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Marioneta De Cristal por Satan666

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Notas del capitulo:

Espero que les agrade esta historia, es completamente original. Fue editada, por lo que si la seguías hace unos años, te recomiendo que las vuelvas a leer. 

  Si me quieren apoyar en wattpad también subo mis historias en la plataforma.    https://www.wattpad.com/user/karenvruz  

También hice un trailer para esta historia en la plataforma de tiktok, espero les guste.    https://vm.tiktok.com/ZMeykhEHp/

  Mis otras historias están en proceso de edición. 

Capítulo XXXV. (Realidad)

POV Adrián

Después de comer nos volvimos a quedar dormidos, nos despertó el celular de M, que no dejaba de sonar porque sus amigos nos estaban esperando. Tomamos todo y corrimos hasta la moto, lo deje que condujera tan rápido como quisiera, a pesar de seguirlo odiando, después de salir de la zona roja paso los carros tan rápido que apenas pude darme cuenta de como eran. Me aferre con fuerza a su cuerpo y apreté los labios hasta que llegamos.

— Por cierto ¿Tus amigos que hacen para vivir? ¿Trabajan para alguien? — Le pregunte bajándome de la moto.

— Son trabajadores independientes, odian estar bajo las ordenes de alguien y que les digan que hacer, ya sabes.

— ¿Y se puede vivir bien así?

— Se vive bien, te pagan un poco más, en los bandos siempre reducen el pago porque deben pagar servicios dónde viven, el problema es que si trabajas solo y te pasa algo es tu problema.

— Eso es malo. — Puse las manos en mis bolsillos por el frío, mientras caminábamos.

— Pero ellos siempre están juntos, se cuidan las espaldas.

— También deberías cuidarlos ¿Por qué decidiste ser un Halcón?

— Yo...

— HASTA QUE LLEGAS M. — Grito Max, haciendo que varias personas en la calle nos prestaran atención, me reí por lo bajo.

— Te cuento después.

— De acuerdo.

— Hola, Adrián. — Sonrió.

— Hola Max. — Intente corresponder el gesto.

— No seas escandaloso, diablos. — M lo tomo del brazo y lo arrastro hasta lo que e me pareció un garaje.

Entre al lugar y no me equivoque porque era un garaje muy espacioso, con maquinas de ejercicio en una parte y un par de sofás que no estaban a juego en frente de un enorme televisor. M estaba hablando con Max y los demás, así que me quede observando los alrededores hasta que se me acerco Lucas con un vaso de café que puso en mis manos.

— Gracias. — Él sonrió un poco y supuse que era su forma de contestarme antes de irse y que M se acercara.

— Este es el lugar al que venimos a entrenarnos o si queremos hablar de un tema realmente importante, este es el lugar dónde lo hacemos, si no estoy en la zona roja o trabajando, aquí es dónde me puedes encontrar.

— ¿Solo lo usan ustedes? — Lo mire.

— Y algunos colegas de la zona.

— ¿Vas a hacer algo hoy?

— Tengo que trabajar con ellos, te dije que vendrías conmigo.

— ¿No voy a estorbarlos?

— ¿Qué dices? Eres bueno en lo que haces Adrián.

— Aprendo rápido, pero siendo un completo inexperto. — Sonrió.

— Todo estará bien, ven.

— De acuerdo. — Susurre.

Me acerque a dónde todos estaban reunidos, mirando los planos de lo que parecía una tubería extensa que abordaba gran parte del centro del la ciudad, mire a M confundido, pero este solo me sonrió mientras estaba atento a las palabras de Gray, que señalaba algunas partes del plano junto con lo que identifique como fichas, al contarlas pude entender que cada una era ellos y que eran sus movimientos por el lugar. No dije nada y me limite a escuchar como los demás.

— El tiempo estimado para entrar y salir son veinte minutos caballeros, si se tardan más de eso los dejaremos atrás, y nos encontraremos aquí. — Dijo Max mirando a cada uno de los que estábamos a su alrededor.

— Vamos antes de que oscurezca, nosotros tenemos trabajo en la zona roja. — Dijo M y me tomo del brazo para que saliéramos hasta la moto.

— ¿Es complicado? — Le pregunte después de subirme.

— No, solo debemos instalar un equipo en ese lugar, las pandillas y mafias suelen reunirse en esos ductos para cerrar tratos importantes. — También se acomodó.

— ¿Estás seguro de que no te voy a molestar? Puedo quedarme aquí.

— No me molestas, Adrián.

