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Ahora tengo una razón. por AkireSemeruder

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Notas del capitulo:

Como lo dije antes, ya que el capítulo anterior era verdaderamente corto les he traído hoy mismo el segundo, espero lo disfruten.

Pareciera que todo mundo hubiese recapacitado por mis palabras y hubiera decidido largarse de una buena vez y dejarme tranquilo. De verdad lo creería si aquellos paparazzi no fueran tan descuidados, o será que después de seis años en esta carrera y tres años de una vida, según ellos “polémica”, he aprendido a mantener mis sentidos en verdadera alerta y nunca, pero nunca, han tomado de mí, una fotografía que me inmiscuya en algo impactante.

 

Esas personas dicen “si no has encontrado nada, es porque lo tiene bien escondido, si lo esconde es porque algo grande debe ser, así es como detectas a los peces gordos”. Me pregunto, ¿no pueden pensar en una explicación menos complicada como “si no encuentras nada es porque nada hay ahí”? Vaya que los bastardos saben cómo arruinarte el día.

 

Tengo aquí ya poco más de veinticuatro horas, y por temor a ser abordado por un carroñero de ese tipo casi no he salido de mi habitación. Si bien es cierto que nunca me he ocultado de ellos, que siempre me muestro tal y como soy, que ofrezco un buen “show” a las personas en cada entrevista, también puedo asegurar que son en realidad insaciables.

 

Calculando la hora en que las ratas vuelven a su madriguera, decidí ir a tomar un baño a las aguas termales para liberarme de todo por al menos un instante, tomé la toalla, me puse las sandalias, y salí de mi habitación.

 

Al llegar a las termas todo se siente tan tranquilo, no hay más almas dentro además de mí, en la orilla tranquilamente dejo las sandalias, y dejo que la toalla caiga al piso después de recorrer mi cuerpo que se humedece un poco con el ambiente. Ya dentro del agua puedo sentir como mi cuerpo de funde poco a poco con la naturaleza, volví a reconocer entre los latidos de mi corazón y la respiración de mi cuerpo, parecía como si todos los problemas se perdieran más allá del vapor.

 

Ya no veo más allá, ya nada es blanco o negro, solamente veo este vapor y escucho ese leve sonido del agua correr en silencio, cierro mis ojos y… ¡Argh! Unos pasos interrumpen mi trance, abro los ojos para ver el rostro de la bestia que me ha desconcentrado, la bestia que eligió la misma hora, tan entrada la noche para venir a manchar mi tan anhelada soledad, la bestia que… la bestia… la bestia… de piernas hermosas y torneadas, blancas y que aun a la distancia puedo adivinar su suavidad, la portadora de ese fresco aroma que llena mi olfato, ese rostro de muñeca que… que… ¡un momento!, ¿este baño es mixto?, y yo que me he desnudado con tal tranquilidad.

 

La chica me mira un poco, a lo lejos, y hace una ligera mueca como en señal de saludo y comienza a quitarse la bata de baño que poco falta para no guardar ni un centímetro de esas prodigiosas piernas. La observo por unos segundos hasta reaccionar que me estoy sobrepasando, y que mi entrepierna se pone “intranquila”, cierro los ojos fuertemente y me quedo así por largo rato para tranquilizarme.

 

No sé cuánto tiempo ha pasado, segundos, minutos, horas, pero no he sido capaz de abrir los ojos desde que ella entró al agua, me incliné un poco recostando mi cabeza en la piedra detrás de mí para con mi postura ocultar esa “intranquilidad” que está por delatarme. Escucho una leve risita y no puedo evitar este sentimiento de vacío que llena mi estómago.

 

Momentos más tarde escucho la puerta abrirse con un poco de brusquedad, ella se mueve en el agua, abro los ojos y me doy cuenta que ahora está de espaldas a mí, esa espalda blanca, tersa y… ¿Quién es ese tipo que se acerca a ella con cara de pocos amigos?

 

-  ¿Qué estás haciendo aquí? Te he buscado durante horas- le dice con un tono molesto y no espera a que ella le responda - ¿Sabes qué? No me expliques nada, vamos a la habitación, y a llamar a los demás que también te están buscando- la tomó del brazo y la sacó del agua, al mismo tiempo que con la otra mano le ponía la bata de baño sobre los hombros, quizá ella quería decir algo, pero el ridículo rubio con la banda en la nariz la interrumpió - Ya te dije Shima, me explicarás esto en la habitación, para no molestar a nadie con el ruido en los pasillos, además no soy el único preocupado por ti, los otros también lo están.

 

Salieron y me quedé ahí sin poder hacer nada. Shima, así que la chica que me cautivó se llama Shima, espero que el fenómeno rudo no sea su pareja, sería de verdad una lástima.

Notas finales:

Me gustaría tener sus opiniones para decidir cada cuándo traerles un nuevo capítulo. Ojalá éste les haya gustado. 

 

Lord Akire du Zaine


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