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El amor más puro. por kozzha

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Notas del capitulo:

Muchas gracias a to@s l@s que se toman el tiempo para leer y dejar reviews. 

Espero y el nuevo cap sea de su agrado :D. 

Leyendo los reviews noté que muchas creen que Daiki es el papá de Sakura :O. La verdad es que está muy lejos de la verdad. 

Descúbranlo en éste nuevo cap. 

Sus manos se aferraron con fuerza  a la ancha espalda.

-Kagami-kun-gimió Kuroko cuando sintió el pene del pelirrojo entrar por completo en su cuerpo.

-¿Estás bien?-preguntó el más alto.

-Si…-asintió Kuroko-Puedes seguir.

-Está bien-el joven comenzó las embestidas de manera lenta para no lastimar a su pareja.

-Ahh…Kagami-kun…te amo…

Aquella noche, Kuroko y Kagami sellaron su amor y se fundieron en uno mismo.

 

 

Tomó el pan tostado y lo puso en un planto junto a más rebanadas. Llevó el plato hacia la mesa en donde le esperaban una niña de tres años y tez bronceada y otro muchacho de quince con la misma tez que la pequeña. Se ajustó el vestido y tomó asiento junto a la pequeña, le tendió una tostada a lo que la niña la recibió feliz.

-Daiki-habló la mujer, dirigiéndose al muchacho. Éste respondió con un monosílabo, mientras le daba una mordida a un pan tostado-Me temo que hoy tengo una reunión en el trabajo  y no creo poder pasar por Sakura, ¿Podrías hacerme el favor?

-¿Eh? Pero…

-Hoy no tienes club ni otra actividad, no hay razón del porqué no puedas ir por Sakura al Hoikuen-dijo ceñuda la mujer.

-Pero mamá-replicó el muchacho-Hoy quedé de ir a Akihabara con mis amigos después de clases.

-Por buda Daiki, ¡Es tu hermana!-vociferó la señora Aomine.

-Está bien-masculló el muchacho-Yo iré por Sakura.

-Gracias, hijo-la mujer le dedicó una sonrisa.

Daiki centró sus ojos en su hermana quién comía feliz su pan tostado con mermelada.

 

 

Un niño de ojos verdes resguardados en un par de lentes de moldura gruesa se acercó al profesor Himuro, quien preparaba lo que sería la siguiente actividad.

-Himuro sensei, he terminado con la actividad, ¿Podría ir al baño?

-Por supuesto que sí, Shintaro-le sonrió el moreno.

-Gracias sensei-el niño salió del aula.

Caminó por el largo pasillo, pues al fondo de éste se encontraba el baño de niños. Cuando entró al baño se topó con Kagami y Kuroko sensei, los cuales estaban besándose apasionadamente. Los miró por largo rato hasta que su vejiga le exigió ser vaciada. En silencio se fue a uno de los cubículos y se encerró. Orinó haciendo un gran esfuerzo de no hacer ruido, afortunadamente el par de hombres estaban tan sumergidos en lo suyo que ni se percataron de su presencia.

-Basta, Kagami-kun-escuchó decir a Kuroko-No es correcto, estamos en el trabajo.

-Lo siento mucho, Kuroko. Sólo que hoy te vez más guapo de lo normal.

-No digas más, Kagami-kun-susurró el profesor-Saldré yo primero, ¿Está bien?

-Si…

Shintaro escuchó pasos y la puerta abrirse. A los pocos minutos se volvieron a escuchar los mismos ruidos. El niño salió del cubículo y miró en su derredor. El par de hombres había salido del baño, soltó un resoplido y se fue a los lavabos para lavarse las manos. Por el resto de la mañana, Shintaro no pudo sacarse de la mente aquella escena de amor.

 

 

Por fortuna para los alumnos del Hoikuen, a la hora del recreo no nevó. En cuanto la chicharra sonó, todos los niños se apresuraron a abrigarse y salieron al jardín y mientras disfrutaron de jugar al aire libre, los profesores se reunieron para charlar un rato.  

