Ya decidido a marcharme junto a ella me acerco nuevamente a su oído absorbiendo su perfume embriagador, aquel olor produjo un alboroto en mi estomago-Saldré un momento, vuelvo pronto- mientras caminaba hacia la salida siento mis ojos desorbitados y nublosos, al salir del antro las personas estaban acumuladas en la entrada, el calor viajaba por mi cuerpo de forma descontrolada, me dirijo a la pared más cercana para sostenerme pero eso no ayudaba demasiado, seguí aquel camino sin notar hacia donde me dirigía la noche estaba tibia y sentía el viento en mi rostro, de pronto unas luces provocan un dolor en mis ojos reaccionando enseguida para cerrarlos luego de eso mi cuerpo se desvaneció.
“Cómodo, cálido y suave” pensaba, aquel lugar en el que me encontraba me hacia recordar los mejores momentos de mi vida, estaba feliz, extasiado y demasiado cómodo. Al entreabrir los ojos no reconozco la habitación en la que me encontraba, a pesar de ser un lugar excesivamente ordenado y pulcro podía sentir nuevamente esa calidez que me reconforto enseguida, vuelvo a cerrar los ojos y recuerdo todo lo de la noche anterior precipitándome enseguida, estaba semidesnudo con una jaqueca increíble “Joanna”, al admirar la habitación no parecía la de una chica sino…necesite escuchar un gemido a mi lado para notar que junto a mi había otra persona en esa cama, al voltear la cabeza lo veo, piel suave y blanca, pelo azabache y un cuerpo escultural –Leonardo…-no podía recordar que había pasado pero tenerlo a mi lado fue reconfortante y preocupante a la vez.
Leonardo se removió dejando libre para mi vista su abdomen moldeado, mis manos sudaban me desesperaba por tocar pero no quería advertirle que estaba despierto, en cambio me recosté junto a él para volver a sentir su piel suave, al sentir su calor en mi espalda me removí nervioso el sudor me recorría y cuando menos lo esperaba escuche su voz-¿Has dormido bien?-me senté ansioso al escuchar su pregunta –Si, gracias… lo siento no recuerdo nada- mi boca estaba seca y aun sentía ese dolor de cabeza pero nada estaba distinto en mi cuerpo –Te encontré en la calle, te desmayaste justo en medio, me baje del automóvil en cuanto te vi sin saber que eras tú, al ver tu rostro quede perplejo solo te tome y luego de que me vomitaras te subí al automóvil y te traje a mi apartamento supuse que si tu padre te veía en ese estado se preocuparía-¿Te vomite?-algo en mi interior se removió enseguida pensando en lo patético que me comporte –Lo siento mucho por todo, te agradezco por tu ayuda-Leonardo sentado me ofreció una sonrisa ladeada digna de una obra de arte lo que me provoco una ensoñación –Tranquilo es un placer ayudarte además me entretuve desvistiéndote- mis ojos se abrieron de asombro mueve su mano y la posa en mi cabeza acariciando mi cabello –Ven te preparare el desayuno-asombrado lo veo como se pone de pie en ropa interior, se pone una bata y sale de la habitacion.