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Proyecto vida por Wan chan

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Notas del capitulo:

Lamento tanto el no haber actualizado desde hace muchísimo tiempo, pero me vi ocupada en muchos sentidos. En fin, cualquier aclaración abajo y las cosas que quiera aclarar las marqué con un * así que sin más les dejo.

Capitulo 2: Dejar atrás y caminar. Part VII: Decisión sin corazón . 

 

Despierta casi de golpe. Hacer eso en su estado es un error fatal; sobre todo porque ahora tienen que ir corriendo al baño del pasillo para poder vomitar, vaciar su estómago y sentir como el ácido le quema el esófago al no tener nada en el estómago que le amortigüe.

Vierte el agua de la cubeta en el retrete para después ir a verse en lo que queda del espejo estrellado. Le desagrada la imagen que se dibuja frente a él. Su cara sólo refleja cansancio y molestia, un par de ojeras que se comienzan a formar debajo de sus ojos y una patética piel más blanca de lo normal.

De repente siente miedo. Este preciso día es el que decide muchas cosas, un futuro para la humanidad, un paso más para la prosperidad, una esperanza, y su pequeño sueño y ambición de vivir lejos de toda esa masacre y muerte. Sólo con ese pequeño pensamiento se anima, secando sus lágrimas de cierta impotencia que siente al tener que cuidarse más a partir del momento en que sus mareos se intensificaron, a partir del momento en que los vómitos acompañaban sus mañanas.

Entonces logra ver el pequeño anillo de plástico en su dedo anular y las fuerzas que perdió por un momento regresan a él, dándole el empujón necesario para sacar coraje.

Tiene que ser fuerte, por si mismo, por su bebé, por Kouki. Demostrarle al mundo y a si mismo que aún le queda orgullo en su ser y que un embarazo no va a detenerle en su propia búsqueda de la felicidad. Demostrarle a su padre que aún le queda la ambición que caracteriza a los Akashi, buscando maneras para cumplir su objetivo. Deshaciéndose de todo aquello que se interponga en su camino.

Pero en ese momento, al salir del baño y cerrar la puerta pasó algo que Seijuurou no tenía contemplado. Un mareo repentino le hizo tambalear hasta casi caer al suelo, pero alguien le tomó entre sus brazos justo a tiempo.

Manos grandes, fuertes y cierto calor corporal que le hacen sentirse protegido. Pero solo eso.

-Debes de tener más cuidado –mencionó el susodicho con una voz pastosa y casi infantil.

-Gracias –Akashi voltea, levantando el rostro para poder verle a los ojos.

Alto. Ridículamente alto. Con cabellos morados y ojos de igual tono. Para Akashi sólo fue un momento de inseguridad, pero esa altura le hizo dudar un breve instante sobre un aura amenazante; entonces todo se acomodó en su lugar cuando vio la paleta que el otro jugaba en su boca.

-Un gusto, soy Murasakibara Atsushi-.

Para Murasakibara él era pequeño. Con cabellos rojos intensos y unos ojos preciosos, los más hermosos que haya visto. De repente se sintió flechado por alguien que acababa de conocer.

-¡Sei! –Furihata llega corriendo, abrazando a Akashi con una preocupación enorme –saliste corriendo y me preocupaste –su mirada era dolida, demostrando preocupación en ella, acompañándola el temblar de su voz.

Murasakibara bufa con molestia. Una cosa fea cerca de una belleza.

-Con permiso –interrumpe el encuentro entre la pareja para después hacer una reverencia con la cabeza y alejarse por el pasillo hacia las escaleras.

 

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Suspira pesadamente mientras masajea su frente. Un nuevo suspiro y mira hacia el suelo, justamente al vendaje que tiene el cuerpo que está dormido en el frio y engrasado piso. Mayuzumi acerca su mano, acariciando lentamente los mechones que cubren el lado izquierdo del rostro de Himuro procurando no despertarlo en el proceso.

Se jode a si mismo mentalmente. Se maldice y repudia demasiado. Siente asco de sí mismo y pena.

