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A TU LADO... por Lilit Yuu Jaganshi

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Notas del capitulo:

Hola!!!

En verdad lamento la tardanza, lo que sucede es que estoy intentando acualizar varios Finc's que tengo y pues no es facil... Prometo intentar actualizar mas pronto...

Por otro lado muchas gracias a quienes me han dejado su comentario, y po si acaso les interesa, tengo otros Finc's de Harry Potter por si se animan a leerlos ^^

Gracias y hasta la proxima!!!

CAPITULO 4: EL DESTINO

 

Harry Potter llego al Ministerio de Magia algo mas tarde de lo normal, cosa que ya tenía a sus amigos bastante preocupados.

- ¡¿Por qué llegaste tan tarde?! – le pregunto Ron en cuanto lo vio ingresar al Cuartel General de Aurores. Hermione iba a su lado mirando a Harry escrutiñadora.

 

Los 3 habían ingresado a trabajar en el Ministerio como Aurores tras terminar sus estudios en Hogwarts, pero no habían sido los únicos del colegio en lograr lugares entre los Aurores que últimamente y gracias a Voldemort y sus seguidores estaban atestados de trabajo. Unos ojos grises seguían con detenimiento los movimientos y gestos del Chico Dorado mientras este se dirigía a su cubículo acompañado de Hermione que no dejaba de observarlo y de Ron que no dejaba de hacerle preguntas.

- ¡Nos tenias preocupado! – le espeto molesto mientras Harry se dejaba caer sobre su cómoda silla con gesto aburrido y bastante cansado - ¡Pensamos que te había pasado algo malo! –

- Ya déjalo en paz Ron – intervino por fin Hermione dirigiéndole una mirada de advertencia al pelirrojo – Harry ya sabe lo mucho que nos preocupamos por él, así que has el favor de dejar de molestarlo – Ron le dirigió una mirada llena de resentimiento y se cruzo de brazos volteando la cara al lado opuesto de donde ella estaba, pero Hermione simplemente lo ignoro y volvió su atención en Harry – Estas algo pálido, ¿Te sientes mal? – le pregunto en voz un poco mas baja y mirada llena de preocupación.

- Estoy bien Hermione – respondió levantándose un poco de su cómoda silla para ver sobre la pared de su cubículo. Draco agacho la cabeza inmediatamente al ver al Gryffindor mirando hacia donde él estaba.

 

Ambos cubículos quedaban justo enfrente, pero eran separados por una hilera de cubículos.

- Harry... – Neville tropezó con un montón de ejemplares de El Profeta que estaba tirados en el cubículo continuo al de Harry. Varias cabezas se asomaron de los cubículos cercanos para ver que era lo que había ocurrido.

- ¿Estas bien, Neville? – le pregunto Hermione levantándose apresuradamente para ayudarle.

- Lo siento Neville – dijo Ron recogiendo los ejemplares avergonzado – Estaba buscando algo de información y olvide recogerlos –

- Si bueno... – Neville tenía toda la cara roja, aun que Harry no sabia si de la vergüenza o del golpe.

- ¿Y que te trae por aquí? – le pregunto Ron una vez que termino de guardar sus ejemplares. Como era lógico, Neville no trabaja en el Cuartel General de Aurores que estaba en la segunda plata (Departamento de Seguridad Mágica), él trabaja en la sexta planta (Departamento de Transportes Mágicos) en la Dirección de la Red Flu.

- ¡Ah, si! – dijo Neville recordando el motivo que lo había hecho ir hasta ahí – El señor Ministro me pidió que te diera esto Harry – y le entrego una carta con el sello indiscutible del Ministro.

- ¿Y ahora que querrá? – pregunto Ron mirando la carta.

- Ni idea – dijo Harry mientras la abría.

 

Los 3 guardaron silencio mientras Harry leía.

- ¿Y bien? – pregunto Hermione cuando termino de leer y doblo la carta.

- Quiere hablar conmigo – dijo tras un suspiro – Dumbledore y Remus están con él –

- ¿Y de que crees que quiera hablar? – pregunto Ron confuso, mas Harry se encogió de hombros, sabia perfectamente de que era de lo que hablarían.

