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Gensou no hana por yellowmuffy

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Notas del capitulo:

Disfruten su lectura! Nos leemos en las notas finales!

: 3

 

 

Capítulo 10

[ Enfrentamiento]

 

Sai caminó por el laboratorio cual sentenciado a muerte hasta estar frente a frente con su padre, y al ver a Kabuto a su lado, quién también resultaba ser su médico, supo que las cosas no irían bien.

Madara lo observó entrar siguiendo cada uno de sus pasos, mientra el médico a su lado se ocupaba de encajar con perfecta precisión una aguja en el brazo del magnate, extrayendo de ella una buena muestra de sangre.

- Desobedeciste -Aunque la voz del mayor era tranquila, Sai supo de inmediato que estaba colérico. Kabuto terminó de recolectar la muestra y con cuidado Madara acomodó la manga de su elegante camisa antes de continuar- Heriste a un compañero y escapaste. Menos mal que aprendo de mis errores y me aseguré de ponerte un localizador desde que naciste, de lo contrario imagina el lío en el que me habrías metido. Ahora dime, hijo -la última palabra estaba cargada de desprecio- ¿Qué debo hacer contigo?

- Lo siento mucho padre -respondió Sai nervioso y bajó la mirada en un acto reflejo, esperando la sentencia de su castigo acompañado quizá, de algún golpe. Pero lo que nunca esperó fue sentir una aguja clavándose en su cuello inyectando el mismo líquido extraído hace unos minutos, que al esparcirse provocó en su interior una increíble sensación de ardor y dolor, casi como se tratara de ácido.

Soltó un grito de dolor, y sosteniendo la herida en su cuello, cayó al suelo.

- Nunca debí tratarte como a un humano -Madara lo miraba retorcerse de dolor sin moverse un ápice- Pero no es como si no lo pueda arreglar. Solo es cuestión de un par de ajustes y este sólo es el primer paso, pero no te preocupes este también es el más doloroso.

- ¿Q-qué me has hecho? -Alcanzó a articular Sai luchando con todas sus fuerzas contra la negrura que amenazaba con nublar su vista y con el dolor que parecía quemarle hasta los huesos, para finalmente desvanecerse.

A lo que el mayor Uchiha por fin se acercó al chico y le respondió sabiendo que ya no podría escucharlo.

- Estoy arreglando mi error.

Madara miró con desdén el reloj sobre la pared. Tenía que esperar unos minutos para saber si la primera fase estaba al fin completa, mientras tanto debía arreglar todo para su partida. Por el informe de unos de sus informantes sabía que las cosas ya estaban empezado a volverse vertiginosas, que alguién planeaba hacer una movida en su contra, muy probablemente esa misma noche. Estúpidos, no contaban con que él siempre estaba un paso adelante, pensó tamborileando con sus dedos sobre el escritorio más cercano. Sonriendo de lado.

Todo había valido la pena, así el imperio Uchiha cayera esa noche, sus años de investigación al fin habían valido la pena y la prueba más fehaciente de ello la tendría cuando el chico despertara siendo una marioneta completamente dócil.

 

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- Entonces, ya lo sabes -sonó la voz del mayor de los hermanos Uchiha desde el otro lado del teléfono, dirigiéndose a Orochimaru.

- Sí, tu hermano me lo dijo.

Claramente escuchó como Itachi soltaba un suspiro.

- Lamento no habertelo dicho antes, estaba esperando el momento correcto…

Orochimaru lo sabía, Itachi siempre había sido muy meticuloso.

- Lo sé, pero ahora lo más importante es que debemos apresurarnos.

Hubo una leve pausa en la línea.

- No podemos discutir más detalles por teléfono -Razonó Itachi- Ustedes necesitan salir de ahí lo antes posible, los veré en casa de los Namikaze y ahí hablaremos.

- ¿Por qué no en otro lugar? ¿Es realmente seguro? -Cuestionó extrañado por ese lugar de encuentro.

- Por el momento es seguro y es el único lugar al que no sospecharán el porqué se dirigen ahí a esta hora. Y más aún si van con Naruto. Yo mismo me dirijo allá en este momento…

Orochimaru aceptó, no queriendo alargar la conversación.

- Y Orochimaru -Itachi lo detuvo antes de que finalizara la llamada- Por favor, no vayas a cometer una locura, actuaremos a su debido tiempo.

Escuchado lo último el mayor colgó, no pudiendo responder al Uchiha, seguro de que si algo iba mal con su hijo, él intervendría.

