Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Underground Prison por Mauuge

[Reviews - 1015]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

¡Hola a todas/os! Este es el primer fanfic yaoi que subo a esta página. Espero que lo disfruten.


IMPORTANTE: éste fanfic no es ningún tipo de adaptación. Deseo aclararlo porque un par de lectoras me han preguntado que si acaso era una adaptación de un manga yaoi llamado Under Grand Hotel (el cual leí y lo recomiendo por cierto) quizás algunas personas piensen eso por el título de el fanfic o por el resumen, pero no es así. Todos los hechos que se desarrollarán a lo largo de esta  historia no tienen absolutamente nada que ver con ese manga y son de mi completa autoría. Todo lo que leerán ha sido maquinado en su totalidad por mi imaginación. 

Notas del capitulo:

Bueno, acá les dejo el primer capítulo, espero sea de su agrado, también les dejo a continuación los links que les llevarán a fotografías de cómo se verían físicamente los miembros de SHINee en mi historia.

 

Lee Taemin

 

 http://3.bp.blogspot.com/-EdTPCmalXZQ/UyoIB4E3FCI/AAAAAAAAAJA/vuW_7qNbKQo/s1600/Taemin+Lee.png

 

Choi Minho

 

http://4.bp.blogspot.com/-1e2RBX8A09A/UyoFGCcMnGI/AAAAAAAAAIU/9k8EoS0K2hg/s1600/Choi+Minho.jpg

 

Onew

 

 http://3.bp.blogspot.com/-4ccdIqvANPg/U4qU497xh0I/AAAAAAAAAMM/OI92aF1IbL0/s1600/onew.jpg

 

Key

 

 http://3.bp.blogspot.com/-C0zQQrd-xQ4/UyoFaWJaw7I/AAAAAAAAAIk/VBY7WRBdxFM/s1600/Kim+Kibum.png

 

Jonghyun

 

http://4.bp.blogspot.com/-TQza3nSBnBM/U4qU2rI1SRI/AAAAAAAAAME/Emwno_TUFDE/s1600/jonghyun.jpg

 

 

Shin Bae (Personaje creado por mi) Sólo sé que es un actor coreano.

 

http://1.bp.blogspot.com/-opwF8-HiUvo/UyoII2EIqOI/AAAAAAAAAJI/TJ5jw0ZXh7o/s1600/Shin+Bae.jpg

 

 

Sin más que agregar, disfruten de la lectura por favor.

 

 

 

 

—¡El tribunal declara culpable al acusado! —sentenció el juez mientras llamaba la atención de todos los allí presentes, estrellando su mallete de madera y produciendo un fuerte ruido, el cual retumbó contras las paredes de aquel lugar.

 

Al oír esto último, a TaeMin automáticamente se le humedecieron los ojos. Miró suplicante a su abogada, pero ella simplemente negó con la cabeza y cerró sus ojos resignada; entonces el pelirrojo agarró fuertemente sus propios cabellos y comenzó a jalarlos mientras lloraba desconsolado.

 

—La condena para el culpable será su encarcelamiento durante 25 años, sin derecho a fianza, en la Underground Prison.— TaeMin tembló al oír aquel nombre, puesto que él sabía perfectamente que aquella prisión era una de las peores de su país, Corea del Sur. En ese lugar habitaba la escoria de la sociedad, poseía una altísima seguridad y para colmo, lo que más le dolía de todo esto, es que tendría que pasar veinticinco años de su vida encerrado en una cárcel por un crimen que no cometió. Al pensar en eso, el pelirrojo lloró con más intensidad y se cubrió el rostro con sus pequeñas manos.

 

—¡Mi hijo no hizo nada! ¡TaeMin es inocente!— Gritó su madre llamada HaNeul, levantándose de su asiento desesperada, esquivando a los guardias y abrazando con fuerza a su hijo, quien correspondió enseguida al abrazo entre lágrimas.

 

TaeMin vio con tristeza cómo sus confundidos hermanitos Eunji y Hea corrían hasta donde ellos se encontraban y se sumaban al abrazo familiar. El pelirrojo trató de calmarlos con una triste sonrisa, diciéndoles que todo estaría bien. Pero en el fondo, TaeMin sabía que ya era demasiado tarde, todo estaba perdido para él.

