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Proyecto vida por Wan chan

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Notas del capitulo:

Hola! Wan chan presente.

Antes de comenzar, pido una enorme disculpa por no haber publicado la semana pasada. Tuve un serio problema con mi Kagami (o sea mi luz, ¿comprenden? mi LUZ... jajaja... necesito mas conocidos ._.) cofcofcof bueno el chiste es que estuve toda una semana viviendo como cavernicola y pues, solo tuve una vez la oportunidad de cargar el telefono en la escuela y robar internet al mismo tiempo... afff... :c fue horrible... bueno ya... les dejo de molestar y de justificarme.

Disfruten :D!

Capitulo 2. Dejar atrás y caminar.
Parte II. Sentimientos.

 

Himuro golpea con suavidad la puerta de la casa, de ella sale Akashi mirándole seriamente. Tatsuya trata de entrar, pero el paso le es impedido por el mismo Seijuurou mientras le sigue mirando directamente –Si piensas que te diré algo más acerca de él estás muy equivocado. Suficiente fue con lo que te dije la ultima vez, así que ahora te toca a ti dejar de ser orgulloso y hablar con él… te aseguro que Chihiro te dirá mucho sobre él, pero debes de darle tiempo y tratarlo, comenzar a forjar algo con él. A diferencia de ti, él no es un libro abierto-.

Un chasquido de dientes sale de la boca de Himuro, el enojo aumenta un poco pero sólo se limita a cruzarse de brazos -¿y que si no quiere hablar?-.

Akashi suelta una leve risita antes de mirarle al rostro –lo hará… y si no lo hace es que estas haciendo algo mal… aún así, sé que tú no eres de los que se da por vencido… mi consejo es que si él no habla, hazlo tu. Oblígalo a que te escuche, pero no seas tan bestia- Akashi comienza a cerrar la puerta, pero antes de hacerlo se detiene y ríe de nuevo -¿no te lo dije, cierto?... que golpea fuerte-.

El pelinegro se cruza de brazos, mirándole severamente echándole la culpa de su peculiar marca en la mejilla.

Cansado, se retira pateando una piedra. En su mente la necesidad de saber más de Mayuzumi le golpea infinitas veces, preguntas que se aglomeran en su cabeza y retumban con fuerza.

¿Por qué es así de frío? ¿Acaso pasó algo para que escondiera sus  sentimientos? ¿A qué se debe todo ese odio acumulado contra los soldados? ¿Será acaso que fueron ellos quienes le hicieron volverse así? Y si es así ¿Por qué?

-Es tan difícil comprenderle- murmura para sí mismo con cierta molestia, la cual refleja en su rostro y en sus manos hechas puño.

Chihiro le vuelve un caos interno, le desespera y molesta pero al mismo tiempo es agradable su presencia. No sabe por qué, pero le echa la culpa a esa neutralidad tan extraña que tiene que lo vuelva tan así como se ha vuelto.

Sus pasos le llevan hasta la estación de tren, donde la gente en jaulas grita y aclama por piedad y ayuda, donde tienes que pasar haciéndote de oídos sordos e ignorar todo lo que ocurre en ese alrededor. Sin más, Himuro entra al vagón, dando un rápido vistazo a la escena creada por los mismos humanos.  Pero en la misma escena hay un hombre, que extiende la mano hacia Tatsuya; su barba blanca demuestra edad, la desnutrición es marcada en su rostro, con ojos de suplica y labios agrietados susurra un “help me” el cual el azabache logra interpretar. De pronto, ese hombre es golpeado en el estómago por un soldado, haciéndole caer en la jaula y ser auxiliado por los otros presos.

Siente tanta rabia en ese instante, sobre todo cuando otros soldados comienzan a amenazar con sus armas al resto de personas. Completamente molesto se levanta, ahora comprende el por qué Mayuzumi les odia y no les tolera. Está dispuesto a reclamar, pero alguien le gana. Otro joven se interpone y es quitado bruscamente y amenazado por los soldados, el mismo joven insiste y ahora él es el golpeado por soldados y amenazado. Himuro está dispuesto a bajarse, pero el sonido del arma siendo detonada le detiene. La sangre fluye a manera de pequeño riachuelo, el joven ha sido ejecutado cómo traidor.