- ¿Y bien? -Preguntó Sasuke regresando a la habitación después de hablar con Naruto.

- Itachi quiere que nos veamos en casa de los Namikaze -Miró por un segundo al menor, notando enseguida que algo iba mal- ¿Qué sucede Sasuke? ¿Qué te dijo Naruto?

Sasuke miró al suelo, incapaz de verlo a los ojos cuando le diera las malas noticias.

- Naruto llamó a Jiraiya pero… -Respiró hondo- Unos hombres entraron a su tienda, eran hombres enviados por Madara. Se han llevado a Sai.

Un crujido se escuchó a la par que Sasuke terminaba de decir sus últimas palabras, y al bajar la mirada Orochimaru se dió cuenta el teléfono en sus manos estaba hecho trizas. Había estado tan cerca y ese hombre se rehusaba a dejarlos tranquilos.

- Sasuke tú y Naruto reúnanse con Jiraiya y vayan a dónde les indicó Itachi, él les dirá qué hacer y cuidará de ustedes.

- ¿No vendrás con nosotros?

Sasuke levantó la mirada encontrando las facciones del otro inundadas de odio. Un escalofrío le recorrió toda la espalda y por primera vez en toda su vida, sintió temor de él.

- Tengo que ir a hacerle una visita a tu tío.

Con un rápido movimiento, Orochimaru se deshizo de los restos del aparato en su mano, y con una agilidad nunca antes vista, Sasuke lo vio desaparecer por el marco de la ventana, adentrándose en las penumbras de la noche.

- ¡OROCHIMARU! -Gritó, tratando de detenerlo, pero era inútil, había desaparecido.

¡Maldita sea! Sin perder tiempo Sasuke salió corriendo de aquella habitación, debía detener a Orochimaru a toda costa, topándose en el camino con Naruto.

- ¿Qué sucede Sasuke? -preguntó alarmado Naruto al ver al moreno tan agitado.

- Orochimaru se ha ido -Respondió el azabache tomando de la mano a su amigo y llevándolo a la salida de la mansión- Necesito que Kakashi nos lleve a la casa de Madara ¡Ahora!

- ¡¿Estás loco?! -Naruto lo detuvo apretando más el agarre en su brazo, era raro que él tuviese que ser el racional de los dos- ¡Podrían matarnos, Sasuke! Mejor deja que tu hermano se encargue de esto.

No podía, simplemente no podía dejarlo ir sólo, mucho menos sabiendo que el líder de los Uchiha parecía conocer de Orochimaru y su especie más que nadie. Quién le aseguraba que su nana regresaría en una pieza si no lograba detenerlo antes de que retara a Madara. Pero Naruto tenía razón, era demasiado peligroso, no podía exponer al rubio de esa manera.

- No pienso dejarlo ir sólo -dejó salir el moreno más serio que nunca- ¡¿Qué haremos si Madara se apodera de él también?! ¿Y si ha lastimado a Sai? No quiero imaginarme lo que pueda suceder… Tú ve a buscar a Itachi, dijo que estaría esperándo por nodotros en tu casa. Yo iré a buscar a Orochimaru.

Y de un fuerte manotazo Sasuke se soltó del agarre del ojiazul corriendo hasta la entrada del frente. Tomó las llaves de unos de los vehículos más cercanos y arrancó con toda la velocidad que pudo, agradecido de haber tomado las clases de conducción de las que Orochimaru tanto le había insistido.

Naruto por su parte se quedó plantado en su lugar sin saber cómo proseguir. Revolvió con desesperación su cabellera dorada, sin encontrar una salida a aquel embrollo. Para su suerte Kakashi apareció a su lado, atraído al parecer, por la huida del menor de los Uchiha.

- Parece que hubo un cambio de planes -le dijo con su voz ecuánime de siempre.

Naruto asintió con la preocupación evidentemente marcada en el rostro.

- No te preocupes muchacho -le tranquilizó el adulto, quién hasta ese momento se había mantenido al margen, pero reuniendo información de los pedazos de conversación que alcanzaba a escuchar- Vayamos por tu padrino y reunámonos en la mansión Namikaze, como te lo ordenaron.

Naruto sintió los brazos del de cabello plateado en sus hombros y por un segundo se sintió más aliviado, sólo esperaba que no le sucediera nada a Sasuke, pero confiaba que Orochimaru no lo permitiría.

