Capítulo Décimo Noveno
Midorima caminaba en busca de una farmacia, no cualquier farmacia, sino una que estuviese lo suficientemente alejada del distrito comercial el cual estaba atestada de gente y en donde corría el riesgo de ser reconocido. Aunque realmente no lo había planeado con anticipación, los suficientes contactos y tarjeta de crédito en medio, le habían facilitado las compras. Oha Asa lo había dicho, hoy era el mejor día para confesarse. Él era un chico y desde un principio estuvo atraído por chicos, así que nunca había pensado en cómo sería declarase, aunque a él se le habían declarado muchas veces. Al ser un chico acomodado y por supuesto atractivo, era popular a pesar de su personalidad, la cual construía un muro con todas las personas que se le acercasen. Este muro rechazaba a quien estuviese dispuesto a ser su amigo, o su novia, por eso cuando Akashi logró flanquear aquel muro toda la atención de Midorima se dirigió al pelirrojo.
Ahora lo problemático era ¿Cómo se declaraba un chico? No, corrección. ¿Cómo se declaraba un chico a otro chico? Obviamente chocolates y flores estaban descartados. Midorima se tomaba esto muy a consideración ya que era un chico criado a la antigua, de los que de los que se presentan con los padres para cortejar a su hija, de los que van a la casa de la muchacha a pedirle la mano en matrimonio al padre de ella. Ahora debía olvidar todo y replantearse que debía de hacer ahora en adelante ya que se trataba de una relación gay. Si bien había pasado algo ayer, no lo iba a dejar así, porque quería hacer las cosas bien, sobretodo porque quería hacer las cosas bien con Takao.
Ahora decidido como estaba, faltaba algo por si todas las cosas salían bien. Caminando, encontró una farmacia con las puertas cerradas, era perfecto. Entró y solo vio un chico en el mostrador, al parecer había llegado antes que él. Cuando se acercó lo suficiente se dio cuenta de quién era.
-¡Tu! – dijeron los dos al unísono.
-¿Porqué de todos los lugares tenía que encontrarme contigo?
-Si no quieres verme, lárgate a otro lugar.
Cuando Aomine vio que se acercaba una señorita aprovechó para que lo atendiera, saco de su bolsillo un papelito. La señorita al desdoblarlo lo miró extrañada, pero sin hacer ningún comentario se fue a buscar las pastillas.
-Y tú de una vez compra lo que tengas que comprar.
-No hace falta que lo menciones – dijo Midorima acomodándose los lentes. Se acercó al mostrador y en eso otra de las chicas se acercaba.- ¿Tienes algo malo para tener una prescripcion?
-¿Esto? es una lista de Satsuki para sus dolores de chica.
-Señor aquí tiene lo que solicitó, como no entendí bien cuál era el que quería le traje todos los que tenemos.
Midorima se quedó helado cuando la muchacha esparció por el mostrador toda una gama de diferentes marcas de condones.
-Perdón yo no pedí esto- En realidad él iba a pedirlos muy discretamente, pagarlos y después irse, pero esta mujer le leía el pensamiento, o quien los pidió fue Aomine.
-Oh no, aquí había un chico.
-Si aquí estoy. – Sintió una voz muy cerca de él y cuando volteó vio a Kuroko a su costado con rostro inmutable, acercándose al mostrador.
-Waaa ¿Tetsu desde cuando estás aquí?
-Desde el principio.
Los dos más altos miraban al menor fijamente, sobre todo por la connotación de lo que estaba comprando.
-¿Necesitan algo?
-No, no es eso. No sabía que tenías novia Kuroko. – el menor se sonrojó levemente
-N-no son exactamente para mí. – El peliceleste señaló a la señorita dos paquetes a comprar. Aomine parecía extrañamente callado. Hasta que decidió hablar.
-¿él también está aquí? – Midorima estaba perdido con esta situación y aprovechando el momento de tensión de esos dos, se acercó al mostrador y viendo la carta de condones encima pidió una a la señorita.
-Está afuera esperándome – dijo con dificultad Kuroko.