Después de acomodarme, arranco la moto y nos dirigimos nuevamente a la carretera, pude reconocer el centro y varios de los lugares por los que pase cuando tuve que trabajar con los Red K para esconder el paquete y después escapar por la demencia de los que me seguían. Me estremecí tan solo recordando todo lo que tuve que pasar esa noche y a penas fui consiente de que M me estaba esperando para bajarme y seguirlo.

Nos detuvimos cerca de una alcantarilla, él removió la tapa y se arrojo dentro como si de verdad estuviera más que acostumbrado a hacerlo, yo dude durante un largo instante, pero finalmente y después de escucharlo decir que era seguro, decidí arrojarme también. A pesar de la distancia, las piernas no me fallaron y pude caer de pie, a pesar de que temblaron hasta después de un rato. Estaba oscuro y las paredes tenían un ligero color verde, el piso creaba eco a lo largo del túnel con cada pisada que dábamos. Saco una pequeña linterna con la que alumbro el recorrido, fue entonces que pude ver el agua oscura, la basura, los dibujos extraños en las paredes de los túneles y lo desagradable que era el aspecto de ese lugar. Además claro del olor, que peste.

— ¿Se dividen para trabajar más rápido? — A pesar de que susurre mi voz retumbo contra las paredes.

— Si, debemos instalar el equipo en sectores hasta el punto central, el de la reunión.

— ¿Qué clase de equipo?

— Cámaras, micrófonos y una trampa.

— ¿Una trampa?

— Algunos clientes prefieren prevenir un futuro fracaso o problemas, por lo que nos piden instalar una pequeña bomba que sea un plan b para ellos.

— Parece que estás acostumbrado a hacer esto.

— Lo he hecho un montón de veces, todos contratan personas de la zona roja para hacer el trabajo sucio, probablemente tus amigos lo hicieron en su momento.

— Eso supongo...

— Aquí es nuestro punto, instalare esto muy rápido.

— De acuerdo.

Me quede en silencio y lo observe trabajar, mientras estaba instalando todo fui capaz de notar detalles que antes no había podido, como que cada vez que hace fuerza con el brazo se le marcan las venas, que tiene el habito de relamer sus labios un par de veces por minuto y que me mira cada intervalo de treinta segundos con esos ojos negros que asustan a los demás, y que apenas se distinguen en este lugar tan oscuro.

— ¿Sostienes la linterna por mí?

— Claro. — Me acerque y alumbre el lugar dónde estaba trabajando.

— ¿Tienes miedo de mí?

— ¿Por qué me preguntas eso?

— A veces me miras de forma interesante.

— Es un poco vergonzoso que te des cuenta de todo lo que hago. — Sonrío.

— Soy bueno leyendo a las personas, es parte de mi trabajo.

— Claro, es cierto...

— ¿Entonces?

— No te tengo miedo, simplemente me causas curiosidad y observarte me ayuda a aclarar mi mente.

— Ya veo.

— ¿Te molesta?

— No realmente. — Me miro y toco mi barbilla antes de seguir trabajando.

— Me gusta estar contigo. — Admití, entonces dejo lo que estaba haciendo para darme toda su atención.

— Eso no es un pecado.

— Siento como si estuviera haciendo algo malo. — Desvié la mirada.

— No te limites por mis sentimientos, es verdad que me siento atraído por ti de una forma que ni yo mismo puedo entender, pero el simple hecho de estar contigo me basta, puedo lidiar con todo lo que venga.

— Pero tal vez yo no pueda hacerlo. — Apreté de labios.

— Adrián. — Lo escuche suspirar y luego sentí sus brazos alrededor de mi cuerpo, me sorprendió el gesto porque es la primera vez que me abraza.

— Lo lamento, también buscaré la forma de lidiar con esto. — Sentí su aroma y me sentí mucho mejor, huele como su cama, es un poco de perfume, humo de cigarro y algo más.

— Bien, no te sientas agobiado por todo esto.

— Siento como si estuviera haciendo malo. — Suspire.

— No estás haciendo nada malo, no te tortures por sentir como cualquier ser humano. — Se volvió a concentrar en lo que estaba instalando.

— Supongo que tienes razón.

Me quede observándolo hasta que termino y aunque me pareció que tomo mucho tiempo, todo estaba listo antes del tiempo que se había estimado antes de salir. Camine con él por el túnel hasta que llegamos a una salida distinta de la que entramos, pero seguía cerca del centro, caminamos hasta la moto y nos acomodamos.

