Cierto orgulloso guerrero se pasaba todo el día dando vueltas en su mente con la firme intención de distraerlo y enamorarlo más.
Era una locura, ¿Cómo es que se había enamorado del huraño de Vegeta si antes solamente lo veía como amigo y compañero insuperable de entrenamiento?
Era verdad que en las últimas semanas al príncipe se lo encontraba más distraído de lo normal. Durante sus peleas sujetaba con más fuerza a su oponente y de manera disimulada él se dedicaba a robar caricias sutiles a los glúteos del orgulloso guerrero. Era una locura que Vegeta aún no se atreviera a romperle la cara por semejante atrevimiento y desfachatez. Pero mientras él no se opusiera (o no se diera cuenta) no pensaba dejar de hacerlo.
Esa mañana su familia se encontraba en la ciudad realizando compras, que según la opinión de Milk, eran indispensables para su vida en el campo. Había insistido en ser acompañada por sus dos hijos para aprovechar y comprarles algunas prendas para vestir.
Sin mucho ánimo, se resignó a pasar la mañana de manera tranquila hasta que sus hijos volvieran tener la oportunidad de entrenar con ellos para mejorar su técnica en artes marciales.
Por insistencia de Bulma y apoyada por sus amigos decidieron instalar antena satelital dentro de su pequeña casa. Algo ilógico si se toma en cuenta que a nadie le interesaba gastar su tiempo frente a un aparato que no ofrece más que historias repetitivas de terrícolas enamorados y cursis. Nada de acción o peleas.
Tomo asiento y comenzó a cambiar rápido los canales para buscar algo interesante que ver. Nada. 210 canales de absoluto aburrimiento.
<<¿Pero que?>> Una pareja comenzaba el juego de caricias en uno de los canales más alejados de la numeración familiar. Era el canal para adultos con una caliente propuesta para pasar un buen momento a esas horas aburridas de la mañana.
Una exuberante morena comenzaba a despojarse de sus escasas ropas mientras besaba con deseo a un muchacho algo pálido pero extraordinariamente dotado. Si llamaba su atención pero desde que se admitió a si mismo su amor por Vegeta, había perdido el poco interés que tenía por deleitarse con el cuerpo femenino.
¡Claro! ¿porque no lo había pensado antes? ¡Vegeta, podía pasar su tiempo entrenando con el! Con un poco de suerte ya habría despertado a esas horas y ambos podrían pasar la aburrida mañana entrenando en la cámara de gravedad.
Apago el televisor y aventó lejos el control. Puso sus dedos sobre su cabeza dispuesto a sentir el Ki de Vegeta y dirigirse a la Corporación Capsula. No quería que el príncipe se enojara por despertarlo en caso de que siguiera durmiendo, así que decidió aparecer en el más absoluto de los silencios para asegurarse de no provocar su irá a tan tempranas horas de la mañana.
Fueron 3 segundos el tiempo que le tomo llegar desde su casa hasta el hogar de los Brief. Apareció en la recamara donde Vegeta dormía y se alegró al descubrir que ya se había levantado. Tal vez estaba en el baño o en la cocina desayunando.
Bajo silencioso las escaleras, dispuesto a darle un susto al príncipe y jugarle una broma perfecta, hasta que unos gemidos provenientes de la televisión lo desconcertaron por completo.
Vegeta también había descubierto el canal para adultos y por lo visto era la misma película que él estaba viendo apenas unos minutos atrás.
Aún sin ser descubierto, se acercó sigiloso hasta quedar detrás de la pared que daba acceso a la sala principal. Asomó con cautela parte de su cabeza para poder observarlo con detalle. Casi cae hacia atrás con la increíble vista del príncipe lamiendo de manera sensual y lujuriosa una fresa con restos de betún blanco en ella.
Por todos los dioses, nunca imaginó tener la oportunidad de observarlo de esa manera tan sumisa y provocativa, ni siquiera en sus más alocadas fantasías hubiera deseado tener ese privilegio.
Quedo hipnotizado por la perfección de esa erótica imagen, que no se dio cuenta cuando recargo su cuerpo de más en la pared y por accidente movió un perchero que se encontraba junto a él, provocando un ruido lo suficientemente audible para ser escuchado al otro lado de la sala.
*//fiwp//*
¡¡Mierda, mierda, mierda!! ahora si estaba perdido. De seguro el príncipe ya había sentido su Ki y estaba a punto de matarlo por pervertido al atreverse a aparecer en su casa solo para espiarlo, ¿Que excusa podría darle cuando su miembro estaba completamente erguido, haciendo obvio el cuanto le había gustado presenciar un espectáculo tan íntimo?