-Supongo que no puedo hacer nada ¿no es así?
-Ya es muy tarde Aomine-kun - la puerta de la farmacia se abría y dejaba ver a un pelirrojo.
-Kuroko, tanto te demoras… - La mirada azul y la rojo fuego se cruzaron, inmediatamente Kagami jaló a su lado a Kuroko el cual ya había terminado de comprar.
-Ahomine…
-Bakagami…
El ambiente podría ser perfectamente cortado con las tijeras de Akashi, y Midorima estaba en medio sin saber cómo huir. Decidió mandar entonces un mensaje a Takao, disculpándose por su demora. Pero en realidad no tenía idea de cuánto iba a demorarlo aquella situación.
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Media hora, exactamente media hora demoró poner las cosas en calma. Cuando vio a Kuroko su primer impulso fue huir, pero después de analizarlo no encontraría otra farmacia así de discreta en otra parte y tampoco tendría tiempo para ir a alguna otra. Al final terminó involucrándose en donde no debía y perdió media hora. Ayudando a Kuroko para que Aomine y Kagami no se maten a golpes. Después de unos cuantos gritos por parte de Kuroko y de las muchachas pudieron calmarlos. Kuroko y Kagami se fueron después de pedirle disculpas.
Aomine por otra parte recibió las pastillas por las que estaba esperando y decidió alcanzar a Midorima.
-Oi!
-¿Qué quieres ahora Aomine?
-Necesitaba consultarte una cosa – la mirada de Aomine se miraba apagada y para que le haya pedido consulta a Midorima significaba que debía estar bastante desesperado por buscar a alguien con quien conversar.
-Bien, pero vamos en esta dirección que tengo que llegar temprano
- Pasa lo siguiente…
Aomine pudo resumir lo que lo tenía preocupado en los minutos que ocupaban caminando en dirección a la casa de Takao. El hecho de que después de la Winter Cup podía hablar tranquilamente con Tetsu, como empezaron a pasar tiempo juntos, y después de cómo se enteró de su relación con Kagami. Tal vez habría sido una indiscreción del ojiazul contar ese tipo de asuntos, sobre todo si los protagonistas no estaban de acuerdo con divulgarlo, pero Aomine parecía ahogándose consigo mismo antes de darse cuenta de los demás. Así que Midorima muy identificado con la situación del moreno decidió lanzar la primera bomba.
-¿Por qué te molesta tanto?
-¿No es obvio? Está saliendo con un chico.
-Y eso a tì en que te afecta. Es Kuroko, lo considero lo suficiente maduro como para hacer buenas elecciones con respecto a su vida. No está ni en tu preparatoria ni en tu equipo de básquet. Solo lo vez de vez en cuando y salen como amigos ¿no es asi?
-¿lo estas apoyando?
-No lo hago, pero si él está feliz en su relación, lo único que puedo hacer es felicitarlo. ¿Eres homofóbico?
-¡¡Claro que no lo soy!! Solo que no puedo dejar que Kuroko sea engañado por alguien como Bakagami, es inaceptable, alguien como él…
-¿Sería mejor si fuese alguien como tú?
-¡¡Yo soy mucho mejor que él!! – Aomine iba a seguir vociferando, hasta que vio el rostro satisfecho del peliverde y tomó conciencia de lo que había dicho.
-Ya tienes tu respuesta.
Aomine le dio las gracias y le pidió que no contara nada a nadie. Midorima lo prometió y vio como el moreno se iba corriendo en dirección contraria. Sabía que ese tipo de revelaciones necesitaban de una ducha fría y al menos una noche para poder ordenar tus pensamientos. En parte se sentía aliviado que no era el único lidiando con esta situación entre sus conocidos. Se le ocurrió ver su celular y dio un respingo cuando vio la hora. Se le había hecho tardísimo, tenía unas 8 llamadas perdidas en su celular. Estaba seguro que Takao estaría furioso, pero ese era el menor de sus problemas. Ya lo había dicho Oha Asa, y lo que ella decía extrañamente se cumplía.