Te despertarás perezosamente y aún con los ojos cerrados buscarás a otro cuerpo más en la cama, pero no lo encontrarás. Es entonces cuando abrirás los ojos y descubrirás que estás totalmente solo. “¿Eustass-ya?”, le llamarás mientras te levantas de la cama, no contestará. Te darás cuenta de lo patético que eres, de lo bajo que has vuelto a caer. Te habrás dejado engañar otra vez… De hombre en hombre, de cama en cama, de mentira a mentira… Y siempre igual, eres penoso. ¿Qué diría tu familia si viera lo bajo que has caído en todos estos años? Kid te habrá utilizado como muchos otros lo han hecho. Por un momento creíste que esos preciosos ojos ambarinos te miraban sin maldad. Por un momento creíste que los besos que te daba eran de amor. Por un momento creíste que sus palabras eran sinceras. Por un momento creíste que ibas a despertar a su lado. Por un momento fuiste feliz en sus brazos…
Recogerás tu ropa del suelo y te vestirás rápidamente, querrás volver a casa lo antes posible. Saldrás de la casa de Kid sin fijarte en absolutamente nada de lo que tienes alrededor. Te convertirás en un idiota cuando salgas de la casa, no lo sabrás, pero has dejado atrás mucho más de lo que te imaginas y no has visto ciertas cosas que te harían darte la vuelta y volver a la cama a esperar al pelirrojo. Pero eres humano, y los humanos cometen errores, así que seguirás tu camino. Cuando Kid llegue a casa sólo se encontrará con tu preciado gorro, que se quedará en su casa por error y al darte cuenta no querrás volver a por él, porque será para ti como una puñalada más a tu dolorido corazón.
Sea como sea, caminarás solo por la calle sin fijarte a dónde vas. Tropezarás con algo y estarás a punto de caer al suelo, pero tendrás la suerte de que no sea así. Te darás cuenta de que has chocado con la caja de cartón donde ayer descansaba el gato que tú tenías pensado acoger al salir del trabajo, pero ya no estará allí. “lo habrán atropellado”, pensarás al comprobar que el gato ya no está. “mejor, al menos se libra de esta mierda de vida”, pensarás cuando te des la vuelta para seguir vagando por las calles.
A esas horas de la noche nadie estará por la calle y aprovecharás para sentarte en un banco de la zona. Sin querer la imagen del pelirrojo sonriendo inocentemente te vendrá a la mente. Creías que era diferente, que por fin habías conocido a alguien que no te utilizaría para saciarse en la cama… Ojalá hubiese sido así… Pero no, al final todo el mundo es igual. No es justo que todo lo malo te pase a ti sólo por no ser un idiota como los demás han demostrado ser, no es justo que sufras de esta manera. Pero sabes que todo tu sufrimiento acabaría con una cuchilla cortando tus muñecas, pero eres tan idiota que no lo haces. Llevas tantos años aguantando esto que ya te consideras a ti mismo como un objeto que sólo sirve para aguantar el odio de la gente y para saciar las necesidades sexuales de otros hombres. No es justo… Simplemente, no es justo… Y mientras contemplas el cielo estrellado te preguntarás a ti mismo: “estúpido corazón, ¿por qué sigues latiendo?”