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Proyecto vida por Wan chan

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Notas del capitulo:

¡Hola!

Aquí Wan chan presente, solo para decirles que muchas gracias sobre sus comentarios y lecturas. Realente me emociona cada nuevo capitulo y la verdad espero sigua siendo de su agrado.

Capitulo 1. Año 2026.

Parte II. Autodefensa.

 

Si bien la ciudad ya no se ve como antes y los puestos callejeros fueron retirados tanto por cuestiones de seguridad como por higiene, los pequeños restaurantes siguen de pie sosteniéndose con lo poco que pueden ofrecer y que la gente puede comprar. Y no es como si la comida fuera una gran maravilla, la contaminación a dejado aguas negras en su mayoría, llegando el producto a los locales de manera sucia y con un sabor un tanto asqueroso. Pero a las circunstancias hay que adaptarse.

-¡Dos órdenes de rameen!- grita el encargado y Furihata se abre paso entre la multitud hasta lograr tomar los pequeños vasos y palillos para después pagar.

Himuro suspira y toma su vaso mirando con cierto odio: -ramen de agua negra, mi favorito-.

-Deja de ser tan negativo que luego no te vuelvo a invitar nada- reprende Furihata.

-Bueno, al menos es para llevar y no hay que andar comiendo con toda la multitud esa- Tatsuya le entrega su vaso a Furihata para poder sacar sus palillos, en un torpe movimiento rompe la bolsita y ambos palitos salen volando. Kouki se guarda una risa antes de “herir” a su amigo, Himuro solo suspira cansado antes de hablar: -iré por otros-.

-No te los van a reponer-.

-No pierdo nada con intentar. Espérame aquí y no te tragues mi ramen de agua puerca-.

-Vale, solo apresúrate-.

Tatsuya agarra camino mientras Kouki le espera pacientemente. El castaño solo quiere llegar de nuevo a la seguridad de su casa antes de que algo malo le pase.

De repente siente como le jalan y esconden detrás de un muro, segundos después una detonación se deja escuchar a sus espaldas. Himuro le cubre, abrazándolo contra la pared: -¿¡Qué demonios fue eso!?-.

Himuro solo respira con pesadez y se aleja para poder echar un vistazo: -eso fue un hombre-bomba… malditos terroristas-.

En ese instante te puedes dar cuenta que las cosas cambian en cuestión de segundos, que nada puede ser igual y lo frágil que es la situación.

El sonido de las pisadas y llantas se hacen escuchar. Soldados llegan por todos lados al lugar de la explosión y por lógica a ellos. Porque para los soldados orientales, todos son inmigrantes hasta que revisen los papeles. Es por esa razón que siempre las personas cargan con una bolsa o mochila donde transportar dichos documentos.

-¡Al suelo y manos a la cabeza!- no es como si te fueras a negar a tal situación, y menos si te apuntan con un arma a la cabeza -¡papeles!- grita el soldado mientras toquetean a ambos para corroborar que no tengan nada sospechoso –de pie y muestren sus papeles-.

Sin chistar, Furihata y Himuro se levantan, entregando papeles a los soldados para que estos corroboren su nacionalidad: -están limpios- menciona, dejando los papeles en las manos de ambos y retirándose.

Todo hubiera ido de maravilla, de no ser por un grupo de terroristas que comenzaron a disparar a diestra y siniestra desde una camioneta negra.

Himuro toma a Furihata, y le oculta detrás de un contenedor de basura. El sonido de los casquillos contra el suelo  y granadas siendo detonadas aturden al castaño. Un grito que hace que los soldados abran paso: -¡Maquina de asalto!- fue lo que se escuchó, y de un costado un robot en forma de tanque disparó un misil que hizo a la camioneta volar en pedazos.

-¡Himuro!- grita Kouki y en reacción Tatsuya le saca corriendo del lugar a uno más seguro.

Habían pegado carrera con dirección a la pequeña casa de Furihata. Al llegar abre apresuradamente la entrada y justo después de entrar azotan la puerta para cerrarla. El jadeo de ambos, el sentimiento de encontrarse un tanto a salvo. Himuro acaba de revivir malas experiencias y Furihata de vivir una de esa magnitud.

