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Proyecto vida por Wan chan

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Notas del capitulo:

Bien, sé que ha pasado mucho tiempo desde que actualicé. No daré tantas explicaciones, solo diré que entre la escuela y problemas las cosas no se llevan.

En fin, disfruten de este capítulo y estaré actualizando un tanto más seguido. ¡Saludos! ¡Y felices fiestas!

Capítulo 2. Dejar atrás y caminar.
Parte V. En el punto verde.

 

El camión se detiene por completo, el humo en el motor se ha hecho demasiado molesto como para poder ver, y el calor que se siente en ese instante es casi insoportable.

Koganei baja del transporte e Izuki le sigue después de que es llamado. Abren el cofre y la gran cantidad de humo que sale desaparece por completo y los hace sudar al instante ante un calor innecesario. Un suspiro marcado sale de los labios de Koganei mientras se dirige a la parte de atrás donde se encuentran todos.

Las palabras de Mitobe acerca del agua del radiador eran ciertas. Y mientras un nuevo suspiro pasaba por sus labios, el dolor en el pecho por la reciente perdida se hacía presente, punzándole con fuerza justo en el medio, logrando distraerlo por un breve instante.

- La mala noticia es que el agua del radiador se secó y así no podemos seguir. La buena noticia es que estamos cerca-.

Hyuuga baja de un brinco seguido del resto de chicos mientras hace una señal a Akashi y Furihata de que se queden en el camión mientras inspeccionan: -Izuki-.

El nombrado asiente con la cabeza y de inmediato comienza a trepar sobre el transporte para echar un vistazo alrededor. Baja con una habilidad sorprendente, provocando en Himuro una ligera sonrisita de satisfacción, acción que no pasa desapercibida por Mayuzumi: -Despejado… no detecto nada sospechoso-.

De inmediato todos se ponen en marcha. Lo último que quieren es tener que gastar municiones en un combate inesperado contra soldados o terroristas… o incluso algo peor.

Izuki se toma su tiempo, yendo un par de metros más al frente mientras voltea curiosamente a todos lados. Su importante papel en el equipo es evitar peleas donde no se requieren, y localizar posibles bombas en el suelo con la ayuda de su privilegiada vista.

Todo se ve despejado, y extrañamente silencioso. Tanto, que a Tatsuya no le gusta.

-Si sigues así de tenso terminarás por darnos un tiro a todos-.

Mayuzumi le aparece por un costado, tomándole completamente por sorpresa. Esa extraña habilidad de Chihiro de suprimir y sacar su presencia a voluntad ciertamente le molestaba, aunque podría ser muy ventajosa de alguna manera, pero no en ese instante ya que estuvo por tomar su arma y dispararle.

Escuchan un pequeño chiflido que conocen a la perfección, Izuki les llama avisando acerca de posibles problemas. Hyuuga levanta una mano y después de hacer algunas señas hace que Teppei y Koganei se separen del grupo para inspeccionar el lugar.

A paso lento Teppei se acerca a un estrecho callejón cuando escucha algo golpear un tacho de basura. Ante sus ojos un pequeño robot de limpieza hace su trabajo incansablemente. El chiflido de nuevo, hecho ahora por el castaño solo para alertar a los demás de ese problema. Y es que no se puede confiar ni del más pequeño robot, todos y cada uno de ellos está equipado con un sistema de auxilio y de alerta.

Inmediatamente Hyuuga pone en marcha el resto del grupo, tratando de alejarles del peligro lo más rápido posible.

Teppei se aleja con cuidado, cometiendo un error al darle la espalda al pequeño robot, el cual le escanea y al momento de detectar su arma comienza a producir un sonido muy agudo. De su espalda sale una bengala de color rojo, una alerta muy conocida por ellos. A lo lejos se puede ver otra bengala, y otra más dando así alerta al resto, mostrándose al final como largas columnas de humo.

-Mierda… ¡Corran!-.

De inmediato Teppei sale corriendo, siendo seguido por aquel robot. Entonces puede ver que de otra calle llega otro, el cual también comienza a seguirle.

