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Gensou no hana por yellowmuffy

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Notas del capitulo:

Hola, hola!! Cómo les va?? Por lo pronto yo he regresado para traerles una actualización extra esta semana. En un inicio este capítulo estaba destinado a ser dos capítulos separados pero al final me pareció que fucionados funcionaban mejor. Este y el que sigue vienen a llenar el espacio en blanco del pasado que nos faltaba y por lo tanto son la continuación directa del capítulo 3. 

Disfrútenlo!!!

:3

 

Capítulo 6
[El inicio del fin]

 

Desde que conoció a Jiraiya las cosas comenzaron a cambiar. Ambos chicos habían conseguido conectar casi de inmediato, como si se conocieran de toda la vida. Cada día por la tarde el peliblanco se pasaba por su guarida y, ya entrada la noche, ambos salían a contemplar las estrellas juntos, caminar por las calles o simplemente platicar entre ellos. Aquello sin duda era el momento preferido de Orochimaru, ya que le permitía por un instante sentirse un poco más cerca de su lado humano y no como el monstruo que realmente era.  Al menos hasta que llegaba el momento en que Jiraiya debía regresar a casa y él a la misma rutina de siempre.

E incluso los días tomaron un color mucho más entusiasta para el moreno, cuando una mañana, tras despertar, descubrió el sonido de un acelerado corazón latiendo. Y por mero instinto llevó sus palmas hacia la superficie de su vientre, descubriendo que la criatura de la que procedía era él mismo, o para ser más preciso, provenía de algo dentro de sí.  Ese día había llorado de alegría, reído e incluso se había frustrado por unos instantes. Esa pequeña variante venía a llenar un poco el vacío de soledad que dejaba su amigo al marcharse, sin embargo el hecho de tener que decidir cómo decirle al otro hacía que se partiera la cabeza pensando. Al menos hasta que decidió que lo mejor era guardarle el secreto al peliblanco, al menos hasta estar seguro de que éste no se apartaría de su lado. Después de todo Orochimaru no era tonto y si algo sabía hacer era esperar y manipular las cosas a su favor.

Así que por un momento la vida continuó con el mismo curso: esperar, ver las estrellas con Jiraiya, hablarle a su bebé y cazar. Repitiéndolo todos los días. Pero la rutina de observar la marea de personas en busca de una víctima, cada día le parecía más pesada, debido a su incontrolable aumento del sueño. Pasando de sólo necesitar unas horas de descanso al mes, a tener días completos en  los que prefería quedarse en casa y dormir todo el rato hasta la llegada del peliblanco. Sin embargo, a raíz de eso, y de la creciente demanda del no nato por nutrientes, su sed aumentaba más y más, y Orochimaru no podía permitirse que ocurriese un accidente estando Jiraiya presente o peor aún, que le ocurriese algo al hijo de ambos. Así que, con desgano, siempre se aseguraba de beber sangre suficiente e incluso un poco más.  

Todo parecía recordarle una y otra vez lo diferente que era de los humanos y llegó un momento en que el pelinegro comenzó a preguntarse cosas de nuevo ¿Cómo se sentiría ser una persona normal? ¿Sería más feliz? ¿Cómo se sentiría poder salir a todos los lugares que quisiera con Jiraiya sin tener que temer por el sol? ¿Jiraiya se cansaría algún día de él? Él tenía claro que podía pasar una eternidad repitiendo el mismo ciclo todos los días y nunca se cansaría de la compañía del otro, sin embargo esto era porque su mundo giraba casi en su totalidad alrededor del peliblanco, pero éste, en cambio, conocía a muchas más personas y podía cambiarle por cualquiera de ellas cuando quisiera.

Una mañana, en la que contemplaba el sol brillando en una de las ventanas, mientras él descansaba en un rincón cubierto por sombras, pensando en lo mucho que desearía estar fuera en ese momento. Decidió que aquello no podía continuar más. Si quería romper con la rutina debía encontrar un método para caminar en las calles también durante el día y pasar totalmente desapercibido entre los humanos.

