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Gunfire por MinamotoIM

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Shot01.

Dadas las Circunstancias.

 

 

1

 

 

Ichigo no lo espera, y probablemente Rukia tampoco, pero ahí estaban. La enorme y huesuda mano de Ichigo escurría un líquido carmesí por sus nudillos, sería alarmante si no fuese porque se trataba de un fluido ajeno, y sería preocupante si el tipo que ahora se encontraba inconsciente en el suelo fuese un conocido, pero nunca en su vida lo había visto. A quien sí conocía era a la mujer que se situaba bajo la protección de su espalda: Kuchiki Rukia. Que por cierto, esta ya era la enésima vez que la salvaba de los maleantes… ¿En qué líos se encuentra ésta persona?

 

La pequeña mujer de corta y oscura cabellera dejó escapar un cansado suspiro de sus labios.

 

—Gracias, me has salvado de nuevo— Le dijo a aquel hombre que le miraba con cierta indiferencia.

 

En su rostro se dibujo una resplandeciente sonrisa hasta que el otro le respondió arqueando una ceja con escepticismo. Rukia al notarlo borró rápidamente su sonrisa para sustituirlo con un semblante serio. Dejó que el silencio inundara la conversación que nunca acudió, buscando las palabras adecuadas para explicar aquella situación que no había podido antes explicarle a su salvador.

 

—Sé que tienes muchas dudas al respecto, y sé que cada vez que intentas sacar respuestas yo salgo huyendo— Admitió, mientras mantenía un tono firme y apenado. Ichigo asintió levemente, descruzando los brazos que desde hace varios encuentros permanecían encerrados, cubriéndose el uno al otro con necedad, exigiendo respuesta una y otra vez. Rukia notó ese detalle en él, e inconscientemente detuvo sus palabras para concederle el favor al joven.

 

—Si ya lo sabías, entonces ¿Por qué motivo huías?— No era normal que Ichigo exigiera una explicación. Por lo general, prefería no meterse en asuntos ajenos que no le incumbían y simplemente seguir con su vida como si nada hubiese pasado. Sin embargo, tuvo que hacer una excepción en esta ocasión, y eso lo comprobó ya después del sexto encuentro violento. No le parecía normal, porque ya no se trataba de un casual asalto a una chica que pasaba por ahí.

 

No le cabía ni la menor duda de que esa mujer estaba metida en un gran problema, problema que Ichigo, como salvador casual, tenía derecho de saber… o por lo menos considerar el cobrar sus servicios como guardaespaldas. Pero claro, Rukia contemplaba todo eso y por eso mismo optó por no correr y simplemente pagarle el favor.

 

—Como ya te has dado cuenta, esta situación no es algo común. He tenido que ocultártelo porque no quiero involucrar a personas ajenas, pero viendo que cada vez que me acorralan tu terminas por socorrer a mi ayuda, no me queda más opción que responder tus dudas —Rukia conocía las dudas que se habían estado asomando por la mente del pelinaranja, y sin duda tenía una respuesta para cada una de ellas, pero toda esa información que debía de otorgar era sumamente delicada.

 

Un cierto sabor amargo de culpa se colgó por su paladar. Este hombre, que se situaba delante suya, parecía alguien agradable aunque su cara se mostrara un poco dura, realmente no quería verlo envuelto en esas circunstancias, pero esa decisión no dependía de Rukia.

 

—Sin embargo, debo advertirte que mucho de lo que te revele proviene de un tema muy delicado que al más mínimo error puede cambiar por completo tu vida y la manera en cómo ves las cosas. Posiblemente a futuro no podrás vivir en el mismo lugar, puede que incluso te veas en la necesidad de desconectarte de tus familiares y conocidos para que no reciban ningún daño —A su receptor le hubiese parecido fácil tomarse todas esas palabas como una burda broma de no ser por ese tono severo y la mirada determinante de Rukia— Aun sabiendo esto… ¿Estás dispuesto a escucharlo todo?— Ichigo tragó saliva, su garganta estaba muy seca.

 

¿Tan grave era lo que esta mujer estaba viviendo? ¿Lo suficiente como para tomar tantas precauciones sólo por intentar contarlo?

 

En un tiempo futuro Ichigo terminará por arrepentirse de sus palabras, pero en este momento él sólo quiere respuestas, y las quiere ya. Ni siquiera se ha detenido a pensar en que personas ajenas pueden sufrir las consecuencias de su insistente necedad.