— ¿Los demás también habrán terminado? — Le pregunte.

— Probablemente, son bastante rápidos. — Asentí.

Regresamos a la zona roja con el cielo oscuro y una llovizna que caía con intensidad, no pude evitar sentir que el cielo reflejaba mi ánimo en esos momentos, porque me quede atrapado en todas esas ideas y mis sentimientos. Nadie en la zona roja se toma el tiempo para pensar en cosas tan absurdas, y lo tomo como una prueba más de que aun no pertenezco a este lugar.

— Ve a descansar. — Me dijo después de estacionar y entrar al lugar de los halcones, conmigo siguiéndole el paso.

— No tengo sueño.

— Tengo que trabajar un poco lejos. — Se sacudió el cabello y pude sentir las gotas de lluvia en mi brazo.

— ¿Tienes que irte ahora?

— ¿No quieres que me vaya?

— No estoy seguro. — Desvíe la mirada.

— ¿Qué ocurre? ¿Te sientes mal? — Puso la mano sobre mi frente.

— Estoy bien.

— Estás caliente.

— ¿De verdad? — No había dado cuenta del calor y el dolor físico hasta que menciono el hecho de sentirme mal.

— Tienes un poco de fiebre, lo lamento, debí exigirte más de la cuenta estos días.

— No es tu culpa.

— Puedo quedarme un rato, ven.

Se recostó en el sofá y cuando me acerque me hizo recostar la cabeza sobre su pecho y el cuerpo junto al suyo sobre el sofá, no me queje, porque me invadió un enorme cansancio y me quede profundamente dormido. Después de todo estaba envuelto con la venda de una de mis personas favoritas.

POV M

Me quede observándolo hasta que escuche su respiración mucho más tranquila, le acaricie el cabello y suspire para recuperar un poco de fuerza. Siempre debo comenzar una lucha interna y recordar que no puedo quedarme con él, porque tengo que trabajar y alejarme un tiempo. Pero cada vez es más difícil, y admito que ya no se lidiar con ello, porque Adrián... lo es todo para mí ahora mismo.

Desvié la mirada hacía las escaleras, escuche sus pasos incluso antes de que se aclarara la garganta, y pude percibir la incomodidad que sentía por las acciones de su cuerpo, temblaba y sus ojos se veían perturbados por el movimiento inquietante de sus pupilas, además la rabia dirigida hacia mí no fue bien contenida. No pude evitar sonreír, y ese simple gesto pareció irritarlo.

Pero por mucho que deseara seguir con aquella batalla silenciosa y bastante inmadura, sabía que debía levantarme y salir de ese lugar para evitar contra tiempos con el trabajo. Baje el cuerpo de mi pecho con la atenta mirada de ese chico sobre mí y lo deje en ese mismo lugar, dejando una pequeña caricia sobre su rostro antes de caminar hasta la puerta, me detuve antes de abrirla para dirigirme hacía el individuo que seguía molesto por mi presencia.

— Es muy tarde para que detengas esto, lo que él siente por mí es mucho más grande de lo que imaginas.

— Solo estaba confundido.

— Supongo que eso es lo que quieres creer, puedes seguir con esa idea, pero la advertencia ya esta hecha, George.

Salí y me dirigí hasta la moto y en medio de lo que ahora era una lluvia bastante fuerte, arranque el motor y me dirigí a la carretera.

POV Adrián

Me desperté por el sonido de un trueno que me hizo estremecer desde la cabeza hasta los pies, mire hacía los lados y no lo encontré por lo que supuse ya se había ido. En su lugar estaba George, sentado en el sofá junto, mirando un punto fijo en la sala que estaba en penumbras. Me aclare la garganta para que se diera cuenta de que había despertado, pero la llamada de atención no funciono y tuve que acercarme para tocarle el brazo y moverlo.

— ¿George? ¿Te encuentras bien?

— ¿Eh?

— ¿Qué si se encuentras bien? Pareces un poco aturdido.

— Estoy bien, no es nada. — Intento sonreír, pero solo salió una mueca de sus labios, solo hizo que me preocupara más.

— Realmente no lo parece, voy a subir para descansar, no me siento muy bien.

— Espera Adrián, quería saber... ¿Es demasiado tarde para...?

— ¿Si?

— Nada, olvídalo. — Desvío la mirada

— ¿Por casualidad discutieron?

— No, solo se fue sin decir nada. — Se levanto.

— ¿De verdad? Es mucho mejor así. — Toque su hombro y pase de largo para subir por las escaleras y arrastrar los pies hasta la cama.

