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Futuro hoy. por samuesselmo

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Notas del capitulo:

 Muy buenas a todos! Hoy actualizo porque estaba muy inspirada... Además, tengo que decir que sólo falta el capitulo final, aunque estoy pensando hacer como un epílogo... Es un fanfic corto, no soy de hacerlos muy largos. Los que han leido otros fics lo deben saber... 

 Bueno... otra cosa... Si quieren pueden pasar a "Ceguera de Placer". Es mi nuevo fanfic! A pesar de que no tuvo el mismo impacto que creía me gustaría que le dieran una oportunidad. Si, siempre es lo mismo, las mismas cosas que dicen "Pon la lista de parejas". No entiendo... Si realmente tienen curiosidad lean, además es horrible ver las parejas, porque ya sabes cómo van a terminar y pierde la emoción por las cosas que van a pasar los personas. 

 En este fic puse que era MIDOTAKA porque era la principal y porque de principio a fin iba a ser así...

 En fin... Nada, cuando actualice el otro fanfic voy a tener que volver a explicar el tema de las parejas. Yo soy así, no me gusta arruinar las sorpresas...

 Bueno, disfruten este capitulo :DD

 Takao no era idiota, y mucho menos un cobarde. Desafiaba con la mirada al gigante que lo tenía acorralado contra la pared. Pero Kazunari era una de las personas más valientes del mundo cuando realmente se lo proponía. Con un manotazo se deshizo de los brazos que lo mantenían atrapado y dijo –El que debería decirle algo a Sei-chan eres tu –Luego volteó y salió del cuarto para volver con su familia, sonriendo como si no hubiese visto nada. Detrás de él apareció Murasakibara, invitándolos a sentarse en la sala para tomar y comer algo. Se lo veía bastante tranquilo, pese que estuviera siendo observado de forma indiscreta por el azabache de ojos claros.

—¡Tío Mura! –Shinko abrazó a su sobrino. Debido a la buena relación que tenía Shintarou con Akashi la pareja adinerada se habían vuelto en un par de tíos para el niño -¿Puedo ir al cuarto de los juguetes?

—¡Claro, Shin-chin! –Respondió con una sonrisa muy diferente. Atsushi adoraba a los niños y desde hace años que deseaba tener su propio hijo, pero luego de la pérdida que había tenido con Seijuurou las cosas habían cambiado un rumbo diferente –Pero antes, toma. Es la nueva paleta rellena de crema de fresa –Agregó dándole una paleta envuelta. Al verla, el Shinko le regaló una sonrisa de oreja a oreja mientras la tomaba y corría para desaparecer en la sala.

—¿Shintarou? –Los presentes en la sala giraron al ver a un sorprendido Akashi entrando mientras dejaba su saco a su mayordomo –Es raro que vengas sin avisar.

—Fue idea de Kazunari –Respondió Midorima, pero antes de que pudiera agregar algo su pareja se había puesto de pie para quedar frente al pelirrojo.

—Quería disculparme por lo que dije la otra noche –Si, porque Takao no se había olvidado de los dolidos ojos de Akashi en ese momento y porque ahora también estaba sufriendo de adulterio. Aunque eso último no sabía si lo sabía o no. Probablemente si, a Sei-chan no se le escaparía de la vista ver los chupones que adornaban el de Atsushi.

—No hay problema –Respondió bajando la vista. Era extraño ver a un Akashi así de indefenso y expuesto, diferente a como era antes. Bueno, cabía la posibilidad de que estuviera deprimido respecto al tema pero tampoco era algo que le gustaba mucho tocar, por lo que no agregó nada más.

 Nuevamente se sentaron para charlar de temas triviales. A Takao no se le escaba nada y miraba con detalles las acciones de la pareja que tenía enfrente. Hubo un momento en que Akashi quería tomar la mano de Murasakibara de forma inconsciente, pero era rechazada por el mismo fingiendo que cambiaba de posición.

—No han pensado en volver a intentar tener hijos –Cuando Shintarou hizo esa pregunta los oídos del azabache se pusieron en alerta. Escuchando con atención e intentando no perder de vista ninguna expresión. Después de todo, Takao era bastante observador.

