Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Futuro hoy. por samuesselmo

[Reviews - 52]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

 Muchos saludos a todos! Al fin actualizo! Resulta que hubo un super tormenta donde vivo y tuve muchos días libre porque suspendieron las clases. Lastima que mañana tengo que volver :/ Pero bueeno... Acá está el nuevo capitulo!

 Disfruten! 

Retomaron el camino para terminar las visitas a sus amigos que tanto insistía Takao. Ahora se dirigían al hogar de la familia Aomine y sin ningún contratiempo llegaron. Al igual que la familia Kagami, vivían en un departamento pequeño. Antes de que pudieran tocar la puerta la voz de Daiki los detuvo. Al parecer había llevado a su pequeña hija al nido y recién estaba volviendo a su casa.

—Pasen –Habló sonriendo el moreno dejando ingresar a la pareja al departamento. Era ordenado, a diferencia del de Kagami y Kuroko. Por la puerta de la cocina se asomó Sakurai, mirando curioso a sus invitados –Vienen a saludar –Tras decir eso se sentó en el sofá de la sala para estirar las piernas. Takao al ver las deportivas en los pies de Aomine se emocionó tanto que sus ojos brillaron.

—¿No tienes que trabajar? –Preguntó Midorima acomodándose los lentes al ver las ropas casuales que llevaba el moreno.

—Hoy es mi día libre ¿y, tú? –Respondió fastidiado mirando el techo sin tener interés en moverse del sofá.

—Sigo de vacaciones.

—¿Vas a ir a jugar basket? –Preguntó sin contenerse  el azabache sin apartar la vista de las zapatillas deportivas. Sin dudas, Takao extrañaba jugar a ese deporte que tanto le gustaba y había unido a los amigos que tenía en ese futuro.

—No –Dijo sin ganas Aomine mirando de reojo a su pareja.

—¿Por qué? –Kazunari no lo podía creer. Daiki estaba con la ropa perfecta para jugar basketball, pero no tenía intenciones de jugarlo –¡Hoy es tu día libre!

—Sí, pero…

Antes de que Aomine pudiera terminar de hablar, Ryou se sentó a su lado con un par de hojas y un lápiz en la mano –Daiki, tenemos que elegir un nombre para nuestro bebé y luego ir de compras.

—Ryou –El mayor tomó las delicadas manos de su pareja –Hoy tenía pensado… ya sabes, jugar basket. Porque hace mucho que yo no… -Se sintió obligado a detenerse al ver los ojos llorosos de Sakurai. Siempre terminaba así, el castaño ponía esa cara y Aomine no podía replicar nada.

—¡¿Aomine Daiki, el monstruo de Toou, se está dejando controlar por un par de ojitos?! –Exclamó Takao sin dejar de ver la escena que estaba frente a él.

—¡N-no! –Sakurai se puso de pie dejando de lado las hojas –La verdad… es que, yo también quiero jugar basket.

—¿Y, por qué no salen los dos? - ¿Acaso todos los adultos se ponían límites estúpidos para no divertirse? Se preguntaba Takao. Shintarou miraba detrás de su esposo bastante sorprendido. Desde que habían formado una familia a nadie se le había pasado por la cabeza salir a jugar basketball como en los viejos tiempos.

—Pero, estoy embarazado –La voz angelical de Sakurai sacaba de quicio al azabache, pero no iba a caer como moreno.

—¿No puede hacer ejercicio? –Takao volteó para mirar directo a los ojos verdes de su marido. Y si había algo que nunca cambiaba en Kazunari era su perseverancia que tanto lo destacaba.

—Mientras no se sobre esfuerce no hay ningún problema –respondió Shintarou siendo profesional a lo que decía.

—¡Vamos, entonces! –Con firmeza, Takao tomó las manos de la pareja que tenía enfrente y jaló de ellas para arrastrarlos hasta afuera. Tenían suerte de que menos de una cuadra había una cancha pública.

—Si serás distraído, Kazunari –Suspiró Shintarou botando una pelota de basket que había tomado del departamento –Vienes a jugar basket y te olvidas lo más importante-Tras decir eso, realizó un perfecto tiro de tres que tanto admiraba Takao.

—¡Aunque estés viejo sigues teniendo excelente puntería! –Festejó aplaudiendo el azabache mirando maravillado el tiro de tres de su marido.

—¡N-no estoy viejo! –Exclamó enseguida con las mejillas levemente sonrojadas, pensando que ambos tenían la misma edad y que sólo se trataba una de las tantas ocurrencias de Takao.

—¡Tsunderima! –Interrumpió el de ojos azules eléctricos con prepotencia con el balón en mano para luego pasárselo a su pareja –¡Ryou también es muy bueno!

 El castaño miró con miedo la canasta pero a pesar de estar en cinto logró hacer un buen tiro de tres, recibiendo como recompensa un apasionado beso en los labios de Aomine -¡Lo siento! Ha-hace mucho que no tiraba…

—¡Genial! ¡Yo tamb…. –Antes de que Takao corriera donde estaba la pareja, Midorima lo tomó del brazo para llamar su atención.

—Dejemos que estén solos –Dijo empezando a caminar a la dirección opuesta para regresar al auto.

—¡Deberíamos salir con Shinko a jugar otro día! –Habló animado el azabache, ganando una leve sonrisa de parte de Midorima.