Hyuuga apresura el paso, disparando a los costados cada que otro nuevo robot aparece -¡Kiyoshi!-.

El aludido corre lo más rápido que puede, disparando cada que la oportunidad se le presenta. En su carrera logran ver a Izuki a lo lejos apuntando un lugar que podría salvarles por el momento. Un callejón lleno de escombros que podría confundir a los escáneres de los robots.

 En ese instante para ellos la misión es importante, y llevar el producto a salvo a toda costa es una regla de oro que no se puede romper con nada. Tiene que proteger a Akashi a toda costa. Por eso le rodean, empujando a Furihata lejos del pelirrojo y dejándole atrás rápidamente.

-¡Kouki!-

Akashi le grita, no llamándole, más bien para advertirle acerca del pequeño robot que se le acerca por la espalda y que sin fallar logra capturar las piernas de Furihata con una red haciéndole caer; el robot va acercándose un tanto amenazante, sacando de su frente una extraña lente que comienza a emitir una luz verde. Pero antes de que pueda terminar de procesar un se busca, una navaja le deja fuera de funcionamiento.

-¿Qué demonios se supone que haces?-.

Mayuzumi llega en el momento justo, liberando a Furihata de aquella red y ayudándole a ponerse de pie, justo en ese momento un disparo le pasa por un costado, dando directamente a un robot que había brincado para atraparle.

-Sabes… puedes llegar a ser muy descuidado- menciona Himuro para después darle la mano a ambos y ayudarles a ponerse de pie.

-Y tu un completo cretino-.

Furihata se siente incomodo ante esas miradas tan intensas que se lanzan ambos chicos; y gracias a que él no tiene puesta su atención en otra persona por ese momento es el único en darse cuenta que los robot siguen llegando: -Ch-Chicos…-.

 La sonrisa de Tatsuya se ensancha justo en el momento en que toma sus armas y comienza a disparar a diestra y siniestra: -vayan con el resto, yo les cubro-.

-¿Y a ti quien te nombró el héroe?- Himuro le sonríe en respuesta haciendo a Mayuzumi enojar.

El número de robots aumenta comenzando a encerrar a ambos en un pequeño círculo, haciendo que se topen espalda con espalda. Los sonidos de balas armonizan con el del metal perforado, el pitido constante que producen las maquinas y el golpe de los casquillos en el suelo. La adrenalina sube y más cuando los cartuchos para sus armas van disminuyendo. Entre los dos se encargan de alejar a los robots de Furihata turnándose para disparar alrededor de él.

Entonces un nuevo sonido aparece, uno más grave y profundo, obligando a las molestias mecánicas retirarse con rapidez. Para ese momento Chihiro comprende que la magnitud de su problema ha cambiado radicalmente a uno mucho mayor.

-Vamos con el resto-.

Himuro dispara por última vez antes de salir corriendo detrás de Mayuzumi y Furihata.

Akashi puede darse el lujo de suspirar con alivio en cuanto tiene a Kouki entre sus brazos de nuevo, el palpitar de su corazón se calma de cierta manera mientras es envuelto en la calidez de su novio. Aquella comodidad entre ambos se esfuma cuando Hyuuga les empuja para que se pongan pecho tierra.

Frente a sus ojos una máquina de asalto aparece, rodeado de aves carroñeras que picotean la pútrida carne atascada en los engranes de sus ruedas. Emite de nuevo ese sonido grave, obligando a las aves a dispersarse y a los chicos a tapar sus oídos ante lo molesto e irritante que es. De sus costados despliega un par de pequeñas navecillas que van escaneando todo a su paso; una de ellas pasa sobre el grupo entero sin lograr registrar algo decente.

Hyuuga se recarga con pesadez en la pared, quitándose los lentes para poder masajearse la cabeza. La mirada de resignación de todos es obvia, excepto para Akashi y Furihata.

-¿Sucede algo?- cuestiona Kouki, un tanto extrañado por la actitud del resto.

-Nada, solo esperar la muerte- responde Hyuuga sin muchos ánimos de hablar.