 

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Haciendo uso de su fuerza una vez más Orochimaru partió el cuello del guardia de un sólo movimiento y observó a su alrededor el cuerpo de aquellos de vigilaban la entrada, de alguna manera Madara se las había ingeniado para evitar que su hechizo funcionara en ellos y por ese motivo había tenido que recurrir a la violencia. Ahora sólo era cuestión de tiempo para que Madara se enterara de su llegada.

Caminó por los pasillos sin preocuparse ni un instante por la oscuridad en cada uno de los corredores, ayudándose de sus sentidos para encontrar el aroma que tanto detestaba en el aire. Pero en su lugar captó otro aroma que le hizo despertar sus instintos: sangre.

El aroma del hierro en la sangre se entremezclaban con el del odiado patriarca Uchiha y se dirigía por el mismo sendero. Apretó su puño con fuerza conteniendo la furia que sentía y siguió sigiloso hasta dar con la habitación que buscaba.

Al abrir la puerta de un fuerte golpe de inmediato fue recibido con un montón de armas apuntando directamente a su pecho y cabeza. La sala estaba repleta de lo que parecían ser soldados.

Justo en el centro de la estancia de pie se encontraba Madara y junto a él varios cuerpos sin vida se apilaban uno tras otro, sin una sóla gota de sangre. El causante, era lo que a primera vista parecía una criatura salvaje clavando sus dientes en el cuello de un hombre ferozmente,  extrayendo hasta la última gota de su líquido vital. Enfocando un poco mejor la mirada lo pudo identificar, se trataba de Sai.

Dió un paso para acercarse y las armas se prepararon para disparar. Sin embargo Madara alzó su mano y con ese simple gesto las armas le dejaron de apuntar.

- No esperaba tu visita -habló el Uchiha sin inmutarse.

Pero la mirada dorada no se apartaba del muchacho, que justo en ese momento soltaba el último cadáver al suelo, alzando la mirada. Permitiendo que el ámbar se posara en el vacío de sus ojos negros sin encontrar en ellos emoción alguna.

- ¿Qué le has hecho a mi hijo? -preguntó aún conteniendo su ira y calculando sus próximos movimientos.

- Así que al fin te has dado cuenta -sonrió de lado.

 

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- Está vivo, ambos están vivos -fueron las palabras con las que Naruto terminó la larga explicación a su padrino, quien a su lado en el asiento del automóvil, parecía una estatua, si moverse un ápice.  

Había estado tan cerca de su propio hijo todo el tiempo y nunca lo supo, Orochimaru y su hijo estaban vivos y él se había rendido en su búsqueda, creyendo lo que todos aseguraba excepto su corazón, que los dos habían sido asesinados en el incidente de la biblioteca Si tan solo hubiese hecho caso a su instinto. Suspiró. Pero el mundo no estaba para hundirse en la culpa.

- ¿Entonces Itachi Uchiha espera por nosotros en casa de Minato?

Naruto afirmó con un movimiento de su cabeza.

- Y Orochimaru decidió ir tras Sai él sólo.

- Sí, y Sasuke lo siguió -el ojiazul bajó la mirada triste.

Jiraiya sonrió de lado.

- Orochimaru sigue siendo igual de confiado que siempre.

El automóvil se detuvo en el frente de la mansión Namikaze, y justo como esperaban Itachi Uchiha ya les esperaba en el lugar, pero lo más sorprendente no fue ver al desaparecido heredero de los Uchiha, si no que a su lado varios de los que parecían oficiales con el símbolo de una nube roja en el pecho lo acompañaban, y justo detrás de ellos una inconfundible cabellera dorada idéntica a la de Naruto se asomaba.

- ¡Otochan! -gritó Naruto nada más bajar del auto y nadie pudo detenerlo cuando corrió al lado del mayor en lo que pintaba ser un feliz reencuentro, pero que al final se transformó en Naruto plantando un fuerte golpe en la mandíbula de su progenitor- ¡¿Por qué rayos desapareciste así?! ¡¿Tienes idea de lo que he pasado?! Creí que habías muerto…

Y, por fin, Naruto envolvió a su padre en un abrazo que el mayor de inmediato devolvió, ambos vueltos un mar de lágrimas.

- Lo siento Naru-chan -fueron las palabras que salieron una y otra vez de la boca de Minato.

- Lamento mucho interrumpirlos -se acercó a ellos un pelirrojo con el cabello de punta y profundos ojos castaños- Soy el oficial Yahiko de la división especial de Akatsuki y será mejor que entremos y nos den todos los detalles que tengan de la situación.