Después de esa extraña violación por parte de Himuro, este comenzó a llorar; Tatsuya sabía que se había vuelto una de las cosas que más odiaba y lo siguiente que hizo fue atentar contra su vida queriendo cortarse las venas.

Algo realmente dramático para Chihiro. Ridículo.

Pero después de hablar con él, recibir algunos cortes tratando de quitarle una de sus tantas navajas a Himuro y golpearle un par de veces para que se controlara y volviera en sí, hablo con él, quedando en que solo tendrían una relación laboral. Una misión juntos. Simplemente eso.

Pero lo siguiente se salió de sus manos completamente.

De repente se vio entre sus brazos, besuqueándose con cierta ansiedad y necesidad, terminando por abrirse de piernas de nuevo y volver a gemir su nombre durante casi toda la noche.

Vaya idiota.

Tal vez, solo tal vez fue por el simple hecho de que sabe puede morir en una misión así. Pero ambos están dispuestos a arriesgar su vida.

"Si nadie más lo hace, nadie más lo hará".

Aquellas palabras le hielan la sangre y calan hasta los huesos, como si le rasgaran la carne y le revolvieran el estómago. El sentimiento de miedo le invade, haciéndole temblar mientras se abraza a si mismo tratando de recuperar un extraño calor perdido.

Estando vagando en sus pensamientos no se da cuenta cuando es abrazado por Himuro, quien le susurra palabras de alivio. Chihiro siente que esa barrera que pone para evitar que los demás le hagan daño se vuelve a derrumbar por su culpa.

Lo odia, pero no tanto como quisiera.

Se alejan el uno del otro, pero Himuro vuelve a acortar distancia pegando ambas frentes después de depositar un pequeño beso en la de Mayuzumi. Sólo se quedan así, Tatsuya ve como los ojos de Chihiro dejan caer lagrimas y él las seca con sus pulgares queriendo transmitirle un poco de seguridad.

-¿En serio no quieres nada conmigo?-.

-Es mejor así. No me gusta mezclar trabajo con amor o cosas por el estilo. Me es algo imposible concentrarme-.

Himuro suspira y es alejado por Mayuzumi quien le da un último beso en los labios, simplemente superficial y retirarse para poder vestirse dar inicio a su día.

 

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Un silencio incomodo se colocaba en el pequeño cuarto, sus ocupantes se miraban el uno al otro.

El encargado de romper ese silencio fue Hyuuga, mostrando en la mesa del centro un mapa del país; en dicho mapa se encontraba marcado con diferentes colores lugares a resaltar: rojo los campos de marginados, con amarillo donde había otras pequeñas resistencias y de verde a manera de diminutos puntos los lugares donde el proyecto recoge a los productos. Lo curioso de estos últimos eran su localización,  la escasez de lugares que se reducía a dos, las cuales eran cerca de las costas, y una de ellas cerca de un lugar a nunca tomar en cuenta.

-Esto es una estupidez –Miyaji interrumpe a la mitad de la explicación de Hyuuga, captando la atención de todos los presentes –hacer esto es un suicidio. ¿Qué tiene de malo este lugar? Podemos cuidar de ellos y tener un lugar donde vivir al mismo tiempo… por eso se me hace una completa estupidez todo esto-.

-Son las ordenes que debemos de seguir Miyaji, si no te parecen puedes irte –Hyuuga le reprende, mirándole de manera fría.

-¡Es que esto es ridículo! Tenemos comida, agua y refugio. Exponernos así es innecesario, sabemos que más de la mitad de nosotros va a morir, ¡esto es patético!-.

Las palabras de más hacen que el resto comience a hablar, y a pesar de no ser muchos, el barullo era ensordecedor.