 

—Mi niño, te pido que por favor te tranquilices y que no pierdas las esperanzas. Yo te juro que veré la forma de sacarte de la cárcel, aún no sé cómo... pero lo haré. Te lo prometo bebé. Tú sabes cuánto te amamos.— Le dijo su mamá entre sollozos mientras acariciaba su rostro con ambas manos y besaba su frente. TaeMin le dedicó una triste sonrisa a su progenitora, pues él ya sabía que una vez que pisara aquella prisión, no podría salir de ahí nunca más. Pero a pesar de todo lo malo, él realmente se sentía afortunado de tener una familia que lo amara de esa forma tan incondicional.

 

—¡TaeMin! ¡Por favor no nos dejes!— Chillaron al unísono sus dos hermanos menores, la linda Hea y el travieso Eunji mientras se aferraban a sus pantorrillas. El pelirrojo les acarició la cabeza a ambos y se agachó para poder darles un beso en la mejilla a cada uno, sin dejar de llorar en ningún momento.

 

—Niños… todo estará… bien.— Y luego de decir tamaña mentira, forzó una sonrisa con el afán de tranquilizar a sus hermanos.—Los amo muchísimo, a cada uno de ustedes.— Le dijo a su pequeña familia de tres integrantes.

 

—¡TaeMin!— Gritó un chico rubio y entonces el pelirrojo levantó su mirada, encontrándose con la angustiada mirada de su mejor amigo, el cual por cierto se llama HyunBin.— Resiste por favor, Tae. Te juro que moveré montañas si es necesario con tal de sacarte de allí lo antes posible. Tú sólo tienes que resistir… ya sabes cuánto te quiero ¿verdad?— Le recordó su querido amigo entre lágrimas. Entonces el pelirrojo le dedicó una sonrisa entre lágrimas y asintió con la cabeza.

 

—Lo sé, HyunBin. Y te juro que resistiré todo lo que pueda, pues confío en que tú lograrás sacarme de allí. Tú ya sabes que también te quiero demasiado, amigo mío.— Le dijo en un hilo de voz TaeMin, mientras se le formaba un nudo en la garganta al ver el semblante de su mejor amigo. Puesto que por primera vez, luego de tantos años de amistad, veía a HyunBin llorar.

 

—Ya fue más que suficiente. Guardias, retiren al culpable.— Sentenció el juez y entonces TaeMin apretó fuertemente sus puños, muy enojado por la injusticia que se estaba cometiendo contra su persona.

 

Es decir, ¿con qué derecho lo llamaban “culpable” si él no había hecho nada malo? El pelirrojo vio a dos guardias acercarse a él, para luego agarrarlo de ambos brazos y a continuación empezaron a jalarlo, separándolo de su familia y de sus amigos, los cuales trataron de tocarlo por última vez. TaeMin vio con con impotencia cómo era alejado de todo aquello que amaba y entonces hizo rechinar sus dientes encolerizado, gritando a todo pulmón la siguiente frase.

 

—¡¡Carajo, que soy inocente, jamás maté ni mataría a alguien en toda mi vida!!— Como única respuesta, los guardias simplemente lo sujetaron con más fuerza y uno de ellos incluso le sonrió con cinismo, susurrándole al oído lo siguiente.

 

—Claro mocoso, todos dicen que son inocentes.— TaeMin lo fulminó con su mirada, no obstante, se quedó callado y se dejó jalar resignado por esos dos policías.





Todo pasó demasiado rápido, el pelirrojo fue encerrado en una estación de policía y pasó la peor noche de toda su vida. Pues ni siquiera pudo conciliar el sueño, ya que se la pasó pensando en todas las atrocidades que le harían ni bien pisara aquella prisión. Después de todo, tendría que convivir con convictos, los cuales más que personas, eran animales en celo encerrados. Mierda, estaba jodidamente jodido.

 

Ahora bien, a este punto ustedes seguramente se estarán preguntando cómo diablos TaeMin terminó involucrado en todo este embrollo ¿verdad?