...

Me desperté por la luz que entraba por la ventana, aun a través de las cortinas, me senté sobre la cama con mirada ausente, hasta que encontré un buen momento para levantarme. Me encerré en el baño durante un rato y después cepillarme, lavarme y bañarme baje por algo de comer a la cocina. Salude a los chicos que estaban comiendo cerca y tome una rebanada de pan para morderla mientras se terminaba de calentar el café.

No pude ver a mis amigos cerca y me preocupo que nos hubieran llamado para trabajar, pero en la profundidad de mi sueño todo tipo de sonido paso desapercibido. Aunque seguro Darío y Jacobo se tomarían la molestia de despertarme. Estaba terminando mi primer vaso de café cuando entraron por la puerta, ninguno parecía molesto y eso me dio alivio.

— ¿Fueron a trabajar? — Le pregunte a Darío.

— Bruno nos dijo que lleváramos algunas cosas fuera de la zona roja, no era muy importante. — Me quito el vaso de café y se lo término de beber él.

— Pudieron haberme despertado.

— Estabas durmiendo tan profundamente que me dio pena molestarte, y no era realmente tan importante.

— Darío ¿Vas a seguirme entrenando?

— ¿Eso quieres? Pensé que habías perdido el interés.

— Solo han pasado muchas cosas, quiero seguir entrenando contigo. — Me serví más café y mantuve el vaso alejado de él.

— ¿Hoy en la tarde?

— Perfecto.

Todo estaba relativamente tranquilo, no se escuchaba otro sonido a parte de las voces de los Halcones, por las conversaciones en la casa, así que cuando sonó el primer disparo más de uno tembló del susto y el tiempo pareció congelarse durante un instante. Apreté los labios y tan pronto como reaccione tome la pistola, al igual que todos mis compañeros. Nos quedamos en silencio y a la expectativa, hasta que alguien entro de forma brusca por la puerta lleno de sangre.

Me tomo largos segundos reconocerlo, pero tan pronto lo hice el pecho se me oprimió de tal forma que se me hizo difícil respirar. No me di cuenta de cuando me acerque y lo sujete cuando se deslizo hasta el suelo, pero pude ver mis manos y mi ropa con sangre solo después de caer en cuenta de que el hombre en mis brazos podía estar muriendo.

El mundo se me vino abajo y entonces... sonrío.

— ¿Por qué tienes esa cara? Estoy bien, no me duele.

— ¿Estás jugando, no? — Su mirada me hizo entender que no.

— ¿Qué sucede? — Dijo Bruno, entrando a la sala envuelto en una toalla y con el cabello bastante mojado.

— Un contratiempo. — Le dijo M, intento levantarse pero se quejo por el dolor y se tomo un momento para buscar la fuerza necesaria.

— ¿Todavía te persiguen?

— Están muertos.

— ¿Cuántas heridas tienes?

— Solo una grave, me atravesó el pecho.

— De acuerdo, llamen a Marcos y díganle que es urgente, que venga ya mismo para la casa, cuiden que no se muera, me voy a sacar esto del cabello. — Entonces me di cuenta de que estaba enjabonado y apreté los labios para no reírme, luego mire a M preocupado.

— ¿Tienes una bala en el pecho?

— No es tan grave, esto se ha visto mucho peor, ahora es un chico bueno y ayúdame a levantarme.

— No te levantes, solo te harás daño innecesariamente.

— Debe levantarme y tú necesitas ir a cambiarte.

— Eso no es importante.

— Me van a sacar la bala y todo estará bien, pase por esto una infinidad de veces, te lo prometo. — En ese momento me di cuenta de que estaba susurrando y que la intensidad de su mirada solo podía verla yo, todos nos estaban mirando, suspiro y lo tome firmemente para levantarlo.

— Siéntate en el sofá, mientras llegan a quitarte eso voy a limpiarlo. — Lo hice sentarse y no espere respuesta.

Subí corriendo las escaleras y tome del baño la caja para emergencias, baje y me senté a su lado, para mi alivio todos habían vuelto a lo que hacían, solo mis amigos nos miraban intentando parecer desinteresados.

Le quite la camisa y limpie su herida con agua oxigenada mientras él me miraba divertido y atento.

— Nadie nunca se había preocupado tanto por mí.

— ¿Qué dices? Tienes a tus amigos y son muy agradables.

— No es lo mismo.

— Por un momento pensé...

— No voy a morir tan fácil Adrián, son heridas de guerra.