El rosto de espanto que pone Furihata hace que Koganei sonría un tanto forzado: -estamos prácticamente encerrados –señala detrás de ellos –esa es una pila de escombro que no se puede escalar –mueve su dedo hasta apuntar al gigantesco robot –y aquello está armado hasta los dientes. Y aunque hay una forma de salir de aquí, el que funcione es muy… nulo, además no creo que alguien quiera hacer el trabajo pesado-.

Un ambiente pesado y un silencio incomodo se había formado en ese instante. Chihiro se levanta, pero Himuro le detiene tomándole de la muñeca: -yo lo hago-.

Aquel ofrecimiento no le agrada a Mayuzumi, a lo que molesto le reclama ganándose solamente una sonrisa sarcástica y la mano de Tatsuya esperando a que le de algo. A regaña dientes extiende el brazo después de buscar entre su ropa lo que necesitaba. Con molestia entrega una granada a lo que el resto da la suya.

-Perfecto –Hyuuga se levanta acomodándose los lentes –esto es lo siguiente, Akashi y Furihata irán en medio, el resto iremos a cuatro puntos de ellos. Izuki al frente, Kiyoshi a la derecha, Koga y Mayuzumi atrás y yo a la izquierda. Comenzaremos a correr a la señal de Izuki.  Y tú, más te vale tener un buen brazo-.

Todos asienten en coro, tomando posiciones esperando con paciencia el momento oportuno.

Himuro sale primero del escondite, procurando no hacer ruido o movimientos innecesarios, entonces solo cuando está lo suficientemente lejos de ellos, lanza con fuerza una granada haciéndola explotar casi al otro lado de la posición del resto.

La maquina voltea, guiada por las detonaciones que tiene que detener y capturar con vida o sin ella a aquellos vándalos que se aprovechan de la situación. Sigue el rastro de calor que deja la detonación, y entonces más a lo lejos ocurre otra, alejándole de de inmediato del lugar.

Chihiro tantea un momento en seguir corriendo. Por su cabeza pasa el ir a ayudar al pelinegro en contra de aquella cosa, pero regresa en sí cuando voltea al frente y mira la roja cabellera de Akashi. Primero es él, después el resto, claro, por este momento. A lo lejos se escuchan las detonaciones, dándole un pequeño suspiro de saber que aun se encuentra vivo.

Tatsuya sigue corriendo hasta lograr ocultarse detrás de un auto destrozado. En su mano aun queda una sola granada y aquel robot le está siguiendo muy de cerca el rastro. Suspira, tiene que calmarse completamente, recuerda que antes de haber salido corriendo le han dicho que tiene que regresar por un par de calles, que ellos estarían esperándole después de haber puesto a salvo a Furihata y a Akashi.

En ese instante la adrenalina sube por su cuerpo y el corazón se le acelera más que antes. Esa extraña sensación que había dejado de sentir por mucho tiempo, justo desde que llegó de refugiado después de la guerra. Su vida sedentaria era tan monótona y aburrida, incluso más que la de Furihata y eso que él se la pasaba criticándolo cada día. El hecho de ya no tener más que hacer le sumergió en una especie de depresión llevándole a la única salida rápida que encontró, el alcohol se volvió casi parte de él, siendo esa una de las tantas cosas por la cual comenzó a beber.

Sentía que había perdido el toque, tal vez esa fue una de las razones a parte de querer estar en el equipo de Chihiro queriendo proteger a Akashi. Necesitaba volver a sentir esas emociones por su cuerpo. Aunque claro, el llegar al extremo de tener que lidiar solo con una maquina de asalto no le era de su agrado.

Miró hacia el frente, la siguiente cuadra es su retorno a la supuesta seguridad que le espera. Se mantiene tranquilo, queriendo distinguir una brecha entre una calle solitaria hacia el otro lado y el pesado robot, y cuando la obtiene lanza con fuerza la granada esperando a que explote y correr por su vida con ese último sobreesfuerzo que se obliga a dar.

Hay una pequeña barricada compuesta de sacos de arena y escombros, la cual salta para poder ponerse a salvo. Cuando está del otro lado puede darse un respiro pasajero, tiene la respiración agitada y siente que le falta el aire, pero aun no acaba, tiene que seguir alejándose sin ponerse a la vista muy obviamente.