—Ya no puedo tener hijos –Masculló, aunque fue muy claro para los que estaban allí. En ese momento, Murasakibara se puso de pie y salió de la sala. Takao no podía ver las miradas de ninguno puesto que sus cabellos tapaban sus ojos, pero juró que una lágrima había corrido por la mejilla del pelirrojo. ¡Casi no podía creerlo! ¡¿Akashi Seijuurou llorando?! ¡¿Quién lo diría?!

 Por otro lado, aunque a Shintarou le hubiese gustado ir a consolar a su amigo, se paró desapareció hacia el mismo lado que se fue el peli morado. Mientras que el azabache se tuvo que quedar a solas con Akashi, y esto sólo lo ponía más nervioso. No sabía muy bien cómo animar a las personas. Ya, sus amigos y Shin-chan era la excepción, los conocía. Pero Akashi, era… un conocido y ya.

—No sé qué hacer… -Sollozaba el pelirrojo cubriéndose la cara con ambas manos para tapar su angustia – Estoy perdiendo todo lo que me hacía feliz…

—No digas eso –Tomando valor, más del que tuve que usar para enfrentar al gigante que se le interpuso frente a él ese día, se sentó al lado del pelirrojo y limpió las tibias lágrimas que no paraban de correr.

—Eres Akashi Seijuurou y siempre tienes lo que quieres ¿o me equivoco? –Dijo Takao sonriendo de una manera dulce y tranquila para no poner tenso al pelirrojo que apenas terminaba de largar las últimas lágrimas –Sino pueden tener un hijo propio puedes adoptarlo.

—Me da miedo –Susurró Akashi para sorpresa del azabache. Porque ahora el gran y poderoso Akashi estaba confesando tener miedo –¿Y si no me quiere?

—No seas tonto –Sonrió Kazunari mientras golpeaba con ánimo la espalda de Seijuurou –El niño te amará por el simple hecho de que lo hayas adoptado.

—Kazunari, es hora de irnos –Aunque Takao deseaba quedarse más para decirle unas cuantas palabras a Akashi y también a su marido-titán, Midorima tenía razón. Era tarde y el Sol se estaba escondiendo.

—Estoy seguro de que todo se solucionará –Dijo decidido el azabache, levantado ambos pulgares para sacarle una pequeña sonrisa a Akashi. Cuando caminaron hasta la salida, Murasakibara los estaba escoltarlo y a la hora de despedirlo, frunció el ceño y masculló entre dientes –Tienes mucha suerte de que Sei-chan te quiera demasiado.

 Mientras que la familia volvía a su casa, Atsushi recorrió la mansión completa en busca de su esposo. El último lugar donde podía estar el pelirrojo era esa habitación. Ese cuarto que habían arreglado los dos para su futuro hijo. Y que a pesar de que nadie la ocupara, Seijuurou siempre la mandaba a limpiar y era un lugar donde podía relajarse y pensar. Con sigilo abrió la puerta y se alegró de ver que estaba allí, sonriendo mientras mirabala cuna vacía.

—Atsushi –Murmuró sin apartar la vista del mueble –Sé que tú querías hijos propios, pero podríamos adoptar y…

 Ni siquiera lo había dejado terminar de hablar. El grandote se había abalanzado a las piernas de Akashi como si se tratase de un perro con su dueño. Y sin poder evitarlo las lágrimas que tanto había aguantado desde la noticia de su hijo –¡Perdóname, Aka-chin! ¡Fui mal esposo y mal papá! –Gimoteó como un niño pequeño que se arrepentía de sus actos. Pero el pelirrojo jamás se podría enojar con él, y con delicadeza acarició el cabello morado de su marido susurrando que lo amaba.

