Pasaron 3 clases y aún faltaban otras 4 para que terminara su jornada escolar pero saltarse la 4ta hora era un hábito que hacia de vez en cuando.
-"Sigue literatura no creo que haya problema"-El no era un alumno estrella pero no le iba mal, salió de su aula. Sabía que sus compañeros no le dirían al profesor y el chico nuevo, Riku, no estaba así que no había nada de que preocuparse. Sin preocupaciones fue a "Su lugar secreto" en el quinto piso el cual era el último del edificio. Pasando las escaleras al fondo a la derecha ese era su espacio solo conocido por el como no hay tantos estudiantes ese piso no tiene grupos con alumnos lo cual significa no ruido, lo cual era perfecto. Abrió la puerta y admiro la agradable cantidad de luz que se filtraba por la ventana de su guarida. La vieja sala de Música. Aspiro fuerte por la nariz y sonrió.
-Huele a madera de los violines-deslizo su mano por el gran piano de madera negra y toco las teclas desde "Do" hasta "Si".
Después de encontrar esa sala hizo un poco de limpieza por aquí y por allá y se ingenió una cama con las sábanas-por suerte limpias-de las Viejas cajas que encontró; En la cual se acostó y cerró sus ojos, claro después de poner la alarma en su celular-en modo silenció-para la hora del almuerzo. Finalmente podía descansar.
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Riku salió del salón para tomar aire, apenas se había ido el maestro de primero horas has personas-en su mayoría chicas-lo rodearon y empezaron a atacarlo con preguntas, el nunca fue muy sociable así que no estaba muy cómodo con toda esa gente y salió diciendo-"Debo ir por algo..."-y aunque no fuese una gran idea saltarse una clase en su primer día necesitaba un respiro.
Subió y subió las escaleras con intenciones de ir a la azotea pero algo llamo su atención algo de ese quinto piso lo llamaba.
-Por lo que veo aquí no hay-siguió por todo el pasillo de aulas abandonadas y siguió hasta las escaleras del fondo y después fue a la derecha y abrió la puerta con cuidado y vio esa gran piano de cola, soltó una risa irónica-¿Eras tu quien me llamaba?-se sentó en el banquillo frente al piano y puso sus dedos sobre las teclas su color estaba entre amarillo y blanco.
Por un momento creyó ver que algo se movía detrás de los tambores y equipo de más que estaba ahí amontonado pero lo dejo pasar y empezó a tocar el piano.
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Poco a poco fue despertando escuchaba música, teclas de piano a lo lejos-"¿Minuet?"-Y si efectivamente era Minuet en G de Johann Sebastian Bach pero ¿de dónde venía? ¡Si se supone que sólo el estaba ahí!
Asomo su cabeza por arriba de unos tambores que estaban ahí pero sólo lo suficiente para poder ver quien osaba despertarlo pero no podía ver quien era desde esa posición.
-"¿Debería decirle que se valla?"-tal vez así podría volver a dormir pero luego pensó que si lo hacia ocasionaría que cierren su escondite ya no tan secreto y se asegurarían de que se quedara realmente cerrado para siempre. Decidió quedarse quieto, no tenía más opción.
El extraño había terminado de tocar ese clásico de Bach y empezó a tocar una canción que Sora nunca había escuchado antes, era calmada y suave, lo tranquilizaba...
Uno pensaría que entonces al castaño le daría sueño pero de hecho lo despertó; todo el sueño y cansancio se esfumó. ¡Puf! Sólo escuchaba la bella melodía con una pequeña sonrisa, su imaginación volaba algunos recuerdos nostálgicos volvían a el aunque algunos felices también le llegaban a la mente pero el sonido de las teclas pararon, ya había terminado la canción tan solo escucho un último roce a la tecla"Sol" junto al abrir y cerrar de la puerta.
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