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El Rey y su perro por samuesselmo

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Notas del capitulo:

 Muy buenas a todos! No saben la alegría me dio el saber que les gustó la pareja de Okamura y Kasamatsu! O al menos no les desagradó... 

 Con respecto a éste nuevo capitulo: Algunos decían "MuraAka", otros "KagaKuro. En fin, aquí el capitulo! Espero les guste y complazca! 

 Quería dales las gracias por los Rw! :DD

 Había despertado alterado, mirando a su alrededor con mil y un dudas. Al intentar moverse sintió una fuerte punzada en su espalda baja, el dolor lo hizo volver a recostarse, pero lo que estaba debajo de su cabeza no era una almohada exactamente. Con sus manos definió el contorno del cuerpo bien formado que estaba bajo él. Aterrado giró el cuello para encontrarse con el cuerpo durmiente del pelirrojo del cual se había enamorado, y con eso, los recuerdo de la noche anterior.

Recordaba cuando se encontró con él, de cómo su cuerpo reaccionó al verlo de frente. El calor que generaron al unirse con un pasional beso, y con prisa llegaron a un cuarto cualquiera. En menos de un parpadeo, Kuroko ya estaba desnudo, sintiendo las caricias que le proporcionaban. Las marcas que había en su blanca piel estaban grabadas como fuego ahora. Su cuerpo volvía a estremecerse al rememorar la cavidad bocal atendiendo muy bien su zona íntima. Todo su cuerpo pegajoso y sudoroso había sido partícipe de una noche ardiente. Los largos dedos colarse por su entrada, la falta de aire causante del ajustado corsé, cada cosa era una excusa para no dar un paso atrás. Su primera vez, arrebatada por la persona que había robado su corazón.

 Miró con detalle sus cabellos rojos, sus curiosas cejas y las facciones varoniles de su cara. Le gustaba, no tenía por qué negarlo. Pero, también era cierto que ni siquiera sabía el nombre de ese chico. Avergonzado bajó la mirada, pensando que no podría hablar, ver o sentir nuevamente a esa persona. Dispuesto a levantarse, buscó con la mirada algo de ropa, pero otra vez esa extraña sensación en sus caderas hizo de las suyas. El cuerpo pegajoso y sucio, así lo describiría Kuroko en ese momento.

 —¿Estás bien? –Al escuchar la voz suave pero masculina, hizo sobre saltar al peli celeste. Con miedo miró los rubíes sobre él.

 —S-sí, lo siento – Con rapidez se puso de pie, pero cayó al primer intento. Ahora, con el cuerpo tendido en el piso, se sentía aún más humillado.

 —¡¿Estás bien?! –Volvio a preguntar asustado auxiliando a menor –No sé bien que pasó anoche…

 Tetsuya volvió a hacer contacto visual con el más alto, y con el corazón en la garganta logró responderle –Fue mi culpa –Admitió suspirando, mientras se ponía de pie con la ayuda de Kagami.

 —M-me gustó –Comentó con una risa nerviosa el pelirrojo, sentándose con Kuroko en la cama.

 —A mi… también –Kuroko también rió admitiendo el hecho. Le había gustado, y sólo era su primera experiencia sexual –Soy Kuroko Tetsuya –Se presentó oficialmente extendiendo la mano.

 —Kagami Taiga –Gustoso aceptó el saludo. La situación pasó de ser embarazosa a cómica. Ni siquiera se conocían y habían tenido sexo –Podríamos repetirlo…

 —Me gusta que me inviten a cenar antes, Kagami-kun. La habitación de lleno de risas, miradas tiernas y un calor diferente. Era agradable y para nada sofocante. Ambos sabían que se gustaban, el resto se descubriría con el tiempo.

 Akashi miraba atento su tablero, ahora tenía más piezas de su lado y eso hacía feliz al pelirrojo. Pero su guarda no estaba muy convencido de las acciones que estaba tomando últimamente su Rey. Con delicadeza levantó el pequeño cuerpo de su Majestad hasta llevarlo a la cama –Hora de ir a dormir, Aka-chin –Dijo cargándolo como si fuera una bolsa de papa. Sin embargo, éste no respondió tan pacíficamente como esperaba el mayor.