 Luego de que cenaran como la familia que eran y que el padre de ésta acostara a su hijo. Takao había aprovechado ese momento para tomar un largo baño y aclarar las ideas. Para empezar, todavía sentía ese extraño y calor. Pero, lo más alarmante fue que apenas se desnudó notó que su ropa interior estaba húmeda- “Esto es peor de lo que pensé”, había pensado cuando volvía a sonrojarse a más no poder. Pero lo caótico no quedaba allí, porque aún recordaba las palabras de Shintarou << …eres un doncel, es normal que una vez al mes tu cuerpo sea apto para tener hijos>>

 Kazunari ni siquiera midió las probabilidades de nada. ¡Midorima iba a meter la mano donde no tenía que hacerlo a la primera oportunidad! Sin evitarlo, y para desgracia de él, también comenzaba a sentirse caliente. ¡Pero y más peros! No quería que su primera vez fuera de esa forma. Él quería algo especial con la persona que quería. Vale, admitía que Shintarou le gustaba y lo quería como un amigo. ¡Sin negar que le gustara! Y el tsundere también gustaba de él. Por algo estaban casados ¿no? Pero, pero, pero… ¡No era lo mismo!

 Pensaba tanto todo el asunto que ni siquiera se dio cuenta de cuando había salido de la ducha y se había dirigido en toalla a la habitación. Y en ella estaba Midorima, mirándolo seductor como acostumbraba ese Shin-chan del futuro. Con pudor se cubrió todo lo que podía con la toalla y se vistió el pijama con algo de torpeza. ¡¿Y cómo no hacerlo?! Tenía a un Tsunderima no tsundere sin lentes y que no apartaba la vista de él.

—Estás muy nervioso –Susurró con esa voz tan profunda que lo caracterizaba. Cuando Takao quiso voltear para responder alto y fuerte con “Por supuesto que estoy nervioso” se dio cuenta de lo cerca que estaba ahora Midorima. Ni siquiera lo había escuchado o visto moverse. Los sentidos le estaban jugando una mala pasada y comenzaba a sentirse mareado.

—Shin-chan… –Su voz tembló y un gemido se escapó de su garganta sin querer. Y ahora ¿cómo diablos había llegado a la cama? La cabeza de Takao no paraba de dar vueltas y sus ojos se habían cargado de lágrimas, le nublaban la vista. Lo último que sintió fueron los labios de Shintarou sobre los suyos…

—Parece que ahora quieres ¿verdad? -Preguntó contra el oído del azabache. Pero como respuesta recibió un golpe en la cabeza, cortesía de Takao. Midorima se sorprendió al sentir el dolor y miró cómo su esposo lo miraba con el ceño fruncido.

—¡Shin-chan! –Exclamó poniéndose de pie parándose firme frente al peliverde -¿Te fijaste si Shinko está dormido? Y el despistado luego soy yo…

 Luego de decir eso, Kazunari partió al cuarto de su hijo. Se alegró de verlo, sentía como si no lo hubiese visto hace más de una semana. Como madre que era besó con cariño la frente de su bebé. Cuando estaba por salir de ella vio con atención uno de los dibujos de su hijo. Se trataba de su familia, pero al parecer su hijo había hecho a otra personita entre ellos…

 Midorima sólo pensaba en lo que había pasado, pero volvió a aparecer Takao sonriendo divertido y travieso mientras cerraba por completo la puerta. Antes de poder abrir la boca, su esposo se la estaba comiendo con pasión. El calor entre ellos era muy excitante –Estaba pensando… tengamos otro bebé –Dijo entre besos Kazunari, provocando que Shintarou se sintiera desconcertado.

—Te lo he pedido… toda la semana… -Decía como podía Midorima pero su marido no parecía querer tener ninguna charla en ese momento. De un momento a otro ya estaban desnudos y ocupados en la tarea de hacer el hermanito perfecto para Shinko.

 Se movía de lado a lado bastante incómodo debido a la insistente alarma de su reloj. Con pereza estiró el brazo y apagarla, seguida de un profundo y gran bostezo. Se rascó la cabeza y se dirigió hasta el baño de su cuarto para lavarse la cara. Luego de hacerlo se miró en el espejo y jadeó asustado al verse -¿Soy yo… otra… vez? – Susurró sin creerlo, tocándose el rostro para comprobar que era real -¡Tengo dieciséis años! –Exclamó feliz, listo de empezar el día con una enorme sonrisa.

Notas finales:

Espero que les haya gustado el capitulo. Más que nada... espero que se haya entendido parte en donde todo vuelve a la normalidad...

 Muchos saludos a todos y gracias por sus comentarios! Esperoo que pasen a visitar mi otro fic :3

 

By Selmo


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