Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Gensou no hana por yellowmuffy

[Reviews - 8]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola!! Nuevamente estoy aquí para traerles el siguiente capítulo, que de momento nos regresa a la línea temporal presente, muchas gracias a todos por leer!!


Disfrútenlo!!

 

Capítulo 4

[Sai]

 

La campana de clase sonó y como siempre Sai guardó sus cosas y se dirigió a su casillero. Sorprendiéndose, sin dejar que se notara, porque nuevamente no había nada dentro de él más que sus zapatos. No más clavos, cristales rotos, letreros con amenazas ni animales muertos.

Hacía una semana, desde que Gaara le defendió, que sus compañeros de clase habían dejado de molestarle. No había más bromas, golpes ni incidentes. Aparentemente ahora simplemente le ignoraban.

Cerró el casillero y se dio la vuelta para irse casi chocando de frente con un chico pelirrojo de ojos verdes.

- Lo siento, Gaara -dio una reverencia y se alejó del chico lo más rápido posible.

Éste en cambio sólo negó con la cabeza y bajó la mirada.

- Les pedí que dejaran de molestarte –habló- Mi padre es el director, así que no tienen otra opción. Lamento mucho no haberte ayudado antes.

Y aquello volvió a tomar por sorpresa al Uchiha. Eso salía por completo del esquema de todos los días. Sai jamás había recibido una disculpa de nadie. Pero que la primera viniera de Gaara le hacía sentir bien.

- Gracias –Volvió a darle una reverencia, haciendo lo primero que creyó correcto.

Gaara le miró confundido.

- ¿Por qué sigues haciendo eso? –Le preguntó.

Sai encogió los hombros y respondió:

- Es lo que se supone que haces cuando alguien hace algo para ti.

- Bien, ya debo irme –Observó el pelirrojo señalando un vehículo que se detuvo en la entrada.

Y en un impulso muy raro en él, pensando que tal vez no volvería a tener una oportunidad como esa, Sai soltó:

- Hay un lugar genial, donde hay muchos libros y el dueño hace muy buen té. Si quieres puedo mostrártelo mañana.

Gaara asintió y  se despidió con un gesto de mano antes de correr hacia su automóvil.

- Nos vemos –Dijeron ambos al mismo tiempo y, cuando el auto del pelirrojo ya había desaparecido. Sai corrió en dirección a la librería de Jiraiya como hacía casi todos los días, sintiendo una emoción extraña invadiendo su pecho.

Cuando llegó a la librería Jiraiya se encontraba sacando el contenido de varias cajas y colocándolo en las repisas.

- Hola chico –Lo saludó desde su lugar sin interrumpir su trabajo, ya estaba más que acostumbrado a sus visitas- ¿Quieres ayudarme a vaciar esa caja de allí?

Sai asintió aún con la mente pensando en lo que había pasado hace unos minutos. Se acercó hasta  la caja señalada y comenzó a sacar las revistas que contenía distraído. Al menos hasta que una de ellas llamó su atención. La chica pelirroja de su portada le guiñaba uno de sus ojos verdes invitándolo a abrir las páginas. Aquella chica era tan bonita y sin embargo, Gaara le seguía atrayendo mucho más.

- ¿Señor Jiraiya?

El mayor hizo un sonido gutural para indicarle que tenía su atención.

- ¿Por qué a los hombres les gustan tanto ver a las chicas?

- Porque las mujeres son muy bellas.

- ¿Y los chicos?

Jiraiya ni siquiera lo pensó antes de responder.

- Los chicos son… sólo chicos.

- ¿Pero cuál es la diferencia entre ellos?

- ¡¿Qué nunca llevaste anatomía en la escuela?! –Jiraiya golpeó los libros que sostenía contra el mostrador.

Sai asintió.

- ¿Entonces por qué haces esas preguntas? –Le regañó y el pelinegro sólo volvió a su lectura.

Jiraiya le miró extrañado porque de pronto el pelinegro le hiciera tantas preguntas, cuando normalmente sólo se limitaba a mirar en silencio, y se acercó a curiosear lo que había dado origen al interrogatorio.

- Te gustan las pelirrojas ¿Eh? –Le picó el costado en tono de broma.

- En realidad ella no me gusta –Le dijo Sai, como siempre sin captar el tono pícaro del mayor- Pero me recuerda a un chico de mi clase.

El peliblanco frunció el ceño y se cruzó de brazos.

- ¡Quién lo diría! –Soltó. Aquello estaba empezando a traerle recuerdos.

- ¿Eso está mal? –Sai cruzó la mirada con el mayor, inquisitivo, a lo que éste le dejó caer el peso de su mano sobre el hombro, recuperando su gesto bonachón.

- El género es lo que menos importa –Le dijo- Mientras realmente quieras a esa persona todo está bien.

- ¿Usted también ha querido a un chico? -aquella pregunta dió justo en el clavo.

- Así es -aceptó con una sonrisa melancólica en el rostro- Fue el primer y único amor en mi vida.

- ¿Amor? -Sai frunció el ceño.

- Así es -Rió Jiraiya volviendo a su acostumbrado humor- Pero esas cosas son muy complejas para tí muchacho, cuando llegue su momento y la persona indicada lo entenderás.