 

Pues para empezar, hagamos una reseña de quién es este chico: Lee TaeMin, un estudiante de Ciencias Económicas que se encontraba cursando su primer año en la universidad. Dieciocho años de edad, 1.75 metros de estatura, poseedor de un desordenado cabello rojo fuego con flequillo, de piel pálida y unos hermosos ojos cafés.

 

En fin, un chico joven con toda una vida por delante, pero que sin embargo el destino se encargó de destruir en un parpadeo. Lo que ocurrió fue algo realmente trágico, TaeMin era el novio de Yun, una hermosa jovencita también universitaria que conoció en la preparatoria, él era feliz al lado de ella y la quería mucho. Sin embargo, cuando entró a la universidad el pelirrojo conoció a un chico algo peculiar, cuyo nombre jamás olvidaría, el susodicho se llama Young. Y él es el responsable de todas las desgracias que le estaban ocurriendo a TaeMin.

 

Young era un chico de dieciocho años al cual le costaba mucho las matemáticas y por esta razón un fatídico día, a TaeMin se le ocurrió la idea de ayudarlo, grave error. Enseguida se hicieron “buenos amigos” o al menos eso fue lo que creyó el pelirrojo. No obstante, la verdad es que Young poco a poco fue enamorándose o mejor dicho obsesionándose con él. TaeMin, sin embargo, siempre lo vio como un amigo y como nada más que un amigo.

 

A pesar de todo esto, las cosas se mantuvieron tranquilas hasta que un día Young se enteró de que el pelirrojo tenía una relación sentimental con Yun. Y entonces aquel chico extraño entró en un estado de depresión alarmante, a tal punto de que TaeMin iba todos los días a ver cómo se encontraba, pero su amigo nunca lo recibía, excusándose con que estaba muy enfermo y no quería contagiar su “enfermedad” a nadie.

 

Pasaron las semanas y Young empezó a actuar normal nuevamente. No obstante, Yun comenzó a recibir cartas, emails y llamadas que trataban de intimidarla y amenazaban con matarla si no terminaba con TaeMin lo antes posible. Yun entre lágrimas de desesperación se lo contó a su novio, pero el pelirrojo no le dio la importancia adecuada al asunto. TaeMin simplemente la calmó diciéndole que se trataba de una broma pesada. Sin embargo, las amenazas no cesaron y Yun estaba cada vez más asustada.

 

Hasta que una fatídica noche, cuando TaeMin y Yun se encontraban en el apartamento de la chica cenando, mirando una película de acción y charlando sobre trivialidades, escucharon que alguien tocaba a la puerta. Al abrirla, se encontraron con la amistosa figura de Young, obviamente ambos jóvenes lo dejaron pasar y estuvieron un buen rato pasando el tiempo los tres juntos. El ambiente era muy ameno y todo parecía perfecto. Ni TaeMin ni Yun imaginaron jamás que estaban cenando con un psicópata.

 

Y fue entonces que cuando menos se lo esperaron, Young noqueó a TaeMin de un solo golpe en la nuca, dejándolo desmayado en el sofá. Una vez que el pelirrojo quedó inconsciente, Young sacó rápidamente un cuchillo que tenía escondido en su sudadera y, sin mediar palabra alguna con la impactada chica, la apuñaló doce veces sin parar, matándola obviamente en el acto. Una vez muerta, Young manchó las manos de TaeMin con la sangre de su propia novia y luego colocó el arma blanca en su mano.

 

Después de hacer todo eso, Young se largó de allí encapuchado, asegurándose de que nadie lo viera en la escena del crimen y teniendo la maldita suerte de que aquel edificio fuera antiguo y que por lo tanto no tuviera cámaras de seguridad instaladas.

 

Obviamente culparon del asesinato de la chica a TaeMin, por supuestos “celos” y miedo a que Yun lo dejara por otro tipo del cual supuestamente ella estaba enamorada en secreto. Joder, es que ni siquiera hicieron los peritajes y/o investigaciones competentes, puesto que la gente se indignó muchísimo con la muerte de Yun y querían un culpable rápido, entonces la “justicia” les entregó al pobre de TaeMin en bandeja de plata. Todo eso era una jodida injusticia en contra de su persona. Simplemente eso, una gran injusticia.