- Será mejor que vayas Harry, no es bueno dejar al Ministro y a Dumbledore y Remus esperando – le aconsejo Hermione con dulzura mientras le daba una palmada en el hombro en señal de animo.

 

Harry se levanto, pero antes de irse volvió a mirara al cubículo que ocupaba el rubio y que ahora es encontraba vació. Suspiro y salió del Cuartel General de Aurores rumbo al elevador.

 

 

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Odiaba verlo así, no lo soportaba, pero tampoco tenía el valor para acercarse, no soportaría que el ojiverde lo rechazara, aun cuando se lo mereciera por todo lo que había dicho...

 

Respirando hondo se levanto de su asiento sin llamar demasiado la atención y salió del Cuartel General de Aurores; Sabia que Harry había recibido aquélla carta del Ministro, lo cual quería decir que no tardaría en salir, y esa era la oportunidad que buscaba, entonces podría hablar con él, por que estaba seguro de que ni Ron ni Hermione lo acompañarían, ya que estando dentro del Ministerio, se daba por sentado que Harry Potter estaba a salvo, así que no necesita a su escolta de inseparables amigos.

 

Caminó por el pasillo sin parecer demasiado ansioso, aun que la verdad no había ni necesidad, pues e pasillo estaba casi desierto.

 

No tardó casi nada en salir Harry con la carta apretada en la mano y la mirada fija en el suelo. Pensando.

- Necesitamos hablar... – le dijo saliendo de su escondite y parándose delante de él, aun que el Gryffindor tardo un poco en comprender lo que sucedía. Parecía perdido en sus pensamientos.

- No creo que tengamos nada de que hablar, Malfoy –  le dijo por fin mirándolo con el odio reflejado en aquellos hermosos ojos verdes, pero sobre todo, acentuando su apellido, cosa que en verdad le dolió a Draco.

- Tu sabes que si – le dijo tapándole el paso para que no se fuera.

- A menos que sea de trabajo, no veo de que otra cosa podemos hablar y como no estamos trabajando en e mismo asunto, es lógico que no tenemos nada de que hablar – sabia que estaba siendo injusto y muy frió, pero no quería escucharlo ¿O si?

- ¡Tienes que escucharme, Harry...! –

- Ya dijo que no desea escucharte Malfoy – la voz de Ron Weasley sobresalto a ambos chicos que se volvieron para ver al pelirrojo acercarse con paso firme hasta donde estaban.

- Ron... –

- No estoy hablando contigo, Weasley – se apresuro a decir Draco recobrándose y empleando aquel tono venenoso.

- ¿Acaso no te basto con lo que hiciste la ultima vez? – Harry bajo la vista al suelo mientras su amigo se ponía entre él y el rubio – No permitiré que vuelvas a lastimarlo, así que mejor déjalo en paz o me las pagaras –

- No te hagas el héroe Weasley, no te queda – le dijo sin poder contenerse, usando aquélla ironía tan altanera que solía emplear cuando se sentía agredido u ofendido por alguien...

- Vamos Harry, te acompaño – fue todo lo que dijo Ron, y tras dirigirle una mirada asesina al rubio, tomo del brazo a Harry y lo jalo hacia el elevador que acababa de abrirse.

 

Harry se dejo conducir torpemente hacia el interior del elevador.

- ¡Sabes que tenemos que hablar, Harry! – grito Draco mientras las puertas del elevador se cerraban frente a él.

 

 

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- No lo escuches Harry, ese imbécil solo trata de reparar el error que cometió – dijo Ron mientras el elevador bajaba.

 

Harry permaneció en silencio contemplando el suelo.

- ¿Estas bien? – le pregunto su amigo mirándolo preocupado.

- Si, estoy bien – mintió hablando con una voz falsamente tranquila.