La mirada perdida de Furihata le daba a entender a Himuro que el chico estaba traumatizado, era de esperarse, pero si comparaba su primer encuentro de ese tipo cuando estaba en el ejército americano lo acontecido en ese instante era como caminar sobre flores en un día soleado. Pero Kouki era otra historia, sin más, se acerco al castaño y lo abrazo, acto seguido el castaño se aferro a él con fuerza manteniendo una respiración irregular. Sabía que nada de lo que dijera iba a tranquilizarle en ese instante. Lo mejor era algo para los nervios, o dormir, aunque eso significara pesadillas para el bajito.

Después de un rato Furihata se separa un poco, mientras Himuro le acaricia con cuidado la cabeza: - ¿mejor?- Kouki solo asiente un par de veces y se aleja para caminar y quedarse sentado en el sofá, con las piernas arriba y abrazando sus rodillas. Himuro lo sabe, esa pose de “defensa” que adopta cuando se quiere desconectar de ese mundo, cuando se pone a reflexionar y a recordar lo que fue en bello y colorido mundo en el que vivió, donde su única preocupación eran exámenes y el hecho de que el señor Akashi aceptara la relación con su hijo. Sabe perfectamente eso, pues el mismo Furihata se lo ha contado cuando hizo esa pose por primera vez después de ser asaltado justo el día en que se conocieron.

Porque así fue, era uno de esos días en los que estaban en plena guerra y Furihata escapaba junto a Akashi de las detonaciones. Recuerda que Furihata le contó que el mismo padre de Akashi le había negado la entrada a su propio hijo al bunker de protección, y solo lo iba a dejar pasar si se deshacía de su novio. Era más que claro que Seijuurou se negó y terminaron corriendo por sus vidas. Pero en un descuido quedaron acorralados por un grupo de pandilleros que querían aprovechar la situación y robarles todo lo que traían. Y fue ahí que Tatsuya llegó, vestido de soldado, dejando fuera de combate a los chicos con simples movimientos de pelea. ¿Cómo no estar agradecido con el chico después de eso?

De ahí cuando la guerra termino que Himuro llego de refugiado, y el mismo Akashi Seijuurou se dedico a buscarle un lugar “decente” lo mejor que se podía ofrecer a un refugiado para vivir. Desde entonces, Tatsuya ha apoyado en lo que puede a Akashi y Furihata.

Y en ese instante estaba ahí, abrazando a Kouki lo más fuerte que podía hasta que este dejara de llorar y pasar su trauma.

-Le extraño- susurro Kouki a Himuro, en un sutil tono.

Solo recibió un suspiro por parte del otro. Tatsuya lo sabía a la perfección, pero no podía hacer nada por su amigo. Solo dar su hombro para que llorara y ser un “parasito” en su vida para que pudiera despejar su mente y reprimir los eventos.

Se quedaron así un buen rato: Himuro acariciando los cabellos de Furihata y este dormido sobre el pecho del otro. El azabache suelta un bufido y se levanta para poder cargar al castaño hasta su cama.

No es costumbre, pero desde que secuestraron a Akashi, Himuro duerme cerca de Furihata y en varias ocasiones dentro de su cama, no por gusto o placer. El pequeño castaño se despierta gritado a media noche producto de las infinitas pesadillas que tiene y él se toma el tiempo de convertirse en niñera del chico.

Por eso, en ese instante estaban los dos ahí, compartiendo cama tratado de pasar una noche tranquila. Cosa que las detonaciones a lo lejos no dejaban.

La mañana siguiente llega, y he ahí a Furihata despertándose primero siendo presa de un abrazo sobreprotector de parte de Himuro. Pero algo no anda bien, Tatsuya no es de los que tienen el sueño pesado y ver al peli negro con el entrecejo fruncido y haciendo gestos de desagrado solo le da a entender que tiene una pesadilla.

-Himuro- susurra moviéndolo un poco, pero no hay respuesta. –Himuro- alza la voz pero es lo mismo. -¡HIMURO!- el grito que da y el golpe solo hace que el otro se levante sobresaltado y trate de ubicar sus ojos en su entorno: -buenos días-.

