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Sinceramente... imposible por Tycana

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Notas del capitulo:

Holi! tengo tiempo sin pasarme por aqui, pero es que estaba enferma, no tengo internet en mi casa y ultimamente no he tenido mucha inspiración como deseraía. 

Sin más que decir espero disfruten el capítulo.

Estaba pasando por mi quinto mes de embarazo, atravesando todo lo que incluía cargar un bebé en mi cuerpo, las hormonas, los antojos y el molesto dolor de espalda. Durante el tiempo en que Ryuzaki me encontró, no quería salir de mi habitación, estaba molesto, deprimido y a la vez frustrado, pero no era como si alguien además de Misa se acercase para investigar por mi condición. L había despedido a mi padre del caso, a pesar de que incluso había arriesgado su empleo por ayudarle, alegando que estaba muy implicado con el sospechoso, le obligó a retirarse sin siquiera dejarle opciones.

 

Las ocasiones en las que Misa entraba a la habitación, me contaba como Ryuzaki seguía persistiendo con mis acusaciones, aunque todos supiésemos que alguien como yo, con mis principios y mi moral, jamás podría ser Kira. No obstante el muy cabeza dura no quería creerme y yo, nunca podría perdonarlo por lo que me hizo, por más que fuese el padre de mi bebé, aunque no supiera que carajos era lo que sentía en esos momentos por él, me había herido. 

 

Él no ha vuelto a verme llorar, ha pesar de que lo he hecho varias veces desde que me volvió a atrapar, pero simplemente no podía dejar que me viese así, era como decirle con total claridad que me había hecho daño, y a pesar de que en mis muy ocultos sueños, quería que me rogase perdón, sabía que no estaba bien.

 

— Nee Light  — exclamó Misa sonriente mientras entraba a la habitación, hacía unos meses ella había decidido hacer un cambio drástico en su cabello, se lo había cortado de forma en que quedase al mismo nivel de lo que suponía ser su flequillo, soltándose incluso las aniñadas colas que llevaba a ambos lados, aunque aún así dejándose el flequillo recto de su frente; se veía mucho más madura y cambiada, nada comparado con la niña tonta que aún no se porque acepte ser su novio.

 

— ¿qué? — pregunté un tanto desanimado, por lo que su expresión cambio por completo y se acostó al lado mío en la cama.

 

— Deberíamos de salir de aquí a ir de compras o algo por el estilo — me jaló para que me acostase a su lado — comer un helado, un dulce ¡incluso galletas de panadería! — me acarició con suavidad el cabello — estoy casi segura de que al bebé no le sienta bien estar siempre encerrado

 

— ¿Sabes que está encerrado hasta que nazca verdad? — sonreí al notar en su rostro la clásica expresión de odio absoluto-

 

— Y tu sabes muy bien que no me refiero a eso, además ¿hace cuánto no te hacen una eco-grafía?  ¿no crees que es tiempo de saber el sexo de tu bebé? — giré el rostro hacia ella, en el poco tiempo que llevaba aquí, nos habíamos vuelto mucho más cercanos, era algo así como la mejor amiga que podría tener; no podía hablar con más nadie — Sé que no estás feliz aquí, y por más que el imbécil de Ryuzaki quiera hacernos creer que eres Kira, aún así eres humano, y un futuro madre — era muy gracioso cuando me llamaba de esa manera, aunque tuviese razón y realmente me conociese mucho.

 

— Dime algo ¿qué pretendes de haga? — su mirada fue mucho más condescendiente, como si me tuviese lástima — sabes que estoy atado de pies y manos, y aunque no sea literalmente, no puedo hacer nada. Que más quisiese yo que salir a estudiar o algo parecido... pero Ryuzaki se ha concentrado en hacer de mi vida una mierda, aún cuando no he hecho nada malo ni en contra de él.

 

 — Es momento de que hablemos con él — dijo decidida levantándose de un solo tirón y haciéndome caer sin delicadeza de su regazo — ¿Qué esperas? ven.

 

— No quiero salir, no quiero que nadie me vea así — me levanté de la cama y tomé un libro del estante. Las últimas semanas así había sido mi rutina, no era más que despertar, leer, hacer una caminata en la cinta de correr que estaba en la habitación de al lado. Nada que involucrase ir a los pasillos, ningún lugar donde algún miembro de la investigación me viese — luzco patético, tengo ojeras marcadas, y mi abdomen no luce para nada plano — me veía dejado, había perdido la apariencia que tanto amaba presumir.

 

—  ¡Con más razón! Hoy mismo iremos al Spa, y allí saldrás viéndote muchísimo mejor, de eso estoy segura — me jaló de brazo, y cuando vine a ver, estaba en el pasillo, y el libro que antes había estado en mis manos, ahora estaba en el suelo — ¡Ehh Ryu-za-ki! — entonó y gritó cada una de las sílabas con total precisión y me forzó a seguirla en su recorrido en busca de a quien menos quería ver — ¡Deja de comportarte como un total imbécil y sal de tu hibernación que necesito hablar contigo! — la puerta de una habitación al fondo se abrió, y pude ver a Ryuzaki salir comiendo un chupete rojo.