 

—No sé qué tan problemáticas sean las circunstancias, pero no creo que sólo por saberlo empeoren las cosas a como están ahora. A final de cuentas siempre estoy terminando por darle una paliza a esos sujetos— Ichigo se encogió de hombros con aparente indiferencia, acción que le provocó una punzada de estrés a Rukia.

 

No, él no está midiendo las consecuencias; pero no se permitiría el dejarlo así, sus enemigos estaban comenzando a sospechar que este hombre trabajaba como una especie de guardaespaldas que la auxiliaba en cada aprieto de ese tipo, y eso era delicadamente peligroso. El problema reside en que a su joven salvador le importa poco lo que sus enemigos piensen de él.

 

—No es tan simple —Rukia frunce ligeramente el entrecejo, dirigiendo su mirada al despreocupado hombre con actitud intimidante—. Una vez dentro de esto, nunca podrás salir— Debía convencerlo de que no se inmiscuyera más, que aun había tiempo para arrepentirse de su terquedad y dejar que cada uno tome su propio camino, como debería de ser desde el principio. Estaba demasiado agradecida por su ayuda como para permitir que su vida se destruya de esa manera.

 

Que mal que Ichigo tenía su propia manera de ver las cosas.

 

—Ya estoy dentro —Las pupilas púrpuras se contrajeron ante la mirada determinante de aquellos ojos marrones, que mantenían con firmeza su decisión. Ichigo chasqueó la lengua con molestia—. Así que dime todo de una buena vez— Le fastidiaba, fuera o no asunto suyo le era imposible ignorar todo ese conflicto, dejando a la suerte el destino de aquella mujer. Sería una vergüenza para su propio orgullo y principios el pasar de ello.

 

El camino ya estaba elegido y Rukia no podía hacer nada para remediarlo, ahora los acontecimientos consecuentes se les escaparán de las manos.

 

 

 

2

 

En alguna hora de la mañana un grupo sospechoso de individuos se paseaban por el muelle insolentemente, tratando al lugar como si fuese su casa. Aun permanecía un poco de neblina por el piso de concreto y las plataformas flotantes, incluso en el frío mañanero se delataban los alientos repletos de vaho que provenían del grupo mitotero. Entre gritos, carcajadas, insultos y amistosos golpes toscos; uno de ellos saco a conversación algo que a sus oyentes les llamó la atención:

 

—¿Es cierto eso que dices?— Interrogó uno bajo su obvia cara de escepticismo.

 

—Lo escuché de unos mocosos de secundaria que pasaron por el lugar, por como la describieron sin duda se trataba de Kuchiki-san— Afirmó el joven, convencido de que sus fuentes son bastante confiables.

 

—¿Cómo puedes saberlo? Tal vez se trataba de una mujer parecida a Kuchiki-san— Espetó otro hombre, dándole la razón a su otro camarada, y tachando la declaración de su informante como un chisme absurdo.

 

—No lo creo… ¿No recuerdan a los sujetos que llevaban varias semanas acosando a Kuchiki-san? Eran los mismos…— Los demás por un momento dejaron al lado su cara de poca fe para sustituirlo en una mueca de sorpresa. Sin embargo, una voz más callada y hasta entonces ajena a la conversación se hizo notar, llevando las miradas curiosas al chico nuevo que recién había ingresado hace un mes.

 

—Pero, Kuchiki-san dijo que tenía a alguien que la protegía de ellos— Los demás no pudieron evitar darle la razón. Ciertamente fue la misma Rukia quien dijo que en todas las ocasiones que fue atacada, tenía a alguien que le respaldaba.

 

—¿Y no te parece extraño que nunca hayamos visto a su “guardián”? Ni siquiera creo que esté muy metido en el Ninkyo Dantai*— Y de nuevo tenían otro punto que no podían negar y que les dejaba en las mismas.

 

—Entonces, ¿piensas que aquel individuo de cabellera anaranjada es quien está defendiéndola de los acosadores sin saber realmente en lo que se está metiendo? ¿Una especie de rescatista voluntario?— Una voz más gruesa y profunda emergió detrás del grupo de chicos, provocando que sus receptores se sobresaltaran de la impresión.