Himuro está pasmado ante lo que ve. Recuerdos llegan a su mente, dolorosos recuerdos que le hacen quedarse en su sitio a pesar de que el tren comienza a moverse y alejarle de todo aquello.

Ha llegado a su estación, la presión en el estómago que siente es enorme. Impotencia y rabia unidas para hacerle sentir miserable. Desprecia el sitio en el que vive, la forma en la que vive, la situación por la que vive.

Alejado de todo, en una calle vacía, se recarga en la pared y se deja caer hasta el suelo donde sus manos van a su cabello y comienza a jalarlo con desesperación, las lágrimas que salen por sus ojos son en grandes cantidades. Dolor, tristeza, sufrimiento e impotencia, Himuro está desesperado y quiere remediarlo, hacer que ese enorme peso que carga en su espalda se aminore y contra restar en lo que participó hace unos cuantos años.

Aún sentado levanta el rostro, las lágrimas siguen descendiendo. Frente a él, un montículo de basura obstruye el paso de agua a una alcantarilla, entre la basura logra distinguir un oso de peluche muy sucio y algo roto. Himuro sonríe, sabe lo que hay dentro de Akashi, una esperanza para la humanidad. Sí, ahora tiene que ir a su departamento y convencerse a sí mismo que hay un posible mejor futuro y él puede participar para remedirlo, y que Mayuzumi puede decirle que hacer para poder apoyar a Akashi y Furihata.

Decidido parte de nuevo hasta poder llegar a su hogar, ahora se encuentra frente a la puerta. Debe de hablar con Chihiro, pero sabe lo reservado que es, y conoce la base de su odio hacia los soldados y tiene una posible hipótesis del porque su comportamiento es así incluso con él.

Abre la puerta y después de cerrarla voltea al único pasillo del departamento y logra ver a Mayuzumi justo en medio de este secar su cabello con una toalla, alzando los brazos y mostrando el torso de su cuerpo mientras pequeñas gotas se deslizan por su piel. Himuro se reprende a sí mismo carraspeando para llamar y llamarse la atención –hablemos- menciona en tono serio, invitando a Chihiro a entrar al cuarto y tomar asiento en la cama justo después de que termina de vestirse completamente –Quiero ayudar a Akashi- dice yendo directo al punto.

-Ya tiene suficiente ayuda, y uno más sólo sería una molestia-.

-Sabes… admite que soy bueno, así que pase lo que pase iré contigo y ese par a donde sea. Sólo déjame formar parte de esto, yo… quiero ayudarles-.

Mayuzumi suspira, ciertamente Himuro habla con mucha determinación y sobretodo le ha visto pelear y usar armas, pero el decidir ya no es asunto suyo, sino de otro lado –lo siento, no puedes- sin otra palabra que decir, Mayuzumi se levanta y dirige a la sala.

-¿Tú me odias?- la cuestión hace que Chihiro se detenga de golpe y voltee a ver a Tatsuya quien mira seriamente al otro -¿Tú me odias, Mayuzumi?... porque yo no tengo nada que ver con ese odio que te cargas- se levanta acercándose al peligris hasta estar en una distancia considerable –si es porque no toleras a gente como yo… entonces estas mal. Tú me necesitas para protegerlos, y lo sabes-.

Mayuzumi se aleja, y mientras lo hace Himuro se acerca –tú no sabes nada- susurra con molestia, ocultando sus ojos a la vista del otro.

-¿Por qué te escondes? Esa cara neutra que muestras es sólo un escudo que te has formado por el simple hecho de que no quieres que te hagan daño, pero ¿sabes? Sólo eres tú el que te lastimas… ¡Deja de fingir ser el sufrido!- de nuevo lo apresa contra la pared.

-¿Fingir?... ¿¡tú crees que estoy fingiendo!?- se hace hacia el frente, logrando hacer un espacio entre su espalda y la pared pero a cambio de acortar la distancia entre ambos –yo no estoy fingiendo, en ningún momento lo he hecho. ¡Eres tú el que finge indiferencia!... de seguro te pierdes en el alcohol cada que sientes remordimiento por todas esas vidas que quitaste, por todo ese odio que sembraste y por todo ese miedo que esparciste. Tu eres cómo ellos, tu… tu… arrancas vidas bajo órdenes…-.