Takao se levanta de golpe, azotando sus manos contra la mesa haciendo callar a todos por el estruendo –Miyaji-san… yo… yo tengo un sueño –suspira, tratando de buscar una fuerza invisible que le haga seguir hablando sin temblar de miedo –un sueño en el cual el bebé que estoy esperando nazca en un mundo lejos de esta sociedad. Que crezca en un lugar donde no tenga que preocuparse de nada y que pueda caminar más de dos cuadras sin temor a recibir un disparo. De que juegue sin peligro alguno, seguro de que no morirá de una enfermedad extraña –Takao rechina los dientes, aguantándose el dolor en el pecho y las lágrimas que amenazan con salir –mi sueño es volver a ver el mundo como antes; y si tú no quieres ayudarme está bien, comprendo que tengas miedo, porque yo también lo tengo –sus lagrimas corren por sus ojos y sus manos se ciñen a su ropa –por eso, solo por eso pido que me ayudes a cumplir mi sueño. Porque al igual que tú y yo, todos aquí tienen miedo-.

Sin aguantar más Takao rompe en llanto.

Ante esto Kasamatsu hace un gesto con la cabeza, el cual capta Kise a la primera. Lentamente se acerca y despacio ayuda a Takao a salir a la parte de atrás de la casa a que respire un poco más el extraño aire que les rodea.

-Si alguien más quiere dar su punto de vista es hora de que lo haga –Hyuuga se recarga en el asiento, aprovechando la oportunidad de poder fumar al no haber ninguna madre presente. Al no tener una respuesta decide retomar el tema –continuemos…-.

 

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Kuroko mira la tabilla frente a él y va palomeando cada que una caja entra al camión, de vez en cuando se da el lujo de acariciar la parte más alta de la curvatura de su vientre y voltear de reojo a ver a Kagami.

Izuki suspira, el andar levantando cajas realmente no es lo suyo, pero es lo único que puede hacer por ahora para ayudar, pero en ese momento le gusta poder ver a Kuroko hacer ese pequeño gesto. Aunque ciertamente le da envidia.

Recuerda claramente el cómo los mismo del proyecto le rechazaron al darse cuenta que él no podía soportar la medicación,  que su cuerpo no era apto para crear un producto y mantenerlo con vida. Algo que en ese momento no le dolía,  pero ahora que veía como amigos suyos procreaban junto a la persona que aman se sentía un tanto celoso. También agradece el no haber sido aceptado, en aquel entonces no conocía a Himuro y de seguro los malditos del proyecto lo terminaban poniendo con alguien que realmente no era de su agrado.

-Buenos días-.

La voz que Kuroko casi no reconoce le hace despegar la vista de la tabilla y mirar a Himuro ir hacia ellos –Buenos días Himuro-kun – hace una reverencia con la cabeza que es respondida por el pelinegro, y regresa la mirada a la tablilla – ¿podrías ayudar a Izuki-san con las cajas?-.

Shun sonríe, realmente se siente cómodo estando junto a Tatsuya. Pero su sonrisa se esfuma al instante cuando escucha como Koganei llama insistentemente a Mayuzumi, quien es notado por la vista de privilegiada de Takao, después de aparecer a un costado del castaño y sacarle un grito nada masculino comienza a ayudar con el motor. Por un instante piensa que todo está bien, hasta que logra ver como Himuro se le queda viendo de una manera platónica, algo imposible para él,  y eso a Izuki le molesta demasiado.

-Himuro, ¿te importaría ir por agua? Necesitamos de eso para tenerla de provisión –menciona Kuroko sin captar aun la situación levemente tensa.

Izuki sabe perfectamente que lo han sacado de su trance de una manera abrupta. Y para Chihiro, el sonido de sus voces es ciertamente molesto mientras trabaja.

Cuando Tatsuya desaparece de su vista, Shun se acerca hasta Chihiro quien sin tomarle importancia sigue en lo suyo acomodando las herramientas en una pequeña caja.

-Gente como tu debieron de haber muerto en la guerra-.

-Lastima para ti que sobreviví-.

-Eres de lo peor. Mentiroso, peor que una cruz. Al parecer confiar en ti solo significa ser apuñalado por la espalda...-.

Mayuzumi harto de seguir escuchándole solo se levanta y camina sin volver a prestarle atención. Acción que Izuki toma a mal y sin pensarlo extiende la mano para voltearle: -¿Acaso ya eres una zorra, Mayuzumi?-.