Cautelosamente se arrastra por el suelo hasta poder pasar la esquina de un edificio. Se levanta sacudiéndose para poder ponerse en marcha, pero antes de dar un paso una bala rebota contra la pared del edificio haciéndole retroceder. Ocurren más disparos, todos fallidos gracias a esa habilidad que tiene de esquivarlos, logrando refugiarse entrando al edificio.

Escucha los pasos de alguien que se acerca. Un chasquido de dientes ante la única recarga que tiene en el arma y no piensa desperdiciarla.

La presencia contraria se acerca, y cuando ve el arma asomarse se avienta en contra del otro, un sujeto encapuchado, comenzando una disputa por el artefacto el cual cae al suelo lejos del alcance de ambos.

Himuro es tirado, pero una patada en la rodilla hace que el otro también caiga. Velozmente Tatsuya se pone de pie corriendo a tomar el arma, siendo detenido al instante por el sujeto cuando es tacleado.

Ambos ruedan en el suelo lejos uno del otro. Himuro en cuanto se coloca de pie le apunta al encapuchado con el arma que se encontraba en el suelo, y el otro hace lo mismo con la diferencia de que el arma es de Tatsuya.

De repente el encapuchado comienza a reír a carcajadas, mientras Himuro suelta un suspiro realmente exhausto.

-Te recordaba mucho más salvaje- menciona en un fluido ingles.

-Ha pasado un tiempo desde la última vez que tuve que defenderme por cuenta propia-.

-Retirarte te ha hecho más suave Tatsuya-.

-No me he retirado, y no tientes a tu suerte… Taiga-.

El aludido se quita la máscara mostrando una amplia sonrisa en su rostro mientras pasa su mano por el cabello rojizo y despeinándolo un poco dándole un aspecto salvaje que parece caracterizarle -¿Has venido con el resto?- se acerca, jugando con el arma ajena haciéndola girar repetidas ocasiones en su mano.

-Por supuesto- contesta Tatsuya después de intercambiar armas.

Kagami alza el brazo dando a entender que todo se encuentra bien. Himuro alza la vista hacia los edificios y de ellos hay gente que se asoma curiosa. Las ropas les delatan, familias de inmigrantes de varias partes del mundo sin papeles para poder vivir en una de las dos últimas potencias mundiales; huyendo a diario de maquinas como de la que él acaba de escapar, huyendo de soldados orientales y huyendo del cruel destino de ir al campo de refugiados.

-Sígueme- menciona Kagami ante lo que Himuro hace sin chistar.

Se colocan frente a una barda de aluminio oxidado y madera. Kagami golpea con un extraño ritmo haciendo que la barda vaya corriéndose lentamente –vamos –le golpea el hombro sutilmente logrando hacer que el pelinegro sonría. Aquella gran barda se cierra a sus espaldas y solo cuando Tatsuya gira la cabeza puede ver a inmigrantes cerrarla.

La calle que caminan es un tanto estrecha, pero muy concurrida hacia todos lados. Las personas viven como si lo que pasa detrás de aquella pequeña y delgada barda no fuera cierto. Amas de casa sacudiendo sus pertenencias, personas llevando agua en cualquier recipiente que pueda contenerla, animales de granja corriendo libremente, trueque por todos lados. Una extraña forma de vivir.

Entonces Himuro en una pared puede ver un grafiti enorme en el cual se pierde un momento. Kagami le llega por la espalda, pasando el brazo alrededor del cuello y señalando aquel grafiti más que nada a las únicas letras que hay en todo el dibujo y abarcan la mayor parte de aquel arte urbano.

-Gemeinde… es alemán y significa comunidad. Es así a lo que le llaman a este sitio, un lugar lejos del desastre que está afuera de esa barda-.

Una pequeña esperanza y prosperidad entre la desgracia.

Siguen caminando hasta entrar a una de las casas que están bordeando la misma estrecha calle.

-¡Taiga!-.

El pelirrojo voltea recibiendo en sus brazos a un preocupado peli celeste –Tetsuya, estoy bien- ambas manos se posan en el vientre hinchado, inclinándose para poder besarle en la curvatura.

