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Marioneta De Cristal por Satan666

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Notas del capitulo:

Espero que les agrade esta historia, es completamente original. Fue editada, por lo que si la seguías hace unos años, te recomiendo que las vuelvas a leer. 

  Si me quieren apoyar en wattpad también subo mis historias en la plataforma.    https://www.wattpad.com/user/karenvruz  

También hice un trailer para esta historia en la plataforma de tiktok, espero les guste.    https://vm.tiktok.com/ZMeykhEHp/  

Mis otras historias están en proceso de edición. 

Capítulo XXV. (Dudas)

POV Adrián

Regresamos al lugar de los halcones en cuanto terminamos el trabajo, cada uno se fue por su lado, ya que teníamos que hacer cosas diferentes, en mi caso quería hablar de una vez por todas con mis amigos, para ver cómo estaban funcionando las circunstancias actuales y para ellos, que es lo que estaban pensando o el porqué de su comportamiento. Si yo no tomaba la iniciativa, algo me decía que ellos me evitarían por siempre. Estaba subiendo a su habitación cuando me llego un mensaje Ya tengo celular no pude evitar sonreír ante la noticia, ya que me desesperaba el hecho de que no pudiéramos hablar todos los días.

Me detuve justo frente a la habitación, suspire un par de veces para que mi expresión fuera la misma de siempre, y cuando estuve listo toque la puerta.

— ¿Quién es? – Pregunto Jacobo.

— Soy Adrián. – Se quedaron en silencio.

— Pasa. – Dijo George.

— Lamento venir sin avisar. – Les dije cuando entre y cerré la puerta para mirarlos.

— No necesitas disculparte, sabes que puedes venir cuando quieras aquí. – Al menos George sonaba justo como el mismo.

— Es verdad, pero ¿Paso algo? – Pregunto Jacobo, negué y me senté a su lado sobre su cama.

— Simplemente quise venir a pasar un poco de tiempo con ustedes, se que siempre nos vemos, pero el trabajo nos limita a no poder conversar o pensar en cualquier otra cosa.

— Todos hemos estado trabajando demasiado. – Dijo Jacobo.

— La verdad si tenía otra intención para venir. – Ambos me miraron.

— ¿Entonces si ocurre algo? – Pregunto George.

— No es eso, tal vez son cosas mías porque ando en mi propio mundo las últimas semanas, pero los noto distantes y se comportan un poco raro. – No me paso desapercibido el hecho de que intercambiaron una mirada cómplice.

— Lo sentimos, no está ocurriendo nada especial o importante, es que por las circunstancias decidimos hablar y pensamos que lo mejor era darte un poco de espacio, ambos estábamos ahogándote y ahora pareces estar mucho mejor, estas un poco diferente. – Me explico Jacobo.

— ¿En el buen o mal sentido? – Mire a George.

— Siempre en el buen sentido Adrián, el entrenamiento te está ayudando mucho, incluso tu apariencia se ve diferente, es solo que nos cuesta un poco acostumbrarnos a ver esos cambios. – Me dijo y volví a mirar a Jacobo quién asintió dándole la razón.

— También te llevas muy bien con los halcones, ya no necesitas nuestra ayuda para moverte por aquí, lo haces como si este fuera tu lugar.

— ¿Eso es algo malo? – Susurre.

— No, claro que no es algo malo.

— Yo no puedo ver mis propios cambios, se que ahora mismo puedo hacer cosas que antes no, pero sigo siendo la misma persona. – Les explique.

— Lo sabemos, estamos bien con todo esto. – A pesar de que sonrío, sentí como si Jacobo no me estuviera diciendo algo.

— Bueno, no quiero que piensen que ya no me importan, ustedes son mi familia y deberíamos salir a comer cuando tengamos un poco de tiempo libre.

— Trato hecho.

— Me parece buena idea.

Deje su habitación poco después de la media noche, y aunque parecía que todo había salido perfectamente, algo me dijo que ellos no estaban siendo completamente sinceros conmigo. No pudo evitar preocuparme el hecho de que me estuvieran escondiendo algo y aunque sé que yo les estoy haciendo lo mismo, siento como crece una división cada vez más grande entre nosotros, no quiero perderlos, porque siempre han sido mi familia, pero sé que no puedo tener ambas cosas, no me puedo quedar en ambos bandos.