De repente Chihiro suspira, y justo cuando se da la vuelta ambos se reciben con un golpe directo al rostro para después ser Mayuzumi tacleado por Izuki y continuar su pelea en el suelo, intercambiando la posición constantemente mientras reciben y dan golpes a su contrario.

Mayuzumi trata de evitar los golpes poniendo sus manos como defensa y, solo cuando tiene la oportunidad, toma a Izuki del cuello para sacárselo de encima y arremeter contra él dando un golpe junto en la mandíbula y sacarle un poco de sangre.

Para el resto ver aquella escena es un tanto sorprendente, pero después de digerir un poco la situación Koganei es quien se mete tratando de separarlos a ambos sin tener un resultado positivo, siendo el único con la posibilidad de hacerlo sin temor a lastimar un bebé en su vientre, mientras el resto trata de hacerlos reaccionar con gritos.

En eso el resto llega e interviene para detener aquella riña gracias al escándalo armado. Es Hyuuga quien da a ambos un golpe en el rostro para calmarles -¿¡Qué coño les pasa!? –pregunta realmente molesto, mientras ambos tratan de liberarse de sus compañeros que solo quieren que paren y curarles las superficiales heridas.

Pero antes de que uno de los dos conteste Himuro llega, y corre directamente a Izuki a mirar las pequeñas raspaduras en su rostro, preguntándole su estado y el cómo se siente. Sin saberlo le ha dado la espalda a Mayuzumi, negando a partir de ahora el tener algo con él, sin necesidad de hablar, solo de actuar.

La cercanía de su rostro con el de Himuro hace a Izuki ruborizar, pero gracias a la ligera capa de tierra es casi imperceptible.

Retomando el mando Hyuuga carraspea fuertemente haciendo que todos le pongan atención –Pronto nos iremos de este sitio, y necesito que todos nos mantengamos unidos –desvía la mirada a Izuki y después a Chihiro –el plan es el siguiente: nos dividiremos en dos equipos llevando la mitad de productos en cada uno de los camiones. Cada uno de ellos contara con al menos tres guardias personales. Las provisiones se han repartido equitativamente. No nos detendremos hasta llegar al siguiente punto de reunión, y después de ahí y reabastecernos tendremos pocos días para ir hacia el punto de encuentro con los del proyecto quienes para disimular se transportan en un barco pesquero. Una vez el contacto con ellos todo estará terminado-.

Miradas serias y un ambiente completamente tenso es lo que rodea a todos. En ese momento se encuentran un poco indecisos, confundidos y con miedo.

La mayoría sabe que puede perder la vida y no ver el futuro prometedor del que se habla.

-Si no lo hacemos, nadie más lo hará –menciona Tatsuya con decisión.

Mayuzumi se queda viendo a Himuro sorprendido. "Eres tan parecido" piensa antes de voltearse e irse caminando para empezar el viaje.

Sakurai toma a Kuroko del brazo y haciendo un gesto con la cabeza le dice que le siga.

-¡Todo listo! Mach die Tür auf*-. Grita Hyuuga y frente a ellos las puertas de gemeinde se abren para dejarlos salir.

Las personas gritan con felicidad y jubilo mientras ven a sus salvadores partir. Las lágrimas de alegría se dejan caer por las mejillas de las mujeres y los hombres. Los ancianos agitan sus manos deseando suerte, y desde las ventanas de aquellos enormes edificios gritos de esperanza se dejan escuchar en diferentes idiomas.

Aquellos chicos han salido de su nido, como una especie de paloma blanca que busca esparcir la paz en un mundo caótico y desesperado, queriendo traer prosperidad y un mejor mañana.

 

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El cántico de los fieles a la iglesia realista suena con fuerza en el lúgubre templo. Las velas frente a nuevos santos inventados, las plegarias se escuchan por todos lados como susurros lastimeros. Llanto y gritos desesperados. Piden esperanza y prosperidad, pero no se dan cuenta de la clase de gente hipócrita de la que se han rodeado. Ellos mismos no hacen algo para salir adelante, solo esperan un milagro que sin saberlo, se les ha negado.