Kazunari, junto a su mejor amigo Shintaro, jugaban con algunos carritos de juguete que el moreno había llevado al Hoikuen. Shintaro miró de reojo a su amigo y sintió que su corazón se aceleraba. Le encantaba estar junto a Kazunari, disfrutaba  cuando el niño le tomaba la mano, de cuando le compartía de su almuerzo o  cuando se acurrucaba junto a él en la hora de la siesta. Recordó lo que una vez su mamá le explicó cuando éste preguntó sobre lo que era el amor.

-Es lo más precioso que pueda existir, Shintaro. Cuando estás enamorado, lo único que deseas es estar junto a esa persona especial-había dicho la señora en aquella ocasión. Fue después de eso que el niño comprendió que él amaba a Kazunari y  juró que se casaría con él, porque eso es lo que hacen las personas que se aman, ¿No?

-Shin-chan…-la vocecilla del moreno le sacó de sus pensamientos.

-¿Eh?

-Kazu quiere saber si quieres el carro azul o el rojo.

-El rojo está bien-el moreno sonrió y le tendió el carro de juguete de color rojo. Shintaro miró a su amigo y sin saber la razón soltó aquella confesión.

-Takao, cásate conmigo.

El aludido infló los mofletes los cuáles se arrebolaron.

-A Kazu no le gusta que Shin-chan hable como grande.

-Pero yo te amo Takao-insistió el niño.  

-Kazu no oye, es de palo y tiene orejas de pescado-dijo Takao, cubriéndose las orejas.  

-¡Takao!-vociferó Shintaro pero el moreno siguió repitiendo aquella frase. Molesto, Shintaro le quitó las manos de las orejas y gritó-¡Te vas a casar conmigo quieras o no!- dicho esto besó en los labios a su amigo. Takao se alejó y le soltó una bofetada al de lentes.

-¡No hagas eso, Shin-chan! Podría salir embarazado-y el color se le subió al rostro. Shintaro pestañeó varias veces hasta que reaccionó y comenzó a llorar por el golpe que Takao le había dado, por su parte, el moreno asustado de que Shintaro llorara, corrió lejos, tropezándose y cayendo de bruces. Fue tan fuerte el impacto que el pobre comenzó a llorar también.

Himuro, al escuchar el llanto de sus alumnos, corrió en su ayuda. Revisó a Shintaro quién señalaba a Takao y éste, incapaz de ponerse de pie, lloraba aún más fuerte. Desafortunadamente el niño Kazunari se había raspado la rodilla. Sin pensarlo dos veces, Tatsuya cargó a Takao y lo llevó a la enfermería, seguido por Shintaro quien sólo sollozaba. Mientras Alex revisaba a Takao, Himuro y Shintaro esperaban fuera de la enfermería.

-¿Me puedes decir que fue lo que sucedió?-le  preguntó Himuro con voz pastosa.

-Takao me rechazó y me pegó-sollozó.

-¿Eh? ¿Cómo que te rechazó?

-Le dije que se casara conmigo.

-¡Cómo!-exclamó Himuro-Pero…-el pobre hombre no sabía cómo reaccionar ante eso-¿No crees que son muy pequeños para eso?-y le sonrió con nerviosismo.

-Para el amor no hay edad, sensei-dijo serio el niño.

-En eso tienes razón pero…-carraspeó. Por más que buscaba las palabras adecuadas, no lograba encontrarlas. ¿Los niños de ahora que tenían en la cabeza?, se preguntó el profesor.

-¿Le cuento un secreto?-la voz del niño sacó de sus pensamientos al joven maestro.

-Claro.

Shintaro centró sus ojos en sus piernas que colgaban del asiento. Las balanceó por un largo rato, dubitativo, hasta que se animó a hablar de nuevo.

-Yo besé a Takao y por eso me pegó.

-¿Ese es tu secreto?

-Así es. ¿Hice algo malo?-miró temeroso a su profesor.