Ya sé quién es la persona que me vio el otro día, mande el mensaje y baje hasta la cocina por un vaso de agua, me recosté en el sofá de la sala cuando entre y no vi a nadie más, mire el techo hasta que el celular vibro con una respuesta Infórmanos todo lo que sepas, suspire y le conté de Santiago, nuestros encuentros, la forma en la que me mira siempre y el hecho de que fue el mismo quién me confesó ser la persona que estaba siguiéndome, lo único que no le explique fueron las razones del chico para hacer tal cosa. En ese momento escuche la puerta y me encontré con la mirada de Bruno, que estaba apenas llegando.

— ¿Dónde están los demás? – Me pregunto, él se comporta extraño desde aquel momento en Los 7 pecados.

— Me pareció ver que todos estaban dormidos. – Había mucho silencio.

— De acuerdo, entonces es el momento perfecto para decirte esto.

— Muy bien. – Me senté para sostenerle la mirada, de ninguna forma me dejaría intimidar.

— Todavía desconfió de ti, se que de alguna forma conseguiste que todos en esta casa te tomaran afecto, pero sea cuál sea tu hechizo, no funciona conmigo, quiero que sepas que voy a seguirte vigilando.

— Nunca se me cruzo por la cabeza que hubieras cambiado de opinión con respeto a mí, pero me tiene sin cuidado. – Pude ver como las venas se le marcaban en el cuello.

— Yo le creo a Santiago y si resultas ser la persona de la que habla...

— Entonces vas a matarme.

— Exactamente.

— Estoy de acuerdo con lo que hagas, ya no le tengo miedo a la muerte. – Me miro con interés.

— Sonaste exactamente que una persona de aquí.

— Supongo que de guste o no, comienzo a formar parte de tu mundo.

— Mi mundo príncipe, es mucho más oscuro de lo que te puedas imaginar.

— Estoy aprendiendo a ver en la oscuridad. – Sonreí.

A pesar de que molestar a Bruno es uno de mis más grandes placeres, no me causo ningún tipo de emoción dejarlo enfurecido por todo lo que le dije. Y es que me preocupa el hecho de que también este observando con cuidado todos los pasos que doy en la zona roja, porque eso quiere decir que no podré ver a los chicos durante un largo tiempo. No podre ver a mi novio por un largo tiempo y eso me pone de muy mal humor. El último mensaje que me envió esa noche fue No te preocupes, vamos a pensar en un plan, y eso fue lo único que me dio paz mental antes de poder dormirme.

Me desperté mucho más temprano de lo que quería, pero por más que lo intente, no pude quedarme dormido de nuevo. Me dispuse a levantarme de la cama cuando fue una necesidad hacerlo, entre al baño y después baje a la cocina para comerme una rebanada de pan sin dejar de mirar un punto específico todo el tiempo. Lo único que logro sacarme de mi ensoñación fue un mensaje con una dirección que no reconocí en lo absoluto y solo entendí de que se trataba hasta que vi el segundo mensaje Aquí nos vamos encontrar los Red K cuando tengamos reuniones importantes las últimas semanas.

Supuse que también querrían comenzar a cuidarse las espaldas, por los planes de los halcones y los otros bandos de la zona roja que los veían como una amenaza. No me pareció mala idea el hecho de tener un lugar más lejos para poder hablar, ya que de esa forma podría escaparme para verlos, de alguna manera. En la zona roja simplemente me arriesgo cada vez que salgo, porque cualquiera puede verme, por muy cuidadoso que sea.

Termine la tercera rebanada de pan y me puse de pie para subir a tomar una ducha, me encerré en el baño durante un rato y cuando regrese a la habitación, de la forma más silenciosa que pude comencé a vestirme, con un pantalón azul ajustado, un suéter negro bastante grande, al igual que los converse y la máscara. Me estaba sujetando el cabello cuando se me ocurrió la idea de despistar a mis espías, para darles un poco más de trabajo y tiempo a los chicos de solucionar todo.

El único problema es que realmente no tengo lugares que frecuente en mi tiempo libre, y tampoco tengo amigos, con la única excepción de ella y no me gustaría comprometerla a ser una excusa. Aunque puede que la situación sea perfecta, está en la zona azul de todos modos. Dude antes de escribirle, pero lo hice y recibí una respuesta mucho más rápido de lo que esperaba Justo estaba pensando en ti, deberías venir a verme, me levante de la cama y tome las llaves de la expedition, baje para dirigirme a la entrada de la casa y me encontré con Bruno, saliendo de la cocina, nos miramos un momento y salude con la mano antes de salir.