 

Luego de haber tenido que comerse semejante mierda injusta, el pelirrojo empezó a desarrollar un intenso odio hacia los homosexuales y sobre todo hacia Young, el cual por cierto quedó completamente impune ante la Ley. Es decir, el tribunal le sancionó a él, a pasar 25 años encerrado en la prisión, mientras que al verdadero asesino de Yun, lo dejaron libre y sin ningún maldito cargo en su contra.

 

—Maldito asesino… juro que algún día saldré de la prisión y me vengaré personalmente de ti.— Sentenció TaeMin en un hilo de voz, refiriéndose obviamente a Young.

 

En esos momentos el pelirrojo se hallaba arriba de un enorme bus, estaba siendo llevado junto con otros 30 tipos más a la famosa cárcel llamada “Underground Prison”, la cual se encontraba bastante alejada de la capital de Corea del Sur en la cual él vivía junto con su familia, Seúl. Ya faltaba poco para llegar a su trágico destino y los nervios lo estaban carcomiendo vivo. Joder qué idiota era, estaba pensando en vengarse de Young y ni siquiera sabía si saldría con vida de aquel horrible lugar.

 

—¿Qué tanto susurras, niñita?— Preguntó un hombretón mirándolo con lujuria en sus ojos, el pelirrojo simplemente lo ignoró y no le respondió absolutamente nada.

 

—Si se queja así ahora que recién estamos yendo para la cárcel… imagínense cómo se va a quejar cuando se la metan por el culo allí dentro.— Dijo otro tipo. Y entonces al oír esto último, un horrible escalofrío le recorrió la espina dorsal a TaeMin. Joder, él no era homosexual y no iba a permitir que ningún imbécil abusara de él. Iba a morder, patear o matar de ser necesario, pero no dejarían que nadie jodiera su culo. Prefería morir antes de permitir que alguien ultrajara de esa forma su cuerpo.

 

El resto del recorrido TaeMin guardó absoluto silencio, tratando de no oír las provocaciones de esos bárbaros sin cerebro. Quería auto convencerse de que todo lo que estaba viviendo era sólo una terrible pesadilla y que pronto despertaría en su recámara, al lado de sus hermanos y de su madre. Pero lamentablemente ese no era el caso, pues lo que estaba pasando era muy, muy real.

 

—¡Llegamos, bájense bola de imbéciles!— Gritó el chofer de mala gana y todos los futuros reos comenzaron a bajarse del bus, el pelirrojo fue el último en bajar de aquel vehículo, pues realmente tenía miedo de entrar a ese lugar. Porque sabía que una vez que pisara la prisión, le sería imposible escapar de allí; pero bueno ni modos, no le quedaba otra opción, suspirando con resignación salió del bus y miró apático a su “nuevo hogar”.

 

Se podía respirar la inmundicia humana en el aire y eso que aún no entraba al interior. Aquella cárcel recibió aquel nombre “Underground Prison” (Prisión Subterránea) justamente porque se encontraba debajo del suelo, a fin de evitar que los reos escaparan de la misma.

 

Los futuros convictos fueron guiados por varios policías, los cuales por cierto los trataban como si fueran adefesios humanos por diferentes ascensores que los llevarían a su dulce infierno de ahora en adelante. TaeMin estaba bastante ido, simplemente no podía creer que así terminaría todo, él tenía tantos planes para su futuro, y todo se fue a la mierda gracias a ese tipo gay que se obsesionó con él,  arruinó su vida y de paso le quitó la vida a la pobre de Yun, cómo lo aborrecía. Jamás se lo perdonaría. Jamás.

 

—¡Lee TaeMin!— Al oír su nombre, el pelirrojo dejó sus pensamientos a un lado, para prestar atención al guardia que le había hablado.

 

—Aquí.— Le indicó apático, entonces el policía le miró de forma despectiva y luego le tiró su uniforme, el cual consistía en un pantalón negro y una camiseta blanca que tenía en su manga derecha un número: 4765.

