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Painted with black por spookytaco98

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Notas del capitulo:

John esta perdido en el recuerdo de aquel joven que lo ayudó, siente como cada día su anhelo de verlo nuevamente crece. Pero una noche todos sus sentimientos cambian al darse cuenta de lo que aquel joven pude llegar a hacerle al indefenso pintor.

Pasaron días y noches en las que John no pensaba en Sarah ni un solo momento. Mas bien permanencia de buen humor al pensar en aquel joven que lo había ayudado y arropado esa noche.

 

Ya tenía mas de diez dibujos hechos a carbón de su rostro y de unos de los pocos movimientos que recordaba. Moría de ganas de tenerlo enfrente y pintar su retrato y su figura. Pero por mas que lo deseaba el no aparecía.

 

La presencia de todas las noches se hizo cada vez mas distante, ya no se sentía acechado por la oscuridad. Sería eso algo bueno?

 

John se sentía tan atraído a aquel joven que por momentos sentía ganas de volver a aquel precipicio, poniendo su vida en riesgo nuevamente solo para verlo. 

 

El pintor pasaba las noches en el bar, dándole pequeños sorbos a su vaso de vino y pensando que el joven de la túnica negra se apetecería nuevamente en su vida. Pero después de dos semanas de estar esperando por alguna señal en aquel bar, nada sucedió y eso se sentía como un vacío en su ser.

 

Esa noche tomó tanto vino como siempre lo hacía, solo que esta vez el nivel de alcohol en su sangre no era tan alto como para estar lo suficientemente ebrio. 

 

Iba saliendo del bar tranquilamente, no sentía preocupación alguna, solo los deseos de estar con el joven de cabellos de noche. Era lo que su corazón necesitaba.

 

Pero sin previo aviso, un hombre lo tomó del brazo y puso un cuchillo muy cerca de su cuello. John se llevó un tremendo susto en cuanto vio la navaja rozar su cuello.

 

-Dame tu maldito dinero...-susurró el delincuente.

 

-Tranquilo, solo déjeme darme la vuelt...-el hombre del arma hizo que se diera vuelta rápidamente y quedaran frente a frente. El hombre era de un aspecto malévolo, era un completo delincuente. 

 

Empujó a John contra una pared con brusquedad, tiró de sus rubios cabellos con fuerza y con la otra mano apuntaba a su cuello.

 

-Vaya, pero que lindo eres...-susurró el criminal en un tono perverso y sonriendo como un psicópata.-Sabes, pensándolo bien, prefiero tenerte para mi por un par de horas...-dijo bajando la mano que sostenía su cabello hacia su vientre y rasguñarlo.

 

-Ah!-se quejó John apretando los dientes y haciendo un nulo intento de zafarse pero su cuerpo no podía moverse mucho pues el alcohol en su sangre adormecia sus músculos.-Sueltame...!-dio un puntapié, pero el hombre solo acercó mas el cuchillo a su cuello.

 

-Deja de moverte!-ordenó.

 

John ya no podía poner resistencia, estaba a punto de llorar pues su vida estaba en juego. Cerró los ojos mientras pataleaba pero cuando los abrió se sorprendió de ver a una sombra golpeando al atacante por detrás con un bastón.

 

El criminal cayó y la sombra estiró el bastón hacia un hombre de sombrero, cabello canoso y traje. Este tomó el bastón negro con mango dorado y golpeó al criminal con toda su fuerza. El hombre herido gritaba por piedad y que por Dios parara de golpearlo.

 

Mientras tanto, John estaba tirado en el piso, pegado a una pared y temblando de miedo.

 

-Suficiente...-dijo la sombra tranquilamente ya cuando el criminal se encontraba inconsciente. La sombra caminó hacia John suavemente, pero John no veía su rostro, la vista se le estaba nublando y su corazón latía con tanta fuerza que terminó por desmayarse.

 

Estaba muy débil, solo pudo escuchar voces, el sonido de los pasos de un caballo e incluso el cerrar de una puerta.

 

John despertó por la brisa helada que pasó por su cadera como caricia. Abrió los ojos y se estiró sobre lo que parecía una cama debajo de su cuerpo. Era una cama muy cómoda y suave pero no era la suya, la cámara era oscura pero tenía varios candelabros dorados con velas encendidas y la cera derretida caía en el piso de piedra. Miró a su alrededor y se percató de que la cámara tenía una escalera de piedra y ni una sola ventana.