La idea de hacerme notar con Bruno solo es efectiva si me comporto de la misma forma que siempre, se que él espera que comience a asustarme y a actuar como si estuviera escondiendo algo, pero no pienso dejar que me intimide, en los juegos mentales, yo soy mucho mejor. Y si le doy el gusto de asustarme, entonces sentirá que tiene la victoria, pero ellos no pueden ganar la batalla, porque eso significa que será el fin de todo.

Me subí a la camioneta para encender el aire acondicionado y la radio, le escribí a Alice Estoy en camino, mándame la dirección y cuando el mensaje llego, me puse en marcha. Su casa no estaba realmente cerca de la mía, pero no me costó trabajo encontrarla, las mansiones de esa zona siempre se destacaban por algo y la de ella era de un color plata bastante llamativo. Me estacione y puse el seguro antes de bajarme, me asegure de esconder bien las armas y toque el timbre. No paso más de un minuto cuando alguien ya me estaba abriendo la puerta, por suerte era ella.

— ¡Te ves muy diferente! – Dijo sorprendida.

— ¿De verdad? – Intente tomarlo como un halago y sonreí.

— Pasa, mis padres no están, solo el servicio y ellos no dirán nada.

— Me alegra verte, siento que paso mucho tiempo.

— Solo unos meses, pero también estoy feliz de verte. – Seguía pareciendo una muñeca, bonita y perfecta.

— Vamos, es mejor hablar en mi habitación. – Asentí.

Ella llevaba un vestido blanco por debajo de las rodillas, bastante ligero y zapatos bajos, su cabello rubio caía por su espalda en hondas grandes y no me pareció ver que llevara algún tipo de maquillaje, pero tampoco lo necesitaba, porque sus ojos azules resaltaban su rostro. Lo único que no se destaca mucho de ella es su altura, me llega por el hombro, detalle que no recordaba, pero irrelevante. Su voz es tranquila y dulce, y todos sus gestos son educados y formales.

La seguí, observando los alrededores, la entrada da a la zona del jardín y después de cruzar una fuente esta una gran puerta blanca que lleva a la cocina, supuse que era la entrada para los empleados. Todos los adornos de la sala eran de un estilo anticuado, pero en muy buen estado, no pude evitar ver la cantidad impresionante de adornos y armas que colgaban de las paredes, eso me hizo estremecer. Subimos las escaleras hasta el primer piso y caminamos por un pasillo hasta la tercera habitación.

— Pasa. – Dijo después de abrir la puerta.

— Gracias, con permiso. – Su habitación me pareció la de cualquier chica joven, adornos, muebles, espejos, cojines y una enorme cama.

— Tienes que contarme todo, la última vez que te vi fue un desastre.

— Lamento no haberte escrito más, solo pude hacerlo algunas veces, todo en mi vida es complicado. – Suspire.

— ¿Sigues con los Red K?

— Estoy trabajando con los halcones. – Ella se sentó abrazando un cojín.

— ¿Y que ocurrió con los Red K?

— Bueno, técnicamente estoy con ambos bandos, por eso digo que todo es complicado.

— No entiendo ¿Cómo es que lo sobrellevas?

— Ni siquiera yo mismo estoy seguro. – Sonrío.

— Dame un resumen de todo lo que has hecho y cómo es que ahora luces así.

— Bueno, entonces ponte cómoda.

Me senté y comencé a contarle superficialmente mi vida en la zona roja, ella pareció fascinada con el hecho de arriesgar mi vida en los trabajos y también de la convivencia con ambos bandos. Evite darle información que pudiera poner su vida en peligro y en cuanto a mi aspecto...

— Todos dicen que me veo diferente, pero cuando me miro al espejo solo me veo más cansado.

— No puede ser, de verdad luces diferente, pero muy bien.

— Gracias, supongo.

— Ya no pareces un chico de la zona azul, aunque tu forma de hablar es la misma.

— Son hábitos difíciles de cambiar.

— Bueno, me dijiste que este chico M solo aparece cuando quiere ¿Eso te gusta o lo odias?

— Al principio lo odiaba, pero ahora no estoy seguro de lo que pienso.

— ¿No crees que ese chico te pueda gustar? Al menos un poco.

— La verdad no creo que sea el caso. – Negué y sonreí.

— Pero tiene algo que te hace confiar en él. – Asentí dándole la razón.

— No sé porque confió en las personas que menos debería hacerlo, si algo hizo la zona roja conmigo es volverme un imprudente.

— Si, la zona roja tiene esos efectos.

— ¿Y no has vuelto a la cueva?

— A veces voy para pasar el rato.