-¡Salva a tus creyentes!-

-¡Oh gran señor realista!-

-¡Escucha nuestras plegarias!-

-¡Oh gran señor realista!-

-¡Salva nuestra vida terrenal!-

-¡Te lo pedimos en esta alabanza!-.

Las personas se arrodillan cuando llegan a ese extraño templo, humillándose al grado de caminar con las rodillas y llegar hasta el pequeño altar. Cuando piden algo arrojan dinero, y después de creen ser escuchados se unen al resto de fieles a realizar alabanzas y reverencias ante un nuevo Dios que han creado.

Lejos de ellos un hombre camina con una sonrisa en su rostro, burlándose mentalmente de aquellas personas. Evita hacer mucho ruido al entrar al pequeño confesionario de madera, donde se sienta y suspira pesadamente.

-Joven señor, he pecado-.

-Cuéntame lo que te aflige-.

-Últimamente no he estado siguiendo a mi iglesia. He roto mis promesas. He mentido, hurtado, secuestrado y matado... Lo mejor del caso es que me ha gustado- sonríe de nuevo, volteando hacia la rejilla que le separa de la persona a lado.

-¿En serio te arrepientes de eso? ¿Al fin después de mucho tiempo hay un poco de conciencia en ti, Makoto?-.

Hanamiya echa a reír, sacando una navaja de su pantalón y juguetearla entre sus dedos – ¿Crees eso? Quiero cambiar esta fría vida de cruz y volverme como tú, Shouichi. Ser parte del clero de esa religión inventada –dice con sarcasmo notorio.

Imayoshi se levanta, saliendo del pequeño confesionario de madera –sígueme-.

"Oh, nosotros que creemos en ti, salva nuestras vidas terrenales y tráenos la esperanza. Que la gloria nos llegue a nosotros tus fieles seguidores y que la deshonra y desdicha caiga sobre aquellos que te niegan. Gran señor realista, trae la paz al mundo" rezaban cada que hacían una reverencia.

La iglesia realista. Una religión inventada después de la guerra por un grupo de personas que querían cambiar al mundo con un ideal diferente, donde solo se rezaba para la auto salvación terrenal, donde los creyentes pagaban cantidades absurdas de dinero para poder estar aferrados a una creencia nueva e inexistente.

Al principio no fueron tomados en cuenta, pero después de ir en contra del proyecto vida y lograr que fuera desechado, sus creyentes aumentaron de inmediato. Y pasaron de ser una pequeña y extraña religión de predicarse en la calle a tener sus propios templos. Una religión absurda, donde el que tiene más poder económico tiene más oportunidades de sobrevivir en este mundo post apocalíptico.

Cada que Imayoshi Shouichi pasaba por entre sus creyentes recibía reverencias, halagos, ofrendas y los que tenían más privilegios podían tocar sus sagradas ropas, besar sus pies y sus manos. Makoto solo miraba con desprecio la escena dibujada frente a él, pero solo se limitaba a guardar silencio y caminar detrás del pseudo religioso.

Una vez alejados del resto en una elegante habitación, Imayoshi podía deshacerse de esa pesada túnica y entablar una conversación seria con Hanamiya.

-¿Que es lo que quieres?-.

-Lo de siempre. Tus bendiciones –la mirada de desagrado por parte de Imayoshi le hacen reflexionar un poco sus palabras –esos imbéciles de seguro están saliendo en estos momentos de su jodido escondite. Solo dame la orden y te traeré sus cabezas en tridentes, sus ojos en frascos y a sus hijos en costales-.

Imayoshi solo se mantiene sonriente. Conoce lo cruel que puede llegar a ser Hanamiya con solo pensarlo un momento.

-No falles Makoto. Si tu fallas comprometes a mi iglesia en esto. Y solo tengo que recordarte la pequeña cantidad de productos que se te han escapado –Shouichi se levanta de su asiento, llegando hasta el lugar donde Hanamiya se encontraba sentado –no más errores –una de sus manos pasa por la mejilla de Makoto, acariciándola con lentitud antes de llegar hasta su boca y colar un par de dedos en ella, logrando que la saliva comience a producirse.