 

—Celda 235. Ala oeste.— Le dijo cortante el guardia y luego nombró a otro convicto. TaeMin memorizó el número de su celda y se quedó mirando el suelo mientras seguía divagando en sus propios pensamientos.

 

Una vez que el policía terminó de entregar a todos los uniformes y de decirles a qué celda pertenecían cada uno de ellos; los nuevos reos comenzaron a dispersarse y entonces el pelirrojo arrastró sus pies hacia su celda, ignorando olímpicamente las proposiciones indecentes que varios tipos asquerosos le ofrecían. E incluso se tuvo que aguantar que varios de ellos tocaran su trasero, pero por suerte ninguno intentó nada más que eso. Al menos por ahora.



Al llegar a su celda, vio que su compañero estaba profundamente dormido en la parte de arriba de aquella cama litera, se quitó rápidamente sus ropas y las dejó a un lado, para a continuación ponerse ese desagradable uniforme, el cual estaba obligado a utilizar. Más tarde pasaría un guardia para recoger la única ropa normal que había traído del exterior y se la llevaría para seguramente tirarla a la basura. Lamentablemente de ahora en más, sólo podría usar el uniforme de la prisión.

 

Una vez uniformado, TaeMin giró sobre sí mismo observando su nueva celda. Enseguida arrugó su nariz, porque no le gustaba nada de lo que veía... las paredes y el suelo completamente grises, una cama litera con almohadas y sábanas desgastadas, un lavado de manos súper pequeño, la mitad de un espejo roto arriba del lavado, un retrete sucio y una mesita de noche supuso él para colocar algo al lado de la cama. Nada más. Ni una mísera ventana que le mostrara el cielo azul o el calor del sol. Definitivamente tenía que acostumbrarse rápido o creía que pronto enloquecería en aquel horrible sitio.

 

De un momento a otro, escuchó cómo su compañero bostezaba y se desperezaba en la cama de arriba, se sentó de sopetón y le vio directamente a los ojos para luego sonreírle de oreja a oreja.

—¡Hola! Tú debes ser mi nuevo compañero de celda. Te estaba esperando.— Le dijo aquel chico y TaeMin a pesar de estar con un humor de perros, no pudo evitar responderle de manera educada, puesto que ese chico no tenía la culpa de su desgracia.

 

—Sí, mi nombre es Lee TaeMin, un gusto conocerte.— Trató de forzar una sonrisa, pero le fue imposible.

 

—El gusto es mío TaeMin, yo soy Shin Bae.— El pelirrojo observó al reo y se dio cuenta que no debía superar los 20 años de edad, su cabello era castaño y alborotado, sus ojos cafés claros y su piel era de un bonito color canela. Era de cuerpo menudo, igual que él. Le cayó bastante bien y le dio una muy buena primera impresión.

 

—Entonces, ¿tú desde hace cuánto estás aquí?— Le preguntó TaeMin mientras lo veía bajar de la cama de arriba de un solo salto.

 

—Desde hace cinco años.— Le respondió el castaño sonriéndole y rascándose la nuca, los ojos cafés del pelirrojo se abrieron mucho a causa de la impresión.

 

—Pe-pero… ¿cuántos años tienes entonces?— Le cuestionó estupefacto.

 

—Tengo 25 años ¿Y tú?— Le preguntó con una sonrisa en su lindo rostro.

 

—¿Ve-veinticinco?— TaeMin no lo podía creer, ese castaño aparentaba tener apenas unos 19 años de edad. Luego de salir de su pequeño shock, respondió a su pregunta.—Tengo 18 años.— Le dijo al final. Bae se entristeció al oír la edad del otro, tan pequeño y ya estaba metido en ese infierno, fue lo primero que pensó.

 

—Ya veo… pues te doy la “bienvenida” a la Underground Prison TaeMin y espero que seamos amigos durante nuestra estadía en este lugar. Por cierto, no andes solo por los pasillos ni en las duchas, no es seguro; si quieres podemos andar juntos.— TaeMin asintió levemente mientras se debatía si confiar o no en aquel sujeto, sin duda parecía un chico amable y una buena persona, pero el pelirrojo sabía de antemano que dentro de la cárcel no puedes confiar en nadie, porque ni bien te das la vuelta pueden clavarte un puñal por la espalda. No obstante, también sabía que no puedes andar solo en ese lugar, así que optó por confiar en aquel castaño por el momento. Enseguida escucharon una campana sonar muy fuerte, el menor tapó de inmediato sus oídos, bastante aturdido.

