Zoro y Sanji se encontraban en la torre del Sunny, la misma torre que muchas noches fue testigo de su amor. Sin embargo ahora el ambiente era diferente, la tensión entre ambas partes flotaba en el aire, Zoro tenía miedo de escuchar lo que el rubio tenia que decir, pero eso no era propio de él, sabia que para alcanzar su objetivo de ser el hombre mas fuerte del mundo no era suficiente vencer a ojos de halcón, tenia que ser fuerte y no solo con la espada, recordaba a Kuina y todo lo que tuvo que soportar solo por ser mujer y querer ser espadachina, y pese a eso nunca se rindió, esa era su verdadera fuerza y parecía que era realmente el momento de Zoro de ser fuerte.
-Empezare diciendo que te amo.- Fueron esas las primeras palabras que Sanji decían e hicieron que Zoro sintiera un escalofrío recorrer su cuerpo.- Te amo y por eso me voy a casar
-Mi idea del amor es un tanto diferente, no me sorprende que terminemos así.
-Eres un romántico.-La sonrisa de Sanji s e veía triste.- Pero sabes acaso como es el mundo fuera de este barco. Sabes que tu y yo no podremos ser felices en ningún lugar, no somos normales.
El peliverde quedo mudo. ¿Quién no era normal? Era la segunda vez que Sanji repetía esas palabras.
-Los hombres deben salir con mujeres no con hombres. Acabaremos con la reputación de esta banda y no voy a permitir que eso obstaculice el camino de nuestro capitán. No podemos ser egoísta.
Zoro sabia que era lo que tenia que hacer. ¿Qué no era normal? Eso era estúpida excusa de un cobarde cualquiera.
-¿Por quien me tomas?- Una sonrisa sarcástica asomo en el rostro de Roronoa.- ¿Qué vamos a obstaculizar el sueño de Luffy? No eres mas que un cobarde. Todos aquí, toda la tripulación lucharían por nosotros, no permitirían que algo nos dañara. Tienes razón, no se como es el mundo fuera de este barco pero esta es nuestra familia y por si no lo notaste hace un momento todos sabían lo que había entre nosotros y nadie te trato diferente, nadie me tomo por un débil anormal.
-Ellos harían cualquier cosa por la banda incluso si eso significara perder algunas cosas.-Sanji estaba decidido, creía que todo eso era lo mejor para ambos sobre todo para Zoro. Nadie tomaría enserio a un espadachín gay.
-Tienes razón, siempre fuiste así. No necesito a alguien como tu en mi vida.-Zoro senti que esas palabras eran cuchillas que se clavaban en su garganta.- Eres un cobarde un persona incapaz de luchar por algo, así fue antes y así sigues siendo. ¿Quieres que te felicite por tu boda?
Sanji se quedo callado, esas palabras eran demasiado duras, el estúpido marimo no lograba entender la cantidad de amor que se necesitaba para hacer el sacrificio que el estaba a punto de hacer.
-Felicidades y que tu vida sea prospera. Nunca vuelvas a buscarme
Zoro camino en dirección a Sanji, por un minuto el rubio tuvo la sensación de que el peliverde lo abrazaría y lo besaría y quizás con un poco de suerte harían el amor. Se equivoco, la razón por la que Zoro caminaba en esa dirección era porque ahí se encontraba la salida. Paso junto al rubio sin mirarlo, sin sentirlo era como si su presencia hubiera sido borrada.
Zoro se quedo en la proa del barco, sentía como si un enorme peso le hubiera sido quitado, sabia que amaba a Sanji y que eso probablemente nunca iba a cambiar, pero era real lo de no poder estar con un cobarde. Odiaba esa faceta de Sanji, siempre supo que alguien obsesionado con las mujeres no iba admitir tan fácilmente su relación con un hombre, pero había una diferencia entre mantenerlo privado y casarse con alguien para aparentar, eso se escapaba de su entendimiento.
-Supongo que solo soltándote podre avanzar.- Susurró al viento o eso creía que pero había alguien escondido cerca de el escuchando esas palabras. Mismas palabras que le aceleraron el corazón.
Mientras Sanji permanecía recostado en la torre. No entendí por que Zoro era tan necio, solo debían esperar un poco más, cumplir los sueños de todos y después continuar navegando los mares juntos, como amantes. Pero también era verdad lo que decía Zoro .
-Tienes razón, soy un cobarde.-Su corazón dolía al admitir eso.- Tengo miedo de todo lo que puede pasar, no estoy preparado para ser repudiado por todos. Ser pirata es una cosa pero que me repudien por amar a alguien no lo puedo permitir.
Los días pasaron con normalidad, navegando por el inmenso océano, toda la tripulación estaba sorprendida, creyeron que después de que Sanji llevara a Zoro a la torre arreglarían sus problemas y seguirían siendo los mismo, pero no fue así. Zoro como Sanji comenzaron a coincidir nuevamente en lugares del barco, Zoro ya no huia de las comidas y eso a Sanji le dolía, sentía que esta vez Zoro de verdad lo había borrado, ni siquiera había odio en sus ojos, era solo como si nunca hubiera existido pese a que aun cargaba esas tres espadas al cuello.
Law seguía en el mismo barco que los mugiwara. Y no solo por la alianza que había forjado, había una razón mas por la cual el chico pelinegro se había interesado en esa tripulación, aunque al inicio fue muy fácil notar que no tendría oportunidad, en ese momento sentía que de verdad tenia una oportunidad con aquel chico.
-Zoro-ya ¿tienes tiempo hoy?.- Zoro volteo a ver al pelinegro.-Hoy desembarcamos en una isla y hay algo que quiero comprar.