— No es divertido.

— Lo sé, pero esto es parte del oficio, nos guste o no, tienes que aceptarlo y tratar de acostumbrarte a verme así.

— No creo poder hacerlo... olvídalo.

— Adrián, cuando me dispararon fuiste la primera persona que apareció en mi mente. — Lo mire y al darme cuenta de la seriedad en sus ojos me puse nervioso.

— No debes morirte, no puedes... — Se me quebró la voz.

— Viviré para poder verte.

— No vivas por eso.

— ¿No puedo? Es una buena razón, la mejor que tengo de hecho.

— No lo merezco.

— No seas idiota, sigues diciendo esas cosas.

— Solo digo la verdad.

— Diablos, quiero fumar, ayúdame con eso.

— Vaya forma de cambiar de tema, claro. Tome un cigarro de su bolsillo y después de encenderlo lo puse en sus labios.

— No te preocupes demasiado por mí, de verdad estoy bien.

— ¿No duele? — Mire la gran cantidad de sangre en su ropa, y claro en la mía.

— No mucho. — Dejo escapar el humo del cigarro y me sonrió.

— Idiota. — Dije entre dientes.

— Muy bien, ahora necesito saber que paso. — Dijo Bruno entrando nuevamente a la sala, con su voz imponente, me di cuenta de que algunos de los chicos se dejaban intimidar por Bruno y esa actitud.

— El trabajo esta hecho, supongo que es lo que te importa. —Le dijo M, le saque el cigarro de los labios para que pudiera hablar mejor.

— ¿Quiénes eran?

— Del páramo, los de la otra vez.

— ¿Todos fueron eliminados?

— Los que me estaban siguiendo.

— ¿Y cómo te dejaste hacer esto?

— Un descuido de mi parte. — No hice ningún comentario y evite la mirada de Bruno, a pesar de sentirla sobre mí alternativamente.

— Espero que no se repita, toma. — Arrojo un sobre y yo lo atrape en el aire, Bruno se fue y yo mire a M.

— Es efectivo, el pago por el trabajo.

— ¿Dónde quieres que lo ponga?

— Guárdalo por mí.

— De acuerdo.

— ¿Me llamaron? — Dijo un hombre que entro por la puerta, bastante joven, pero maduro y con expresión gentil.

— Aquí. — Le dijo M.

— Auch, vamos a revisarte.

— Ayúdame a levantarme. — Me dijo y eso hice, deje que se apoyara en mí para que se levantara.

— ¿Dónde te atiendo?

— En la habitación que uso aquí.

— ¿Necesitas que vaya contigo? — Le pregunte.

— Por supuesto.

Subimos las escaleras con un poco de esfuerzo y caminamos hasta la habitación de M, estaba literalmente al otro lado del pasillo, contraria a la mía, estaba limpia y perfecta, él nunca dormía en este lugar, esa era la explicación. Lo ayude a recostarse en la cama, el enfermero le entrego una toalla blanca que no supe como ubicar hasta que vi a M metérsela a la boca.

Nunca en mi vida había visto la extracción de una bala, pero por las expresiones de él supe que debía ser doloroso y una experiencia que era mejor evitar. Sin embargo el enfermero trabajo bastante rápido, limpio la herida y atendió su pecho, también le receto pastillas para el dolor y tuve que forzarlo a tomarse una. Después de un rato se quedo dormido y me recosté a su lado para observarlo.

El enfermero se aclaro la garganta para llamar mi atención y lo mire, él parecía un poco incómodo por interrumpir mis pensamientos.

— Solo quería presentarme, me llamo Marcos y soy enfermero en un hospital de aquí, en la zona roja, también soy un Halcón, escuche mucho de ti y quería conocerte, no esperaba que fuera así, de esta forma tan dramática, pero igualmente es un placer. — Me levante y apreté la mano que me estaba ofreciendo.

— Es un placer conocerte, gracias por ayudarlo.

— Es mi trabajo y no es la primera vez que lo atiendo.

— ¿Existieron muchas veces?

— Un par de veces.

— Aunque sea tu trabajo, gracias.

— Me gusta ayudar.

— Y para mí también es un placer conocerte, espero que podamos vernos más seguido y en otro tipo de circunstancia.

— Tienes razón, por ahora me voy, los dejare tranquilos.

— Nos vemos. — Le dije y después de verlo salir por la puerta, pase toda la tarde observando a M dormir.

Susurro varias veces mi nombre ensueños y esta vez no me pude sentir culpable, solo bien.


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