— Nunca te he visto.

— Solo ha sido mala suerte, debemos vernos la próxima vez.

— Estoy de acuerdo con eso, señorita.

El tiempo se fue tan rápido entre conversaciones y risas que apenas fui consciente de que ya era de noche, así que después de una comida a la que no pude negarme en lo absoluto y unas tres tazas de café me levante para despedirme, sin dejar de prometerle que volvería a verla bastante pronto. La verdad es que no deje de sentirme un poco culpable por no haber venido a verla antes y me sentí mejor después de descargarme con ella. Incluso descubrí que sus padres tienen una empresa automotriz que es una de las más grandes y lucrativas del país y también que tiene un hermano mayor que no ve demasiado.

Me subí a la camioneta y conduje de regreso a la zona roja, pero tome el camino largo, para darme un poco más de tiempo libre. Tome mi celular para revisar los mensajes y las llamadas, encontré uno de S avisándome que estarían reunidos en el lugar del que me había pasado la dirección más temprano. El mensaje había llegado hacer un par de minutos, por lo que cambie la ruta para dirigirme hacía allá. Verifique por los espejos que nadie me estuviera siguiendo y aumente la velocidad.

Llegue unos treinta y tantos minutos después y aunque no espere que el camino fuera tan largo, me sentí relajado en cuanto me baje y vi que se trataba de una cabaña, había un enorme lago, muchos árboles y estrellas en el cielo, la noche estaba fría por lo que mi cuerpo se estremeció por completo. Toque la puerta un par de veces y paso un momento antes de que alguien abriera la puerta.

— Lo siento, estaba verificando que fueras tú. – Me dijo Daniel.

— No importa, pero me está temblando el culo. – Susurre.

— Entra. – Me dio paso y entre.

— ¡Adrián! – Saludo Oliver, llegando rápidamente a nuestro lado.

— Hola Oliver y los demás. – Salude con la mano.

— S está en la parte de atrás hablando con Ronald y otros chicos.

— Gracias. – Me temblaron los dientes.

— Adrián, se que lo odias pero deberías fumarte un cigarro, te va a hacer sentir más relajado. – Dijo Daniel, pasándome un cigarro, lo tome.

— No creo que lo prenda, pero lo tendré por si acaso. – Asintió.

Me señalaron la dirección para salir por atrás y cuando lo hice encontré un paisaje como el de afuera, los chicos estaban fumando y tomando lo que me pareció ron. Ninguno estaba temblando y maldije por mi pobre capacidad de no ser tolerante con las cosas en las que ellos son buenos, y me acerque despacio hasta que pudieron notar mi presencia. Mi novio sonrío y ese simple gesto hizo que valiera la pena el largo camino hasta ese lugar, el frío y todo lo demás.

— Estábamos hablando del problema que tienes con ese chico, Santiago. – Me dijo Ronald.

— ¿Ya tienen un plan? – Les pregunte.

— Algo así. – Susurro S y presiono los labios contra mi cuello, apreté los labios para no permitirme exclamar nada con mi boca.

— En realidad tenemos un plan, pero digamos que necesitábamos hablar contigo para concretarlo. – Dijo Ronald con cuidado, lo mire interesado.

— Planeamos hacer el primer movimiento, antes de que ellos venga contra nosotros, actuaremos. – Me dijo Rafael.

— De acuerdo ¿Y qué es exactamente lo que quieren hacer? – Mire a S.

— Seguimos conversando sobre ello, pero la idea es que seas consciente de que estamos haciendo esto, sabemos que tus amigos te importan. – Me susurro, su aliento está completamente impregnado a ron.

— Entonces, básicamente piden mi permiso para ver si estoy de acuerdo o no en que lastimen a los halcones. – Los mire y asintieron.

— No es mi intención presionarte, pero debes decidir de qué lado estás y si vas a poder soportar todo lo que pasará eventualmente. – Dijo Ronald.

— Estoy del lado de ustedes, porque no puedo vivir sin él. – Señale a S con la cabeza.

— De acuerdo, entonces vamos a convertir todas las palabras en acciones.

— Por favor manténganme al tanto de lo que decidan. – Susurre.

Si de algo estoy seguro es que a pesar de ser un terrible amigo, voy a hacer todo lo posible por salvar a George y Jacobo de todo lo que vaya a ocurrir con los Red K, porque sin importar que me odien más adelante por todo esto, para mí son la única familia que tengo y que me importa. Puedo jurarle a quién sea que su sangre no se va a derramar, nunca.


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