Ambos obedecieron e hicieron ademán de entrar sin embargo la pregunta que hizo Itachi los detuvo.

- ¿Dónde está Sasuke?

 

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- De verdad piensan que soy tan estúpido y no sé nada de esa investigación que hicieron tú e Itachi, sabía que era cuestión de tiempo para que lo descubrieras. Lo que me sorprende es que tardaras tanto.

- ¡Cállate! -lo silenció el moreno con un grito lleno de cólera- Te hice una pregunta ¡¿Qué le has hecho a Sai?!

Madara rió. Sabía que Orochimaru estaba a punto de atacar pero él aún no terminaba de jugar todas las cartas a su favor.

- No sabes las maravillas que un poco de sangre y entrenamiento condicionado pueden hacer ¿Sabías que así es como mis antepasados lograron controlar a los de tu especie para exterminarlos? Claro que con el muchacho este funciona mucho mejor porque es sólo la mitad de fuerte que tú. Ahora el chico solo hace lo que yo le ordeno y lamentablemente para tí solo hay una persona que puede volverlo a su estado normal. Yo.

Orochimaru apretó los dientes.

- Así que si pensabas matarme, entonces será mejor que lo pienses dos veces.

- ¡Eres un monstruo! -fue el último grito que propinó Orochimaru antes de lanzarse sobre aquellos molestos hombres con armas, eliminando uno tras otro con una velocidad casi inimaginable, evadiendo todos y cada uno de sus disparos.

Madara en cambio observaba la escena con indiferencia, se acercó a Sai y susurró unas cuantas palabras en su oído.

- Detenlo pero asegúrate de no matarlo y regresa de inmediato.

Dándose la vuelta para salir de ahí, no tenía tiempo que perder, si Orochimaru estaba ahí lo más seguro es que refuerzos estuvieran en camino y lo mejor era desaparecer. Orochimaru no era más que un estorbo por el momento.

Justo cuando el de ojos ambarinos, habiendo captado las intenciones del Uchiha, estaba dispuesto a seguirlo, un cuerpo se impactó con el suyo con una fuerza y ferocidad casi idéntica a la propia.

Y por un segundo Orochimaru no se pudo mover, pero su parálisis no tuvo nada que ver con el peso que ejercía el cuerpo del otro sobre el propio. No, cada uno de sus músculos se negaron a responderle porque aquella bestia, la misma que intentaba acabar con su vida, era su propio hijo.

Con el mismo agarre que el que tendría un águila con su presa una mano de apretó cual garra sobre su cuello, ejerciendo tal presión que, de tratarse de un humano normal, su cuello se habría roto en el acto.

- Sai -lo llamó con dificultad, consiguiendo únicamente que el agarre en su garganta se apretara aún más- Por favor… Sai… no me obligues…

Teniéndolo tan cerca era tan obvio, sus ojos negros idénticos a los de Jiraiya, la misma piel pálida como la leche y cabello negro profundo que él mismo poseía, y aquella esencia que su piel transpiraba, la mezcla perfecta entre el aroma de Jiraiya y el suyo. Aquel sin lugar a dudas se trataba de su hijo.

Una lágrima resbaló por su mejilla, pero ni sus palabras ni su llanto surtieron efecto. Y como si las cosas no pudieran volverse peor una voz conocida se escuchó a su espalda.

- ¡Orochimaru! -Sasuke, totalmente desprotegido corría a su encuentro.

- ¡SASUKE, NO! -Alcanzó a gritar cuando el peso en su garganta desapareció como arte de magia.

 

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- ¡Maldición! -dejó salir Itachi, frustrado ¿Por qué demonios Sasuke debía ser tan impulsivo?- Yahiko, crees que podamos tener algún escuadrón listo ahora mismo.

El pelirrojo frunció el ceño.

- Podría, pero no será muy grande ya que la mayoría de los oficiales ya se encuentra arrestando al resto de los Uchiha, nos estaríamos arriesgando mucho.

- Tendremos que arriesgarnos -dijo un altísimo hombre a su lado, con los dientes afilados y cabello azul, que se había presentado hace unos minutos como el oficial Hoshigaki Kisame- Pero necesitamos de vengas con nosotros Itachi, eres el único que conoce bien el lugar.

- Iré con ustedes -Inmediato Naruto se puso de pie dispuesto a seguir a aquellos hombres con tal de asegurarse que su prometido estaba bien.

- No -Para sorpresa de todos fue Jiraiya quién habló- No servirías de nada muchacho.