Las palabras llenas de verdad le lastiman, su mente se lleno de todo aquello que hizo en su servicio después de que mataron al chico de la estación, pero no por eso le suelta, sabe que Chihiro habla con ponzoña, con el simple hecho de lastimar –lo he hecho, demasiadas veces –confiesa- jalar el gatillo de un arma, dejar de sentirme culpable cuando lo hago… No comprendo tus sentimientos, no comprendo el por qué eres así, ese escudo que has puesto entre tú y tu entorno sólo te aísla de lo que no quieres ver… El mundo se está muriendo y yo sólo quiero ayudarles, a Akashi, Furihata… a ti…-.

-Cállate… ¡no sigas!-.

Ambos se miran, Himuro logra ver los ojos de Mayuzumi comenzando a llenarse de lagrimas –no lo suprimas…- se acerca, tomando el rostro de Chihiro entre sus manos y delineando de nuevo sus labios, de repente sus dedos son mojados por lagrimas tibias a lo que él sonríe y corta la distancia, posando sus labios superficialmente sobre los otros.

-No… Himuro…- replica tratando de alejarlo.

-Mayu… Chihiro, déjame ser el por qué de tus sentimientos, y tu se la razón de los míos-.

Las palabras sólo hacen que el corazón le palpite, que sienta tanto odio que lo llegue a querer de esa extraña manera. Himuro no lo sabe, pero él causa preguntas en Mayuzumi. Preguntas que son eliminadas momentáneamente durante ese beso humedecido por sus lágrimas.

-Chihiro… déjame hacértelo- Tatsuya le abraza, hundiendo su cabeza en el cuello contrario y comenzando a repartir pequeños besos en el mismo cuello, tratando de conseguir el permiso por parte del cuerpo del chico.

Mayuzumi se siente extraño, su forma de ser ha cambiada tan radicalmente por culpa del azabache. En ese instante suspira, vacía su cabeza y se deja llevar por el otro en un extraño arranque de poca cordura.

Ante sus acciones Himuro sonríe, le lleva hasta la cama y sienta con cuidado, sin dejar de besarle. Por un momento se siente adicto a esos labios, los cuales ataca succionando y mordiendo en ocasiones, en donde se abre paso y recorre con dedicación la boca de Chihiro deleitándose a la increíble y extraña sensación.

Tatsuya lleva sus manos al cuerpo contrario, comenzando a pasear sus dedos por debajo de la ropa que Mayuzumi usa, delineando la sutil curva de sus caderas y el límite que marca la costura del pantalón. Por su parte Chihiro siente un extraño nudo en el estómago, algo de nerviosismo y ansiedad al mismo tiempo.

De momento la ropa sale sobrando, sin cuidado alguno es tirada en algún lado de la cama. Lo importante ahora es tocarse y el sentirse mutuamente.

Himuro se aleja un poco de Mayuzumi, quedando arrodillado en medio de las piernas del chico y contemplando el cuerpo: las mejillas sonrojadas, sus labios entreabiertos pidiendo por otro beso, la forma en la que sobresale un poco su clavícula, lo rozado de los pezones, la sutil definición de su abdomen marcado, la curva de la cintura, el largo de sus piernas bien formadas, el inicio del bello en aquella zona intima y lo eréctil que se encuentra el miembro por sus acciones. Himuro está fascinado por la imagen tan bella y erótica que tiene, surtiendo efecto en su propio miembro viéndose excitado de repente.

En ese instante puede ir más allá de lo que han marcado sus momentáneas fantasías. Sin perder más tiempo se acerca al cuerpo de Mayuzumi pasado sus dedos por el largo de sus piernas, deslizando sus labios por el pecho y repartir pequeños besos y mordidas, marcándole innumerables veces como algo de su propiedad.

El sutil toque hace que su cuerpo reaccione, aferrándose a la sábana y comenzar a soltar jadeos justo cuando Tatsuya se dedica a frotarle el pene entre sus manos y succionar con fuerza uno de sus pezones. El placer le recorre, justo como una descarga eléctrica que le hace sacudir su cuerpo casi por completo. Himuro mueve su mano con maestría, deslizando los dedos por el largo del miembro mientras  su palma tantea de vez en cuando.