-¿Necesitas que un despistado como yo te acompañe?- Por alguna razón Zoro se sentía tranquilo a lado de Law, pese a que en un principio dudo de él ahora no había duda alguna, era en lo que podía un buen tipo
-No necesito que hagas de guía, seria muy tonto de mi parte.- La sonrisa picara en el rostro de Law hacia que Zoro sintiera algo aunque no sabia lo que era. – Necesito unas cosas para mis katanas y tu eres el mejor
-Oh si lo soy.- Fanfarroneo el peliverde.
La isla a la que arribaron era un isla pequeña, con pocos negocios.
-Violet-chan compremos todo para la boda.- La boda aún seguía en pie, aunque Sanji cada día parecía menos alegre, ya no bailoteaba alrededor de nadie, su comida no era la misma, su semblante no era igual.
-Claro Sanji-kun.-Violet tomo del brazo a Sanji y se disponían a bajar del barco, Sanji fue caballeroso y la ayudo.
-Zoro-ya.-Escucho Sanji la voz Law. Le molestaba la confianza que esos dos se tenían.-¿Te perdiste en el barco? ¿De verdad?
Zoro y Law saltaron del barco quedando a pocos centímetros de Violet y Sanji, Law tomo la mano de Zoro y lo jalo en dirección al pueblo.
Sanji podía sentir que no estaba nada bien la situación entre ellos dos. Pero tenia que continuar su camino.
Zoro sentía aun un grande pesar, supo que no sería fácil poder verlos juntos, que la situación no cambiaria de la noche a la mañana aunque lo quisiera, lo único que tenia que hacer era seguir fingiendo, pero no sabia por cuanto tiempo más; Luffy no estaba cerca de ser el rey pirata y había prometido acompañarlo en su viaje, así que no podía abandonar la tripulación pero le dolía cada que los veía juntos, le dolía incluso verlo solo a Sanji.
Una mano fría en su cuello interrumpió sus pensamientos.
-¿Te encuentras bien?- Zoro abrió los ojos, esa mano era de Law, su tacto se sentía cálido pese a la frialdad de su cuerpo.-Podemos regresar si lo deseas.
-No quiero estar en ese barco.-Solo el peliverde sin pensar en sus palabras.
Law siguió caminando, aunque tuvo que tomar a Zoro de la mano
-No soy un niño. Tu imbécil, suéltame.- Gritó el peliverde aunque no hacia esfuerzo alguno por zafarse.- La gente creerá que no somos normales…- Lo último salió de su boca como un susurro, como un esfuerzo de probar si lo que decía Sanji era verdad, pero al parecer el pelinegro no lo había oído porque seguía caminado sin soltarlo.
Llegaron a un lugar lejos de la aldea y lejos del mar. Zoro estuvo por burlarse ¿No era él quien se perdía siempre? Sin embargo la cara de Law estaba ¿Molesta?
-Oye.-Titubeo Zoro.-¿Estas bien?- Quizá Law si había oído la parte de anormales y tenía razón al creer que no era normal.- Yo lo sien…
Sus labios fueron sellados con los de aquel pelinegro. No entendí muy bien lo que pasaba pero se dejo llevar por ese beso, sentí la calidez de alguien nuevamente era reconfortante.
El pelinegro separo los labios de Zoro y se recargo sobre el hombro del peliverde, parecía derrotado.
-¿Quién demonios es anormal Zoro-ya?-La respiración de Law se oía pesada, como si estuviera conteniendo mucho.
-Yo no quise decir eso.-Zoro no sabia que a Law le gustaran los hombres así que no era como si quisiera ofenderlo.- Es solo que alguien me dijo eso una vez
-Zoro-ya.- La voz sensual de Law ponía nervioso a Zoro.-Tu de verdad me gustas, no solo físicamente. Creo que eres alguien digno de admirar y amar.- Zoro no entendí muy bien lo que pasaba, pero no le desagradaba.- Y perdón si lo digo, pero estoy feliz de que Sanji se vaya a casar.
Esas palabras regresaron a la tierra a Zoro. Aparto a Law de su hombro y con la mirada le hizo saber que aquellas últimas palabras habían sido innecesarias.
-Puede que el se vaya a casar con alguien.-La mirada en su rostro mostraba un desconsuelo total.-Pero eso no significa que yo lo haya dejado de amar ni por un segundo.
-Lo sé.-El pelinegro se sentó en una piedra cerca de la sombra de un árbol.- Lo noto en tu mirada, pero eso no significa que yo vaya a rendirme ¿cierto? A mi no me molestaría caminar contigo tomado de la mano por todas las islas, no me importaría navegar abrazado de ti. Nunca te diría que es anormal amar a alguien. Tal vez en este momento solo me gustes pero siente que eres una persona fácil de amar. No te pido que olvides todo lo que viviste con él, yo soy solo un extraño en tu tripulación, a él lo conociste por años y no voy a cambiar nada del pasado, pero quiero estar contigo.
-Yo no sé qué decirte.- Zoro esperaba cualquier cosa de ese tipo menos una confesión.
-Nada.- Law sonreía con una sinceridad increíble.- No quiero nada de ti, quiero que te des cuenta de que soy mejor para ti que alguien que finge una vida.
Las miradas de Zoro y Law se conectaron, él peliverde pudo saber que todo lo que había dicho aquel extraño era verdad, había sinceridad en cada célula de su ser. No seria malo intentar abrir su corazón de nuevo. Sanji había sido su primer amor, su primer experiencia romántica y eso nadie lo iba a cambiar pero Law le ofrecía dejar a Sanji en un rincón de su corazón, tal vez y solo tal vez no era tan mala idea amar por segunda vez.