-Suelta mi correa y cazaré a todos ellos-.

-Hazlo-.

Hanamiya empuja a Imayoshi hasta el escritorio frente a ellos, entonces se arrodilla y pega su rostro a la entrepierna del contrario, poniendo su mano frente a su boca, doblando el dedo índice  y mencionar: - Benedic mihi cibus*–se aleja, sacando el miembro de Imayoshi e introduciéndolo a su boca con gestos nada elegantes.

Shouichi solo se sostiene de la orilla del escritorio, dejando a Makoto hacer su trabajo como mas le plazca. Sintiendo como la boca del pelinegro le succiona con gula y lame la extensión del mismo. El aliento caliente de Hanamiya le hace temblar y provoca un escalofrió en su espalda; Hanamiya realiza pequeñas mordidas y, de vez en cuando se detiene para después volver a chupar y pasar la lengua justo sobre la punta. Imayoshi jadea, pasando una de sus manos a la cabeza de Hanamiya y esperar a que su semen salga y se esparza en su rostro.

Antes de que eso pase Makoto se detiene, dejando uno de sus dedos en la pequeña ranura del miembro –a ti también te quiero destruir –sonrisa arrogante y sigue con su trabajo. A Imayoshi no le gusta esa última frase, aunque ya la haya escuchado bastantes veces. Conoce a Hanamiya y sabe que es capaz de hacer eso y muchas cosas más.

En venganza le toma del cabello, jalándole para que logre meter todo su miembro en su boca y terminar por llenarle las mejillas con su esperma.

-Si yo caigo, tú también-

- Domine salva nos*-.

Ambos se miran con un toque de superioridad y odio.

Porque para Hanamiya Makoto, el ser una cruz es solo una libertad de matar gente como en la guerra. De servir en algo y destruir vidas. Es como un pasatiempo, un hobby, algo en lo que mantenerse ocupado.

El ir a cazar a las cigüeñas y traerles como un trofeo. El ir a matar productos y extraerles a sus hijos es lo mejor que ha hecho hasta ese día de su vida. Porque simplemente le encanta ver morir a la gente. No siente empatía por nadie.

Él solo está para matar.

Cuando está en su cuarto puede darse el lujo de sacar de nuevo aquella navaja y contemplarla como si fuera la gran cosa –Chihiro, dulce Chihiro... Espero estés en este cargamento, que sin ti matarlos es tan fácil y aburrido que mejor les dejo ir –una de sus manos se escabulle entre sus ropas, yendo directamente a su entrepierna –si tan solo te volviera a ver, te arrancaría esos malditos ojos tan fríos que tienes y me quedaría con el resto de ti –suspira y sigue tocándose con desesperación en búsqueda de un orgasmo que le llega entre risas maniacas.

Makoto mira la pequeña figura del Dios que representa a los realistas y entre jadeos menciona: - Dominus servat in vita corporis. Gratias tibi*-.

Notas finales:

Notas:

(Alemán) Mach die Tür auf: abran la puerta.

(Latín) Benedic mihi cibus: bendice mi alimento.

(Latín) Domine salva nos: señor sálvanos.

(Latin) Dominus servat in vita corporis. Gratias tibi: salva señor su vida terrenal. Gracias.

Muchas gracias por leer. Lo anterior fueron las notas para que no se quedaran con la duda de que frutas puse en el texto. [Pequeño error corregido, lo siento, no me había percatado]

 

En el siguiente capítulo:

Decir adiós es doloroso. Tener recuerdos a veces es doloroso. La perdida de un ser querido es dolorosa.
Aunque hay personas que no tienen esa clase de sentimientos dolorosos.

Sakurai sonríe mientras ve como alejan a un Aomine inconciente. “Lo siento”.

Capitulo 3. En búsqueda de la esperanza.
Parte I. Entre el pasado y el presente, lo siento.

Porque ese chico… quiere que viva.

¡Nos vemos!


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