 

—¡¿Qué es ese sonido?!— Preguntó TaeMin aún tapándose las orejas.

—Esa campana indica que ya es hora del almuerzo, vámonos Taeminnie.— Dijo Bae mientras lo agarraba de la mano y lo llevaba hacia el gran comedor de aquella prisión, automáticamente el pelirrojo se sonrojó y frunció el ceño.

 

—¿Taeminnie?

 

—Sí, suena lindo ¿No te gusta?

 

—No, no me gusta.

 

—Pues qué lástima, porque igual te llamaré así, Taeminnie.— Entonces el pelirrojo suspiró resignado mientras era prácticamente arrastrado hacia el comedor, donde un tipo gordo y feo servía una comida que parecía papilla a los reos. Habían muchísimas mesas en ese lugar enorme, Bae y él se sentaron en una vieja y oxidada.

 

Al pelirrojo le dio asco su comida, sin embargo moría de hambre y no había otra cosa para tragar, así que cerró los ojos y comió aquello que no sabía nada bien. Luego bebió un poco de agua tibia con azúcar, para pasar el mal sabor de esa papilla de dudosa procedencia. Ni modos, se tendría que acostumbrar de una forma u otra a comer eso, puesto que de ahora en adelante tendría que tragar cosas que no sabrían bien todos los días. Era eso o morir de hambre.

 

—Oh sí mira TaeMin, ellos son mis amigos.— Dijo Bae señalando a otros reos que también se sentaron en la mesa a comer junto con ellos, eran dos hombres más corpulentos que Bae y Tae.

 

—Mi nombre es Park Chin, gusto en conocerte.— Dijo uno de los tipos tendiéndole la mano al pelirrojo, quien le dio un apretón de manos y luego se presentó.

 

—Yo soy Lee TaeMin, el gusto es mío Chin.

 

—Y yo soy Yoon Jung, un gusto TaeMin.— Le dijo el otro hombre musculoso.

 

—El gusto es mío, Jung.— Le respondió el pelirrojo sin mucho interés, mientras seguía comiendo esa cosa desagradable, tratando de saciar el hambre de su estómago.

 

De un instante a otro, mientras oía la conversación de Bae con los otros dos convictos, el gran comedor quedó en completo silencio, el pelirrojo frunció el ceño extrañado y entonces alzó su mirada.

Se sorprendió al ver a cuatro reos caminar entre los demás presos que, asustados, se hacían a un lado y los dejaban pasar como si de reyes se trataran. Los cuatro sujetos se acercaron a la cafetería donde servían la comida y todos los hombres que hacían fila se hicieron a un lado y los dejaron pasar sin que tuvieran que hacer fila.

 

El hombre regordete y feo que atendía allí, al verlos a ellos dejó su cara de poco amigos y les sonrió amigable… y lo más increíble fue que no les dio la misma porquería que les daba de comer a todos los demás reos, sino que les sirvió un exquisito filete con huevos revueltos recién preparados.

 

¡Joder, qué injusto! fue el primer pensamiento que pasó por la mente de un enojado pelirrojo, luego observó cómo esos cuatro se sentaban en una mesa apartada, la cual se notaba limpia y reluciente a diferencia de las demás que poseía la sala de aquel comedor. Cuando comenzaron a comer recién los convictos comenzaron a hablar de nuevo.

 

—¿Quiénes son ellos?— Preguntó TaeMin a sus nuevos compañeros.

 

—No te metas con ellos jamás Taeminnie. Jamás.—Le advirtió Bae, el pelirrojo frunció el ceño confundido.

 

—¿Por qué? ¿Quiénes son esos cuatro? ¿Son peligrosos?

 

—Son los que dan las órdenes en esta prisión. Ellos mandan aquí dentro.— Le reveló Chin.