 

A-Abarai-san…— Exclamó el más valiente, nombrando al recién llegado con el respeto que su posición le daba. El nombrado alargó sus labios en una sonrisa que sus espectadores no sabrían darle un significado.

 

—Sería bueno ver que tan ciertos son los rumores de esos mocosos que te informaron —Renji prendió un encendedor, acomodó un cigarro en sus labios y acercó la flama a la colilla para que el humo blanco comenzara a ondear por el ambiente. Una bocanada de humo blanco en forma de cascada salió con ociosidad— Por ahí dicen que los rumores tienen por origen un hecho real —Le dio otra calada al cigarro y dejó salir el humo por sus orificios nasales— Oh, si… cuando tengan la oportunidad de ver a Rukia por los alrededores avísenle a Kuchiki-sama o a mí, lleva varias semanas sin aparecerse— El grupo de jóvenes contesto a unísono con un energético “Sí” que contrastaba con su firme y militar pose, Renji sonrió complacido por la respuesta de sus subordinados y se marchó dando una seña de despedida.

 

Al parecer tenía que tratar personalmente con un asunto interesante sobre cierto pelinaranja del que se lleva rumoreando varias semanas.

 

 

 

 

3

 

—Déjame ver si entendí… ¿Tú hermano mayor es una especie de representante que hace los acuerdos internacionales del narcotráfico con otras mafias fuera del país? —Rukia asiente, confirmando sus sospechas— Ajá… ¿Y últimamente sus…“negocios” han estado teniendo problemas porque otros clanes Gokudo* los han estado boicoteando y amenazando? —Rukia afirman con la cabeza, de nuevo— Y… ¿Éstos tipos, que te han estado fastidiando todo este tiempo, pertenecen a uno de esos clanes que quieren destruir a tu hermano? — Rukia asiente de nuevo, pero esta vez le toma la palabra.

 

—La mayoría de los clanes se atacan entre sí, eso es algo casi rutinario; pero últimamente hay uno en especial que se está volviendo hostil, particularmente con Aniki-sama. Nosotros sospechamos que se debe a un rencor personal, algún tipo de venganza… probablemente ni sea del clan y sólo los utiliza a su beneficio— La mujer de cabellera oscura toma un vaso con té humeante y da dos pequeños sorbos, para luego dejarlo reposar en la mesa. Ichigo se cruza de brazos y desliza un poco su espalda hacia abajo, con la boca forma un suave murmuro que podría interpretarse como alguien meditando su reciente plática.

 

—Ah, claro, si. Eso tiene mucho sentido… —Dice mostrando un gesto serio, pero dejando salir sus palabras con un tono sarcástico— ¡¿Cómo demonios piensas que voy a creerte eso?! ¡¿Quién va a creer que unos matones mafiosos te persiguen para vengarse de tu hermano, y resulta ser también que es un Yakuza?!— Ichigo no sabía sí reír o enojarse, oyendo toda esa historia sentía que le estaban jugando una mala broma. Rukia por su parte ni se inmuto, sabía muy bien lo poco serio que podía ser tomada su estilo de vida, para un joven de la edad de Ichigo sólo esas situaciones podrían existir en las películas que se transmiten por televisión. Una vez más tomó su vaso con té al que le dio un largo sorbo, lo regresó a su sitio en la mesa y endureció la mirada cuando se dirigió a Ichigo.

 

—Yo espero que lo creas —Por unos instantes el de cabello naranja sintió una fuerte tensión que eclipsó tenuemente— ¿De qué otra manera puedes explicar, que cada vez que me encuentras, esas personas están siempre acosándome?— Le interrogó con una inexplicable paciencia y serenidad. El joven Kurosaki olvidó todas las otras reclamaciones que pretendía sacar de su boca. Ella tenía razón, era demasiado sospechoso como para no suponer que algo sucio o ilegal se hallaba en medio, pero toda esa información siendo revelada de un golpe encajaba tan bien que parecía un engaño bien montado. En esos minutos de negación, Ichigo tuvo que tomarse unos segundos de razonamiento, quizá obteniendo un poco más de información pueda encontrarle sentido a la situación.