Aquel primer grito hace que el resto comience a aparecer dejando de lado sus actividades.

Mayuzumi mira a Himuro, soltando un suspiro de alivio involuntario en cuanto le ve. Baja con cuidado las escaleras pero antes de que pueda acercarse a hablarle por su costado pasa corriendo Izuki, siendo el primero en recibirle e invadiéndole con preguntas de preocupación sin siquiera dejarle contestar.

Chihiro se aleja, está en mejores manos ahora.

Lentamente se acercan al par de recién llegados. Algunas caras se le hacen familiares a Himuro y otras nuevas que sabe va a conocer, aunque claramente lo que llama su atención no son los rostros, sino aquellos chicos que tienen un curioso vientre redondo formándose.

Furihata se abre paso entre las personas, llegando hasta Tatsuya y abrazándole cuando le mira en una pieza.

El encargado de romper la situación es Hyuuga, comenzando a dar órdenes para que regresen a sus trabajos asignados, dejando a Izuki a cargo de mostrarle a Himuro el lugar.

Izuki le explica todo lo esencial acerca del lugar de donde se encuentra y lo que hacen ahí.

Gemeinde fue fundada por un par de familias alemanas, aceptando a gente inmigrante que pasaba escapando de todo aquello que los amenazaba. Ellos como cigüeñas llegaron ahí por casualidad, apoyando en la defensa contra cualquier cosa sospechosa que amenazara el lugar, a cambio ellos tenían un lugar en donde poder quedarse y cuidar a los chicos embarazados que llegaban.

Mencionó acerca del punto verde, una extraña manera de referirse a la casa donde se encuentran, llamada así más que nada por el dueño de ella, Midorima Shintarou, un medico con un color de cabello muy peculiar. Apodo dado al sitio por la pareja del médico, otro producto: Takao Kazunari.

Le explicó con detalle quienes dormían en las habitaciones y donde lo hacía cada quien, pero en medio de su explicación se vio interrumpido por la pregunta que le molesto de cierta manera.

-¿Dónde duerme Chihiro?-.

-En el garaje, pero a menos de que no quieras terminar siendo corrido con una patada en el culo, no creo que quieras acercarte. Él es muy delicado con eso del espacio privado-.

Una sonrisa se dibuja en los labios de Himuro, haciendo que Izuki bufe con molestia e irritación. ¿Qué tenía Mayuzumi que él no? Él era más agradable y ciertamente más social que ese chico, pero por alguna razón no podía llamar lo suficiente la atención de Tatsuya. O eso creía.

-Dormirás aquí. Tus compañeros de cuarto son Miyaji Kiyoshi, Fukuda Hiroshi y Kawahara Koichi-.

Himuro asiente con la cabeza antes de entrar al cuarto y ser recibido por un chico rapado presentándose con el nombre de Kawahara Koichi. Izuki sigue sonriendo hasta que tiene que intervenir en una pequeña conversación de ambos chicos, excusándose de tener que hacer un par de cosas.

La puerta se cierra lentamente frente a él, y detrás de ella su sonrisa se esfuma de inmediato. Necesita ir a hablar con Mayuzumi a cerca de Himuro, y puede que no sea muy de su agrado la conversación.

Los celos pueden ser un arma demasiado peligrosa, incluso de doble filo. Izuki se embarca en búsqueda de respuestas, teniendo que hablarle a alguien que ciertamente no le interesa, pero que tiene mucha influencia sobre alguien que quiere, y si tiene que pelear por él, lo hará.

Notas finales:

En el siguiente capítulo:

Los humanos son seres incomprendidos entre ellos mismos. Algunos crean historias en sus cabezas que pueden ser fantasiosas, irreales, llenas de mentira y odio.

Izuki observa, ese es su trabajo. Pero lo que sus ojos observan en ese instante hace que comience a sentir odio puro hacia esa persona: “Hay gente muy mentirosa”.

Capitulo 2. Dejar atrás y caminar.
Parte VI. Emociones en una noche.

Porque ese chico… no se merece esa persona.

 

Nos vemos!!!


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