 

—Su líder es Choi MinHo.—Comenzó a decirle Jung.—En otras palabras, Choi es el mandamás de la Underground Prison, nadie se atreve a contradecirlo o enfrentarlo.— Finalizó con una gota de sudor frío en su sien.

 

—¿Choi MinHo…?— Cuestionó un extrañado TaeMin observando disimuladamente aquella mesa en la cual almorzaban esos cuatro reos.

 

—Sí, MinHo es el de cabello azabache.— Le indicó Bae.

 

Entonces TaeMin miró disimuladamente a ese tal MinHo, el susodicho era muy alto, de contextura esbelta y muy marcada por el ejercicio diario, piel pálida, cabello negro azabache peinado hacia atrás y poseía unos fríos ojos tan negros como el ébano. Sencillamente un hombre intimidante pero atractivo al mismo tiempo.

 

—Los otros tres son JongHyun, Key y Onew, este último es por cierto la puta, digo la pareja de MinHo.— Le comentó Chin.

 

El pelirrojo al oír aquello enfocó su vista y se percató de que el marcado brazo del azabache, estaba siendo abrazado por un chico castaño de cuerpo menudo y más bajo que el supuesto “mandamás” de aquella prisión. Seguramente él debía ser la pareja de MinHo.

 

TaeMin arrugó su nariz asqueado, “malditos homosexuales” fue el pensamiento que pasó por su cabeza mientras apartaba la mirada de aquella mesa y se levantaba para dirigirse hacia su celda. Ya había tenido suficiente por hoy.

 

—¿Ya te vas a la celda?—Le preguntó Bae.

 

—Sí, fue un placer Chin y Jung, nos veremos después.—Se despidió de los dos hombres antes de encaminarse hacia la salida de aquel comedor.

 

—¡Te acompaño Taeminnie! ¡Nos vemos después chicos!— Exclamó el castaño siguiendo al pelirrojo.

 

—No es necesario que me acompañes, sólo iré a dormir.— Le dijo TaeMin.

 

—Ya te dije que no es seguro que andes solo por la prisión y más aun siendo tan escuálido como eres, es peligroso. Además, eres nuevo y estás sin estrenar, eso te vuelve aún más vulnerable.— Le advirtió seriamente Bae.

 

—Ok, ok, como quieras.— Accedió sin darle tantas vueltas al asunto, por lo poco que conocía a aquel castaño, el pelirrojo se dio cuenta de que era una persona que si se le metía una idea en la cabeza, nada ni nadie podría hacerle cambiar de opinión.

 

…  



Al llegar a su celda, TaeMin se recostó en la cama de abajo mientras que el otro subía a la de arriba, lentamente fue cerrando sus orbes cafés para caer en un profundo sueño.

 

Unas horas después se despertó, ya con más energías debido a las suaves carcajadas de Bae. Se sentó levemente en la cama, con cuidado de no golpear su cabeza contra la madera de la cama de arriba y se paró enfrente de la litera, viendo a su compañero leer una revista y riéndose mientras lo hacía.

—¿Se les permite a los reos leer?—  Le preguntó curioso.

 

—Claro que sí, hay incluso una biblioteca en el ala este de la cárcel.— TaeMin abrió sus ojos sorprendido, eso sí que no se lo esperaba.— Disculpa si te despertó mi risa.— El menor negó levemente con la cabeza.

 

—No hay problema Bae.— Entonces el pelirrojo sintió su garganta y sus labios muy secos. Y en ese momento recordó que cuando el policía los condujo hacia el pasillo donde les entregó sus uniformes, pasó por al lado de un bebedero, definitivamente moría por beber algo de agua.—Oye, iré al bebedero a tomar agua, ya vengo.— Le dijo mientras se daba media vuelta y se disponía a salir de la celda.

 

—¡Te acompaño Taeminnie!— El pelirrojo negó inmediatamente con la cabeza.

 

—No es necesario, no soy un bebé Bae. Además el bebedero está muy cerca de aquí.— Le reprochó.