- Escucha Harry, a mi no me gustaría que le dieras una oportunidad a ese maldito, pero tampoco me gusta verte así – Harry levanto la vista y contemplo a su amigo que le sonreía ampliamente con gesto fraternal – Si crees que vale la pena darle una oportunidad de explicarse hazlo, ni yo ni Hermione nos opondremos, pero antes de cualquier cosa te pido que lo pienses bien, no nos gustaría verte sufrir de nuevo por su culpa, no lo merece –

- A veces creo que se preocupan demasiado por mi, que se olvidan de ustedes mismos – le dijo sintiéndose algo incomodo al tocar ese tema.

- Tu no te preocupes por eso Harry, ya te lo habíamos dicho y aun lo mantenemos, eres nuestro amigo y no permitiremos que nada malo te pase, y si no, pues por lo menos no permitiremos que sufras tu solo – ambos sonrieron al tiempo que las puertas se abrían y les mostraba el Atrio.

- Bien, hemos llegado – dijo Ron permitiendo a su amigo salir primero para salir de inmediato tras él.

 

 

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No había pasado mas de media hora desde que Ron y Harry habían salido del Cuartel cuando todos los pertenecientes a la Orden fueron convocados de emergencia por Dumbledore.

 

Poco a poco y sin llamar demasiado la atención, los miembros de la Orden que trabajaban en el Ministerio fueron desapareciendo para reaparecer a la entrada de los terrenos de Hogwarts, lugar donde se reunían cuando eran convocados por Dumbledore.

 

La Orden se conformaba ahora de 5 divisiones encargadas de diversas cosas, entre ellas proteger a los Muggles y pelear contra los Mortífagos en donde había dos divisiones a cargo de Lupin y Kingsley; Auxiliar a los heridos en batalla era una división comandada por Pomfrey; Obtener información de la Orden Tenebrosa era la división a cargo de Snape, y entrenar a los nuevos reclutas era una división a cargo de la profesora McGonagall.

 

Por lo regular eran convocados solo por los jefes de sus respectivas divisiones para hablar sobre la nueva información que la división de Snape tenía, para trazar planes de batalla o para acudir a alguna batalla, pero cuando eran convocados por Dumbledore, todos debían dirigirse al castillo sin perder el tiempo, pues debía tratarse de algo de suma importancia...

¿Qué paso? – se apresuro a preguntar Neville acercándose a Hermione cuando la vio ingresando a los terrenos del castillo apresuradamente.

- No tengo ni idea, pero dado que el profesor Dumbledore nos convoco, seguro que es algo de suma importancia. ¿Has visto a Harry o a Ron? – le pregunto mirando hacia ambos lados en busca de los mencionados.

- No – respondió Neville siguiéndola con algo de torpeza.

 

Pronto, todos se dirigieron a una de las mazmorras que había ocultas dentro del castillo; Atravesaron pasillos que no eran concurridos por el alumnado y que hacia pasar su estancia en aquel lugar inadvertida. Al poco rato llegaron a una sala enorme en la que se encontraba una gran mesa circular.

- Sentémonos – le indico Hermione a Neville mientras tomaban asiento.

 

Draco entro justo detrás de ellos y se acomodo en una de las sillas no muy lejos de la chica, pues sabia que Harry y Ron no tardarían en llegar y se sentarían junto a ella.

- Buenas tardes Hermione – saludo Lupin sentándose aun lado de la chica.

- Buenos días profesor Lupin – respondió la chica devolviendo el saludo con una cálida sonrisa.

 

Era verdad que ya no era su profesor, pero ahora era el profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras del colegio.

- ¿Usted sabe por que nos convocaron, profesor? – pregunto Neville curioso.

- Me temo que no Neville, me encontraba dando clases cuando recibí el llamado – respondió Lupin que parecía igual de curioso que muchos de los presentes.

 

Ron y Harry ingresaron a la sala de reuniones de la Orden justo detrás de Justin y Parvatil que platicaban animadamente: Ambos trabajaban en el Ministerio y pertenecían a la división a cargo de Kingsley.

- ¿Qué paso? – les pregunto Hermione cuando se sentaron a su lado derecho.