 

—Muy bien, muy bien —Recargó su frente en la mano derecha, apoyando su codo en la pequeña mesa. Rukia no tenía un lugar al cual regresar, así que tuvo que llevarla a su casa, en su habitación, con una de sus hermanas haciendo la comida, la otra en actividades extracurriculares y su padre en el trabajo. Era toda la privacidad que pudo haber tenido nunca, y la invertía en ésta mujer, así que lo menos que puede hacer por él es que toda esta pasta narrativa sea coherente para él—. Me dices que tu aniki está siendo amenazado, y para que la amenaza tenga más presión, te acosan a ti, ¿no es así?— Rukia le asiente y toma la palabra.

 

—Su plan original es secuestrarme, pero dudo que puedan algún día atraparme. Tengo experiencia en escabullirme y en huidas improvisadas.

 

—Sí, créeme que noté tu experiencia en huidas. Pero tengo una duda. A mi parecer, si formas parte de la mafia y tu “Aniki” parece tener ese tipo de fuerte influencia, también deberías estar protegida ó algo así… así que, ¿por qué ninguno de los tipos toscos que se hacen llamar guardaespaldas te acompaña y asunto arreglado?— La pregunta pareció asaltar la sorpresa de Rukia. Muy probablemente esa era una conjetura que no esperaba por su parte, haber subestimado al joven fue quizá precipitado.

 

Por otro lado… ¿sería pertinente revelar más? Aunque ella desde el inicio le dijo que su vida podría cambiar drásticamente, estaba siendo precavida con la información que le daba hasta el último momento. Mientras menos sepa del asunto mejor, pero Ichigo ya estaba comprometiéndose con ese tipo de preguntas. Ichigo advirtió duda en su ausencia de palabra, con unos ojos  estrechos intenta escudriñar sus intenciones, sin éxito, al parecer.

 

—Oye, oye. Yo ya te dije que el problema ya es asunto mío. No consideres que puedes evadir mis preguntas a este nivel, así que escúpelo ya— Le dijo con la barbilla metida en su palma y columpiando su cabeza levemente en el enfado.

 

—Eso lo tengo claro —Le anunció ella, renunciando por completo a mantenerlo a salvo en su ignorancia—. Preferiría ni revelarle esto a nadie, ni si quiera a Renji, el guardaespaldas de aniki. La verdad es que yo no confío en nadie de este clan en el que provengo, con excepción de Aniki y Renji. Por eso, prefiero hacer esto sola.

 

—¿Qué quieres decir con hacer esto sola?

 

Aniki no quiere involucrarme, pero ya estoy metida hasta la médula en esto. Lo que quiero hacer por él es encontrar a quién está detrás de éstas hostilidades, pero no puedo moverme si todo el tiempo estoy rodeada de mafiosos, eso obviamente levantará sospechas y detendrá mis investigaciones.

 

—Ya veo. Entonces intentas mantenerte lejos de los sujetos de tu clan porque no confías en ellos y porque de seguirte causarían más problemas. Parece entendible, pero si te están siguiendo los tipos del clan que investigas, dudo que puedas conseguir información de cualquier forma.

 

—En eso te equivocas. No estoy indagando con el grupo hostil en cuestión, sólo a personajes aislados, tales como empresarios ó políticos que puedan tener algún motivo en contra de Aniki. Ya te mencioné antes de que no creo que sea el grupo en sí quien tenga un problema, sino que alguien ajeno a ellos los esté utilizando: un provocador. Que por supuesto, sabe lo que hace— Sintió la garganta repentinamente seca, ella quería dejar de dar detalles a este escolar inconsciente—. Me dijiste que te llamas Ichigo, ¿no es así? —Ichigo asiente obediente, pero con un arrojo de fastidio intercalarse entre sus parpados.

 

—Y si no mal me equivoco, yo no conozco el tuyo— Expresó con tosca sinceridad, lo que incomodó a Rukia.

 

—Si no te lo he dicho ahora es porque no confío en la circunstancia. Te estoy revelando demasiada información que podría costarte tu vida. Lo más probable es que después de que intercepten quieran sustraerte mi nombre y ubicación— Su inquisitiva mirada fue menospreciada por el pelinaranja.

 

—No sé ninguna de las dos cosas aún, y de todos modos nadie podría sacarme esas palabras de la boca— aseguró en soberbia confianza.