 

Se sorprendió al ver que había algo en su cuello y en sus muñecas, eran cadenas viejas y largas pegadas a la pared de ladrillos. Horrorizado tiró de ellas para tratar de romperlas pero todo fue en vano.

 

El rechinido de la puerta hizo eco que llegó hasta sus oídos. Alguien entraba a aquella cámara. Sus pasos eran sonoros, lentos y de alguna manera lo perturbaban.

 

John se pegó a la pared y su reparación se aceleraba cada vez mas con cada paso. Finalmente miró que quien bajaba las escaleras era el joven de cabellos negros y ojos bellos que lo había ayudado la otra noche; vestía un traje negro y rojo muy formal y una capa negra de piel que se arrastraba. En el instante en el que el hombre pálido dejó de caminar y se quedó parado frente a la cama en la que John estaba, el corazón de John latio con fuerza.

 

-Estas cómodo?-dijo el hombre con su voz profunda y suave.

 

-Ah... si... Disculpe, señor, pero que hago aquí?-preguntó John un poco ruborizado, a lo que Sherlock respondió con un sonrisa de lado.

 

-Este es tu nuevo hogar, tal vez no tenga mucha luz pero así sera mucho mas cómodo para ti ya que no te gusta la oscuridad.

 

-Eh?! Como sabe que odio la oscuridad?!-preguntó molesto y sorprendido.

 

-Tratas de encontrar luz en cada lugar oscuro al que vas, aparte.... es por ello que no duermes bien y miras fijamente la pared.

 

-Es usted lo que me ha estado vigilando todo este tiempo!-lo señalo.- Que hace usted vigilandome?! Acaso no le enseñaron a respet...-pero la frase no fue terminada pues el hombre lo se acercó rápidamente y le tomó de la muñeca y acercó su rostro al del rubio.

 

Los dedos del castaño acariciaron el rostro del rubio con gentileza como si con un toque fuese a romperse. Mordió su labio inferior y sonrió.

 

-Que hermoso eres, John...-susurró en sus labios. John no preguntó nada pues ahora sabía que si el hombre lo había estado vigilando desde hace un tiempo de seguro sabría mas que su nombre, sus deseos, sus fobias, entre muchos de otros de sus rasgos.

 

-Quien eres?-dijo John, cautivado y encantado con el rostro pálido, su rose helado y su aliento encantador. Acarició el rostro y lo rozó un poco con las cadenas.

 

-Soy Sherlock, tu amo.-sonrió lujuriosamente.

 

-Amo?! Yo no soy ningún esclavo!-puso resistencia, tiró de su mano encadenada y trató de alejarse.-Podre estar en esta pocilga pero me niego a ser tratado como esclavo.

 

-Eso es lo que quieres?! Vas a faltarme al respeto por tenerte cómodo?!-Sherlock subió a la cama y con una mano tomó el cuello de John y con la otra masajeo su entrepierna haciendo círculos en ella. El rubio se ruborizó al sentir aquel rose agobiante pero de alguna manera era agradable. Como podría ser agradable aquel rose descarado?!

 

El castaño lamió su cuello y deslizó su mano por la camisa del rubio y acarició suavemente su abdomen. Inevitablemente, John gimió y suspiró mordiendo su labio inferior. Pero una parte de el despertó tomado la cara del castaño y la alejó junto con su cuerpo.

 

-Déjame! Déjame ya!-gritó el rubio alejando su rostro y abrazándose a la cama. -Yo no soy ningún esclavo, déjame en paz!

 

Sherlock se quedó mirándolo seriamente y con un aire triste, sus ojos eran tan inocentes en ese momento, eran como los de un gato a triste. John no quiso mirarlo, se dio la vuelta pegando la cara a la cama y se negó a mirarlo.

 

-Déjame....-repitió.

 

Sherlock se acercó a su oído y susurró:-Haz lo que quieras, John... voy a hacer que me ames, te guste o no.-se levantó de la cama y se alejó. Volvió a subir las escaleras y cerró nuevamente la puerta.

 

Esa noche, John lloró abrazando a su almohada. Era horrible ser un esclavo, pero lo peor de todo era serlo de alguien tan torvo y tenebroso como su nuevo amo. 

 

John no era un esclavo, no nació para ello ni querrá serlo nunca.

 

 

Continuara....

 

Notas finales:

Gracias por leer. Nos vemos en el próximo capitulo.


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