Estaba a punto de teletransportarse de vuelta a su hogar para conservar su vida por unas cuantas horas más cuando escucho voces provenientes de la televisión, informando de un súbito cambio de canal al noticiero matutino.
Quedo en silencio completamente paralizado, esperando escuchar pasos en dirección hacia él, pero la ausencia de los mismos despertó su curiosidad y aún con el corazón latiendo en su pecho con una velocidad vertiginosa por el temor de ser descubierto por el orgulloso príncipe, asomo nuevamente parte de su cabeza por la pared.
Vio a un ruborizado Vegeta intentando con todo su fuerza de voluntad regular el ritmo de su agitada respiración, con un permanente color rojo en sus mejillas e intentando disimular una creciente erección cruzando las piernas, que no pudo evitar respirar aliviado. Vegeta aún no se daba cuenta de su presencia en ese lugar.
Pasaron varios minutos en silencio cuando repentinamente el príncipe cambio al canal con la ardiente película. Al parecer estaba dispuesto a continuar con lo que había dejado inconcluso mientras unos ojos lo observaban con lujuria escondidos por el umbral de la sala.
Era una tortura el no poder tocarse con semejante espectáculo frente a él. Imaginaba ser el responsable de provocar esas sensaciones en el príncipe, hacerlo gemir su nombre hasta la locura y obligarlo a suplicar porque se detuviera de hacerle el amor de una manera salvaje, de manera ardiente, de una manera tan saiyajin.
Vio como el príncipe exploraba su cuerpo, como frotaba de manera lenta y tortuosa su enorme falo mientras acariciaba con la yema de sus dedos su delicado y sensible cuello.
Dioses, en cualquier momento estallaría de locura e impotencia por no poder intervenir.
Una mano contorneo de manera delicada los erectos pezones que sobresalían en su sensible cuerpo y al instante un pequeño grito de placer salió de su ronca garganta.
Tuvo que morderse el labio inferior para no liberar un gemido en ese mismo momento y terminar con tan asombrosa situación voyerista.
Rindiéndose a sus deseos por completo, el orgulloso guerrero bajo por completo el bóxer negro que cubría su enorme erección y lentamente comenzó a aumentar el ritmo de una manera un tanto irregular.
Estaba mal. Verlo en un momento tan privado era lo peor que había hecho en su vida. Excitarse como un animal en celo mientras lo veía era aún peor, su conciencia se lo repetía a gritos y le ordenaba irse en ese instante. Nadie lo sabría a excepción de él. Si, era lo mejor que podía hacer, Vegeta no merecía esto.
“-mmgh… ¡ahh!...Kakaroto…más…-"
¿¿¿KAKAROTO???, ¿Vegeta había mencionado su nombre mientras se masturbaba de una manera tan erótica frente a el?, esto superaba toda culpa que había experimentado hace un momento y termino de encenderlo a un nivel nunca antes experimentado, dispuesto a observar hasta el final cada gesto, cada movimiento, cada suspiro que Vegeta emitiese.
Comenzo a frotar sobre su ropa su duro y enorme miembro, para intentar calmarse un poco de la situación mas maravillosa de su vida.
A quien engañaba, disfrutaba el morbo, encontraba excitante el saberse descubierto de un momento a otro y eso se veía reflejado con la intensidad con la que subia y bajaba su mano sobre la ropa por toda la extensón de su falo.
En un momento, Vegeta se encontraba lamiendo la fresa de hace unos instantes, mientras suspiraba audibles gemidos anunciando su glorioso final en unos cuantos segundos.
"-¡¡Kakaroto!!"
Se escuchó gritar a Vegeta al tiempo que liberaba su semilla ensuciando por completo su abdomen. Quedo rendido por lo agotador de tan ardiente momento y se permitió recostarse unos minutos para calmar su respiración.
Había sido perfecto, el escuchar su nombre siendo suplicado por los labios del príncipe era más de lo que podía soportar. Quedo extasiado por lo irreal de la situación que se olvidó por completo el vigilar al príncipe para evitar ser descubierto por él y huir con el maravilloso recuerdo de Vegeta complaciéndose mientras pensaba en él, cuando de un momento a otro vio al príncipe frente a él con una genuina expresión de asombro y vergüenza en su cara.
"-Ka...Kakaroto??"