—Supongo que si… -El peli verde no dejaba de ver a su marido. Admiraba aquella sonrisa que iluminaba el rostro de Takao. Para él, los años que habían crecido como personas no había afectado en nada su física al igual que sus expresiones. Esa personalidad explosiva era algo irremplazable  que ni siquiera el tiempo podría cambiar. A demás, era gracias a él que todos estaban recordando los viejos tiempos. Pero, a pesar de que su orgullo no iba aceptar su lado “tsundere”, como siempre parlotea Kazunari, le agradaba la idea de que se estuvieran divirtiendo de alguna forma.

 La pareja se dirigió hasta el nido para buscar a su pequeño hijo, Shinko. Habían llegado unos minutos antes pero decidieron esperar en el auto hasta que abrieran las puertas para retirar a los niños. El silencio dentro del vehículo no les molestaba ni les resultaba incómodo, pero cuando la cálida mano de Midorima se posó sobre la del azabache, Takao no puso evitar temblar. Por supuesto que Shin-chan no va a meter mano donde no debía, pensaba el menor, pero aun así, el brillo en los ojos verdes ajenos lo ponían nervioso.  Kazunari no sabía con exactitud qué estaba pasando, pero estaba segurísimo que el que se tiró contra el cuerpo de Shintarou había sido él. Y como si sus labios fueron dos polos opuestos habían empezado a besuquearse.

 Tenían suerte de que en ese momento no había ningún padre cerca que los estuviera observando desde afuera con mala cara, pero aun así debían parar. Para Takao estaba haciendo demasiado calor y la razón provenía de su vientre bajo. Cuando sus lenguas se juntaron para tener más intimidad, Takao, con fuerza se separó y limpió su frente llena de sudor -¡Shin-chan! ¡No-No sé qué me pasó! –Confesó sonrojado y acalorado el de cabellera negra.

—Creo que estás en esos días –Suspiró acomodándose en el asiento al mismo tiempo que se peinaba el cabello hacia atrás.

—¿Qué significa eso? –Preguntó jadeando Kazunari, abanicándose con una mano para hacer pasar el calor que tanto lo sofocaba.

—Ya sabes, eres un doncel, es normal que una vez al mes tu cuerpo sea apto para tener hijos… -Diciendo eso a duras penas, Midorima bajó del auto para buscar a su hijo. Las puertas del nido se estaban abriendo y la tensión en el auto no iba para más.

 “¡Genial! ¡Nunca me había pasado esto!” Pensaba el menor abrazándose a sí mismo un poco más calmado. Lo único que le faltaba Takao era sufrir eso. Como todo doncel y, al igual que las mujeres, tenía una especie de calor, una alarma que le decía que podía tener hijos. Un tipo de celo común en los donceles. El azabache no había pasado eso en su adolescencia, pero era normal que empezara a los entre los quince y los dieciocho años. Pero eso era un tema a parte…

 —¡Mami! –Exclamó Shinko entrando al auto para sentarse atrás. El niño empezó a contar todo lo que había dicho y aunque agobiaba un poco a Takao, éste asentía a todo lo que decía su hijo.

—¿Vamos a ver a Akashi o prefieres ir a casa? –Preguntó Midorima sin olvidar el estado de hace unos minutos del azabache.

—¡Vamos! –Gritaron sonriendo los dos azabaches sonriendo con todos dientes.

 La casa, o mejor dicho, la mansión Akashi era enorme y vistosa a simple vista. Vivían a las afuera, cerca del campo para tener mayor paz, alejados del estrés que pudiera causar la ciudad. Al llegar tuvieron que esperar a que un gran portón se abriera para permitirles pasar con el auto y así llegar a las puertas de la mansión. A penas bajaron los recibió un mayordomo con un formal saludo –El Señor Akashi no se encuentra, pero el Señor Murasakibara se encuentra en su oficina. Puedo ir a decirle que llegaron…

—¡Yo iré! –Interrumpió Takao haciendo un paso delante de su familia –Sólo dígame dónde es su oficina –Midorima ni siquiera abrió la boca. Kazunari era firme con sus desiciones y no llegarían a ningún lado si discutían por tonterías. Aunque si se Akashi estuviera en esa casa la cosa hubiera sido diferente.

 Takao subió las escaleras para caminar hasta llegar a la puerta donde le había indicado el empleado del hogar y entró sin vacilar. En ese momento se arrepintió de no haber tocado la puerta. Porque estaba seguro de que conocía a esa persona y estaba seguro de que no debería estar ahí. ¿Por qué Himuro Tatsuya se estaba besando con Murasakibara? Cuando el par vio a Kazunari se separaron y el azabache más alto se fue sin decir nada, mirando con arrogancia al menor. En el momento en que iba a retirarse él, los fuertes brazos del gigante lo acorralaron contra una de las paredes del cuarto –Si le dices algo a Seijuurou, te aplastaré…

Notas finales:

 Espero les haya gustado! Muchas gracias por sus comentarios y espero que haya aclarado alguna duda con respecto al trabajo de Midorima xD Creí que lo había mensionado antes... pero parece que se me pasó por alto.. bueno! Eso es todo! Muchos saludos a todos!

 By Selmo

 Olvidaba decir algo... Empecé un nuevo Fanfic, por si les interesa... 

CEGUERA DE PLACER


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).