-Para nada-Himuro frotó la estrecha espalda de su alumno-Los besos no son malos, Shintaro.

-¿Aunque sean en la boca?

-¿Besaste a Kazunari en la boca?

-Pues si…lo amo y las personas cuando se aman se besan en la boca. Como Kuroko sensei y Kagami onii-chan.

-¿Eh?-Himuro pestañeó, confundido. Se puso de pie y se hincó frente a su alumno y en un susurro dulcificado preguntó-¿Dónde viste eso?

-En el baño. Kuroko sensei y Kagami onii-chan se estaban besando.

-No puede ser…ese par-resopló el moreno, negando con la cabeza.

-Sensei, ¿Verdad que la gente no se embaraza si la besan?

-No, claro que no.

-Si no, Kuroko sensei ya estaría embarazado, ¿No?

Tatsuya se pasó su flequillo hacia atrás en un gesto nervioso.

-Bueno…lo que pasa es que los hombres…

-¡Listo!-la voz de Alex le interrumpió, algo que el profesor agradeció.

-La herida de Kazu ha sanado-dijo la doctora con Takao en brazos. El llanto había cedido y ahora el niño se encontraba felizmente degustando de una paleta de caramelo.

-¿Estás bien?-preguntó Shintaro, preocupado por su amigo.

-Kazu está bien, Shin-chan-sonrió el niño.

En cuanto Alex lo bajó, el moreno corrió hacia su amigo.

-Perdóname, Takao-le abrazó el niño de lentes.

-Kazu te perdona pero si Shin-chan perdona a Kazu.

-Claro que te perdono-y le dio un beso en la mejilla.

-Besos no, Shin-chan-replicó con un puchero.

-Lo siento.

-Muchas gracias Alex-Himuro hizo una leve inclinación.

-No es nada-y le guiñó un ojo.

Tatsuya regresó al jardín con ambos niños.

 

 

Kise salió del aula con Sakura pegada a su pantorrilla. Con mucho esfuerzo logró separarla de su pierna. Le puso el abrigo, la bufanda, las orejeras y guantes. Cuando la niña se hubo puesto los zapatos de calle, el rubio se echó su mochila al hombro y salió de la mano de la niña.

Afuera esperaba un muchacho de ceño fruncido.

-Buenas tardes-le saludó Kise-Tú debes ser el hermano de Aominecchi-y sonrió.

-Sí, soy yo-masculló el muchacho. Su ceño se relajó en cuanto vio al profesor de su hermana.

-Aominecchi se portó muy bien-miró a la niña que estaba aferrada a su mano-el único problema es que no quiso comerse las zanahorias- torció la boca.

Daiki, por su parte, permaneció boquiabierto. La belleza del profesor de su hermana lo había dejado impresionado e incapaz de poder hablar, tan sólo se limitó a soltar monosílabos incoherentes y a asentir. Reaccionó cuando sintió a su hermana aferrarse a su pierna. En un movimiento rápido la tomó en vilo. Recibió la mochila y sin querer, su mano bronceada rozó con la blanca de Kise, provocándole un escalofrío

-Mu…muchas gracias, sensei…¿Cuál es su nombre?

-Kise sensei-susurró Sakura.

-Así es-sonrió el rubio y acarició el cabello de su alumna-Me llamo Kise Ryota, un placer conocerte-e hizo una leve inclinación.

-Yo soy Aomine Daiki-se apresuró a decir el muchacho.

-Mucho gusto.

-Ne….Ryota-chan. Sakurai se orinó de nuevo-le llamó Momoi desde la entrada del edificio.

-Lo siento, tengo que regresar al trabajo-se disculpó.

-No se preocupe, sensei.

-Cuídate mucho, Aominecchi-y volvió a acariciar el cabello largo de su alumna. Ésta sonrió y soltó un largo suspiro  cuando vio alejarse a su querido profesor.

-Kise Ryota-susurró Daiki-No está mal…nada mal…


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