 —¡¿Qué crees que haces?! –Akashi estaba alterado, pataleando para zafarse inútilmente del peli morado.

 —Es hora de dormir, Aka-chin –Repitió dando vueltas por el cuarto, hasta dejar al pelirrojo en la cama – Hay que dejar de jugar –Aquello, no supo en qué sentido lo dijo realmente. En el fondo, equivalía a “deja de jugar a ser un Rey”, pero no estaba seguro, y no quería comenzar a pensar en eso.

 —¡No es un juego! –Exclamó rojo del enojo, poniéndose pie sobre la cama para estar a la misma altura que su pareja -¡¿Por qué nadie lo entiende?!

 —Yo lo entiendo, Aka-chin –Respondió de forma automática –Si tú eres feliz, yo también lo soy.

 —¡No me mientas! –Seijuurou comenzó a repartir puñetazos en el pecho de Atsushi, pero para él sólo eran mimos -¡Me odias! ¡Quieres dejarme solo!

 —No, Aka-chin  -Volvió a responder, pero ésta vez arrepentido de haber abierto la boca una vez más –Te amo, eres mi Rey.

 Murasakibara vio enternecido las lágrimas que caían sobre las mejillas sonrojadas de su Majestad. Y sabía que esas lágrimas eran por su culpa, por ende, las limpió y besó la frente del menor. Abrazó contra su cuerpo el tembloroso cuerpo del pelirrojo, dejando que se desahogara contra su pecho. Con cuidado, pero sin separarse uno del otro, se recostaron en la deshecha cama, compartiendo el calor de sus cuerpos.

 —Atsushi, no me dejes –Murmuró con un nudo en la garganta sin atreverse a encarar los violáceos ojos que tenía frente a él.

 —Te seguiría hasta el fin del mundo, Aka-chin – El más alto levantó el mentón para observar con detalles los ojos bi color que tanto amaba, y antes de besar sus labios, agregó –Te amo.

 Los besos se fueron intensificando, llegando a entrelazar sus lenguas para mantenerse lo más unidos posible. Las enormes manos de Atsushi comenzaron a pasearse por la esbelta figura del pelirrojo, recorriendo cada rincón de éste. Abriendo y desabrochando sus cinturones hasta deshacerse de sus pantalones. Ambos pensaban lo mismo, entregarse amor mutuamente, como desde el primer día en que se conocieron.

 Con los pantalones fuera de la cama, Murasakibara se posicionó sobre el pequeño cuerpo ajeno, abriendo con cuidado las piernas lampiñas, besando, sin dejar un solo lugar sin caricias. Al peli lila le gustaba el cuerpo de Akashi, era pequeño, parecía de porcelana y cada fluido era dulce. Adoraba verlo sudado, con la respiración agitada, ver su entrada escurriendo. Nada le parecía asqueroso u obsceno cuando provenía de él. El cuerpo real de Seijuurou lo volvía loco, le hacía pensar que todas las golosinas del mundo eran poca cosa. El gustaba meter sus dedos en donde podía hacerlo, jugar con esa pequeña y rosada entrada con curiosidad. Le divertía ver las expresiones en el rostro de su Majestad cuando tocaba cierto punto con sus lardos dedos. Los sonidos eróticos que salían de su boca, todo parecía perfecto a la vista de Murasakibara.

 —T-te amo, Atsushi –Susurró jadeando, arqueando la espalda al sentir que se venía. Ni siquiera había empezado a penetrarlo con su falo, pero con su guardián, las manos eran suficiente para complacer los deseos del pelirrojo. Akashi también amaba a su pareja, desde que se convirtió en Rey, desde que tenía memoria. 

Notas finales:

Gracias a todos por leer! Espero que les haya gustado. Desde mi punto de vista, no soy buena con los lemon, me llevan más tiempo que la historia, creo yo. xD Soy un desastre...

 Me gustaría, y espero que no sea mucha molestia, si me dijeran qué opinan de cada personaje. 

 En el proximo capitulo, hay altas probabilidades de que aparezcan, otra vez, Midorima y Takao!

 Muchos Saludos a todos!

 By Selmo

 RW si te pareció el peor lemon de la historia! :'DD


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