- Pero…

- Sólo somos humanos Naruto -Era evidente la impotencia en su voz- No serviremos de mucho.

Y Minato se acercó a contener a su hijo. Sabiendo el conflicto interno que estaba pasando por la mente de Jiraiya.

- Esperaremos aquí -les aseguró a los oficiales el Namikaze mayor. Estos asintieron y partieron rumbo a la mansión.

 

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- ¡NO! -gritó Orochimaru sintiendo como casi se desgarraba la garganta corriendo a toda la velocidad posible para frenar a Sai quien en un movimiento había azotado a Sasuke contra una pared haciéndolo casi perder el conocimiento, y ahora se acercaba dispuesto a perforar su pecho con un sólo golpe.

Sin pensarlo, justo cuando la mano del chico estaba a punto de perforar al que hasta ese momento había conocido como su primo, Orochimaru se interpuso y un dolor perforante le atravesó el pecho al de ojos ámbar, justo donde estaba su corazón.

Algo en los ojos de Sai brilló un segundo al oler aquella sangre brotando del pecho del mayor. Y de inmediato retiró su mano haciendo que de la herida hemanara más de aquel aroma tan familiar, tan reconfortante.

¿Qué había pasado? Se preguntó, sintiendo su conciencia luchando por retomar el control, se tambaleó hacia atrás mirando la escena frente a él. ¿Qué había hecho? Sus manos temblaban. Pero justo antes de que lograra retomar la voluntad de su cuerpo una fuerza lo jaló nuevamente a la oscuridad y de nuevo el vacío se apoderó de sus ojos.

Sasuke estaba paralizado de miedo y su cabeza punzaba por el golpe antes propinado, se encontraba en el suelo con el cuerpo del mayor en sus brazos ejerciendo todo su peso sobre él casi como un escudo humano, manchándolo de sangre. No entendía qué pasaba, porqué Sai los había atacado. ¿Lo haría de nuevo? Para su alivio vio como este se alejaba y se perdía en las sombras.

- Oro-chan -Sasuke lo llamó recorriendo con sus manos los largos cabellos azabaches de su cuidador. Este no respondía- Oro-chan -volvió a llamar pero nada.

Con las manos temblorosas y todo el cuidado posible colocó al hombre sobre el suelo, notando el agujero en su pecho y la sangre, mucha sangre, tanto saliendo de la herida como de la comisura de sus labios. Con la mirada perdida, sin fuerza, casi como si estuviera…

- No, por favor -susurró aterrado, deteniendo su tren de pensamientos- No puedes morir, no así…

Y por un momento una idea cruzó su cabeza.

Respiró hondo armándose de valor y acercó su cuello al rostro de Orochimaru hasta sentir como sus labios le acariciaban la piel, y ejerciendo fuerza encajó los colmillos del otro en su carne, haciendo un gesto de dolor en el proceso.

- Bebela -rogó, sintiendo como su propia sangre se mezclaba con la del otro- ¡Bebela! ¡BEBELA!

La imagen de Orochimaru sonriendo cruzó por su mente, cuando le enseñó a andar en bicicleta, cuando le ayudaba por las tardes con sus deberes, cuando lo arrullaba por las noches al tener una pesadilla, todas y cada una de las veces que le cuidó y amó.

Aferró más el agarre abriendo más la herida. Ese no podía ser el final.

- ¡VIVE! -gritó con desesperación, pero nada ocurría.

Sus propias manos iban perdiendo fuerza, estaba perdiendo mucha sangre y el dolor de su cabeza no cedía. Una lágrima resbaló por su mejilla justo antes que todo a su alrededor se volviera negro.

Y de pronto no había más que silencio.

Para cuando los oficiales lograron llegar a la casa de Madara, ya era demasiado tarde. El hombre había desaparecido y lo único que quedaba eran un montón de cuerpos y un par de pelinegros inconscientes.

 

[ . . . ]

 

 

Notas finales:

Décimo y penúltimo capítulo, Qué les pareció? Qué creen que pasará en el siguiente? Hagan sus apuestas!! Actualmente ya me encuentro trabajando en el siguiente capítulo y creo que está saliendo un poco más largo de lo que esperaba… espero que eso no les moleste. Además de que les tengo preparada una sorpresa ;D (Esto se va a descontrolaaaaar!!)


Muchas gracias por leer!! Y nuevamente los invito a dejar de lado su timidez y animarse a dejar un comentario, ahora más que nunca me ayudaría mucho saber qué piensan. 


Nos leemos en el siguiente capítulo!


Bye bye :)


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