 

Ron parecía muy emocionado, mientras que por el contrario Harry parecía desconcertado.

- En un momento te enteraras – le susurro Ron al tiempo que Dumbledore, el profesor Snape y la profesora McGonagall ingresaban a la sala de reuniones y la puerta se cerraba tras ellos.

 

Había mas de 200 personas en aquélla enorme sala, todos reunidos con el único fin de proteger a la gente y detener a Voldemort...

- Buenos tardes a todos – saludo Dumbledore sentándose en su cómoda silla.

 

Todos le devolvieron el saludo y aguardaron a que comenzara.

- He convocado una reunión de emergencia para tratar asuntos sumamente delicados, y entre ellos se encuentra la formación de una tercera división de Ataque/Defensa que estará a cargo de Harry Potter... – al escuchar aquello la sala se lleno de murmullos y mas de una persona volvió su mirada hacia Harry que estaba hundido en su silla deseando desaparecer.

- ¡¿Cómo?! – exclamo Hermione en un susurro mirando a Harry asombrada - ¿Eso es verdad? –

 

Por unos instantes las miradas de Harry y Draco se encontraron: Aquellas orbes verdes reflejaban resignación, mientras que las orbes grises reflejaban miedo y confusión.

- A mi también me asombro cuando lo escuche – confeso Ron sonriendo divertido ante la reacción de la chica, lo cual ocasiono que Harry apartara la mirada del rubio y la volviera a donde estaban sus amigos – Pero Dumbledore dice que Harry ya tiene la experiencia necesaria y confía en él para guiar a la nueva división... – Ron dejo de explicarle a Hermione, pues en aquellos momentos Dumbledore había vuelto a hablar.

- Se que a muchos les asombra mi decisión, inclusive Harry me pidió que la pensara mas detenidamente, pero debo decir que dado los resultados que ha mostrado en estos últimos 2 años, considero que debe comenzar a dirigir su propia división. Esta decisión también surgió a raíz de que las dos divisiones anteriores ya tenían un numero muy elevado de magos, lo cual dificultaba dirigirlos o en todo caso mantener la discreción al reunirse; Se que muchos de ustedes querrán pertenecer a la división de Harry, así que quienes quieran ayudarle deberán dejar su nombre en este pergamino... – señalo el pergamino y una pluma que la profesora McGonagall acababa de colocar en la mesa – ...Y luego se les avisara si se les dará su cambio de división... –

 

 

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Quizás nada causo mas impacto que saber que Harry Potter por fin tomaría el mando de una de las divisiones para participar mas directamente en aquélla guerra; Al finalizar la junta muchos fueron los que se pararon para escribir su nombre en el pergamino con la ilusión de pelear en la división de el gran Harry Potter.

- ¡Vamos Ron! – le apresuro Hermione para poder escribir su nombre en el pergamino, momento que Harry aprovecho para salir cuanto antes de aquel lugar, todo aquello lo había mareado y no deseaba que le preguntaran nada al respecto, pues estaba seguro de que en cuanto muchos terminaran de escribir sus nombres se le acercarían para querer hablar con él.

 

Aquello fue un alboroto y tardaron mas de 30 minutos, sin embargo también fue necesario otro trozo de pergamino, pues prácticamente todos querían pertenecer a la división de Harry, sobre todo los miembros de la Casa Gryffindor que estuvieron con él durante sus años en el colegio.

 

Por supuesto que Draco también se apuntaría, pero lo haría hasta el final, cuando todos los demás se hubiesen ido, no deseaba llamar la atención, muy pocos eran los que sabían de la relación que habían llevado él y Harry, la mayoría pensaba que eran solo amigos...

- Veo que también piensa apuntarse, joven Malfoy – comento Dumbledore al verlo acercarse y tomar la pluma.

- No importa lo que pase, quiero estar a su lado para protegerlo – respondió Draco inclinándose sobre la hoja para escribir su nombre.

- Que así sea pues... – dijo Dumbledore tomando el pergamino y la pluma en cuanto Draco hubo acabado.