Sonrió de medio lado y estiró sus dedos hacia el rayo de sol más cercano, sintiendo las ondas danzar sobre su piel, destruyendo la superficie a su paso y produciéndole un dolor casi insoportable.

Gritó con fuerza y apartó la mano de la luz, observando como poco a poco se iba reponiendo. Y cuando la superficie volvió a ser completamente tersa volvió a colocarla nuevamente sobre las brasas del sol. Repitiendo el proceso una y otra vez, tratando de centrarse en el palpitar de su bebé y olvidarse de su propio sentir. Notando que con cada nuevo intento la agonía iba desapareciendo.

Sin embargo el verdadero cambio llegaría tiempo después, durante una de esas noches, en la que él y Jiraiya se encontraban en el techo de la casa del moreno contemplando las estrellas, espalda contra espalda.

- Mi piel ya comienza a acostumbrarse al sol –le contó con un sutil dejo de alegría Orochimaru al peliblanco. Echando un leve vistazo a la reacción de su amigo, también aprovechó que el peliblanco no le veía para soltar una sonrisa al saber que la verdadera motivación para exponerse a los hirientes rayos del sol todas las mañanas y aguantar el dolor que le producían, era el deseo de poder acompañar a su amigo también durante el día y ser, junto a su hijo, una familia lo más normal posible.

- Eso es genial -Espetó éste sin apartar su mirada azabache del cielo- Todo en ti es genial, en realidad.

Ese comentario sólo hizo latir con fuerza el corazón del chico de ojos ambarinos que, tratando de disimular, continuo:

-Descubrí que entre más tiempo esté bajo el sol, siento menos dolor.

- Pues ya te vendría bien un poco de color –Se burló el más alto, tomando por sorpresa a Orochimaru del cuello en una llave que pretendía inmovilizarlo para poder revolver su espesa cabellera negra- Si yo tuviera esa clase de habilidades en definitiva abandonaría la Universidad.

- ¿Universidad? –Soltó Orochimaru con duda, ya que jamás había tenido en cuenta que, por su edad, Jiraiya debía seguir asistiendo a clases.

- Es cierto –Jiraiya lo liberó de su agarre y le dio la vuelta para verlo directamente a la cara- ¿Tu estudias, Orochimaru? –Cuestionó.

Pero el moreno no hizo más que negar con su cabeza.

- Pero por tu edad, deberías ir en el mismo curso que yo –mencionó Jiraiya pensativo.

- ¿Mi edad? –Orochimaru ladeó su cabeza, ya que jamás se había preguntado por su propia edad.

- ¡Ya lo tengo! –De repente una idea vino a la mente del peliblanco- ¿Por qué no vienes a estudiar conmigo?

Aquella propuesta dejó al de mirada serpentina sin palabras.

- Sí, el campus es muy grande. Incluso hay personas en el mismo curso que ni siquiera se conocen –Jiraiya se veía por demás emocionado- Yo podría hablar con encargado de los dormitorios para que te acepte y sólo tendrías que colarte en las mismas clases que yo -bromeó.

- Pero ¿Cómo se supone que voy a alimentarme entonces? –Evidenció el moreno- Además, los otros notarán de inmediato que soy diferente.

- Por la comida no te preocupes, puedes intentar con alimentos normales para calmar el hambre y beber sólo lo necesario de mí para saciar tu sed, además de planear algunas salidas de cacería al mes sin que nadie sospeche nada. Y por tu imagen, no creo que a nadie le importe mucho si decimos que tu familia era extranjera –Resolvió Jiraiya.

- No estoy muy seguro de esto…

- Piénsalo de esta manera –El peliblanco le impidió dudar- Al menos así ya no pasarás tanto tiempo sólo porque estaríamos juntos todo el tiempo  y puede hasta que compartamos habitación.

Y bastaron sólo esas palabras para que el pelinegro asintiera, dándole el visto bueno al plan del otro.