 

—¿Aún si ellos irrumpen ésta casa y amenazan con matar a tú familia a menos que les des mi nombre?— Un brillo letal de realidad golpeo la mente vaga de Ichigo… ¿Ésta mujer lo está diciendo en serio? ¿Llegar tan lejos sólo por ir por ella? Esto parecía ir más allá de un simple enfrentamiento de bandas delincuentes. Aunque es cierto que ella misma afirmó que su Aniki estaba involucrado en la mafia, pero… algo no tenía sentido. El problema a su perspectiva no parecía tan malo, la fuerza de esos tipos era pobre, casi parecían mocosos de secundaria que sólo estaban perdiendo el tiempo en peleas estúpidas. Sin embargo, esa mujer afirma que hay alguien detrás de todo ese montaje patético de brabucones, pero… ¿tan poderoso es?

 

—Mi principal sospechoso —La pálida voz de la chica de cabellera azabache lo hizo regresar a la realidad. Momentáneamente ella pareció comprender que Ichigo no estuvo creyéndole del todo, como era de esperar—. Es un político, el Senador Zaraki, con quién ha tenido enfrentamientos verbales hacia aniki en diversas situaciones. No conozco la fuente de su conflicto, pero al parecer empezaron a tener roces cuando aniki recién ingresaba al clan—Tras esa explicación Ichigo comprendió bastante la gravedad del problema.

 

Zaraki antes fue presidente de la provincia de Tochigi, en la región de Kanto. Zaraki Kenpachi fue conocido durante su gobierno como “Demonio”. Históricamente dio los recortes más altos a trabajadores agrícolas, aumentó las tarifas de registro a asociaciones civiles, detuvo por medio año el presupuesto para las empresas que se dedican a las cosechas de fresas y arroz, congeló el presupuesto destinado a la educación que en ese año destinaba a material didáctico y el destinado a los eventos deportivos y culturales de las escuelas. También metió gran parte del recurso económico a armas, vehículos y equipo especializado a las fuerzas armadas y la policía, por lo que, muy pocos se atrevían a realizar huelgas ó manifestaciones a costa de sufrir el abuso de autoridad policiaco. Sumado a eso, se especulaba mucho de que el Gobernador Zaraki mantenía nexos con narcotráfico y trata de blancas, pero nunca pudo confirmarse por falta de pruebas. Zaraki es quizás, uno de los servidores públicos más temidos del país, lo que a muchos impresiona es que funja ahora como Senador, se habla mucho de fraude electoral.

 

Si éste monstruo inhumano es el principal sospechoso de ella, no le sorprendería que realmente se apareciesen un escuadrón militar a irrumpir su casa y amenazarlos de muerte. El sólo pensarlo hizo que la sangre se le bajara de la cabeza, su cara se volvió a un preocupante tono pálido.

 

—Ahora lo entiendes —Ichigo miró con el temor retumbando en sus ojos, pero con sus facciones implacables—. Por eso te lo he advertido desde el principio, una y otra vez. Si sigues indagando en esto tu familia terminará peligrando. Así que deja de ser un muchacho insolente y arrogante— Rukia se incorporó, le dirigió una última mirada, cargada de la frivolidad que ella carecía y que emulaba de la única persona quién se las dedicaba—. Te estoy infinitamente agradecida por haberme ayudado en todo este tiempo, y precisamente por esta gratitud te pido que de ahora en adelante dejes de ayudarme. Si más gente se entera de ti, un gran peso del conflicto que no te compete recaerá a tus espaldas y todos tus seres queridos terminarán afectados.

 

Ichigo quería decirle algo, quizás alguna mejor propuesta ó algún plan en el que él pudiese ayudarle. Pero estaba pidiendo demasiado. Por más fuerte que fuese en los enfrentamientos de Muay Thai ó lo relativamente bueno que sea en el Kendo, no podrían otorgarle la certeza de victoria ante un arma de fuego. La circunstancia estaba fuera de su alcance, recurrir a enfrentar un grupo peligroso de mafiosos por ésta mujer suponía un mayor peligro para él. Probablemente sólo podría fiarse de las habilidades y estrategias con las que ella se valía… eso era lo que más odiaba, tener que dejarla a su suerte sin haber intentado nada al respecto. No obstante, perdería muchas cosas por arriesgarse a cumplir con su sentido de justicia.

 

Inevitablemente, Ichigo fuerza sus tensos músculos en un puño cerrado, dispuesto a dispararlo contra la mesa de madera en su habitación. Desgraciadamente, no tuvo tiempo ni de rugir pestes. La puerta abriéndose lentamente con una tímida niña de trece años anunciando que la cena ya está lista surgió.