 

 

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Aquella tarde Harry no regreso al Cuartel General de Aurores, pues estuvo con Dumbledore escogiendo los nombres de quienes conformarían la nueva división a su mando.

 

Había muchos nombres que Harry conocía, de hecho la mayoría de lo que conformarían su división era gente que conocía perfectamente de años atrás, mas lo que le asombro fue cuando Dumbledore agrego a Draco a su división sin siquiera pedirle su opinión como había hecho con el resto de los miembros.

- Sin duda son muchos los que quieren estar con Potter, por no decir todos – comento McGonagall mientras contemplaba los pergamino en donde se habían apuntado y lo comparaba con el pergamino en donde estaban los que habían sido aceptados.

- Es verdad – afirmo Dumbledore mientras transcribía uno de los nombres – Pero debemos recordar que la mayoría de los que estudiaron junto con Harry se unieron a La Orden del Fénix con la única intención de pelear a su lado –

- Sin duda tendrás que esforzarte, Potter – le dijo la profesora McGonagall mirándolo con severidad como si aun fuera uno de sus estudiantes.

- Lo se profesora McGonagall, aun que sigo pensando que quizás... –

- Ya te lo dije Harry, estas completamente preparado para esto, solo debes de tener confianza en ti mismo – le interrumpió Dumbledore mirándolo seriamente con aquélla serenidad que solo él poseía.

- No se, me siento nervioso de saber que tendré que proteger a toda esa gente que estará bajo mis ordenes cuando ni yo solo soy capaz de protegerme  – explico Harry suspirando resignado.

- Descuida Potter, yo se que lo harás bien – le animo la profesora McGonagall dándole una palmadita en el hombro – Pero también creo prudente que recuerdes que si algo malo pasa durante una batalla no es tu culpa, pues todos los que entran a La Orden saben que pueden morir en cualquier momento, así son las guerras, arriesgas tu vida por salvar la de los demás y no se puede evitar –

- Es verdad Harry, no podemos evitar que la gente muera, pero podemos evitar que maten a gente que no debe morir aun, por eso peleamos, por eso arriesgamos nuestras vidas, y todos los que están en La Orden son concientes de ello, así que no pienses que es tu culpa si alguien de tu división muere en batalla, así son las guerras, lo que intentamos es que terminen pronto – parecía muy fácil como Dumbledore lo decía, pero Harry no estaba seguro de poder hacerlo, ¡Por dios! Ni siquiera era capaz de cuidarse él solo y ahora tendría que cuidar a cuanto, ¿20?, ¿30? Sin duda la vida apestaba...

 

 

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Al legar la noche Harry se dirigió a cenar a casa de Ron y Hermione, y durante la cena comentaron sobre las personas que conformarían la división que ahora él comandaría; Lógico fue que el nombre de Draco Malfoy salió a flote en aquélla conversación como en muchas otras.

- ¡Ese maldito en tu división! – exclamo Ron molesto.

- ¡Baja la voz, Ron! – le atajó Hermione mirándolo con severidad.

- Dumbledore me había estado pidiendo opinión al escoger a los miembros de la división, pero cuando llegamos al nombre de Draco él simplemente lo anoto – comento Harry encogiéndose de hombros mientras encajaba el tenedor en una papa asada y la mordía.

- A lo mejor Dumbledore cree que Malfoy podría ayudarte – opino Hermione con sensatez.

- O a lo mejor ese viejo ya se volvió loco... – Hermione le dio un pisotón a Ron por debajo de la mesa al decir aquello.

- Mira Harry, se que con Malfoy pasaste un mal rato, pero sabemos que Dumbledore jamás hace las cosas solo por gusto, sus razones debe tener – le dijo aprovechando que Ron estaba ocupado mordiéndose el puño para no gritar.

- Y comprendo eso Hermione, pero, ¿Por qué nunca explica cuales son sus razones? – objeto Harry antes de volver a morder el resto de la papa que le quedaba en el tenedor.

- Eso no lo se Harry, pero debemos confiar en él... Como siempre – le dijo mirándole resignada.


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