Sai asintió, aceptando la nueva enseñanza del peliblanco y recordó.

- ¿Puedo traer mañana a alguien? –Preguntó y de inmediato Jiraiya le revolvió el cabello.

- Claro que puedes, nunca vienen mal las nuevas visitas en la tienda.

 

:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:

 

Al día siguiente Madara observaba a Sai desde su asiento al otro lado de la mesa, cada movimiento, cada gesto, y no se le escapaba que había algo raro en él.

- ¿Hay algo que debas decirme, Sai? –Le preguntó con voz dura.

El moreno levantó la mirada de su comida para cruzarla con la de su padre, sopesando la posibilidad de contarle todo lo que había estado sucediendo durante esa semana. Desde que conoció al viejo Jiraiya hasta su cita con Gaara esa tarde. Pero por alguna razón hablar con su progenitor era mucho más difícil que decirle las cosas a Jiraiya, así que sin pensarlo, y por primera vez en la vida, Sai le mintió.

- No, padre –Le dijo bajando nuevamente la vista, sin sentir la culpa que creyó que sentiría.

- Bien, no olvides tomar tu medicina –Madara se levantó de la mesa y lo dejó sólo, como siempre.

Sai suspiró y vio a su lado el montón de pastillas que día con día debía tomar, preguntándose qué pasaría si se daba un descanso solo por hoy. Normalmente, durante el día, se sentía cansado y en ocasiones hasta mareado, y eso según su médico eran efectos secundarios del medicamento. Pero aquel día, no quería sentirse mal enfrente de Gaara.

Tomando una decisión tomó los medicamentos, los tiró en una de las macetas que decoraban la cocina y salió feliz hacia donde le esperaba la limusina de siempre para llevarlo a clases.

 

:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:

 

Un par de ojos azules se perdían nuevamente en aquella imagen del amanecer con nubes rojas como la sangre, como si algo en ella fuera a cambiar después de mirarla tantas veces. Sin darse cuenta aquella postal se había convertido en su posesión más preciada, a donde quiera que iba, aquel pedazo de papel iba con él y es que en ocasiones sentía que deshacerse de él era como tirar por la borda la esperanza de volver a ver a su padre.

- ¿De nuevo viendo esa postal? -La voz de Iruka, el cocinero de los Namikaze, le tomó por completo desprevenido haciéndolo dar una salto en su asiento.

- ¡Iruka-san, casi me mata de un susto! -exclamó con una mano en el pecho.

Iruka bufó y siguió picando los vegetales, que había dejado abandonados.

- No es mi culpa que seas tan distraído, Naruto.

- No es que sea distraído-Se defendió el rubio, sabiendo que era mentira- Pero si te apareces por la espalda como fantasma cualquiera se espantaría. Además, ahora tengo muchas cosas en las que pensar.

- ¿Como en tu padre? -Iruka sabía muy bien de la situación de la familia, pues además de ser su empleado desde hace muchos años, él y su esposo eran amigos de los padres de Naruto.

- El viejo dejó un desastre -Soltó Naruto guardando al fin la postal dentro de su uniforme- Pero él nunca ha sido de los que dejan las cosas a medias y mucho menos de los que dejan todo hecho un desastre. Estoy seguro que los Uchiha saben algo…

Lo último lo dejó salir sin darse cuenta a tiempo.

- ¿Porqué dices eso?

Iruka bajó un segundo el cuchillo para prestarle atención al chico. Definitivamente esto era más serio de lo que creía.

- Y-yo… -Se negaba a decir lo que sabía en voz alta- ya sabes… porque ellos eran sus socios en algunos negocios -fue lo único coherente que le cruzó por su mente.

El castaño lo miró perspicaz.

- Naruto, tu tía Tsunade es quién debe encargarse del asunto de tu padre -le regañó Iruka- tú deberías encargarte únicamente de estudiar.

- Eso haría si no supiera que está ebria todo el tiempo -Reprochó Naruto, sabiendo que Iruka era alguien que no lo delataría con su tutora- Por culpa de lo bien que maneja las cosas ahora estoy comprometido con Sasuke-teme.

- Por cierto, ¿Cómo está Sasuke? -Por supuesto que Iruka estaba al tanto del contrato de matrimonio de Naruto, y no podía estar menos de acuerdo, sin embargo también debía admitir que Naruto y el Uchiha siempre habían tenido una relación muy extraña, casi de amor y odio, rivalidad y amistad; en ocasiones incluso dando a pensar algo más que amistad por la forma en que se seguían el uno al otro.

- Igual de terco que siempre -Naruto evadió la escrutante mirada de Iruka, atacando su sopa de miso con ferocidad.

Justo en ese momento Kakashi, chofer de Naruto y esposo de Iruka, entró a apresurar al rubio por lo tarde que era, haciendo que este devorara el resto de su desayuno y saliera corriendo a su lado.

 

:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:

 

Todo el día Sai no se pudo concentrar planeando qué haría por la tarde y en varias veces se sorprendió a sí mismo sonriendo sin darse cuenta. Incluso hubo muchos momentos en el día que compartió miradas cómplices con Gaara en medio de las clases.