Los besos por el cuerpo continúan, suben y bajan por su cuello yendo de vez en cuando a su boca para silenciarle. Los labios de Tatsuya encuentran adicta esa blanca piel puesta a su disposición.

Chihiro tiembla con brusquedad cada que Himuro le presiona la punta, haciéndole sentir un placer inmenso. El líquido espeso se hace presente, manchando la mano y dejándose escurrir por el largo del pene.

-Eso fue algo rápido, ¿no crees?- Himuro ríe bajito, lamiendo eróticamente la blancura de uno de sus dedos antes de llevarlos a una zona igual de intima que la anterior.

-t-tsk…- Mayuzumi se queja, ocultando el rostro por la vergüenza, cubriéndolo con su cabello y una de sus manos.

Los dedos de Tatsuya se mueven con un ritmo lento, haciendo presión en la entrada de Chihiro aprovechando el semen contrario para lubricarle, esparciéndolo por la zona y escuchando la canción que hace Mayuzumi con sus quejidos. Entra en la estrecha cavidad del peligris, abriendo cada instante un poco más logrando llevar otro dedo dentro y moverlos lo suficiente preparándole para lo que viene.

Himuro suelta un suspiro pesado, tomando con firmeza ambas piernas y llevarlas hasta sus hombros sacando los dedos que terminan por completos empapados. Se acerca relamiéndose los labios mientras comienza a ejercer presión hacia adentro, abriéndose paso en el cuerpo del chico.

Mayuzumi se aferra a la cama con una mano mientras que con la otra mantiene oculto su rostro. Su cuerpo recibe por completo a Tatsuya, quien una vez dejado pasar unos segundos comienza a moverse –Chi-Chihiro…- susurra volviéndose a quedar estático –no lo hagas…- acerca su mano y retira la que cubre el sonrojado rostro del otro –quiero verlas… quiero ver todas expresiones que puedes llegar a hacer- se acerca más, quedando cerca de los labios contrarios y rosarlos con los suyos –quiero ver cuando te enojes, cuando llores, cuando rías… quiero ver tu rostro como el de ahora, sonrojado, nervioso y con placer… por favor, déjame verlas, te prometo que no le diré a nadie-.

Sella sus palabras con un beso, cortándolo al momento en el que comienza volver a moverse, profanado el interior repetidas veces y haciéndole gemir y gritar en ocasiones, sacando lagrimas de los ojos de Mayuzumi y besar con pasión sus labios.

Sigue con un ritmo que aumenta, volviéndose embestidas fuertes y certeras, haciendo al peligris perder en ocasiones la noción de su ser cada que Tatsuya embiste y roza el punto exacto en su interior. Le hace gritar, llorar y pedir de vez en cuando por más.

Las uñas del peligris se aferran a los hombros contrarios, arañándolos con fuerza y marcándose. De misma manera el azabache le muerde y embiste, produciendo sonidos viscosos entre ambos.

El sudor les cubre, el ritmo es más rápido, ambos sueltan un grito lleno de placer, haciendo que un termine entre ambos y el otro en el interior contrario.

Un abrazo, así fue como Himuro se quedó cerca de Mayuzumi, susurrándole y jurándole cosas mientras daba uno que otro beso en su frente o mejillas, acariciando dulcemente el cuerpo y haciendo que ambos durmieran uno cerca del otro.

Himuro se duerme antes, Mayuzumi se aferra a él en un abrazo dejando salir en silencio un par de lagrimas llenas de dolor mientras recuerda las palabras del azabache “déjame ser el por qué de tus sentimientos, y tu se la razón de los míos”.

“¿Por qué tu?” piensa mientras comienza a conciliar el sueño en un silencio doloroso.

Notas finales:

Bueno, espero es haya gustado y lo haya disfrutado tanto como yo hacerlo. Un mensaje para una personita: No me maltrates(?) :c <3 ya hice el lemon...

En el siguiente capitulo(?):

El humano sueña con muchas cosas. Buenos sueños, malos sueños... cosas que siente pueden pasar, o cosas que ya pasaron.

El grito de Mayuzumi suena con fuerza, cargado de miedo y dolor.

Capitulo 2. Dejar atrás y continuar.
Parte III. Punto verde.

Porque ese chico... tiene algo que cumplir.

Nos vemos :D!


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