 

—  ¿Qué quieres Amane? y por qué me hablas como si tuvieses derecho de hacerlo — no podía dejar de observarle, aunque el en realidad ni siquiera nos estuviese prestando mucha atención, ni siquiera nos miraba mientras desanimadamente jugaba con el chupete.

 

— No puedes seguir encerrándonos aquí de esa forma ¡Hoy Light y yo saldremos al Spa! — quise sonreír por la forma en la que lo había dicho, sin embargo no era como si eso hubiese hecho al menos que Ryuzaki voltease a vernos.

 

—  Sabes muy bien Amane que tu a diferencia de Light, puedes salir cuantas veces quieras, es más, estaría muy feliz de que lo hicieses — sacó un comunicador de su bolsillo — solo tendrías que salir con varios acompañantes, en cambio desde que Light aceptó que todas sus consultas fuesen en el cuartel, quedo exento de sus derechos de salir de aquí, además de que el ni siquiera está quejándose como tu.

 

— Ryuzaki, realmente quiero salir del cuartel — dije sin rodeos ocasionando que por primera vez en la conversación, él voltease a mirar — quiero saber cuál es el sexo del bebé, puede que a ti no te importe, pero a mi si. Además de que odio mi aspecto últimamente, quiero salir de aquí.

 

— Realmente has dejado que las ideas de Amane entren en tu cabeza, no esperaba que fueses así. En fin, has resultado ser más influenciable de lo que creía, aunque también supongo son las hormonas del embarazo... muchas mujeres actúan de la misma forma — comenzó a hablar como si un programa leyese un artículo completo de Wikipedia, antes claro de que cualquiera pudiese editar — aunque quizá si te recuerdo que luces completamente horrible, que tienes una enorme abdomen muy poco tonificado, y que básicamente serás el hazmereír de todos en la calle desistas... pero yo soy solo un detective que conoce a la perfección el comportamiento natural de las personas.

 

—  ¡Cállate Ryuzaki! Saldré de aquí porque es lo que me apetece, y me importa muy poco si mandas incluso a todo un séquito de hombres de seguridad para que no me escape — estaba resistiendo mis impulsos de darle una fuerte cachetada, pero lo resistí, Misa y sus increíbles ánimos queriendo que saliese, me habían animado lo suficiente como para que quisiese hacerlo.

 

— Bien, en un rato estarán esperándote en la puerta para que vayas a tu ansiado Spa — su voz seguía siendo calmada, por mucho que yo me exaltase, el solo tomaba el comunicador y le pedía a Watari que los enviase — luego de eso puedes ir al médico a que averigües el sexo del bebé... y deja de gritar para que pueda seguir con la investigación de Kira.

 

Misa me arrastró hasta el garaje, donde nos montaron en uno de los carros negros y blindados de L que nos llevaría a cada uno de nuestros destinos. Al parecer Watari ya les había dado las claras instrucciones de a dónde deberían de llevarnos y a que distancia estaban de ambas direcciones, por lo que los pilotos parecían tener todo controlado. En el momento en que llegamos al primer lugar, todo daba la indicación de que había sido muy premeditado, era un lugar casi vacío, muy sencillo a la vista de cualquier persona, ya que ir a un spa en esas temporadas no era común en Japón, mientras que si lo eran las aguas termales.

 

Los guardias se quedaron esperando en la puerta, y un hombre de cabello oscuro nos escoltaba al interior, donde solo habían tres mujeres, quienes parecían ya listas y dispuestas a todo por nosotros dos. Luego de eso el hombre cruzó algunas palabras con ellas, acerca del extremo cuidado, y lo peligroso que sería que nos perdiese de vista, y se quedó sentado en una de las sillas de la sala de espera.

 

Luego de eso nos llevaron a unas mesas donde comenzaron a hacernos diversos tratamientos y exfoliantes que me confundían con tantos nombres. En eso, cuando comenzaron a tratarnos las manos, Misa decidió hablarme.

 

— Se que estás completamente loco por Ryuga — comentó de la nada ocasionando un intenso sonrojo de mi parte; era un momento incomodo — y se que te saca de quicio que no te preste atención — por más que odiase que ella me estuviese hablando como si fuésemos un par de mujeres en un centro de belleza, hablando de como deberíamos de seducir a nuestros hombres, sabía que a continuación ella diría algo importante — pienso que deberías de hacer algo.

 

— ¿Y más o menos a qué te refieres? — pregunté a sabiendas de que abriría una caja de Pandora, que me sería imposible cerrar.

 

— Pienso que deberías de seducir a Ryuzaki.

Notas finales:

Voy a dejarlo hasta aquí porque a pesar de que tengo mucho ánimo de escribir, quiero preguntarles 


¿Qué sexo quieren que sea el hijo de esos dos necios de los que escribo?


Si alguien tuviese que morir en la historia ¿quién preferirían que muriese?


En fin, seguiré escribiendo un poco más y continuaré otra historia, les agradezco mucho el apoyo. Los próximos días me harán unas placas y me llevarán al médico, por lo que es provable que tenga mucho tiempo para escribir. Sin más que decir les pido se pasen por mis historias, tanto las de esta cuenta como la de Darkwytes, saben que los amo y que adoro escribir


Cuídense


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