Lamentablemente esto no pasó desapercibido para varias personas. Personas que no dudaron en usar la dicha de Sai para volverla en su contra y molestarle nuevamente.

Durante el receso Sai se sentó apartado de todos y botó su celular para ignorar cualquier recordatorio del médico sobre su próxima cita, como siempre. Pero cuando ya se encontraba a la sombra de un árbol leyendo, porque no tenía hambre, se dio cuenta de la presencia de alguien más y al levantar la mirada se encontró de frente con Gaara.

- ¿Puedo sentarme? –Le preguntó el pelirrojo y Sai asintió.

- ¿Te gusta leer? –Gaara lo volvió a interrogar señalando el libro en sus manos.

Sai lo pensó un poco antes de responder.

- En realidad, no me gusta mucho.

- ¿Y, por qué lo haces?

- “Leer cultiva la mente” –Parafraseó las palabras de Izuna.

- ¿Y qué te gusta entonces?

- Dibujar –La palabra salió de inmediato de sus labios, recordando los días en su infancia que pasaba las mañanas garabateando cosas acompañado de su tío Izuna, que irónicamente siempre lo felicitaba por la magnificencia de sus obras, aunque no las podía ver.

- ¿Y entonces, por qué no dibujas?

- A mi padre le molesta…

Pero antes de que profundizara su explicación tres chicos de su misma clase hicieron acto de presencia frente a ellos.

- Mira a quién tenemos aquí –Soltó el más alto de ellos- El rarito de Sai jugando a los enamorados.

Sai frunció el entrecejo pero fue Gaara quien habló.

- Dejen de molestarlo.

- ¿Si no qué, le vas a decir a tu papi?

Los tres abusones rieron entre ellos y el puño de Sai se apretó. Una cosa era que se burlaran de él, pero otra muy distinta era que también arrastraran al pelirrojo en esto.

- ¡¿Por qué no te callas de una vez?! –El puño de Sai se estampó contra la cara del grandulón, lo que provocó que su labio comenzara a sangrar.

- ¡Agh! ¡Maldito rarito! –Soltó el chico golpeado limpiándose la sangre del labio.  Pero sus amigos reían.

- Parece que él se hizo más daño del que te hizo a ti –Decía uno de ellos viendo como Sai estaba estático con la mirada gacha sosteniéndose la mano.

- Ese olor –lo escucharon susurrar y antes de que alguno pudiera decir algo más. El pelinegro ya había saltado sobre el otro, derribándolo con una fuerza sorprendente, y encajado los dientes en su cuello con ferocidad.

Asustados los otros muchachos corrieron despavoridos, dejando atrás a Gaara que seguía en su lugar sin saber qué hacer.  Miró a su alrededor y lo primero que vio fue un teléfono celular al lado del libro que Sai había estado leyendo.

Sai soltó al chico que traía entre manos y llevó sus dedos hasta la comisura de sus labios sintiéndola húmeda. Cuando apartó la mano ésta estaba manchada de sangre. Empezó a temblar.

¿Qué había hecho?

No pasaron ni dos segundo cuando Gaara ya estaba a su lado.

-  ¿Estás bien? ¡¿Estás bien, Sai?! ¡SAI! -Aquel grito lo sacó de su shock y sintió como el de cabello rojo le tiraba del brazo- ¡Vámonos, antes de que llegue la policía!

Y sin más se dejó llevar por el otro, casi en automático, sin comprender aún lo que había pasado.

Corrieron y corrieron lo más que pudieron, hasta llegar a la barda de la escuela, donde Gaara casi lo arroja en un apuro por salir de ahí. No fue hasta que se encontraron en un callejón bastante alejado de la escuela que se detuvieron a tomar un respiro.

En cuanto recuperó el aliento Gaara sacó el móvil de Sai, marcó rápido un número al azar y en cuanto escuchó una voz contestar al otro lado empezó a hablar apresurado.

-  ¡Ayuda, Sai está en problemas, no sé qué le pasa!

- ¿Qué, Sai? ¿Quién eres tú? ¿Dónde están? –La voz al otro lado no hacía más que interrogarlo, pero él no tuvo oportunidad de decir nada más. Ya que Sai le arrebató el celular y colgó.

- Mi familia no debe enterarse - Le dijo, más pálido que de costumbre, si eso era posible.

- ¿Y qué sugieres? ¡Casi matas a alguien! -Gaara estaba empezando a perder la calma.

Y Sai dijo el único lugar seguro que le vino a la mente.

-  Vayamos con Jiraiya.

 

[ . . . ]

 

Notas finales:

Qué está pasando con Sai?? Quién contestó su llamada??Que hará Naruto para encontrar a su papá? Madara es tan malo como parece?? Muchas preguntas para añadir a la lista de misterios...Qué les pareció?? Espero que le haya encantado!!


Muchas gracias por leer y un agradecimiento especial para Noemi Yedid y Anónimo-san por compartir conmigo su opinión, sepan que sus comentarios me alegraron el día!! 


Nos leemos pronto!


Bye Bye ;D


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).