La voz de Furihata le tranquiliza un poco, provocándole que se deje caer de nuevo en la cama con aun la respiración agitada.

-¿mal sueño?-

-No tienes una idea- al fin logra relajar su respiración, manteniendo su rostro oculto detrás de su antebrazo -¿Qué tal tu? ¿Algo lindo?... estuviste muy tranquilo-.

La sonrisa de Furihata se extiende en su rostro, gesto que Himuro sabe a quién está relacionado: -soñé con él. Que regresaba. Que estaba todo bien… que… jamás me volvería a dejar…- el tono amargo y ahogado entre los sollozos que mantenía solo hacía sentir de cierta manera impotente a Himuro –no quería despertar, tu sabes cuánto le extraño- y de nuevo esa pose donde Kouki se aferraba a sus rodillas y temblaba –fue hermoso-.

Tatsuya niega con la cabeza para después levantarse: -vale, el desayuno… dime que tienes en el refrigerador, yo lo preparo-.

-Como si hubiera mucho- Kouki se levanta, secando sus lágrimas y dirigiéndose a la cocina con Himuro por detrás.

Es lo bueno de la compañía, el tiempo es más agradable y puedes platicar de trivialidades o de historias.

“En otras noticias, ha pasado un año desde que el proyecto “vida” se ha desechado, nuestros reporteros han preparado un pequeño documental acerca de ese acontecimiento:

El proyecto “vida”… ¿la clave de la prosperidad?... según la idea en ese entonces el repoblar la humanidad con investigaciones del porque las mujeres resultaron ser infértiles, descubriendo que su nivel de fertilidad actual era nulo, pero la genetista Alexandra García junto con su colaboradora Araki Masako dieron un nuevo sentido a la “fertilidad” dando un nuevo rumbo al proyecto “vida” cuando se descubrió la fertilidad en los hombres.

A pesar de los esfuerzos, la iglesia realista se opuso a este proyecto con su lema: “La vida es sagrada, solo Dios es capaz de decidir y solo la mujer es capaz de engendrar”. Las protestas de aquel entonces se hicieron escuchar y el gobierno decidió que fuera desechado el proyecto antes de iniciar una nueva guerra… pero ahora, ¿Cómo traeremos vida a este mundo? ¿Qué pasara con todos cuando ya no haya marcha atrás y los humanos nos volvamos especies en peligro de extinción?...”

Furihata apaga el televisor, sabe perfectamente que el proyecto “vida” ahora es un rumor. Pero también sabe que los trabajos que realizan los hacen por debajo del agua y que estos son mantenidos en secreto, usando el secuestro para poder hacer sus experimentos.

Y ahí de nuevo ese sentimiento de culpa y dolor, justo cuando Akashi fue secuestrado por las cigüeñas, grupo que se encarga del trabajo sucio del proyecto “vida”.

-Oye, no te vayas a poner deprimido, venga… comamos algo, estas más flaco y feo- Himuro bromea, tratando de levantarle el ánimo.

Si bien lo logra, porque Furihata tiene ahora una pequeña sonrisa en el rostro: -el feo eres tú, mira que cubrir tu rostro con cabello. Para mí que solo lo haces porque eres feo, no… de seguro eres horroroso-.

Ambos ríen, mientras comen el desayuno. La sensación agradable, el ambiente liviano, las bromas sutiles que se hacen el uno al otro. De repente el timbre de la casa interrumpe a ambos. Se miran un poco extrañados. Himuro se levanta con la disposición de ir a abrir, pero Furihata se lo impide siendo él quien abre la puerta con cuidado.

-¿Quién es?- cuestiona con voz normal, abriendo con lentitud la puerta: -¿eh?... tú…- la voz extrañada, llena de sorpresa e intriga.

-Disculpa la demora… Kouki-.

Notas finales:

Las cosas estan así:

No desesperen si no entienden ciertas cosas, irán saliendo poco a poco con el transcurso de la historia. Así que calmad@s :P

Saludos!!!


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