 

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Así fue como semanas después el moreno ya se encontraba sentado detrás de un escritorio escuchando a su nuevo profesor impartir una clase que para él era de lo más aburrida. Vistiendo ropas que le quedaban un poco grandes y que pertenecía a Jiraiya, con la mente centrada precisamente en el peliblanco que dormitaba encima de su banco un par de espacios al lado del propio. Esperando a que la campana de salida sonara para poder irse al fin a su habitación, que curiosamente compartía con su amigo.

Convencer al jefe de dormitorios después de todo no había sido difícil. Bastó con darle una mirada con el hechizante brillo en sus ojos ámbar para que el hombre aceptara cual marioneta a la petición de ambos.

Orochimaru salió de sus pensamientos dándose cuenta que la clase había acabado y justo a su lado Jiraiya se encontraba peleando nuevamente porque le habían despertado de su siesta, con una rubia de grandes pechos, a la que él no conocía.

-  Hola ¿Eres un chico nuevo cierto? –dijo ella cuando captó la mirada del moreno sobre su persona.

Sin embargo él no respondió, sólo barrió con su mirada a la chica y la dirigió de nueva cuenta hacia el peliblanco.

- Lo siento Tsunade, en ocasiones Orochimaru no es muy sociable –Se disculpó Jiraiya revolviendo su mata de cabello blanco y estirándose al ver a los demás salir de clase.

- Pues, con que no le pegues también tus mañas de pervertido –Bromeó Tsunade, pero sólo el peliblanco rió ante su comentario.

- Eso sería imposible –Dijo yendo hacia dónde Orochimaru acercándolo por los hombros.

- Que alegría, entonces será un placer conocerte –La rubia sonrió y le tendió una mano al pelinegro, que la observó por un instante y la terminó estrechando con cierta renuencia, pero con su corazón saltándole de felicidad ante el apretón que Jiraiya mantenía en torno a sus hombros.

- Claro –Soltó la mano de la chica apenas la hubo rosado.

Minutos después, cuando él y el peliblanco entraban a su dormitorio, Jiraiya le detuvo dándole la vuelta con cierta violencia, mirándolo de frente con enojo.

- ¡¿Qué es lo que te pasa?! –Le preguntó- ¿Por qué tratas a Tsunade de esa manera?

- Lo siento, pero el que sea tu amiga no significa que deba ser la mía también –Le respondió con indiferencia disimulando la profunda molestia que sentía cada que el peliblanco hablaba de la rubia.

Jiraiya le soltó y rodó los ojos con fastidio.

- Al menos podrías disimular. En verdad creía que eras más maduro –Soltó dándole la espalda para tirarse después sobre su cama a leer una de sus historietas.

- ¡¿Maduro?! –Orochimaru le encaró molesto- ¿Y me lo dice el tipo que se la vive leyendo revistas eróticas y hablando del tamaño de copa de sus compañeras?

- ¡Al menos no soy un sujeto raro que se aísla todo el tiempo! -Señaló sin apartar la vista de las páginas.

- ¡Pues nadie te obliga a soportarme, incluso me harías un gran favor dejándome en paz! –Vociferó Orochimaru, sintiendo su voz quebrándose por lo mucho que le dolían las palabras del peliblanco- Fue una mala idea venir aquí ¡Fue una mala idea confiar en ti!

Volvió a darle la espalda.

- Lo siento -Escuchó luego de un rato- A veces olvido lo diferentes que son las cosas para ti –Añadió.

Y al momento siguiente Orochimaru sintió la espalda del más alto apoyarse contra la suya.

>>Es que no me gusta que estés solo todo el tiempo y un par de amigos más no te vendrían mal.

- No necesito a nadie más, tengo más compañía de la que necesito –Susurró Orochimaru, esperando que el peliblanco no captara el verdadero sentido de su frase.

- No seas tonto. Nadie puede ser feliz estando solo –Jiraiya le revolvió el cabello.

- No estoy solo.

El peliblanco rodó los ojos.

- A veces eres más obstinado que las mujeres.

Orochimaru frunció el ceño. Pero antes de que se avecinara una nueva conversación Jiraiya continuó con lo que debía decirle.

- No creo que sea sano que tú y yo sigamos siendo amigos.

El moreno acentuó su gesto.

- ¿A qué te refieres?

