzan se adelanta.
-¿¿¿Qué??? –preguntaron todos al unísono.
-¿Para el sábado? – Preguntó Otsubo esperando que esa fuera la respuesta.
-Mañana.
-Pero aún no estamos preparados.
-Se suponía que iba a ser el domingo.
-Debió avisarnos antes-
-SILENCIO!!
Se callaron todos de golpe al escuchar al entrenador gritar, era la primera vez que lo escuchaban alzar la voz. El ambiente se había puesto tenso y la mayoría no quería colaborar a ayudar.
-Fue un acuerdo mutuo. Yo confío en ustedes y no hubiese aceptado el cambio si no supiera que están preparados. ¿Van a jugar o a quejarse?
Los chicos con los ánimos renovados gritaron al unísono una porra por el partido que se avecinaba. La cara de Takao había palidecido desde que escuchó que el partido se adelantaba. El plazo de Miyaji contemplaba el partido contra Rakuzan como final. Miró de reojo a Midorima, y después miró a Miyaji, este mucho más receptivo volteó inmediatamente y le dedicó una mueca torcida.
Debía hablar urgentemente con él, si el plazo se reducía a mañana, Takao no tenía oportunidad.