 

—Pero…— El castaño trató de oponerse, sin embargo el pelirrojo volvió a rechazar su oferta y entonces Bae finalmente cedió.—Está bien, pero ve y vuelve rápido. Dentro de una hora toca la campana de la cena y luego podríamos ir a ducharnos juntos.—Le recomendó Bae mientras seguía leyendo su revista.

 

—Está bien Bae, no me tardo.— Le dijo TaeMin mientras salía de su celda y a paso ligero se dirigió hacia donde se encontraba el dichoso bebedero.

 

 

Para su fortuna, TaeMin encontró rápidamente el bebedero y pudo saciar su sed. No obstante, cuando se dio la vuelta para irse de nuevo a su celda, un hombre grande, arrugado y musculoso estaba parado enfrente de él.

 

La frente del pelirrojo se empapó de sudor frío al ver reflejada la lujuria en los ojos de ese hombre, que para el menor era simplemente asqueroso. Muy nervioso, TaeMin decidió rodearlo y caminó dando zancadas para alejarse de él lo más rápido posible. Sin embargo, enseguida sintió cómo su muñeca era sujetada por ese mastodonte. Tragó grueso sabiendo qué quería ese maldito.

 

—¡Suéltame!— Le exigió haciendo fuerza para liberarse, pero no tenía caso, ese hombre era más fuerte que él.

 

—Vamos primor, divirtámonos un rato, ese culito que portas se ve apetitoso.— TaeMin sintió ganas de vomitar ahí mismo, malditos homosexuales degenerados, todos eran iguales, fue el pensamiento que pasó por la mente del pelirrojo.

 

—¡Suéltame, maldito hijo de perra!— Le gritó encolerizado mientras le daba una patada en las partes bajas a aquel hombre, el cual de inmediato se retorció de dolor y soltó la muñeca del menor por unos segundos, momento que TaeMin aprovechó para echarse a correr hacia su celda.

 

Corrió tan rápido y con el corazón en la boca, que no se dio cuenta cuando un reo se atravesó en su camino y no pudo evitar chocar contra él. TaeMin inmediatamente cayó de culo al piso y se quejó del dolor que sintió su trasero al estrellarse contra el suelo.

 

Se preocupó al pensar que quizás había lastimado a la persona con la cual chocó accidentalmente. No obstante, al abrir sus ojos vio los pies del reo bien pegados al suelo; el pelirrojo se asombró al darse cuenta de que él mismo cayó al piso debido al impacto del choque, y que sin embargo esa persona con la cual chocó ni siquiera se movió un centímetro de su posición, como si estuviera hecha de hierro.

 

Entonces el pelirrojo levantó lentamente su mirada hasta toparse con dos pozos negros, vacíos y fríos como el mismo invierno. TaeMin abrió desmesuradamente sus ojos, sin poder creer a quién tenía enfrente de él. Sin querer creer con quién había chocado.

 

“Joder no puede ser él, ¿por qué de entre cientos de reos tuvo que ser justamente él?” Fue el pensamiento que pasó por la mente de TaeMin en esos momentos.

 

Pero sí, efectivamente la persona que tenía parada enfrente de él y con quién además había chocado tan brutalmente era nada más y nada menos que Choi MinHo, el mandamás de la Underground Prison.

 

“Esto no me puede estar pasando a mí y peor aún, en mi primer día dentro de este maldito lugar” Fue lo segundo que pensó el menor.

 

—¿Quién diablos eres tú?— TaeMin jamás en toda su vida escuchó una voz tan fría, varonil y autoritaria como la que poseía aquel azabache, definitivamente tembló de pies a cabeza con esa pregunta.

 

“Genial, salí de un problema para meterme en uno peor, quiero que la tierra se abra en dos y me trague entero.” Fue lo único que pensó mientras se sentía menos que una hormiga ahí sentado en el suelo helado, frente a tan imponente e insensible hombre…

 

 

...Continuará…

 

Notas finales:

Espero les haya gustado el primer capítulo ;)... Agradecería inmensamente que me dejaran sus opiniones, críticas, dudas o sugerencias en sus comentarios. Yo los leo y respondo todos. Desde ya muchas gracias por tomarse el tiempo de leer.


¡Hasta el próximo capítulo!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).