Jiraiya observó a la serpiente con algo que él no pudo descifrar y pasó sus dedos sobre las hebras oscuras de su cabello.

- Es que es todo tan extraño –Dijo- Siempre me he repetido a mí mismo que sólo somos amigos y al principio no tenía ningún problema, pero hay tantas cosas que han cambiado. ¿Cómo decir esto…? Tú ahora eres más especial que cualquier chica que haya conocido antes.

Orochimaru ladeó una sonrisa, notando el nerviosismo de su amigo. Sabía lo que significaban sus palabras, lo conocía demasiado bien como para no saberlo. Quizá ya era hora de forzar un poco las cosas.

Buscó con sus dedos los del mayor y los entrelazó observando con detenimiento el contraste que hacía su piel con el color bronceado del peliblanco.

- Hay algo que debes saber. Debí decírtelo desde hace tiempo...

Ambos se sentaron mirando hacia la ventana.

- ¿Y bien? -Incitó Jiraiya.

- Pronto tendremos un hijo –Anunció estoico, preparándose para cualquier reacción, buena o mala.

Pero Jiraiya permaneció en silencio.

- ¡¿Y hasta ahora me lo dices?! –Le preguntó al fin apretando el agarre de sus manos y volviendo a enredar la cabellera de Orochimaru con un movimiento energético.

Este le miró anonado.

- ¿Me crees? ¿Así nada más? ¿Sin preguntas?

Jiraiya asintió.

- Claro, tú no sabes mentir. Y viniendo de ti, un vampiro chupasangre, nada me sorprende.

Orochimaru propinó un coscorrón en la cabeza del más alto.

- ¿Qué estás tratando de decir, que soy un fenómeno?

- ¡Por supuesto que no! –Se apresuró a alegar el peliblanco al tiempo que sobaba el área del golpe- Sólo estoy tratando de ser maduro y comprensivo ¿Y así es como me correspondes? Eres una esposa malvada –Hizo un puchero en tono de broma.

- ¿Esposa?

- Sí, ahora seremos una familia –Explicó tirando de él hacia atrás en un abrazo efusivo- Y aunque no podamos casarnos, a ti te toca el rol de esposa.

Orochimaru sólo acentuó más su gesto de molestia e hizo un ademán de levantarse, pero antes de que eso sucediera, el peliblanco ya lo tenía entre sus brazos de nuevo.

- Esto es lo más extraño que me ha pasado en la vida –Susurró el más alto contra su cabellera- pero no podría estar más feliz.

Jiraiya lo observó embelesado desde su posición, apartando los traviesos mechones de cabello azabache que se pegaban al rostro de Orochimaru ¿cómo es que había llegado a tener algo tan precioso entre sus brazos? Se preguntó internamente.

- Te amo -fue lo único que formaron sus labios antes de depositar un beso corto en la boca del de ojos ámbar- Sin importar tu pasado o que seas diferente, yo te amo tal y como eres.

Lágrimas de felicidad comenzaron a resbalar por los ojos ámbar, al escuchar esas palabras y sentir como los callosos dedos del peliblanco viajaban por su piel en una caricia hasta posarse sobre su vientre.

- Te juro que siempre será así, siempre voy a amarlos. Siempre.

Orochimaru asintió hundiéndose en el calor del fornido peliblanco.

 

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Habiendo ya aclarado su relación con el peliblanco, la barrera que le impedía a Orochimaru acercarse a Tsunade fue derribada, haciéndole descubrir que en realidad la chica no era tan mala y que su compañía le agradaba casi tanto como la de Jiraiya.

- O-ro-chi-ma-ru… -La rubia le observaba a corta distancia con una mirada inquisitoria.

- ¿Que ocurre Tsunade? –preguntó él disimulando perfectamente su enajenamiento.

Era un día tranquilo después de clase y se habían puesto de acuerdo para estudiar juntos los temas que vendrían en los exámenes finales. Sólo eran él y Tsunade, sentados en una de las esquinas bien iluminadas de la biblioteca. Lamentablemente para Jiraiya él no les había podido acompañar debido a que, para variar, tenía un castigo al cual responder.