 

—Está bien, Zuru. Ella ya estaba por…

 

—¡Me encantaría, muero de hambre!— Exclamó Rukia en una vertiente de emociones alegóricas. Ichigo resolvió por aplastar violentamente la mano contra su cara. No, él nunca iba a entender a las mujeres, y eso que tiene dos hermanas menores.

 

—¿Para qué me molesto?— Se murmura a sí mismo mientras se levanta y dirige miradas fulminantes a Rukia, lo último que le faltaba era otra multifacética. La gente loca abunda por el mundo… un reducido mundo.

 

Durante el trayecto hacia la el comedor, en Ichigo emergen algunas preguntas: ¿Qué clase de vida ha estado teniendo ella? ¿Realmente estará bien si la deja sola, siguiéndole la pista a un político demonio?

 

Mierda, no. Ella se está lanzándose a demasiados peligros sólo por un ausente aniki, que no parece muy preocupado por su bienestar.

 

 

4

 

—Ten cuidado por donde camines— Puntualizó cuidadosamente mientras observaba como la misteriosa chica sin nombre daba apertura a sus primeros pasos en ese nostálgico atardecer metropolitano. Rukia se detuvo suavemente y contestó su preocupación con una tenue sonrisa.

 

—Voy a estar bien, Ichigo —Emitió una breve risa que a ella le supo irónica—. Soy yo quien debe pedirte que seas más precavido de hoy en adelante. Aunque no sabes tanto como supones, lo poco puede ser un peligro si no sabes que palabras manejar.

 

—Vale, ya entendí. Tendré cuidado y todo eso— Removió su ya desordenada cabellera naranja y se permitió bufar toscamente.

 

No entonaron palabras de despedida o cálidos hasta luego, porque ciertamente no conocían con certeza si volverían a verse al día siguiente, en varios años o nunca. Sin embargo, la percepción de Ichigo parecía estar equivocándose, ya que después de cerrar con llave la puerta de entrada y encerrarse en su habitación, se encontró con tozo de papel grisáceo y perfectamente doblado por la mitad. Al desdoblarlo y leer su contenido un golpe de escalofriante ardor consumió su espalda. Sólo había dos palabras escritas en él, pero eran lo suficientemente perturbadoras como para que el joven buscara nerviosamente su encendedor negro y quemara obsesivamente ese pedazo de palidez maldita.

 

Kuchiki Rukia

 

No necesitaba ser un genio para saber que ese era el nombre de la chica. Repentinamente se sintió confundido, ¿es que acaso ella no pregonaba que él no debía involucrarse y que poco sabría para no meterse en problemas? Quizás él estaba exagerando, pero incluso alguien tan gamberro como Ichigo supo a través de los noticiarios sobre la mano dura y ensangrentada de Zaraki “El Demonio”. El sólo necesitó ese nombre para comprender su gran riesgo.

 

Se dejó arrastrar por la pared hasta terminar sentado en la vieja alfombra beige. Un desconocido brote de enojo escaló por su garganta, parar terminar en palabras interpretadas por rugidos y berridos roncos. Ichigo recordó ambiguamente un tibio susurro que la chica entonó con triste mirada antes de irse, no supo que era porque no logró escucharlo, pero quizás ella habría dicho “Lo siento, Ichigo”.

 

—Kuchiki Rukia —Pronunció su nombre con el terrible pesar de recordarlo— ¿En qué mierdas estás pensando?

Notas finales:

Terminologías:

-san, -sama. Son etiquetas o títulos que le dan cierto nivel respetable a la persona. Se puede traducir el “-san” como señor, señora, señorita. En cambio, “-sama” llega a un nivel más alto de idolatría (en algunas traducciones al inglés lo ponen como “lord”).

Aniki. Es una manera muy respetable de decir hermano mayor.

Gokudo. Otra denominación que se les da a los Yakuza.

Ninkyo Dantai. Modo en el que los grupos Yakuza ó Gokudo se refieren a sí mismos.

Boryokudan. Modo en el que la policía y medios de comunicación llaman al crimen organizado ó Yakuza.

Yakuza. Se le denomina así a la mafia japonesa. En su caso particular, los Yakuza suelen tatuarse casi todo el cuerpo, siendo esa su marca imborrable de que pertenecen o pertenecieron a la mafia.


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