- Tú y Jiraiya esconden algo grande ¿Verdad? –Indagó la chica de grandes pechos acercándose más y más al pelilargo, que en su interior maldecía por tener un color de piel tan contrastante que hacía más evidente el color de sus mejillas.

- No sé de qué me hablas Tsunade –se hizo el desentendido.

- ¡Vamos! –Tsunade le dio un golpe en el brazo, digno de un luchador- Si no me lo dices, tendré que adivinar y debo advertirte que mi intuición femenina nunca me ha fallado.

Orochimaru analizó la situación, pero al tratarse de Tsunade, el salirse por la tangente nunca era la opción más fácil.

- Entonces inténtalo –Le retó finalmente con un tono bromista muy raro en él.

Tsunade levantó una de sus cejas y con una mirada de superioridad aceptó el desafío que Orochimaru le planteaba.

- ¿Se trata de amor?  -Indagó, y sin saberlo, atinó al primer intento.

Orochimaru volteó hacia ella sin poder evitar su sorpresa.

- ¿Cómo lo sabes?

Tsunade quedó boquiabierta, pues ella sólo lo decía bromeando.

- ¿Ustedes dos están juntos? –Soltó casi gritando.

Orochimaru colocó una mano sobre la boca de la chica y buscó alrededor si alguien había escuchado, pero todos estaban absortos en sus propias cosas. Tsunade retiró la mano del pelilargo apurada por continuar con su interrogatorio, había encontrado una mina de oro, figurativamente hablando, claro.

- Respóndeme serpiente –Exigió, usando el apodo con el que todos le llamaban en la Universidad, principalmente debido a su apariencia.

Orochimaru, totalmente acorralado, asintió, dándole la razón a su anterior especulación.

- ¡No lo puedo creer! –Tsunade daba saltitos en su asiento- ¿Desde cuándo? ¿Cómo? ¿Por qué nunca me lo dijeron?

- Tsunade –Regañó el más alto- No quiero hablar de eso.

- ¿Y por qué no? –Contraatacó la rubia- Ustedes dos son muy injustos, se supone que somos amigos y no hacen más que guardarme secretos.

- Ya déjalo, Tsunade…

Estaba a punto de seguir discutiendo con la rubia cuando un ligero zumbido le llegó a su oreja, seguido de una sensación de vértigo y cierto ardor en su garganta.

- ¿Orochi? –Ahora Tsunade cambiaba su expresión por una de completa preocupación- ¿Estás bien?

El moreno negó, llevando una de sus manos hacia su garganta. Por un instante el latir del corazón de Tsunade le comenzaba a resultar demasiado tentador.

- Jiraiya… -Apenas pudo susurrar contendiendo su impulso, sintiendo como a su alrededor se iba formando un pequeño círculo de curiosos.

- ¿Quieres que te lleve a la enfermería? –La rubia trató de colocar una mano en su hombro pero Orochimaru se apartó.

- Jiraiya –Volvió a decir con mayor claridad. Necesitaba beber algo ahora mismo.

- Está bien, ahora vuelvo. Iré por él y la enfermera.

Tsunade estaba completamente asustada, así que corrió a toda velocidad hacia la salida. Sin embargo, Orochimaru se sintió aliviado, pronto Jiraiya estaría con él y solucionarían el problema. Sólo necesitaba resistir un poco más.

- Deberías recostarte en lo que regresa tu amiga, querido.

La bibliotecaria se había acercado a él, atraída por el murmullo de los curiosos. Colocó una mano en la frente de Orochimaru y le observaba tan peligrosamente cerca que el moreno podía escuchar con toda claridad el latido de su corazón.

Una nueva punzada le recorrió el cuerpo entero y su conciencia se perdió en algún lugar de su mente.

 

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Jiraiya barría el salón de clase sin ningún ánimo, deseando poder irse pronto a su dormitorio. Ese era su castigo por quedarse dormido durante las clases una vez más.

Soltó un resoplido y abandonó la escoba en una esquina del salón, para poder apoyarse en una de las ventanas abiertas, observando la puesta de sol.

- A Orochimaru le encantaría ver esto –Dijo en voz alta, imaginando el gesto de felicidad que pondría el pelinegro.

De repente, la puerta corrediza se abrió de un portazo y le hizo volverse alarmado ante el ruido, encontrándose de frente con Tsunade, que respiraba de manera irregular como si hubiese corrido una carrera.

- O-orochimaru –Alcanzó a articular la chica con dificultad.

Y antes de que cualquiera de los dos pudiera decir nada más una horda de gritos se escucharon a la distancia, procedentes de la biblioteca.

Jiraiya abrió los ojos con sorpresa, armando las piezas en su mente y ahora fue su turno de correr. Aunque cada paso más cerca que daba a la biblioteca era más difícil acercarse por la multitud.

- La policía está por llegar –Le decía una chica a otra de menor edad que lloraba desconsolada, cercanas a él.

- Tenía tanto miedo –Lloriqueaba la más jóven- Es un monstruo ¡Un monstruo!

Monstruo.

Aquella palabra rebotó en su mente encendiendo sus alarmas internas. Y comenzó a empujar a los demás para avanzar más rápido.

Muchos profesores se encontraban reunidos en la entrada de la biblioteca, unos conteniendo la puerta y otros llevando a los alumnos a un lugar seguro.

- ¡Déjenme pasar por favor! –Exigió convencido de que la causa de todo el alboroto era su amigo.

- Por la seguridad de los alumnos esta área está prohibida hasta que llegue la policía –Le regañó uno de sus profesores.

- Usted no entiende. ¡Tengo que entrar! –Jiraiya hizo lo que pudo para burlar las defensas de los mayores, pero uno de ellos le atrapó, inmovilizándolo con sus brazos, y le apartó de la entrada. Lo siguiente que se logró escuchar fue el alboroto de las personas al llegar la policía.

Jiraiya luchó aún más para poder liberarse pero otro de los profesores acudió en ayuda para mantenerle a raya. Mientras algunos oficiales pedían informes,  otros se preparaban para entrar en el recinto. Con las armas listas para disparar.

- ¿Hay civiles adentro? –Preguntó el oficial mayor al director Sarutobi.

El director negó.

- Nadie vivo al menos –Dijo.

El hombre de uniforme dio una señal a sus hombres y estos entraron.

Hasta donde sus ojos alcanzaron a ver Jiraiya pudo apreciar la sangre esparcida por todo el suelo de la biblioteca y en algunas de las estanterías más cercanas.

- ¡OROCHIMARU! –Gritó pateando y forcejeando.

Y entonces, una lluvia de disparos se escuchó desde dentro.

- ¡NO! ¡NO! ¡OROCHIMARU! –Para los hombres que le contenían ya casi era imposible mantenerlo apresado.

- ¡Danzou-sensei, llévenselo de aquí! –Ordenó Sarutobi.

Y, cumpliendo con las órdenes del anciano, se lo llevaron arrastrando como les fuera posible. Recurriendo finalmente a dejarle inconsciente para que no opusiera más resistencia.

 

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Cuando habían sacado de la biblioteca al causante de la masacre, era tan malo su aspecto que de inmediato le dieron por muerto. Terminaron de evacuar toda el área y comenzaron las labores de investigación. Se llevaron al pálido pelinegro a un centro médico y en la escuela hicieron algunos interrogatorios.

Sin embargo, los médicos que fueron asignados a revisar el cuerpo. Aterrados, notaron como éste comenzaba a recuperar su pulso poco a poco y, temiendo un nuevo ataque. Llenaron al chico con todas las drogas que les fue posible, con tal de mantenerlo en la inconciencia. Determinando finalmente que aquel joven de cabello negro podía ser cualquier cosa excepto humano. Y encontrando después de muchos estudios que, además, había algo creciendo dentro de él. Posiblemente una criatura igual de peligrosa y a la que, de inmediato, debían extraer para darle fin.

 

[ . . .]

Notas finales:

Qué les pareció?? Espero que les guste! Muchas gracias por leer!

Nos leemos pronto!!

;D


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